Darién: La persistencia del sueño americano y por qué miles de migrantes cruzan el infierno para llegar al norte
15 Julio 2024 01:07 pm

Darién: La persistencia del sueño americano y por qué miles de migrantes cruzan el infierno para llegar al norte

Crédito: Reuters

Miles de migrantes siguen cruzando caminos difíciles para llegar a Estados Unidos, pese a los riesgos que implica el camino y las condiciones no siempre favorables con las que se encuentran al llegar. Análisis.

Por: Redacción Cambio

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Paulo llegó desde Colombia a Estados Unidos con su hijo, después de atravesar la frontera de Ciudad Juárez, México, y pasar un camino largo por Centroamérica. Se entregó a la patrulla fronteriza y los retuvieron por tres días en una de las famosas –entre los migrantes– “neveras” o habitaciones frías de la Patrulla Fronteriza gringa. 

Su suerte fue mejor que la de muchos, porque tenía una pariente viviendo cerca de Washington y, cuando lo liberaron, se trasladó con ella. Buscó empleo y trabajó lavando carros, “colombianos tienen fama de buenos trabajadores”, dice. Se ganaba 9 dólares por cada hora, y trabajaba diez horas diarias. Le fue bien, se ganaba cerca de 200 dólares al día y su mayor problema, al comienzo, era que los latinos eran más hostiles con él que los norteamericanos. 

Sin embargo, no pudo seguir viviendo con su prima y comenzaron las dificultades más notorias. No tenía cómo pagar un lugar para vivir y no quería exponer a su hijo a lugares en donde vivían personas hasta en la sala de un apartamento. Por eso, terminó juntando toda la plata que pudo en dos meses y regresó a Colombia.

Cumplió, en parte, su objetivo de llegar a Estados Unidos y ganar algo de plata. Su caso es, quizás, el reflejo de por qué muchos migrantes siguen queriendo llegar al norte de América a pesar de las dificultades que pueda implicar el trayecto que tomen y permanecer en ese país. 

La clave es el Darién

La migración es un tema álgido en el continente. En Colombia, la clave está en la selva del Darién: un cruce que más de medio millón de migrantes atravesaron en 2023, en su mayoría, con el objetivo de llegar a Estados Unidos. 

El nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, quiere frenar aquel paso migratorio por su país. Por eso ya instaló alambres de púas en tres pasos de la selva, conocida por ser un infierno pantanoso, lleno de barro, y dominado por el Clan del Golfo. 

La Defensoría del Pueblo de Colombia alertó que el cierre del paso podría provocar un aumento de enfermedades endémicas, como el dengue y la sífilis congénita.  Aun así, nada indica que los migrantes dejarán de intentar llegar al norte y lo más posible es que busquen otros caminos, más peligrosos y arriesgados.

Todo esto obedece también a los intentos de Estados Unidos por reducir la llegada de migrantes. Según el Pew Research Center, el cruce de la frontera entre ese país y México alcanzó cifras récord en 2023, con 250.000 personas con las que se topó la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Muchas de ellas, como Paulo.

Sin embargo, datos del mismo centro de investigación muestran que la mayoría de los migrantes “no autorizados” en Estados Unidos para 2021 eran, en el siguiente orden, de México, El Salvador, India, Guatemala y Honduras. Es decir, la mayoría no necesariamente proviene de América del Sur, aunque en ese año se registró un total de 190.000 migrantes “no autorizados” de Venezuela.

Como es sabido, los miles de migrantes que atraviesan la selva del Darién van buscando las oportunidades que ofrece Estados Unidos. No obstante, el detalle no es tan sencillo: cada caso es subjetivo y cada persona tiene sus razones para decidir enfrentarse a los costos físicos y psicológicos de llegar al norte.

¿El sueño americano?

James Truwslow Adams acuñó el concepto del sueño americano en 1931, como cita el medio de noticias de la publicación académica JSTOR Daily, de esta forma: “Un sueño de orden social en el que cada hombre y cada mujer debería ser capaz de alcanzar la estatua más completa de la que es innatamente capaz, y ser reconocido por otros por lo que es, sin importar sus circunstancias fortuitas de nacimiento o posición”. Era la idea de una vida mejor, más rica y más feliz para los ciudadanos de cualquier categoría.

Por eso, se relaciona con el sueño del migrante que llega a Estados Unidos en busca de todas las bondades que, se supone, puede ofrecerles ese país a todos.

Elaine Acosta, investigadora de Florida International University, dice que el sueño americano no se ha acabado, sino que se ha transformado. No necesariamente se trata de llegar a ese país para convertirse en una persona millonaria, pero sí de encontrar mejores condiciones de seguridad, oportunidades de educación para los niños y más. Cada vez es más común que la migración proveniente de América Latina sea de mujeres con niños o bebés muy pequeños, dice Acosta, y esto también está relacionado con la situación de las mujeres en la región. 

“El llamado sueño americano de fondo, esa oportunidad que sigue representando Estados Unidos, sigue funcionando en estricto rigor, de lo contrario las personas no seguirían arriesgándose”, explica la académica.

Antes el concepto estaba más ligado a cuestiones económicas o de estatus, ahora es más amplio. Es decir, las personas saben que podrán ganar más para enviar a sus países, aunque muchas veces no cuentan con lo suficiente para vivir mejor en Estados Unidos.

Un caso como el de Paulo: decidió cruzar la frontera y no consiguió un gran trabajo ni vivió en condiciones de lujo, tampoco estudió en una mejor universidad, pero sí ganó más plata y encontró alguna tranquilidad diaria.

Los riesgos del viaje

Los migrantes que cruzan la frontera de Estados Unidos y viajan desde América del Sur se enfrentan a riesgos grandes, desde los grupos armados en la selva del Darién y en los países de Centroamérica, hasta enfermedades y violaciones a sus derechos humanos.

Elaine Acosta sostiene que algunos migrantes saben que existen riesgos, pero cree que, tal vez, no siempre los dimensionan. Sus familiares que ya han cruzado no cuentan toda la historia, “muchos de ellos van ocultando la gravedad del asunto para no preocupar a su familia. Cuando llegan también hay enormes riesgos y ellos los tapan”.

La académica ha hablado con docenas de migrantes quienes, cuando relatan sus experiencias atravesando el camino hasta Estados Unidos, confiesan que nunca habían hablado del tema. 

“He visto mujeres que viajan con un mínimo de planificación. Todo consiste en pedir o vivir de la caridad pública durante el trayecto para poder seguir avanzando, y esto con sus familiares, sus hijos”, agrega.

Con todo, el intento por frenar la migración puede provocar un incremento en los intentos por cruzar o la búsqueda de otras alternativas para llegar al norte. 

 

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