El incierto escenario si muere el proceso de paz con el ELN
17 Septiembre 2024 08:09 pm

El incierto escenario si muere el proceso de paz con el ELN

Antonio García, comandante del ELN; Gustavo Petro, presidente de la República de Colombia.

Crédito: Colprensa

Otty Patiño dijo la semana pasada que la negociación “está agonizando” y advierte de que esta guerrilla “no le va a dar oxígeno poniendo bombas contra oleoductos y matando gente”. ¿Cómo quedaría la paz total si las conversaciones se rompen definitivamente? Análisis.

Por: Armando Neira

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Las noticias sobre la guerra y la paz en Colombia no son buenas. En las últimas horas, un atentado con explosivos terminó con la vida de dos soldados profesionales y le causó heridas a otros 18 hombres de las Fuerzas Armadas que estaban ubicados en la base militar de Puerto Jordán en Arauca. Mientras tanto, en el ambiente político gravitan diáfanas las palabras de Otty Patiño, Alto Comisionado para la Paz:

El proceso con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, “está agonizando y ellos son los únicos que pueden ponerle oxígeno, pero no lo van a hacer poniendo bombas en oleoductos y matando gente”. El diagnóstico del responsable de la paz abrió así la puerta a la discusión: “¿Cuál sería el escenario si definitivamente fracasa el proceso con esta guerrilla?”.

Carlos Arturo Velandia, quien en una etapa de su vida militó en el ELN, donde se le conoció con el alias de Felipe Torres, revela que vive con los ojos abiertos “la agonía de una oportunidad, la mejor y más completa que hemos tenido en 60 años de historia de conflicto armado interno, por cuanto la paz con el ELN significaría el cierre de ese conflicto armado, iniciado en la década de los años 60”. 

Hace unas horas, en una carta dirigida a las delegaciones del Gobierno y del ELN, la Conferencia Episcopal de Colombia también expresó su preocupación por la suspensión de los diálogos de paz y pidió que se retomen de inmediato. Es vital, afirma, “encontrar caminos que nos alejen de la violencia” para seguir perseverando en la búsqueda de un país en paz.

Vera Grabe y el senador Iván Cepeda, miembros del equipo negociador del Gobierno.

En esta línea, el senador Iván Cepeda, del Pacto Histórico y miembro del equipo negociador, le dijo a CAMBIO que hay que seguir en la mesa porque, a pesar del congelamiento actual, hay resultados positivos para continuar.

Para Cepeda, “esto equivale a cerca del 50 por ciento de los puntos de la agenda. Además, hemos abordado aspectos del punto 5, sobre el fin del conflicto armado, y hemos emprendido acciones en cárceles del país y algunos territorios. Asimismo, hemos logrado llevar a cabo el alto al fuego más duradero registrado hasta ahora”.

La desilusión del Alto Comisionado para la Paz

¿Cómo se ven las cosas desde los centros de pensamiento? Para Gerson Arias, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y uno de los estudiosos del que, sin duda, es el proceso más importante de la llamada paz total, las palabras de Patiño pueden interpretarse desde tres perspectivas. En primer lugar, reflejan la desilusión del comisionado de paz por no lograr un ritmo ni avances satisfactorios en el proceso. También muestran su urgencia por apostarle a la transformación territorial como forma de concretar resultados tangibles para la paz total, que no han sido posibles de alcanzar en mesas nacionales.

Y, finalmente, evidencian cómo debe entenderse la paz total; más que procesos de negociación que terminen en desarmes y desmovilización, la apuesta de este gobierno es iniciar transformaciones en los territorios y procesos de desescalamiento.

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Esto implica que el conjunto de nueve procesos abiertos con organizaciones armadas ilegales no puede lograrse en cuatro años y que, sin un método ni capacidades, es poco probable avanzar hacia fases que cambien la situación en estos territorios o que motiven a estos grupos a silenciar los fusiles.

Conocedores de la mecánica de trabajo interna del equipo negociador del gobierno aseguran a CAMBIO que hay miradas que chocan entre Patiño, quien no ve viabilidad en el proceso con el ELN porque asume que “no han tomado la decisión de dejar las armas”, y la postura de Vera Grabe, jefa del equipo en la mesa, y el senador Cepeda, quienes creen que sí puede firmar con el ELN un acuerdo de paz.

“Estas dos visiones chocan, y el ELN aprovecha para abrir una confrontación pública con Otty Patiño”, dice una fuente. Pero, ¿por qué el escepticismo de Patiño? “No se trata de eso”, dice otra fuente, “lo que pasa es que Patiño ve las cosas con los ojos de la experiencia del M-19, que cuando negoció iba ajustando las cargas sobre el camino, mientras que con el ELN la situación es bien distinta”.

“Parece que hay una tensión y una falta de comunicación entre el comisionado y los miembros del equipo negociador del gobierno, porque muchas veces la comunicación es contradictoria entre ellos”, dice Luis Trejos, profesor de la Universidad del Norte.

Para este docente e investigador, en este contexto podrían pasar varias cosas. La primera es que nos enfrentemos a un congelamiento indefinido de la mesa, en el cual el ELN presiona al gobierno para que sea este quien se levante y asuma el costo de hacerlo.

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¿Para qué? Para continuar la negociación con un nuevo gobierno, no empezando desde cero, sino con lo ya avanzado con la administración Petro.

Pablo Beltrán y miembros del equipo negociador del ELN.

Por otro lado, en estos días hubo la reafirmación de la dictadura venezolana que le da oxígeno político a esa guerrilla, ya que el santuario estratégico que había construido allí se mantiene, y, por ahora, no habrá presiones por parte de Maduro para sacarla. Esto le permite entonces continuar su actividad binacional e ilegal.

Velandia asegura que es esencial que la negociación con el ELN tenga éxito, ya que representaría el cierre del guerrillerismo en Colombia y América Latina como método para luchar por el poder, en momentos en que las violencias revolucionarias han perdido legitimidad, en contraste con la apertura de vías democráticas.

“Agoniza en medio de la violencia irracional, como quien en sus últimos momentos pierde la razón, y genera angustia y sufrimiento en los entornos familiares; en nuestro caso, en la sociedad, y principalmente en aquellos territorios donde históricamente se ha asentado la guerrilla del ELN. Agoniza la oportunidad de liderar un proceso global de paz en Colombia, con cambios y transformaciones en los territorios donde el ELN y otros grupos armados organizados ejercen control”, dice.

Pero, ¿cómo? El grupo de países garantes y el de países acompañantes podrían proponer una reunión no pública entre representantes del Comando Central (COCE) y del presidente Petro para examinar la situación y pactar una salida que permita a las delegaciones respectivas volver a la mesa de diálogos. Esa reunión podría darse en el país o en el exterior, dice Velandia.

¿Qué pasará con la paz total del presidente Petro?

¿Cómo queda la paz total en este estado de cosas? “Esa idea ya no es la que conocimos al principio del gobierno”, dice el analista Sebastián Guerra. Para este experto, el gobierno, encabezado por el comisionado Patiño, se ha movido hacia un enfoque más centrado en los territorios que en el ámbito nacional. De ahí su preferencia por el proceso con los Comuneros del Sur y menos con el ELN.

Según su lectura, la nueva aproximación parece ser mucho más la del desescalamiento de las violencias y mucho menos la de los acuerdos de paz, el desarme o la desarticulación de los grupos armados.

“Estamos ahora ante una paz de alcance intermedio. En este escenario, bajo la idea de unos nuevos indicadores de éxito, el gobierno buscará disminuir el impacto de una posible clausura definitiva de la mesa de diálogos con el ELN, mostrando, por ejemplo, avances rápidos en el proceso con los Comuneros. En todo caso, si esto ocurriera, sería un golpe importante a las apuestas del gobierno y una gran desilusión para muchas comunidades esperanzadas en ese proceso”, dice este experto en el conflicto armado.

Iván Cepeda

El analista Trejos añade que las palabras del alto comisionado ponen también sobre la mesa varias fallas que ha tenido la negociación con el ELN.

Primero, las partes rompieron los canales privados que en algún momento construyeron en torno a la mesa y han optado por comunicarse a través de los medios y las redes sociales, lo que va en contravía de la esencia de cualquier negociación. También es la manifestación más reciente de una tensión que empezó hace varios meses y que tuvo dos puntos importantes: el inicio del diálogo regional en Nariño, que ha sido el punto de quiebre en la negociación. Y la exigencia del ELN para ser sacado de la lista de los Grupos Armados Organizados (GAO), algo que el propio comisionado ha manifestado que es muy difícil porque se necesita un trámite legislativo, y en este momento no ve ambiente en el Congreso para hacerlo.

Es una certeza que una ruptura de la negociación sería, además, un golpe político para el presidente Gustavo Petro, quien llegó al poder con la absoluta convicción de que sería el mandatario que lograría la paz con esta guerrilla.

En el último medio siglo, todos los gobernantes, en mayor o menor medida, han llegado al poder con ese propósito. El primer intento se produjo bajo el gobierno de Alfonso López Michelsen en 1974, luego de que la guerrilla recibiera un golpe que hizo augurar a muchos su derrota militar: la Operación Anorí, donde fue desarticulado el bloque comandado por sus principales fundadores, los hermanos Fabio, Manuel y Antonio Vásquez Castaño.

Sin embargo, ninguno ha sido tan optimista y certero como el presidente Petro: “a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hace la paz”, dijo el 14 de marzo de 2021 en plena campaña. Ganó las elecciones, llegó al poder y ahora su comisionado de paz dice lacónicamente que el proceso de paz está agonizando.
 

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