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Las acusaciones marcan el inicio de la decadencia electoral de Trump
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En un análisis sobre el panorama electoral de Donald Trump, una vez acusado de delitos como intentar asaltar las elecciones, -cargo que, según las encuestas, no le perdonan los norteamericanos-, el periodista Ramón Jimeno compara la situación de Trump con la del expresidente Uribe, y le augura pocas posibilidades.
Por: Ramón Jimeno
A pesar del triunfalismo que exhibe Trump ante cada acusación judicial, el proceso que se inicia por organizar una empresa criminal para hacerle trampa al sistema democrático de su país, es el que marca el comienzo de su declive. Las posibilidades de su reelección se reducen poco a poco en la medida en que la gente conoce y entiende mejor los cargos. Los detalles de los actos delincuenciales de los que se le acusa se irán revelando a cuentagotas a lo largo de los procesos y la gente tendrá más elementos para formarse su propio juicio.
Algo semejante ocurrió en Colombia con Uribe, el presidente teflón. El expresidente fue perdiendo carisma, poder y caudal electoral gracias a los procesos que permitieron conocer el lado oscuro de ejercicio en el poder presidencial. Cuando los congresistas Iván Cepeda y Gustavo Petro, junto con jueces y magistrados como Iván Velásquez, divulgaban sus investigaciones y sus acusaciones, pocos creían que fueran ciertas o que le hicieran daño. Con el tiempo acabaron con el prestigio del indestructible.
Uribe, como Trump, se defendió acusando a sus acusadores. Decía que era una campaña de sus enemigos para desprestigiarlo. Trump afirma que es una “cacería de brujas” orquestada por Biden y el Departamento de Justicia para impedir que vuelva a la Casa Blanca. Pero la realidad supera su capacidad manipuladora. Trump se enfrentará a revelaciones escandalosas en cada una de las cuatro acusaciones, pero sobre todo en su intento de asaltar las elecciones.
La sucesión de actos delincuenciales para tomarse el poder que perdió en las urnas, será expuesta en orden, explicada y documentada. Esto es lo que le hará daño. Por eso Trump pide aplazar el juicio para 2024, de manera que primero se realicen las elecciones presidenciales para que no se alcance a conocer todo lo que le han descubierto en su contra. La percepción de Uribe se fue deteriorando, aun entre sus fanáticos, con las revelaciones, con sus argumentos para defenderse y con la persecución a sus acusadores. Sus relaciones con los paramilitares, con la masacre de El Aro, su indiferencia ante el asesinato de 6.000 jóvenes, descubierto por las madres de Soacha, hicieron efecto: la gente no quiere a un delincuente como líder.
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La decadencia electoral de Trump se inició con su foto policial cara de tote. Su esfuerzo por convertirla en una pieza comercial carente del significado será inútil. La foto del detenido (mug shot) corresponde en el imaginario colectivo a la de un delincuente como Al Capone o Pablo Escobar. Es imposible disociarla porque este es su significado. Los manipuladores sociales de Trump encabezados por Fox, Banon y Murdoch intentarán crear otra realidad: la foto corresponde a una víctima de la conspiración demócrata. Difícil tarea a pesar de la estupidización colectiva de las sociedades.
Los cargos no fueron per se los que afectaron la imagen del expresidente Uribe ni es lo que afectará el caudal electoral de Trump. Es el conocimiento del lado oscuro del alma del líder lo que diluirá su electorado. Hoy, Uribe apenas sobrevive en medio de su profundo desprestigio nacional e internacional. Su caudal electoral llegó a un mínimo. En Estados Unidos las encuestas, tras su presentación en la cárcel de Georgia, muestran el comienzo del declive de Trump y confirman que sus seguidores disminuirán cuando las revelaciones confirmen que las acusaciones son graves.
Ipsos y la revista Político hicieron una encuesta que indica el camino que toma el electorado norteamericano. Trump quiere hacer creer que con cada nueva acusación, sus posibilidades de repetir presidencia aumentan. Los resultados indican lo contrario. Por supuesto, frente a la nominación republicana, seguirá siendo el gran favorito, pero no ocurre lo mismo de cara a las elecciones de noviembre de 2024.
Lo primero que muestra el estudio es que a partir de la cuarta acusación (intento de robo de las elecciones) la opinión empieza a creer en la seriedad de los cargos. La mayoría de las personas son escépticas ante la afirmación del expresidente de ser “víctima de una persecución sin fundamentos legales” y no cree que exista una cacería coordinada ni un esfuerzo multi-jurisdiccional para que el aparato de justicia lo despedace.
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Tampoco acompaña a Trump la mayoría de la opinión en su esfuerzo por dilatar los más posible el juicio. El 59% de los encuestados cree que debe realizarse antes de las primarias republicanas que comienzan con el año 2024 y el 61% piensa que el juicio debe realizarse antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Por supuesto solo el 30% de los republicanos quiere el juicio temprano mientras que entre demócratas es del 90%. Aun así la cifra entre copartidarios de Trump es significativa.
“La mitad del país cree que Trump es culpable de la serie de cargos de los que le acusan.” Entre estos, la gran mayoría son demócratas y el 50% independientes. Tampoco le ayudaría en su esfuerzo electoral, que Trump fuera condenado antes de las elecciones de noviembre del año entrante. De los encuestados, el 44% dice que no cambiará su opinión si lo condenan, pero un 32% dice que es menos probable que vote por él en esta circunstancia. Sólo el 13% afirma que la condena fortalecerá su decisión de votar por Trump. La mayoría de este grupo es republicano.
Es posible que las cifras empeoren con el tiempo, dice el análisis de la revista Político: a pesar de la avalancha informativa que se ha generado frente a las acusaciones, un alto porcentaje del público apenas está informándose de los crímenes por los que acusan al expresidente. El 60% entiende bien o más o menos bien los cargos. Pero entre el 25 y el 30% no los entiende. Estas cifras cambiarán en la medida en que los procesos avancen antes de noviembre del 2024, pues la gente que no comprende los cargos los manejará mientras más tiempo transcurra porque se irán explicitando. Mientras más se entiendan las acusaciones, más se debilitará el respaldo a Trump.
En los procesos penales contra figurones, así no sean condenados, siempre su imagen sale deteriorada. La sucesión de hechos que se revelan y la alta atención mediática que reciben, les hace daño. Por supuesto Trump usará los argumentos que preparan sus abogados para defenderse ante la opinión pública. Sin embargo, hasta hoy no ha presentado ningún argumento para controvertir los cargos. La rueda de prensa que anunció para exponer su defensa la canceló sin explicaciones. Es un síntoma de las dificultades que tendrá para presentar respuestas creíbles, digeribles, válidas.
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También es indicativo que la mitad del país piense que si Trump es declarado culpable de tratar de robarse las elecciones, debe ir a prisión. El 87% de los demócratas y el 51% de los independientes piensan así. El 16% piensa que debería recibir libertad condicional y el 12% una sanción económica. Solo el 18% (casi todos republicanos) dicen que no debería recibir sanción alguna. Es claro que los norteamericanos toman más en serio los cargos por el robo electoral que las otras tres acusaciones.
Y la última revelación de la encuesta Político-Ipsos es que el 59% de los encuestados considera que los cargos formulados por el Departamento de Justicia se basan en la ley y en una evaluación seria y limpia de las evidencias recolectadas. Sin embargo, en otra pregunta, en un sentido similar, el 44% de los encuestados piensa que la acusación le da ventajas políticas a Biden. El 53% cree, en cambio, que la administración Trump usó de manera activa el Departamento de Justicia para investigar a sus enemigos políticos, con muy poca o ninguna evidencia de faltas. La cifra de Biden ante la misma afirmación es del 45%, ocho puntos por debajo.
Ahora, para saber si las acusaciones favorecerán o no a Trump, la encuesta preguntó si se tenía una opinión favorable o desfavorable de las acciones, declaraciones y conducta de los actores clave en los procesos acusatorios. Incluyeron a Trump, Biden, Garland y Smith (Investigador especial) y al Departamento de Justicia (DOJ) en general en esta pregunta. La favorabilidad de Trump apenas llegó al 31% y en el conjunto de preguntas de este segmento el promedio de favorabilidad fue del 27% y la desfavorabilidad del 58%. Biden obtuvo 36% favorable y 45% desfavorable. El DOJ tuvo 40% a favor de sus actuaciones y 33% desfavorables.
Las cifras del estudio indican que se inició la decadencia electoral de Mr. Trump y que puede fundar un club de líderes en ocaso, al que debe invitar a Uribe.