
La gran pasión de Carlos Enrique Cavelier, sociólogo, presidente de Alquería, una de las grandes empresas lecheras del país, es la educación.
Crédito: Foto cortesía de Alquería
“Todo el mundo critica a Fecode pero nadie se sienta a hablar con ellos”, dice el empresario Carlos Enrique Cavelier
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El empresario Carlos Enrique Cavelier, apasionado por los temas de educación, en entrevista con Patricia Lara, describe la positiva experiencia que su fundación Alquería ha tenido en elevar el nivel educativo en colegios de Cundinamarca
Por: Patricia Lara Salive

Colombia se ha esforzado por expandir la cobertura de la educación. Pero ha hecho muy poco para elevar su calidad, explica el empresario y sociólogo Carlos Enrique Cavelier, presidente de Alquería, quien dedica la mayor parte de su tiempo a trabajar, desde la Fundación Alquería, para elevar el nivel de la educación en Cundinamarca.
De hecho, el puntaje promedio de las pruebas Saber obtenido por los estudiantes de Colombia, en 2023, fue de 257 puntos sobre 500 puntos posibles. Y en las pruebas PISA Colombia ocupó el puesto 28 entre los 64 países que participaron en la medición y obtuvo 26 puntos, lo que significó que estuvo siete puntos por debajo del promedio de la OCDE, que equivale al registro más bajo dentro de las economías que pertenecen a ese club de las buenas prácticas.
Por ello, es importante destacar los resultados obtenidos en esa materia por la fundación que dirige Carlos Enrique Cavelier: empezó trabajando con los colegios de Cajicá, con sus rectores y maestros, y esos colegios, que eran de niveles medio y bajo, fueron subiendo y, en seis años, la educación que impartían, se convirtió en "la mejor educación pública de Colombia." Luego la fundación Alquería empezó a expandir su acción a otros municipios, -Chía, Tabio, Tenjo- y, con el apoyo de la gobernación de Cundinamarca, y con recursos propios, aspira a seguir expandiéndola por todo el departamento.
En esta entrevista, el empresario Carlos Enrique Cavelier cuenta cuál ha sido su secreto para lograr el milagro: no se necesitan tantos recursos. En cambios si se requiere constancia, disciplina, dedicación y mucha capacidad para entusiasmar y comprometer a los maestros y rectores, a quienes este mecenas de la educación ve muy solos.
