Episiotomía y cirugías estéticas: otras formas de mutilación genital femenina de las que nadie habla, según la directora de Vulvarte

La Subcomisión de Derechos Humanos de la Oficina de las Naciones Unidas (ONU) adoptó el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia cero con la Mutilación Genital Femenina (MGF), en referencia al 6 de febrero de 2003, fecha en la que la primera dama de Nigeria y portavoz de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, Stella Obasanjo, dio una declaración oficial sobre la "Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina", en África durante una conferencia coordinada por el Comité Interafricano en Prácticas Tradicionales que afectan a la Salud de Mujeres e Infancia (IAC).

Esta conmemoración anual se realiza, según la ONU, con el ánimo de denunciar los efectos de la extirpación total o parcial de tejido de los órganos genitales femeninos, como clítoris, labios vaginales, o cualquier otro revestimiento vulvar. 

“En algunos países, esta práctica sigue siendo tan común hoy como hace tres décadas. Más del 90 por ciento de las mujeres y las niñas de Guinea y Somalia son sometidas a alguna forma de mutilación o ablación genital”, expone la Unicef en una publicación sobre esta problemática. Afirman que cerca de 4 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de ser víctimas de esta práctica antes de cumplir los 15 años. 

“La mutilación genital femenina constituye una violación de los derechos humanos fundamentales de las niñas y las mujeres”, afirma Unicef. 

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “Colombia es el único país de América Latina que ha reconocido que la mutilación o ablación genital femenina aún se practica en algunas comunidades indígenas. Sin embargo, no existe un registro preciso del número de niñas afectadas en el país, aunque sí sabemos que han fallecido niñas como consecuencia de esta práctica”. 

Fallon Yamilet Hernández Palacio, Internacionalista de la Universidad del Rosario, quien también fue consultora del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), lleva trabajando más de 10 años con mujeres indígenas de distintas regiones de Colombia y quienes son víctimas de esta práctica, y ha realizado varias investigaciones y publicaciones al rededor de la problemática.

Las mujeres emberá chamí de Mistrató, Risaralda, inspiraron a Hernández a crear la primera escuela en Colombia y América Latina de Educación Sexual y Popular, Vulvarte Escuela, que se enfoca en el autoconocimiento de la vulva y en el placer sexual e integral, “para eliminar las violencias simbólicas y físicas que viven las vulvas, principalmente, para eliminar las MGF por motivos étnicos y médicos”. 

Fallon DeLoto, como también se le conoce, considera que las MGF no son solo un problema aislado de algunas culturas que las practican en medio de rituales destinados a coartar el placer de las mujeres pertenecientes a estas etnias. Para ella, hay otros tipos de mutilación genital femenina que está normalizada en nuestra sociedad y de la que poco o nada se habla. 

“La vulva ni siquiera es nombrada por Naciones Unidas, sino que solamente se dice que son los genitales externos femeninos, y especifican que se hace por motivos étnicos y no médicos, eso a mí me parece muy importante traerlo a discusión”, expone Fallon sobre esas otras formas de mutilación por motivos estéticos o médicos, como la episiotomía, que durante muchos años, según la Clínica Mayo, se consideró como un procedimiento de rutina. 

Las mutilaciones genitales femeninas de Occidente: 

Fallon considera que este tipo de mutilaciones, que son “mejor vistas” en nuestra sociedad, también atraviesan el placer de la mujer, en la medida en que, “en todos los tejidos de la vulva, hay miles de terminaciones nerviosas que le permiten experimentar placer a las mujeres y que al cortarlos total o parcialmente le reduce significativamente esa sensación al cuerpo femenino”. 

Algunas de las mutilaciones a las que se refiere son:

• La episiotomía: según la Clínica Mayo, es un corte o incisión que se hace en el tejido entre la abertura vaginal y el ano -el perineo- durante el parto. “Aunque una episiotomía antes era una parte rutinaria del trabajo de parto, ese ya no es el caso”, apuntan. 

“Las episiotomías no las practican parteras indígenas, ni de ninguna etnia, las hacen los médicos, que muchas veces ni siquiera respetan los tiempos del parto y cortan por rutina, por afán”, explica la creadora de Vulvarte. 

• Las cirugías estéticas: en el mercado de los procedimientos quirúrgicos pensados en la intervención de la vulva, se habla de: labioplastia, recorte de labios menores y aumento de labios mayores; vaginoplastia, estrechamiento vaginal mediante la intervención de las paredes vaginales; clitoroplastia, recorte del capuchón del clítoris, e himenoplastia, reconstruir el himen rasgado. 

Para Fallon muchos de estos procedimientos están pensados para satisfacer el placer masculino desde las dinámicas impuestas por la sociedad, “existe todo un estereotipo de cómo debería verse la vulva”, afirma. 

Fallon considera que este tipo de prácticas se dan con el fin de regular el comportamiento de las mujeres y delimitar su placer, “se controla no solo las relaciones sexo genitales de la mujer, sino con quien las puede tener, porque existe una arraigada creencia a la fidelidad que solo se aplica para nosotras”. 

DeLoto, resalta que la lucha contra la mutilación genital femenina tiene que pensarse desde todos los lugares donde se presenta, tanto en los rituales étnicos destinados directamente a coartar el placer femenino, hasta las intervenciones quirúrgicas que también lo logran de forma indirecta.