Las reformas sociales dependen de un acuerdo nacional que anda a la deriva

Crédito: Colprensa

23 Agosto 2023

Las reformas sociales dependen de un acuerdo nacional que anda a la deriva

Un mes lleva el presidente Gustavo Petro insistiendo en su nueva propuesta de "acuerdo nacional" para salvar la agenda reformista. Sin embargo, la idea del acuerdo nada que toma cuerpo.

Por: Redacción Cambio

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En su primera instalación del Congreso como jefe de Estado, Gustavo Petro empezó a bajarse del balcón de la Casa de Nariño para hablar de un "acuerdo nacional", reconociendo las pocas probabilidades que tiene la agenda reformista del Gobierno de pasar en el Congreso y las tensiones crecientes con otros actores, como el empresariado. Sin embargo, un mes después, la propuesta ambiciosa del presidente sigue atascada en un camino empedrado y sin una hoja de ruta.

El último mes ha sido el más complicado para la gobernabilidad del presidente Gustavo Petro. La captura de su hijo, el 'plan tortuga' del Congreso, la sombra de un juicio político y los hechos de inseguridad en varios departamentos obligan al mandatario a buscar nuevos consensos alrededor de su proyecto progresista. Esa ha sido la instrucción a buena parte de su gabinete, especialmente al ministro del Interior, Luis Fernando Velasco. Petro le ha puesto el desafío a su equipo de buscar acuerdos dentro y fuera del Congreso.

"Un acuerdo nacional no implica que el gobierno renuncie al programa presidencial para que las élites de este país continúen con sus privilegios. Un acuerdo nacional implica que esas élites cedan un poco de su poder para permitirle al campesinado, a la juventud barrial y en general a la población marginada, tener un poco más de poder para la superación efectiva de la pobreza. Es cuestión de bajarle tres rayitas a la codicia", expresó Daniel Rojas, presidente de la SAE y uno de los funcionarios más leales al presidente.

Aunque el norte del "acuerdo nacional" está claro, no pasa lo mismo con el camino para materializarlo, ni para los llamados a sentarse a dialogar con el Gobierno, ni para los mismos operadores políticos del presidente. "La instrucción del presidente es dialogar con todas las fuerzas políticas pero no sabemos hasta dónde hay que ceder", explicó un congresista del Pacto Histórico. Por su parte, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, expresó: "¿Un acuerdo nacional para qué? Esa es una de las primeras preguntas que debemos resolver", y agregó en su intervención en el más reciente congreso de industriales:

"Necesitamos un acuerdo nacional. Si todos pensáramos lo mismo no lo necesitábamos (...) necesitamos que el interés superior prevalezca sobre los individuales, sobre los intereses grupales, sobre la ideología y las vanidades personales".

La inasistencia del presidente Petro al congreso de la Andi en Cartagena, a donde estaba invitado para intervenir el pasado 18 de agosto, nuevamente abrió grietas entre el Ejecutivo y el poder económico. Sobre su ausencia en el evento, Petro aseguró que no asistirá a "encerronas", en referencia a la presencia del fiscal Francisco Barbosa y el duro discurso que pronunció en contra del mandatario, así como la petición de varios sectores del Congreso para que el mandatario se haga exámenes médicos que comprueben su estado de salud, ante los constantes incumplimientos a la agenda oficial.

“Ahora quieren confundir el que no vaya a un evento a que tengo supuestas enfermedades. No señores, al presidente no lo pueden llevar a groseras encerronas. Cuando hablamos de acuerdo nacional hablamos de franqueza. Con marrullas no pierdan tiempo conmigo”, escribió el presidente Petro.

Días antes, el ministro Luis Fernando Velasco también tensó la cuerda con otro sector clave: el poder regional. El titular de la Política le dijo "hipócritas" a los gobernadores que le pidieron al Ejecutivo atención a la situación de orden público en varios departamentos. La mayoría de mandatarios pidió la renuncia de Velasco o su destitución por orden del presidente, que le recomendó al gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, "no meterse en su gabinete".

El gremio de las EPS también empezó un nuevo capítulo de tensión con el Gobierno. El pasado 22 de agosto, las tres EPS más grandes del país (Sura, Sanitas y Compensar) advirtieron que la situación económica del sector era insostenible, por lo que pidieron una reunión urgente con el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo para encontrar alternativas y evitar un colapso del sistema en unas semanas.

La respuesta de Jaramillo no cayó bien en el sector, pues dijo que las EPS quieren “armar una tormenta en un vaso de agua”. El funcionario también afirmó, en medio de una reunión este 23 de agosto con esas entidades, que "cuando hay ganancias, todos felices, pero cuando no les funciona el negocio comienzan las críticas". El presidente Petro también les respondió a las EPS sin un ánimo conciliador e incluso apelando a la crisis en La Guajira. "Todos los niños muertos por desnutrición en la Guajira estaban afiliados a EPS", escribió el presidente.

En el sector salud el ambiente no parece estar dispuesto todavía para una propuesta tan ambiciosa como un "acuerdo nacional", no solo por las recientes declaraciones del ministro y el presidente, sino porque en los últimos meses el trabajo para reconstruir el articulado de la reforma a la salud ha sido lento y poco productivo tanto a nivel político como técnico. El proyecto sigue estancado en la plenaria de la Cámara y en un mes no ha tenido ni una sola discusión. En los pasillos del Congreso se rumora que, contrario a lo que se pensaba, la llegada de Guillermo Jaramillo no ayudó a destrabar el trámite del proyecto y más bien entró en un sueño profundo.

Los bandazos del Gobierno entre el llamado a un "acuerdo nacional" y las duras declaraciones del presidente, y la mayoría de sus funcionarios en contra de actores clave mantienen vigente el fantasma de que ese consenso generalizado que busca Petro termine en lo mismo en lo que resultó el intento que hizo días después de ganar las elecciones en 2022: radicalización del Ejecutivo y rompimiento de las alianzas.

Esa es la sensación que sigue imperando en varias bancadas del Congreso a pesar de los tímidos intentos del Gobierno por tender puentes. "No sabemos qué tipo de acuerdo proponen, qué van a ceder, no hay claridad hacia dónde quiere ir el Gobierno", dijo un representante a la Cámara del Partido de la U. Los senadores y representantes de esa colectividad, así como su dirección colegiada, se han reunido con el presidente, el ministro Velasco y hasta Mauricio Lizcano para abrir los espacios de conversación con la Casa de Nariño. Sin embargo, no hay todavía una postura unificada en el partido sobre el retorno a la mano del Gobierno, pues todo depende de las concesiones que se hagan las reformas.

Situación parecida en el Partido Liberal, en la que el cisma entre el grupo opositor a Petro y la facción gobiernista continúa vigente. El Gobierno no ha ganado terreno más allá de los representantes que tiene de su lado (alrededor de 25) pero sigue con una influencia débil en el Senado. Mientras tanto, el Partido Conservador aún no tiene turno para dialogar con Petro y está en una relación cordial con la oposición. Finalmente, el Partido Verde parece haber sofocado los incendios internos para salirse de la coalición, aunque su permanencia no es terreno ganado para el Gobierno sino un viejo conocido.

 

 

 

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