En Colombia hay una capacidad instalada para producir 2,6 millones de toneladas de acero al año.
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Acero chino, ruso y peruano pone en riesgo la industria nacional
Las cinco empresas que conforman el sector siderúrgico denuncian la entrada al país de acero a precios de competencia desleal. Aunque el Gobierno les dio la razón, no ha emitido el decreto que establece aranceles y medidas para compensarlos. ¿Qué está pasando en esa industria?
Desde hace ocho meses, los industriales del acero colombianos esperan un decreto que los proteja. Mientras tanto, a los puertos del país llegan sin control cada vez más toneladas de este metal: barras y alambrones de acero fabricadas en Rusia, China, Turquía y Perú, que luego se venderán a un precio tan bajo que para las siderúrgicas colombianas es imposible de alcanzar. Hoy este sector, cuya actividad económica aporta 11 billones a la economía y genera 47.000 empleos, vive el peor escenario de competencia desleal que ha enfrentado su historia.
Reindustrializar es un concepto que el gobierno de Gustavo Petro ha tomado como bandera y con el que quiere fortalecer la economía. En diciembre se lanzó el Conpes para la política de reindustrialización nacional luego de cuatro meses en la que trabajaron 19 expertas y expertos nacionales e internacionales. Allí se contemplan inversiones por 7,8 billones durante los próximos diez años.
“Se trata de una política pública ambiciosa y sin precedentes, que necesitará de la coordinación entre el Gobierno nacional y el sector privado para su ejecución”, dice el documento de la política.
Paradójicamente, el sector siderúrgico, uno de los grandes sectores industriales del país, lleva ocho meses tratando de que el Gobierno tome medidas frente a importaciones de acero de países como China, Rusia, Turquía, e incluso Perú, que están entrando al país a precios desleales y están golpeando a la industria nacional.
“Estamos muy preocupados. El problema de la competencia desleal se ha agudizado. Hay que tomar medidas de manera oportuna. Nosotros ya entregamos evidencias y pruebas de que nos están haciendo competencia desleal en el país”, aseguró a CAMBIO Daniel Rey, director ejecutivo del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi.
Una “pequeña” industria amenazada
La industria siderúrgica colombiana tiene una capacidad instalada para producir 2,6 millones de toneladas de acero al año. Cada año recicla alrededor de 1,3 millones de toneladas de chatarra. Además, el sector genera unos 47.000 empleos entre directos e indirectos.
En Colombia sólo existen cinco empresas de este tipo: Siderúrgica del Occidente (Sidoc), Diaco, Sidenal, Ternium y Paz del Río. Las cuatro primeras son siderúrgicas semi integradas. Esto quiere decir que utilizan como materia prima chatarra para producir de nuevo acero. Paz del Río es la única siderúrgica integrada, por lo que puede extraer minerales como carbón, hierro y caliza para luego procesarlos industrialmente y producir acero.
En el mundo siderúrgico existen dos tipos de aceros: los planos, que se utilizan en la industria automotriz o para fabricar electrodomésticos, y los largos, usados en construcción y metalmecánica. Estos aceros no se fabrican en el país y se importan. Las cinco empresas colombianas, que están agrupadas en el Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi, se dedican a la producción de aceros largos.
Comparada con las de otros países, la industria colombiana no es una de gran tamaño. Según cifras de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), al año se producen unos 1.900 millones de toneladas en el mundo. El mayor productor de acero del planeta, China, es responsable del 54 por ciento de esa producción. Sólo por dimensionar, ese país produce 400 veces más acero en comparación con la capacidad que tiene Colombia.
Por eso, no es de extrañar que, más de una vez, el acero chino haya hecho estragos en el mercado internacional. Algo similar sucedió en 2018, en la llamada ‘guerra comercial’ de Donald Trump, cuando el presidente estadounidense impuso aranceles al acero y el aluminio chinos. Al no poder en Estados Unidos, China buscó otros mercados, como Colombia. Algo que afectó a la industria a nivel global.
En el mundo, con la desaceleración económica que dejó la pandemia, las industrias de la mayoría de países están resentidas. La caída en la construcción ha terminado por afectar a los siderúrgicos: si no hay obras, no hay quien compre el acero. Eso ha golpeado la industria colombiana y también la de otros países.
El año pasado, el mercado chino cayó tras la quiebra de Evergrande, el segundo mayor promotor inmobiliario en ventas de China, y de otras grandes inmobiliarias. Pero los chinos, que producen acero a precios bajos gracias a los subsidios del estado, no dejaron de fabricar el material. Como han hecho antes, buscaron otros mercados para llevar su producto.
Pero las importaciones de acero que llegan a Colombia no solo vienen de China; también de Turquía y Rusia. Este último país, al cual Europa le cerró el mercado como represalia por la guerra en Ucrania, le apuesta a otros mercados para exportar su acero. Uno de ellos, Colombia.
Entre enero y julio de este año, las importaciones de acero aumentaron en 133 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2023. En consecuencia, por primera vez, se está vendiendo más acero importado que nacional.
Marcela Mejía, gerente general de Siderúrgica de Occidente (Sidoc), lleva 37 años trabajando en esa empresa. En conversación con CAMBIO, la ejecutiva reconoció que es la primera vez en su carrera que ve ingresar aceros rusos a Colombia. Vale la pena mencionar que ni con China ni con Rusia hay Tratados de Libre Comercio (TLC) con Colombia. Mejía reitera que lo malo no es que entre acero de otros países, sino las condiciones en que está entrando.
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“Los siderúrgicos colombianos, a diferencia de lo que dicen algunos, somos competitivos, tenemos tecnología y estamos en capacidad de competir. El problema es que el acero está entrando a precios de dumping; es decir, por debajo del precio del mercado. Eso es competencia desleal. En su mercado lo venden al precio real pero entran a otros mercados con un precio muy por debajo”, dijo.
Fabio Galán, presidente de Paz del Río, tiene la misma postura. “Es importante hacer una claridad —dice—. Siempre hemos vivido, o mejor, convivido con las importaciones. Creemos en el mercado libre. Lo respetamos y valoramos. Pero aquí estamos hablando de una dinámica que amenaza la existencia de la industria nacional. Una competencia predatoria y desleal sin precedentes”.
El exceso de importaciones con precios a la baja está generando altos inventarios y pérdida de mercado en los industriales locales. Esto los pone en riesgo porque, además, vienen de un año 2023 de malos resultados porque la industria de la construcción necesita menos material. Mejía, por ejemplo, asegura que Sidoc está operando solo al 60 por ciento de su capacidad instalada.
¿De qué depende que se impongan medidas de defensa comercial?
Uno de los mecanismos con los que cuentan los países para defender sus industrias ante situaciones de competencia desleal, y cuyo uso permite la Organización Mundial de Comercio (OMC), son las medidas de defensa comercial, como los derechos antidumping, las salvaguardias y los derechos compensatorios.
Si una industria se siente amenazada, los productores o el gremio que las presenta puede solicitar estas medidas. En Colombia, esa solicitud va al área técnica del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que inicia un proceso de investigación para establecer si efectivamente se está afectando a la industria y en qué medida.
Esos resultados pasan luego al Comité de Asuntos Aduaneros y Arancelarios, o Comité AAA, como popularmente se le conoce: un ente interinstitucional y técnico encargado de ofrecer recomendaciones al Gobierno. Y ahí depende del Gobierno imponer o no las medidas respectivas.
En Colombia hay vigentes cinco derechos antidumping a importaciones, provenientes principalmente desde China, que aplican para el mismo número de productos fabricados con acero: tubos no inoxidables de entubación (“casing”) y de producción (“tubing”); tubos de acero sin soldadura o soldados de los que se usan en oleoductos; perfiles de acero aleados y sin alear; cables de acero, torón galvanizado y torón para concreto preesforzado y a lavaplatos de acero inoxidable.
“En el caso de China y Rusia, desde noviembre del año pasado Paz del Río solicitó al Gobierno nacional la imposición de salvaguardias. Desde entonces hemos venido teniendo un diálogo respetuoso y abierto con el Gobierno, especialmente con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, mostrando la magnitud de la situación. Confiamos en que ante la gravedad de lo que estamos viviendo, estas medidas por fin lleguen y se proteja al empleo local”, dijo a CAMBIO el presidente de la empresa.
Rey, el director del Comité de Productores de Acero de la Andi, le explicó a este medio que la solicitud se hizo bajo el amparo del decreto 1407, que permite la imposición de aranceles. “Se presentó evidencia del daño proferido por las importaciones agresivas por parte de países no TLC como es el caso de Rusia, Turquía y China. En varias reuniones con el Ministerio de Comercio se nos informó que el Comité Triple A había fallado a favor de la imposición”, aseguró Rey.
La solicitud se radicó en noviembre del año pasado y en diciembre se abrió la investigación. El Comité AAA sesionó en abril y a los productores se les informó desde julio que el decreto está en trámite.
Sin embargo, las amenazas de la industria no sólo vienen de Asia.
Problemas en el vecindario
En 2023 los productores de acero presentaron evidencias, cotizaciones y facturas, ante la Comunidad Andina de Naciones (CAN) de que una empresa peruana estaba ingresando material a Colombia a precios inferiores a los que ofrece en su propio mercado. Es decir, que se estaba presentando una práctica de competencia desleal conocida como dumping.
“Aceros Arequipa, una siderúrgica muy importante de Perú, comenzó a crecer, y como el mercado de la construcción de Perú también se cayó, comenzó a entrar mucho acero peruano a otros países de América Latina, entre ellos Colombia”, comentó a CAMBIO la gerente de Sidoc.
La CAN, cuya sede central queda en Lima, reconoció que sí había evidencia de esta práctica, y en su comunicación oficial reconoció que el acero peruano que estaba entrando a Colombia llegaba con un precio 45 por ciento más bajo en comparación con el que se estaba vendiendo en su país. Sin embargo, la investigación se archivó.
Los productores, entonces, tocaron la puerta del Ministerio de Comercio. Según el Comité de Productores de la Andi, el propio ministro de ese entonces, Germán Umaña, sugirió solicitar una ‘salvaguardia andina’, un instrumento que aplica para denunciar una práctica de competencia desleal de un socio de la Comunidad Andina.
“En diciembre el Comité triple A nos comunicó que había fallado a favor nuestro, y recomendó establecer un contingente de 29.000 toneladas anuales libre de arancel. Dentro de la CAN no se puede impedir el flujo de libre comercio y se debe garantizar un libre comercio sin arancel igual al promedio de los últimos tres años. El Comité calculó ese promedio y fijo que a partir de las 29.000 toneladas comienza a aplicar un arancel de 14,5 por ciento”, mencionó Rey.
Esa decisión fue informada el 12 de diciembre de 2023; sin embargo, a la fecha no se ha firmado el decreto.
En un intento por favorecer a la industria, terminaron afectándola. El anuncio de la medida aceleró las importaciones peruanas al punto que, entre enero y junio, ya habían ingresado a Colombia desde Perú 20.549 toneladas de barras corrugadas, el equivalente al 70 por ciento del contingente recomendado por el Comité Triple A. En el primer semestre de 2024, las importaciones desde Perú se incrementaron 97 por ciento en comparación con el semestre anterior.
“Este anuncio nos hizo mucho daño, y esta es la fecha en que no se ha firmado ningún decreto. Todavía no nos dan razón. Nos dijeron que el decreto, como fue firmado por el ministro Umaña, ahora debe ser firmado por el ministro Reyes. Nosotros nos reunimos con él apenas se posesionó. Nos dijeron que en Presidencia se pidió un concepto al Ministerio de Vivienda y entendemos que ese concepto fue favorable. Eso volvió a Presidencia y estamos a la espera”, aseguró la presidente de Sidoc.
CAMBIO consultó al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo sobre el estado de las investigaciones y la posibilidad de imponer nuevas medidas de defensa comercial a las importaciones de acero. La cartera reconoció que se hizo la investigación, pero que el decreto, que también depende de Minhacienda y Presidencia, continúa en trámite.
Un asunto regional
Colombia no es el único país que está viviendo los estragos de la inundación de aceros chinos, turcos y rusos.
A inicios de agosto, la siderúrgica Huachipato, una de las principales de Chile, anunció el cierre de sus operaciones. El 16 de septiembre es la fecha escogida para apagar el alto horno de la planta. Luego se dará el cierre de la coquería. El impacto es de 2.000 empleos directos.
En Chile el Gobierno tomó medidas arancelarias contra el acero chino en abril. Le puso una tasa de 24,9 por ciento a las importaciones luego de que Huachipato tuvo que suspender sus operaciones temporalmente. Sin embargo, el daño a la industria local fue tal, que la empresa no aguantó y prefirió cerrar.
Brasil también decidió tomar medidas. En junio anunció un arancel de 25 por ciento así como la aplicación de cuotas. Por cuenta de la crisis de los últimos meses en el país carioca venían pidiendo desde el año pasado medidas empresas como ArcelorMittal, la Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) y Gerdau, que despidió a finales de febrero a 100 trabajadores de su planta de Pindamonhangaba, en el estado de São Paulo, tras argumentar que no era posible “mantener los niveles de producción sin tomar medidas”.
México también impuso en el primer semestre del año un arancel de 30 por ciento, que llega a ser de 40 por ciento en ciertas referencias, mientras que Estados Unidos, que mantiene aranceles de 25 por ciento desde 2018 anunció nuevos aranceles para China y Canadá, elevó su respectiva solicitud.
Reindustrialización, la idea de Petro
Mientras los productores de acero buscan proteger la industria local, el Gobierno tiene, en paralelo, otro plan: crear otra siderúrgica integrada para producir aceros planos. El presidente de la Agencia Nacional de Minería (ANM), Álvaro Pardo, le dijo hace unos meses a CAMBIO que el Gobierno viene conversando con los productores para lograr inversiones en este tipo de industria.
“Ese es un mensaje que nos ha llegado desde Presidencia. Lo que proponen es que los siderúrgicos nos unamos para poner una siderúrgica para producir aceros planos, que son los que se usan en la industria automotriz o para fabricar electrodomésticos. En Colombia las cinco siderúrgicas producimos acero largo, que es el que se utiliza para construcción y metalmecánica”, dijo Mejía a CAMBIO.
Según la empresaria, una planta de este estilo representa una inversión que puede ser cuatro veces mayor a una planta de aceros largos. “La agencia dice que se tienen los minerales, pero no está el mercado porque la industria automotriz no es fuerte, ni tampoco la de electrodomésticos. Se han hecho estudios, pero no vemos viable hacer este tipo de plantas localmente”, comentó.
Mientras avanzan estas conversaciones y el Gobierno quiere montar una nueva planta, los productores siguen a la espera: una espera que ya suma ocho meses sobre la decisión que tomará el Gobierno acerca de los aranceles a las importaciones de acero que amenazan al sector.