La nueva toma a la hacienda El Japio revive la tensión en el norte del Cauca

La disputa por la hacienda El Japio, ubicada entre Caloto, Corinto y Santander de Quilichao, en el norte del Cauca, se ha recrudecido una vez más. Un nuevo proceso de liberación de la madre tierra fue protagonizado por grupos indígenas, identificados con banderas del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), el pasado viernes 23 de junio. 

Una vez más, los grupos de indígenas aseguran que es necesario liberar la hacienda de la sobreexplotación de los complejos azucareros, que tienen buena parte de sus hectáreas sembradas con caña de azúcar.  La toma terminó con en el incendio de una reserva natural, ubicada al lado de la hacienda, cerca de un monocultivo de pino altamente inflamable. 

Este es un nuevo episodio de una muy larga pelea por la hacienda El Japio que, hasta la fecha, no se resuelve. 

Las liberaciones de 2022

La pelea por la hacienda lleva décadas, pero se ha recrudecido en los últimos años.

Uno de los primeros hechos registrados en El Japio durante 2022 empezó a circular en redes. Rápidamente se viralizó un video que mostraba a trabajadores de un cañaduzal que salían heridos de El Japio y aseguraban que estaban siendo exterminados por grupos indígenas, que habían llegado a invadir estas tierras y a atacarlos. 

La pelea –entre comunidades afro e indígenas– escaló durante meses. En su momento, Alhena Caicedo, quien hoy dirige el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, aseguró a CAMBIO:

“Este historial es largo y complejo, pero ahorita ha ocurrido un nuevo fenómeno: los ingenios azucareros, cuando ya no logran explotar más una tierra, se la arriendan a comunidades campesinas, que usualmente también son afro, para que ellos la trabajen. Esto termina creando tensiones con los indígenas, pues estos, en sus procesos de liberación de la madre tierra, entran a los ingenios y terminan teniendo roces con las comunidades afro, lo que deriva en este tipo de situaciones cada vez más tensas”. 

En ese instante, una intervención del Gobierno nacional consiguió desescalar temporalmente las peleas. Por aquellos días, se anunció que la SAE interpondría un acta de restitución para devolver esta hacienda a los grupos indígenas. Sin embargo, hasta la fecha, la hacienda continúa en manos de los ingenios azucareros, que apelaron el proceso de restitución. 

Han sido décadas de disputa

Las disputas por tierras en el norte del Cauca empezaron a ocurrir en la década de los setenta, gracias a Quintín Lame, un líder indígena que dio origen al concepto de la liberación de la madre tierra e impulso la estrategia entre las comunidades indígenas del Cauca. 

Desde entonces, los grupos indígenas de diversas zonas del país han acudido a las tomas de tierras para recuperar el suelo que, por tradición, les pertenece.

En el caso del norte del Cauca, desde el año pasado los analistas del conflicto armado en la región han señalado algo nuevo: el modo de actuar de los tomadores de tierra es mucho más parecido al de los de grupos armados que al de los indígenas. 

En 2022, Angela Oyala, investigadora de la Fundación Conflict Responses (Core), señaló a CAMBIO que no era descartable la incidencia de la columna Dagoberto Ramos, de las disidencias, en el conflicto.

“Este tipo de actuaciones violentas, con uso de armas de fuego y pintas de siglas no coinciden con la manera en que el Cric ha adelantado procesos de liberación de la madre tierra. En cambio, sí coincide con la forma de actuar de muchos grupos armados ilegales. Por eso, no sería descabellado pensar que estos grupos estén aprovechando este vacío de poder para sembrar el caos que termine por profundizar esa lucha histórica que ha dividido al territorio”, señaló.