La batalla por el Aguardiente Amarillo

Aguardiente Amarillo de Manzanares.

Crédito: Fotografia Aguardiente Amarillo

18 Diciembre 2023

La batalla por el Aguardiente Amarillo

La inusitada popularidad que ha adquirido el Aguardiente Amarillo en los últimos años en el país tiene a las licoreras de Caldas, Cundinamarca y Antioquia enfrascados en una pelea de marcas y derechos de comercialización. Esta es la historia.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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¿Desde cuándo tomar aguardiente en Colombia se volvió un problema? Hace un par de meses la industria de licores entró en una batalla campal que tiene enfrentadas a tres licoreras departamentales. La manzana de la discordia es uno de los productos más populares de la Industria Licorera de Caldas (ILC): el Aguardiente Amarillo de Manzanares

Colombia es un país con tradición aguardientera. A finales del siglo XVIII comenzó la fabricación de este tipo de licores destilados. Entre las fábricas más antiguas estaba la Real Fábrica de Aguardiente, ubicada en Villa de Leyva (Boyacá), pero con la popularización de los estancos de aguardiente, la producción de estos licores en alambiques artesanales creció en varias regiones del país. 

De acuerdo con la Asociación Colombiana de Empresas Licoreras (Acil), la producción de las ocho licoreras que hay en el país alcanzó en 2022 los 129 millones de botellas de 750 mililitros. Según Acil, el aguardiente representa el 60 por ciento de la producción anual de las licoreras. 

¿Por qué es tan popular el Aguardiente Amarillo? 

La historia de este aguardiente se remonta a 1885, en el municipio de Manzanares (Caldas), donde se inició la producción artesanal de este licor a partir de caña gorobeta, anís y agua proveniente del río Santodomingo. En sus inicios el Aguardiente Amarillo se producía en un alambique conocido como “zacatín de Manzanares”, de donde bajaban a lomo de mula los toneles de roble llenos de aguardiente para que los lugareños lo consumieran en los estancos.

Su popularidad fue tanta que en 1920 pasó a ser controlado por el departamento de Caldas. Desde entonces, este licor de tonalidades amarillas se ha convertido en uno de los más populares del país. En 1943, con la creación de la Industria Licorera de Caldas, esta asumió la producción y comercialización del aguardiente, que en los últimos años ha vivido un inusitado auge en los paladares. En 2016, la empresa remozó su imagen. Además de cambiar el diseño de la botella, inició una estrategia de mercadeo basada en la historia y en la tradición, lo que comenzó a darle al aguardiente un aire más sofisticado. 

De acuerdo con Mauricio Vélez Maldonado, gerente de mercadeo y ventas de la ILC, el boom de Aguardiente Amarillo inició en 2019, con una campaña enfocada en la historia detrás del aguardiente y un cambio en los grados de alcohol del licor, que pasó de 32 grados a 24 grados

“La mayor innovación que ha tenido durante mucho tiempo es el cambio en la graduación alcoholimétrica. La gente hoy busca productos que no los emborrachen en cinco minutos sino disfrutar y alargar sus fiestas. Adicional a eso, le metimos un propósito de marca, una historia, para que el consumidor se sintiera identificado. Hay un tema de origen desde 1885, una diferenciación de color, y una botella que se ve mucho más premium. Es una mezcla que hace que el producto esté mucho más acorde a las expectativas del consumidor”. 

Entre 2020 y 2023 la Industria Licorera de Caldas invirtió 36.281 millones en publicidad para el producto, lo que también se ha visto traducido en ventas. Si se comparan las cifras de 2023 con las de 2020, las ventas de este aguardiente se incrementaron 17 veces. En los últimos cuatro años, el producto facturó un acumulado de 73.669 millones para la licorera, de los cuales alrededor de 30.000 millones ingresaron este año, entre enero y junio

Juan Valderrama, socio del bar Caña Aguardientería y conocedor en este tipo de destilados, asegura que el éxito de este aguardiente se debe a que “revivió el gusto por lo tradicional y hoy en día el consumo de productos locales que evocan conexión con el territorio es lo que está marcando la tendencia”.  

Valderrama explica que la graduación alcohólica de este licor varía muy poco en comparación con otros; es el sabor del producto lo que brinda una mejor experiencia sensorial a quien lo bebe. Según el experto, es porque tiene una menor presencia del sabor “casi artificial” del anís de los aguardientes regulares, más agradable al paladar. Por ello, según Valderrama, "el Amarillo la tuvo muy fácil al entrar a un mercado en el que todos los aguardientes tradicionales solo juegan a vender más y a anular a su rival”, indicó Valderrama. 

Pero la popularidad del aguardiente también trajo varios problemas. En la actualidad son tres las peleas legales en las que está enredado: una con la Fábrica de Licores de Antioquia, por un caso de violación de derechos de marca y competencia desleal, y dos con Cundinamarca: por la revocación de un permiso de comercialización en el departamento y por una demanda por competencia desleal interpuesta por la Licorera de Cundinamarca, la cual fue desestimada esta semana. 

¿Cómo funciona el mercado del aguardiente en Colombia? 

La industria licorera colombiana está conformada por ocho licoreras: la Empresa de Licores de Cundinamarca, la Fábrica de Licores y Alcoholes de Antioquia, la Fábrica de Licores del Tolima, la Industria de Licores del Valle, la Industria Licorera de Caldas, la Industria Licorera del Cauca, la Nueva Licorera de Boyacá y la Unidad de Licores del Meta. 

De estas empresas, siete son productoras, mientras que la Unidad de Licores del Meta maquila la producción. De acuerdo con la Acil, estas empresas también maquilan licores a otros departamentos como Nariño, Huila, Chocó, Caquetá y Putumayo. 

El modelo de las licoreras y la comercialización de sus productos destilados está regulado como un monopolio rentístico con el fin de que los departamentos obtengan recursos para salud y educación. Este régimen particular está regulado por medio de la Ley 1816 de 2016

“Todos los departamentos tienen un monopolio sobre la producción y la comercialización. Para vender en un departamento se necesita el permiso de cada departamento, es decir, de las gobernaciones. Ese permiso se pide por producto, no por licorera”, explicó a CAMBIO la  Asociación Colombiana de Empresas Licoreras (Acil).  

Pero en el caso de los aguardientes, añade Acil, hay una protección adicional: una salvaguarda que pueden imponer los departamentos si ven en riesgo su producción local, pues los departamentos reciben ingresos, por un lado, por el impuesto al consumo de licor, y por otro, por las utilidades que dejan las empresas licoreras a los departamentos productores. 

El artículo 28 de dicha norma establece que los departamentos que ejerzan el monopolio de la producción directamente, o por contrato, quedan facultados para “suspender la expedición de permisos para la introducción de aguardiente, nacional o extranjero, en sus respectivas jurisdicciones”. 

Dicha suspensión, dice la ley, no podrá ser superior a seis años, y se otorgará exclusivamente “por representar amenaza de daño grave a la producción local, sustentado en la posibilidad de un incremento súbito e inesperado de productos similares, provenientes de fuera de su departamento a su territorio”. 

Sin embargo, la Ley aclara que esa medida no tendrá como finalidad “restringir arbitrariamente el comercio y no será discriminatoria, es decir, se aplicará de manera general para todos los licores de dicha categoría”. 

¿Por qué el Aguardiente Amarillo ya no puede entrar a Cundinamarca?

En la lucha por la comercialización del Aguardiente Amarillo hoy hay tres pleitos en los que está involucrada la Industria Licorera de Caldas. Dos de ellos son con Cundinamarca. El Aguardiente Amarillo de Manzanares tenía permiso para ser comercializado en el departamento desde 2017, por un término de diez años. 

Pero en junio de este año, por medio de la resolución 797 de 2023, la Gobernación revocó el permiso otorgado a la Industria Licorera de Caldas para el ingreso y venta del producto. 

 

Esa decisión se apoya en una medida de 2019. Ese año, la Gobernación de Cundinamarca expidió un decreto (222 del 9 de julio de 2019) con el que se decidió aplicar la medida especial contemplada en el artículo 28 de la Ley 1816. Desde entonces se suspendieron los permisos para el ingreso de aguardientes al departamento por un periodo de seis años.

Este fue uno de los argumentos para revocar el ingreso, en junio de este año, del Aguardiente Amarillo, con el argumento de que “no hacía parte del portafolio de productos relacionados con el permiso de introducción” y se adicionó como un producto con un registro sanitario nuevo. 

En el acto administrativo, la Gobernación argumentó que se estaba hablando de un nuevo producto porque tenía un registro Invima diferente, tenía un cambio en los grados de alcohol y en la vigencia del registro sanitario, y también porque este registro incluía la denominación “sin azúcar”. 

“El departamento de Cundinamarca expidió en 2019 un decreto que establece una salvaguarda para los aguardientes, pero ya había unos que estaban autorizados por 10 años, y lo que corresponde es que los autorizados siguen entrando. El Aguardiente Amarillo cambió de grado alcoholimétrico y tuvo un éxito enorme en el mercado, y Cundinamarca, para proteger a su industria licorera, dijo que ya no podía entrar aunque, estaba autorizado hasta 2027. El argumento es que se autorizó el aguardiente de 31 grados y este es de 24 grados”, indicó a CAMBIO el abogado de la Industria Licorera de Caldas Pablo Felipe Robledo.

La ICL demandó la nulidad de ese acto administrativo. “Es toda una excusa para no competir. Desde la primera semana de junio no lo están dejando entrar, y lo que hay hoy en el mercado es el aguardiente que había entrado antes”, dijo el abogado. 

A esto se suma otro pleito con Cundinamarca, que salió esta semana. La Industria Licorera de Cundinamarca decidió demandar ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a la Industria Licorera de Caldas por competencia desleal y solicitó medidas cautelares. 

La Licorera de Cundinamarca alegó que la ICL “desplegó una campaña publicitaria mediante la cual está induciendo el error y engañando a los consumidores respecto a su origen”. Entre los argumentos está que el verdadero creador de la fórmula del aguardiente en 1885 realmente es don Juan de Dios Echeverry y no Camilo Jiménez y que la Licorera de Caldas argumenta que compró la fórmula a este último campesino. Además, la Licorera de Cundinamarca menciona que se habla de una tradición desde 1885, pero la empresa actual se creó en 1943. 

“La fórmula química ha sido guardada juiciosamente durante más de 130 años y se mantiene intacta, pese a ser un producto nuevo, ya que no tiene las mismas características, al elaborarse en la actualidad con agua purificada, colorante amarillo, sin azúcar y una disminución en los grados de alcohol”, fue otro de los argumentos de la demanda para insistir en que la historia es falsa.

El demandante aseguró que este comportamiento desleal “se está utilizando para posicionar a otro producto en el mercado, como lo es el Aguardiente Cristal XS sin azúcar”, también de la Industria Licorera de Caldas. 

Sin embargo, la delegatura para asuntos jurisdiccionales de la SIC decidió desestimar la demanda y negó la solicitud de medidas cautelares. 

Aguardiente Amarillo de Manzanares y Aguardiente Real. ¿Dos botellas similares? 

Otro pleito reciente, que atrajo la atención de la ciudadanía, se relaciona con una demanda por “infracción de derechos de propiedad industrial y competencia desleal” y una solicitud de medidas cautelares que radicó la Industria Licorera de Caldas ante la Superintendencia de Industria y Comercio contra la Fábrica de Licores de Antioquia. 

En Antioquia sacaron un aguardiente amarillo que, a criterio de la Industria Licorera de Caldas, viola los derechos marcarios y entra en la práctica de competencia desleal, porque está generando imitación de un producto nuestro en el mercado y una indebida explotación de la reputación ajena; porque pretenden comercializar su producto valiéndose de la reputación adquirida por la ILC”, aseguró Robledo. 

El abogado le dijo a CAMBIO que las similitudes son evidentes si se mira el producto de la Fábrica Licorera de Antioquia y se compara con el Aguardiente Amarillo de Manzanares. “Más parecido no lo podían hacer. Además, ¿por qué de color amarillo, y no negro, o rosa? ¿Por qué las letras verdes en la botella?”, cuestiona Robledo. 

Aguardiente amarillo
Aguardiente Real y Aguardiente Amarillo. Crédito: Tomada de cuenta X (@AntioquenoFLA) -  Facebook - Aguardiente Amarillo

La delegatura para asuntos jurisdiccionales de la SIC, que en este caso funciona como un juzgado o un tribunal dentro de la entidad, emitió un auto el pasado 5 de diciembre, por medio del cual decretó medidas cautelares y admitió la caución presentada por la Industria Licorera de Caldas

Con esta decisión, la SIC ordenó a la Fábrica de Licores de Antioquia retirar inmediatamente del mercado los productos identificados como Aguardiente Real, “que reproduzcan o se asemejen a la presentación del Aguardiente Amarillo de Manzanares, producido por la Industria Licorera de Caldas". 

La superintendente delegada para Asuntos Jurisdiccionales, Gloria Patricia Montero, advirtió  a CAMBIO que esta delegatura solo obra cuando se presenta algún recurso y explicó que esta decisión es temporal: “Se llegó a esa decisión porque se presentó una demanda y porque hubo una solicitud cautelar”. 

“El juez analiza las pruebas y toma una decisión provisional, que debe ser notificada a la contraparte, para que, a través de su apoderado, presente sus recursos, medios de impugnación o pruebas; y se deberá encargar, con base en sus pruebas, de convencer al juez de lo contrario”, indicó Montero. 

Del otro lado de la historia está la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA). Javier Hurtado, gerente de la FLA, respondió a CAMBIO que el Aguardiente Real 24 “es un producto desarrollado con alta rigurosidad” que cumple con todos los procesos de ley exigidos, con una marca registrada hace cinco años y una botella diseñada para los rones premium de la licorera. “Pese a las semejanzas que existen en algunas líneas de licores del país, en este caso de los aguardientes, se permite aclarar que estamos hablando de un producto autóctono, único con el ADN propio de la Fábrica de Licores de Antioquia”.

Hurtado aclaró que la FLA respetará las decisiones tomadas por las diferentes instituciones y que ejercerá su defensa amparándose en los recursos que le otorga la ley, utilizando todas las herramientas posibles para proteger su marca.

La novela jurídica que se ha creado alrededor de la industria licorera colombiana, con el Aguardiente Amarillo como protagonista, aún no concluye. Para algunos colombianos, especialmente en temporada decembrina, luego de tres tragos realmente no es importante de qué licorera proviene el aguardiente. Para otros prima la calidad y la experiencia al paladar.

Y mientras pasa todo esto, la Industria Licorera de Caldas espera cerrar 2023 con 7 millones de botellas de Aguardiente Amarillo vendidas en el país. 

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