Textiles, dulces y materiales eléctricos: los productos colombianos que pueden sacarle provecho a los aranceles de Trump

En medio de la guerra comercial global impulsada por Estados Unidos, Colombia está trabajando en identificar maneras para esquivar el efecto del arancel del 10 por ciento que ese país impuso a las exportaciones colombianas, en medio de una avalancha de estos tributos a más de un centenar de países, y especialmente fuertes para China. 

La Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) elaboró un estudio en el que identifica qué productos pueden sacarle provecho a las diferencias de tarifas arancelarias en comparación con otros países y aprovechar las exportaciones que hace la nación hacia Estados Unidos.  

Colombia se ha caracterizado históricamente por ser un aliado estratégico en la región para Estados Unidos, tanto en lo político como en lo económico. Por ello, el país es actualmente el principal socio comercial de Colombia y el destino de casi 30 por ciento de las exportaciones nacionales y origen del 25 por ciento de las importaciones. 

El estudio clasificó, en un semáforo de oportunidades, la canasta exportadora frente al nuevo escenario arancelario con Estados Unidos y encontró que el 82,7 por ciento de las exportaciones tendría un impacto limitado de los aranceles, y que 40 por ciento representa oportunidades altas y media-altas para consolidar y ampliar la presencia de Colombia en ese mercado.

“Hemos hecho un análisis detallado del 95 por ciento de los productos de la canasta exportadora, cruzando con los aranceles de los principales competidores, y mirando la ventaja logística que tiene Colombia y las oportunidades del mercado que hemos detectado”, señaló la presidente de AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, quien presentó el estudio. 

AmCham habla de un impacto en 82,7 por ciento de la canasta si se toma en cuenta que 51 de las exportaciones colombianas, como los hidrocarburos y el oro, quedaron excluidos del nuevo arancel por decisión del gobierno de Estados Unidos, al considerarlos estratégicos para su producción, mientras que el 49 por ciento restante sí estaría sujeto al gravamen, con excepción del aluminio y el acero, que enfrentarían un arancel del 25 por ciento en igualdad de condiciones con sus principales competidores.

Según AmCham, la porción afectada “parte de una base arancelaria más favorable gracias al tratado comercial con Estados Unidos, a diferencia de otros países que enfrentan aranceles acumulados”.

Algunos de los productos en los que se identificaron oportunidades altas son los materiales eléctricos, los textiles y los azúcares y productos de confitería, que se encuentran en ventaja frente a competidores como China, que tiene aranceles por encima del 100 por ciento en estas categorías. 

Otros productos fueron categorizados como oportunidades de nivel medio-alto como las flores y plantas, preparaciones de hortalizas y frutas procesadas, el café, el aluminio y el plástico. Estos productos tienen potencial, pero otras naciones que también exportan estos bienes a Estados Unidos también pueden sacarle provecho. 

“Hay un campo de acción para fortalecer las acciones que los empresarios colombianos desarrollan en ese mercado. Sigue habiendo oportunidades, y en el mercado específico de China se abren muchas oportunidades adicionales”, comentó Lacouture. 

¿Qué podría pasar si se mantiene el arancel? 

El estudio también presentó un análisis adicional, de la mano del centro de estudios económicos Anif, sobre el impacto en temas como las exportaciones, el PIB, el empleo, la inversión y la inflación si el arancel se extiende por más tiempo. “Tenemos que proyectar las acciones ante lo que pasa si, y ojalá no, Estados Unidos mantiene por un año o por dos aranceles del 10 por ciento”, advirtió la presidente de AmCham. 

La primera conclusión es que, si el arancel se mantiene, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos podrían caer un 8 por ciento, equivalente a 1.147 millones de dólares entre 2025 y 2026.

Ello también tendría un impacto de una disminución del PIB de 2,8 por ciento a 2,7 por ciento en 2025, con una pérdida acumulada de 4,7 billones en ingresos durante los primeros dos años y afectaría 15.000 empleos hacia finales de 2026.