‘Los anuncios del presidente sobre energía no estaban completamente alineados con las discusiones técnicas’: exviceministro

Javier Campillo, exviceministro de Energía.

Crédito: Ministerio de Minas y Energía

7 Marzo 2025 09:03 am

‘Los anuncios del presidente sobre energía no estaban completamente alineados con las discusiones técnicas’: exviceministro

Javier Campillo, quien fue hasta hace un par de semanas el viceministro de Energía del gobierno de Gustavo Petro, conversó con CAMBIO sobre su salida de la administración y explicó sus preocupaciones por la regulación a la bolsa de energía y las discusiones técnicas alrededor del tema.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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“Me despido abierto a continuar discutiendo temas energéticos en el futuro, en donde, como siempre lo he hecho, daré respuestas francas y honestas, con sólidos argumentos en pro del mayor beneficio social, ambiental y económico del país”.

Con este mensaje cerró su carta de renuncia, dirigida al presidente Gustavo Petro, el ahora exviceministro de Energía Javier Campillo. El ingeniero electrónico es también doctor en Ingeniería de Energía y Ambiente de la Universidad Mälardalen, de Västerås, Suecia, y magíster en Ingeniería de Energía de la misma universidad. También tiene amplia experiencia en docencia tanto a nivel nacional e internacional. 

Campillo es conocido por ser un funcionario técnico. Se posesionó en el cargo de viceministro en octubre de 2023 y antes de eso duró cerca de diez meses de manera interina en ese rol. Es decir, llevaba casi todo el gobierno como una de las fichas claves de la política energética de la administración de Petro. 

En conversación con CAMBIO, Campillo explicó las razones que motivaron su salida el pasado 31 de enero, relacionados con los cambios regulatorios que se están impulsando en la bolsa de energía y sus impactos en el mercado. 

CAMBIO: ¿Qué motivó su salida del Gobierno? 

Javier Campillo: Quiero mencionar que yo tuve que enfrentar toda la coyuntura del fenómeno de El Niño, la estrategia 6GW y veníamos trabajando con unas metas de Gobierno importantes para garantizar, por un lado, la seguridad en el abastecimiento energético, y por otro, que entre nueva capacidad de generación de energía. En Colombia estamos estrechos entre la oferta y demanda de energía y esa brecha está cada vez más cerca. Para 2025 se necesita una excelente coordinación en el ministerio para articular a todas las entidades y garantizar la capacidad de generación que es lo que, al final de cuentas, permitirá reducir los costos de las tarifas de energía. 

Sin embargo, en los últimos meses la conversación no era tan fluida. Por mi formación técnica, si tengo que dar una alerta la doy de la forma más franca y plana posible para que no se dé espacio a ninguna tergiversación o interpretación. Pero veía los anuncios del presidente que, de alguna forma, no estaban alineados completamente con las discusiones técnicas que veníamos teniendo. Me tocaba levantar la mano y decir “¿De qué reunión me perdí o en qué espacio no estuve? ¿En dónde se discutió esto que no está alineado con los argumentos técnicos que hemos construido para garantizar la sostenibilidad de la operación del sistema?”. 

Javier Campillo
Javier Campillo, exviceministro de Energía, cuestionó las intervenciones en bolsa. Crédito imagen: Ministerio de Minas y Energía. 

CAMBIO: ¿Con qué decisiones no estaba de acuerdo? 

J.C.: Decisiones como tensar la bolsa de energía. En una discusión técnica con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) se había establecido en su momento que una cifra alrededor de los 570 pesos era un valor que iba de la mano del precio de escasez, pero luego se propuso un máximo de 359 pesos. No estuve de acuerdo con esta cifra tan baja porque eso desincentiva los contratos a largo plazo. 
 
Ese precio de escasez es aquel que activa una serie de mecanismos que hace que los generadores honren el cargo por confiabilidad, que es una especie de seguro que les pagamos para que, cuando se dé una situación de escasez, ellos paguen la diferencia entre ese precio y el de generación. Es un mecanismo que nos permite garantizar un precio máximo de operación en la bolsa en esas coyunturas. 

Tensar eso tiene efectos. Si se baja mucho el precio, siempre se está en precio de escasez y se generan estímulos negativos y puede que los generadores no quieran comprar contratos a largo plazo, que es una de las principales acciones para garantizar tarifas eficientes. Además, es muy difícil que se comprometan a trabajar con un precio de escasez muy bajo, y como ya existen contratos a largo plazo y no se pueden cambiar las condiciones, podrían presentarse demandas multimillonarias contra el Estado.

Ahora, si es muy alto ese precio de escasez, el sistema no es eficiente y se termina pagando más por la energía porque los generadores pueden subir el precio de bolsa hasta ese precio de escasez y maximizar sus rentas. Hay que buscar un punto de balance para que el precio sea atractivo para los generadores y para los usuarios. 

CAMBIO: El Gobierno también propuso limitar las transacciones en bolsa del 20 al 5 por ciento… 

J.C.: Por un lado, se limita el precio máximo y por otro el volumen. Se está forzando la obligación a realizar contratos y esto puede llevar a precios más altos. Puede que los generadores terminen buscando otro mercado, en un año en que se quiere impulsar el sector de las energías renovables, porque los principales afectados son los generadores hidráulicos y las renovables. Es un mercado que queremos estimular, pero estamos castigando y estrangulando sus oportunidades de maximizar de alguna forma las rentas en los proyectos, de modo que se puedan seguir construyendo más proyectos de renovables. 

CAMBIO:  El Gobierno está tomando medidas, derivadas de su preocupación por los altos precios de la energía en ciertas regiones, relacionados con el precio en bolsa. ¿Considera que van en la dirección equivocada?

J.C.: Cuando hay un excedente de producción, el precio naturalmente baja. Se puede estimular para que todos los productores contraten a largo plazo porque no les va a interesar llegar al mercado transaccional de la bolsa, en el que incluso pueden terminar vendiendo por debajo de lo que venden en los contratos. Pero eso funciona en un mercado en el que sobre el producto y haya más capacidad de producción de energía que demanda. En ese caso se puede restringir la bolsa. 

Pero cuando el sistema es deficitario, es decir, con menor producción que demanda o al mismo nivel, desafortunadamente no podemos darnos ese lujo. Eso puede terminar habilitando un tercer mercado que hay en el sector de energía que se llama despacho por restricciones. Cuando no hay suficiente oferta de energía ni en bolsa ni en contratos, se fuerza el despacho y es el generador el que establece el precio de venta. 

Energía
El viceministro reiteró la importancia de garantizar el suministro energético este año. Crédito imagen: Freepik.

CAMBIO: ¿Qué tipo de medidas debieron tomarse entonces? 

J.C.: Algunas de las operaciones de modificación que sí podíamos hacer son las que impulsamos durante el fenómeno de El Niño. En enero de 2024 abrimos unos mecanismos mucho más flexibles para contratación entre generadores y comercializadores para que firmaran contratos directos, y les habilitamos para que incluso pudieran vender hasta 50 por ciento por encima del precio medio de contratos. Había estímulos para los generadores, porque podían garantizar una venta de energía a largo plazo por encima del precio medio de mercado y a los comercializadores les daba la opción de acceder a contratos y fijar un precio en sus tarifas a uno o dos años. Era un 'gana a gana'. 

Otra cosa que se puede hacer es sacar a las renovables de las penalizaciones por variación, como hicimos durante el fenómeno de El Niño, que actualmente están en carta blanca. Cuando los generadores hacen una variación entre lo que ofertaron y despacharon, tienen penalizaciones. El volumen de las energías renovables aún es bajo, pero sí permitimos que todas las plantas renovables entreguen toda su capacidad sin penalizaciones tendremos más generación. 

CAMBIO: ¿Escucharon estas alternativas que propuso? 

J.C.:  Cuando no estoy de acuerdo con algo no digo “no estoy de acuerdo y ya”. Explico que hay mejores alternativas. Durante el fenómeno de El Niño hubo una excelente interlocución. Estábamos en un escenario en que no teníamos Creg y teníamos que tomar decisiones de política pública que nos permitieran operar el sistema sin entrar en las competencias de la Creg. Tomamos muchas decisiones sobre el mercado, el despacho de energía o la preservación de los recursos: muchas cosas que en una situación de emergencia se deben tomar sí o sí. 

En una operación normal se deben tomar las mismas decisiones, pero sin la presión del riesgo de apagón. Luego de El Niño se dio una sensación de tranquilidad frente al abastecimiento y se pasó a trabajar en las tarifas, pero se desconocieron muchos aprendizajes y se responsabilizó exclusivamente a la generación por los precios, mientras que las tarifas están compuestas por toda una cadena de generación, transmisión, distribución y comercialización. 

Concentrarse de forma tan extrema en la generación, sin los argumentos técnicos suficientes para tomar decisiones, puede generar un efecto contrario. Es como una cereza en el postre. Se está interviniendo por ambas puntas el mercado de energía mayorista, lo cual genera un coctel que puede poner en riesgo la seguridad del abastecimiento. Esos fueron muchos de mis argumentos y discusiones, y mi punto siempre fue, como línea base, que se garantice el suministro. 

CAMBIO: Usted menciona que estamos estrechos en la capacidad de generación. ¿Qué opinión tiene de la política energética que está adelantando el Gobierno?

J.C.: Precisamente ahí es donde se genera la ruptura. Veníamos con un ejercicio de garantizar el ingreso de energías renovables, una bolsa de energía competitiva, estimulando contratos a largo plazo. La Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) ha hecho un trabajo importante para superar el rezago que tenemos en líneas de transmisión, y está el plan de expansión de la generación. Venimos haciendo todo lo que hay que hacer para garantizar que el sistema continúe funcionando a mediano y largo plazo, pero en la medida en que comenzaron a hacerse anuncios por fuera de esa política pública fue que se empezó a dar una desconexión. 

Desde el ministerio de Minas y Energías y las entidades hay un compromiso con una transición energética justa, pero los anuncios y decisiones a corto plazo que se hacen son diferentes. Ahí es cuando tomé una posición y les dije: “Yo soy una persona técnica, y si hay decisiones políticas que se están tomando que no están alineadas, prefiero no ser una piedra en el zapato. Ya lo he sido suficiente, y prefiero hacerme a un lado porque no entiendo por qué se están tomando esas decisiones”. 

Por eso, en mi carta de renuncia le dije al presidente de una forma muy respetuosa que estaba abierto a conversar, porque siempre le daré los argumentos técnicos y todos los posibles escenarios para tomar una decisión informada. 

CAMBIO: Su salida se dio días antes del remezón ministerial de las últimas semanas. Hoy hay un nuevo ministro de Minas y Energía. ¿Cuáles son los grandes retos que deberá afrontar?

J.C.: Son los mismos que traíamos con el ministro Andrés Camacho. Este es un sistema todavía resiliente: hay imperfecciones en el mercado que se deben mejorar, pero en 2025 se debe establecer una política pública que garantice que siga entrando nueva generación al país. Hay una subasta de reconfiguración que viene en camino, pero está el reto de una nueva subasta de asignación de generación. Otro desafío es ir al detalle en la entrega de energía y garantizar que los usuarios estén pagando realmente la que están consumiendo y no estén pagando energía que consume otro usuario. La Superintendencia necesita aumentar sus capacidades. 

Para recapitular, todo está centrado en cerrar este Gobierno garantizando el suministro de energía, y garantizar la operación del sistema 24 horas, los siete días a la semana y los 365 días del año. Dar señales al mercado para que, entre nueva generación, porque si nos quedamos con la capacidad que tenemos hoy, este 2025 será un año estrecho y 2026 será mucho más crítico y tendremos un final de década muy crítico en suministro de energía, porque las decisiones que se toman tienen una inercia de varios años.  

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