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¿Para qué existen los impuestos al consumo de licores, cervezas y cigarrillos y cuáles son sus problemas?
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Paradójicamente en Colombia los impuestos al licor, cerveza y cigarrillos buscan desincentivar el consumo, pero, a su vez, pretenden aumentar los recursos públicos disponibles para mitigar los efectos negativos del consumo de estos productos. Conozca los detalles de cómo funciona este impuesto y por qué se podrían ver afectadas las finanzas departamentales.
Por: Santiago Luque Pérez
Gran parte de la inversión directa para la salud y el deporte en el país se financia gracias al impuesto al consumo de licores, cerveza y cigarrillos. Sin embargo, la naturaleza de este tipo de impuestos, que busca reducir el consumo de estos productos debido a su impacto o daño a la salud de las personas, al mismo tiempo se han convertido en la principal fuente de ingresos tributarios de los departamentos.
Así, este impuesto en Colombia pretende desestimular el consumo de sustancias que afectan la salud; y al mismo tiempo, con esos ingresos fiscales financiar el sector de la salud en los territorios, para mitigar las consecuencias en los consumidores. Entonces, a pesar de que los departamentos son los sujetos activos de este recaudo, representando casi la mitad de sus ingresos tributarios (45 por ciento), están en una encrucijada, pues deben promover el no consumo de esos productos nocivos para la salud, pero al mismo tiempo, dependen de este recaudo para mantener la inversión en salud, deporte y otros sectores.
Sumado a esto, se ha evidenciado que el precio no es un factor decisivo para el consumidor, pues, no deja el consumo totalmente, sino que, traslada la demanda a productos más económicos y pueden caer en casos de contrabando o de productos que no cuentan con regulaciones sanitarias. Por ende, se da un escenario donde el consumidor continúa el hábito nocivo y, al mismo tiempo, apoya mercados ilegales con su compra. Así que, finalmente, se impacta negativamente el recaudo dirigido a mitigar los efectos del consumo inicial de estos productos. Lo anterior, promueve un déficit fiscal en los departamentos que deben invertir en sectores como salud y deporte, pero, su principal fuente continúa reduciéndose.
¿Cuál es la finalidad del impuesto al consumo de licores, cerveza y cigarrillos?
Las últimas reformas que se le hicieron al impuesto al consumo de estos productos tuvieron lugar en 2016. Según la profesora Liliana Heredia, directora de Tributación del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, este impuesto “al igual que sucede con los llamados ‘impuestos saludables’ no tienen como principal finalidad el recaudo, sino desincentivar el consumo; es decir, el objetivo fundamental no es obtener recursos esto es secundario, aunque sea importante”.
Por ello, José Linares, cofundador de Dapper, una startup tecnológica que provee información de asuntos públicos para el sector privado, dice que “es evidente la tensión que existe entre las políticas de salud pública, que buscan reducir el consumo de productos nocivos, y la necesidad fiscal de los departamentos de garantizar ingresos”.
Por su parte, Juan Camilo Cárdenas, director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), dice que los impuestos “pueden ser vistos desde dos objetivos sociales que no pueden ser complementarios. Si logra uno no logra el otro”. Esto ocurre porque si se desincentiva el consumo por el aumento del gravamen, disminuye lo recaudado.
Para Cárdenas, estos impuestos son destinados en mayor parte para financiar la salud y el deporte porque “el consumo excesivo de alcohol, cigarrillos y juegos de azar genera externalidades, es decir, costos para otros en la sociedad que no participan de la producción o del consumo de esos bienes, pero sí se ven afectados”.
Un concepto similar tiene la economista Heredia, quien afirma que, por ejemplo, el cigarrillo “es responsable de millones de muertes al año y no solo de los fumadores sino, de no fumadores expuestos al humo de quienes sí fuman y, también es responsable de un porcentaje importante de enfermedades no transmisibles, cuyos tratamientos resultan costosos para los sistemas de salud de cada país”.
¿Qué problemas tiene este impuesto?
El economista José Linares asevera que “el contrabando y los cambios en los patrones de consumo —especialmente el incremento de la preferencia por licores de menores grados de alcohol, cerveza sin alcohol y el auge de los vapeadores o sustitutos— están erosionando significativamente el recaudo tributario de las gobernaciones”.
Con lo recaudado se fortalecen las finanzas departamentales, por lo que para Cárdenas el problema está en que “si se aumentan o se promueven esos consumos se aumentan los recaudos y de paso los ingresos de departamentos para financiar la salud y educación, pero también se aumentan los costos para toda la sociedad”. Por lo que para entender los beneficios y dificultades que tiene el impuesto, el economista propone hacer un análisis de costo y beneficio social de los dos lados de la moneda.
Por otra parte, Linares afirma que considerando el bajo dinamismo de los tributos cuyos beneficiarios son los gobiernos departamentales y la necesidad de avanzar en un modelo de descentralización más profundo en el país, se debería optar por una mayor flexibilidad en sus ingresos tributarios. Por lo que, en el país sigue pendiente una reforma estructural en las fuentes de financiación de las Entidades Territoriales.
Linares concluye que para no afectar las finanzas de los departamentos “es urgente que la estructura de estos tributos se actualice para responder a estas nuevas dinámicas”.