In memoriam: Juan Carlos Henao, la generosidad como norma de vida
5 Enero 2024

In memoriam: Juan Carlos Henao, la generosidad como norma de vida

Juan Carlos Henao (1959-2024).

Crédito: Colprensa

Destacados juristas del país, amigos y colegas de Juan Carlos Henao, exrector de la Universidad Externado y exmagistrado de la Corte Constitucional, lo recuerdan como un humanista innato, un agudo librepensador, un amigo generoso y un docente que lograba con el ejemplo cotidiano abordar complejos problemas jurídicos.

Por: Alejandra Bonilla Mora

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Juan Carlos Henao era una persona ajena a la corbata y a los moldes. Era amante de chalecos de colores y se caracterizaba por un hablado caleño desparpajado tanto en su día a día como para abordar complejos debates jurídicos, acudiendo a ejemplos cotidianos que lo hicieron querido entre sus estudiantes, amigos, colegas en la docencia, en la Corte Constitucional y en su amada Universidad Externado de la que fue rector sucediendo a Fernando Hinestrosa entre 2012 y 2021.

Era “liberal universal en todos los sentidos”, dice la académica Magdalena Correa, quien fue magistrada auxiliar de Henao en la Corte y una amiga de la vida. Era riguroso, crítico y tenía un “gozoso espíritu arrollador”. Un amigo generoso, complementa Vivian Newman, exdirectora y ahora investigadora de Dejusticia, a quien una vez le dijo que era su mano derecha en un proyecto jurídico y su mano izquierda en todo lo demás.

Newman, hermana de Vicky, la esposa de Henao, lo recuerda como una persona que dejó una huella profunda en su familia, en la comunidad académica y la política. “Lo recordaré porque siempre y, con extrema solidaridad, me ayudó a hacer fácil lo difícil”, aseguró. Ese optimismo con el que se refieren sus amigos cercanos y colegas era un entusiasmo de esos que llenan el lugar en donde se está y era clave en su día a día laboral también.

El constitucionalista Rodrigo Uprimny dice que su querido amigo de décadas, Juanca, tenía una capacidad para ilustrar y abordar los problemas jurídicos más complejos a partir de anécdotas y ejemplos sencillos que a veces recolectaba de miles de decisiones judiciales tanto colombianas como de otros países que revisaba, o hasta se los inventaba, para ilustrar fácilmente pero no por ello sin agudeza jurídica, esos temas que debe resolver la Corte Constitucional y que tienen la posibilidad de cambiarle por completo la vida a los colombianos.

Humberto Sierra Porto, su colega magistrado en la Corte, reseña lo mucho que se aprendía de él: pluralismo, tolerancia y respeto por las ideas del que piensa diferente era su tónica. Y eso se evidenció en decisiones claves como aquella icónica sentencia de 2011 de la que fue ponente sobre los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, por solo mencionar una, de tantas en las que fue ponente o de las que hizo parte con su voto como la caída del referendo reeleccionista de Álvaro Uribe.

Era un apasionado por los debates, dice Gonzalo Ramírez Cleves, profesor de la Universidad Externado y quien fue magistrado auxiliar de Henao junto a Magdalena Correa y Adriana Guillén. De los debates, pero también de los efectos que las decisiones podían generar y de la protección de los recursos públicos. También era, recuerda Ramírez, un jefe que le daba plena libertad a su despacho para ser creativo, que corregía con lápiz las ponencias que le pasaban, que también buscaba generar consensos y que le gustaba andar en medias en el despacho cuando dejaba sus zapatos para lustrar.

No siempre ganaba esa postura liberal, explica Sierra Porto al recordar que Henao estuvo de acuerdo con una demanda que pedía que el Estado colombiano hiciera una indemnización por los daños que se había causado a las personas que habían sido esclavos. Aunque la tesis no prosperó, fue una arista apenas de un tema que lo apasionaba: la responsabilidad extracontractual del Estado que es la que surge cuando el Estado produce daños a los ciudadanos y debe repararlo.

“Ese fue el tema esencial de reflexión jurídica de Juanca”, explica Uprimny. De su tesis doctoral, de su libro y escritos académicos. Para Henao el corazón de una visión democrática del Estado era reconocer la dignidad y los derechos de los ciudadanos y responder por el daño producido. “Por eso para Juanca, toda la teoría por daño fue precursora y acompañaba el debate de la responsabilidad del Estado por violación de Derechos Humanos”, agrega el jurista.

De este tema tan enredado también hay ejemplos, al estilo Henao, cotidianos para entenderlo, explica Uprimny a CAMBIO: ¿Qué pasa si un ciclista de pocos recursos daña, por torpeza, la pintura de unos de esos autos super lujosos que se ven por la ciudad? ¿Debe pagar todo a pesar de que le costaría meses de sus ingresos? ¿Puede haber un escenario en el que paga el millonario? Y si alguien planteaba algo así, entonces “Juanca” se preguntaba que en dónde quedaba el deber de reparar de manera integral a una víctima.

“Y con esta sencilla historia Juanca introducía la compleja relación entre justicia correctiva, justicia distributiva y equidad en la teoría de la responsabilidad extracontractual”, explica Uprimny. Ese tema era su guía, así como la defensa de las libertades, como el derecho público y los derechos humanos. Y sus posturas también costaban dolores de cabeza para algunos en los intensos debates en la Corte tanto con quienes tenía una afinidad jurídico-liberal, como con quienes no, como Nilson Pinilla Pinilla.

Para Pinilla, aunque se identificaban en temas de democracia y en derecho internacional, las diferencias con Henao eran imposibles de superar frente a casos como el aborto. Aun así, ese “libertario”, como lo calificó ante la consulta de CAMBIO, le marcó al teléfono para pedirle que retomara su cátedra de Criminología en la Universidad Externado, a la que Henao llegó como rector en 2012, tras renunciar a la Corte y aceptar el mandato que había querido para él Fernando Hinestrosa tras su fallecimiento.

“Yo le dije, entre chiste y serio, que para qué quería un ‘godo’ como yo de profesor y él me contestó que lo indicado era procurar la mejor educación para los estudiantes. Con eso mostró su manera de pensar. La verdad es que nos entendimos bien a pesar de las grandes diferencias ideológicas. Él, como librepensador, generó estudios de avanzada y respetaba las opiniones de los demás”, dice Pinilla.

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De ese rol de profesor es mucho lo que se puede decir. Las personas que lo querían y los respetaban como el exministro de Justicia y constituyente Juan Carlos Esguerra recuerda ahora con cariño que, por allá en 1992, siendo él decano de Derecho de la Javeriana logró llevárselo para dictar un curso durante dos o tres años de ese tema de la responsabilidad del Estado.

“Los alumnos no lo olvidan, como no olvido yo que asistía ocasionalmente a alguna de sus clases. Era un gran maestro y eso es expresión de su sabiduría, de su convicción, de sus ideas y, especialmente de una de las características más arraigadas en Henao, que era la generosidad. Él era generoso consigo mismo, con sus ideas, con su tiempo”, relata.

Su hijo Nicolás Esguerra, quien por esa clase decidió especializarse en el Externado, recuerda la manera estructurada en que explicaba el tema del daño y asegura que Henao era la excepción en el acartonado mundo de los abogados, por ser coloquial al hablar y acercar el derecho a la gente.

“Le permitía a uno entender con mucha claridad que el derecho es algo del día a día. Transmitía la importancia y la profundidad del tema más allá de los formalismos. Creo que eso es lo que mostraba a la gente”, recuerda Nicolás quien pone su ejemplo en estos términos: “el derecho no es menos profundo por ser coloquial, por decirse en términos del día a día, eso era lo que él nos demostraba”.

Y eso también se veía en otros elementos como sus conferencias o la habilidad para explicar a los periodistas las decisiones judiciales que tomaba la Corte. Sierra Porto recuerda el día que le pidió que le ayudara con una conferencia en el Instituto Colombiano de Derecho Concursal, que son los abogados expertos en quiebras y en donde suelen estar todos los jefes jurídicos de los bancos.

Fue en Cartagena y Henao llegaba de viaje de Indonesia. "Apareció con un traje ceremonial, que tenía los colores de la selección brasileña de fútbol, lleno de palmas y todo eso. Yo, dentro de mi posición tradicional como abogado, estaba medio escandalizado -cuenta Sierra Porto-, pero Henao, se ganó a los abogados más rígidos que hay. Hizo una conferencia maravillosa. Eso demostraba que lo esencial era el fondo y no la forma, incluso entre los abogados”.

Eso sí, Henao también tenía algunas formas bonitas en su despacho. Reconocía, por ejemplo, en las sentencias en las que era ponente a quien había colaborado y así salía en el papel definitivo. Eso, explica Sierra Porto, venía de una deferencia que tuvieron con él cuando era magistrado auxiliar de Antonio de Irisarri en el Consejo de Estado, quien ponía en las sentencias el nombre de él, algo poco visto en las formas de la justicia colombiana.

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Ahora, ante la partida de un brillante jurista, ¿a quién se homenajea? Bien se podría citar al mismo Henao, especialmente al discurso que dio en octubre de 2012 cuando recibió el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Montepellier.

Henao se preguntaba cuál Juan Carlos era allí el celebrado: si el que conocieron sus compañeros profesores cuando estudió allá; el que hizo parte de la Corte y se retiró de allí para asumir “la difícil tarea de suceder a su Maestro Fernando Hinestrosa” en la rectoría del Externado, o a cuál de esas personalidades múltiples que se unían en un solo cuerpo.

El exmagistrado Mauricio González Cuervo, quien hizo parte de esa Corte en la que estuvo Henao, se hizo esa misma reflexión esta vez, ante la dolorosa partida y su respuesta es que hoy se homenajea a dos personajes inseparables: "al informal y espontáneo contertulio y al cuidadoso y dialéctico contradictor, que es como recuerda a Henao en las salas del alto tribunal".

Un Juan Carlos, dice González, que deslizaba una anécdota para distender un ambiente cargado y facilitar los consensos jurídicos. Un Henao que lograba conectar fácilmente con alumnos, colegas, auditorios y que luego se convertía en el “profesor, el magistrado o el rector para transmitir sin solemnidades el concepto jurídico o político que reclamaba la ocasión”.

“Sin haberlo conocido tanto, tiendo a creer que, en Juan Carlos, el mismo y el otro, se cristalizó una afortunada unidad a partir de reglas prácticas de vida derivadas de ideales de libertad, igualdad y justicia que le fueron caros, hasta alcanzar con Vicky en el curso de los años una existencia rica y realizada”, precisó.

La magistrada Diana Fajardo, actual presidenta de la Corte Constitucional, asegura que la verdadera cátedra que ejerció Henao con regularidad y maestría fue la de la autenticidad, que le permitió ser consecuente consigo mismo y mostrarse cada día tal y como quiso ser: “difícil tarea en la que nos deja un ejemplo mayúsculo, cargado de lucidez, pero también de anécdotas, comentarios sorpresivos y sorprendentes, en cuya originalidad lo recordaremos para siempre con una nueva mezcla de nostalgia, alegría y gratitud”.

La exdecana de Derecho de la Universidad de los Andes y exrelatora de libertad de expresión de la CIDH Catalina Botero, quien conoció a Henao en 1991 cuando los dos trabajaban en la Procuraduría, recuerda que, en un momento muy difícil de su vida, Juan Carlos estiró su brazo y le dio la mano: “No pidió nada a cambio y no mencionó nunca esa deuda. Es poco frecuente encontrar personas como él, cuya satisfacción radica en el simple acto de ayudar a sus amigos”.

Juan Carlos Esguerra, como han enfatizado sus amigos y colegas, insiste en la generosidad. En ese amigo que los llamaba para ir a cenar con sus esposas, que lo llamaban a veces a decirle que cuando lo iba a volver a invitar a Anapoima: “La generosidad como norma de vida, como maestro, además”

Jorge Iván Palacio, colega magistrado en la Corte y otro de sus amigos de la vida, destaca no solo esa personalidad extrovertida que siempre generaba un buen ambiente en la Sala Plena, sino también a un convencido y enamorado de la paz. Se destacó, dijo, por buscar el fortalecimiento de las instituciones y por luchar incansablemente por velar por la democracia.

Y Yesid Reyes, exministro de justicia y respetado jurista, resalta, entre otros, sus aportes decisivos para la estructuración y puesta en marcha de la Jurisdicción Especial para la Paz que hizo en su rol de negociador de paz en La Habana a pedido de Juan Manuel Santos, lo que permitió destrabar las negociaciones en algún momento complicado, y sin dejar de lado sus responsabilidades como rector.

Un rol que asumió convencido del proceso de paz, convencido de la necesidad de desmovilizar e incorporar a los integrantes de grupos armados a la institucionalidad colombiana. Aunque eso le trajo algunos dolores de cabeza, como le pasó también con sus votos en las sentencias, Henao no se amedrentaba con las críticas.

Si estuviera aquí, precisa su amiga Magdalena Correa, y “advirtiera la profunda tristeza que nos ha dejado su partida, seguro nos sacudiría con un ‘pa’lante como el elefante’. Como ya no está, atesorar en la mente y el corazón la estela luminosa que dejó su paso por nuestras vidas, el Externado, la justicia y la disciplina jurídica”.

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