“Ningún migrante colombiano debería enfrentar situaciones indignas”: habla la canciller

Crédito: Presidencia de la República - Juan Sebastián Cuellar

2 Febrero 2025 03:02 am

“Ningún migrante colombiano debería enfrentar situaciones indignas”: habla la canciller

En su primera entrevista como ministra de relaciones exteriores, Laura Sarabia conversó con CAMBIO sobre la crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos. La nueva canciller afirma que existen salidas para amilanar la tensión y que es posible trabajar con Trump sin vulnerar la dignidad de los migrantes colombianos.

Por: Redacción Cambio

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Ha pasado una semana desde que un trino del presidente, al filo de la madrugada, inauguró la crisis diplomática más profunda de la historia reciente. Motivado por la imagen de migrantes brasileños que llegaron encadenados a su país, pasadas las tres de la mañana del domingo el presidente Gustavo Petro dio la orden de devolver los aviones americanos cargados de migrantes colombianos, que ya habían sido autorizados por el gobierno. Era la primera manifestación de la nueva política de deportaciones masivas, una de las principales banderas del recién posesionado presidente Donald Trump

Ese día, antes de que saliera el sol, los teléfonos del embajador Daniel García Peña, de los salientes ministro y viceministro de relaciones exteriores, Luis Gilberto Murillo y Jorge Rojas, y de la canciller entrante Laura Sarabia, empezaron a sonar con mensajes de alerta. Ellos cuatro fueron los encargados de atender la emergencia y de calmar los ánimos entre ambos países. Donald Trump, en una demostración de poder, acababa de anunciar una serie de sanciones que, de implementarse, hubieran sumido a la economía colombiana en una profunda crisis

Colombia negoció, envió sus aviones para recoger a los ciudadanos y devolverlos al país libres y sin amarres. Estados Unidos, por su parte, cantó victoria y afirmó que el gobierno de Petro había cedido a todas sus exigencias. Pocas horas después, el gobierno americano volvió a enviar un avión con migrantes esposados.

El viernes en la noche el presidente Petro, en entrevista con la cadena Univisión, dijo que eso ocurrió sin su conocimiento y dejó claro que, aunque está dispuesto a entablar un diálogo de “tú a tú”, no va permitir la llegada de aviones militares con colombianos atados de pies y manos. La tensión sigue más viva que nunca y ahora, mientras mensajes en tono cada vez más altisonante se registran en Twitter, en Truth Social y en medios de ambos países, será Laura Sarabia la encargada de evitar que las tensiones diplomáticas se profundicen. Este domingo, en su primera entrevista desde que asumió el cargo, la nueva ministra de Relaciones Exteriores da su mirada sobre la situación y hace un llamado a la calma para preservar una relación de cooperación que, a su manera de ver, ha sido beneficiosa para ambas naciones.

CAMBIO: El periódico The New York Times publicó una crónica sobre las diecinueve horas de máxima tensión que se vivieron en la Casa de Nariño, luego de la publicación del trino del presidente Petro y la dura respuesta de Donald Trump. En ese artículo cuentan que usted llamó, entre otros, a tres expresidentes para que ayudaran a apaciguar el ambiente con los norteamericanos. ¿Cuál es la realidad de esas gestiones? ¿A quiénes llamó y para qué?

Laura Sarabia: Ya lo manifesté en distintos canales: el domingo hablé con varios expresidentes, excancilleres, organizaciones de la sociedad civil, gremios, y representantes del sector privado. El objetivo no era otro que encontrar una salida concertada a la situación con Estados Unidos a través de la diplomacia y del diálogo.

Laura Sarabia
Laura Sarabia. Crédito: Colprensa. 

CAMBIO: ¿Qué le dijeron los expresidentes? 

L. S.: La intención nuestra en las conversaciones que tuvimos con todos los sectores de la sociedad era encontrar una salida concertada, y eso fue lo que conseguimos.

CAMBIO: Vamos al origen de esta telenovela: la llegada de los aviones gringos cargados de migrantes colombianos esposados de pies y manos. El presidente Petro ha dicho que su decisión de no recibirlos en esas condiciones obedece a una directriz del gobierno en defensa de la dignidad humana. Sin embargo, varios de los colombianos que regresaron en el avión afirmaron que devolver los vuelos fue una revictimización.

L. S.: Todos nuestros esfuerzos están dirigidos a garantizar que nuestros connacionales regresen a su país con dignidad. Ningún colombiano migrante debería enfrentar situaciones indignas y la base de su tratamiento, en cualquier país que estén, debe ser el respeto a los derechos humanos. Sabemos que, en todo el mundo, los migrantes enfrentan situaciones de discriminación, barreras culturales y dificultades legales. Por eso, nuestro compromiso es claro: velar porque los derechos humanos de los colombianos que retornan desde Estados Unidos, Panamá, México, Chile, España, entre otros países, sean respetados conforme a las recomendaciones de la ONU, la OIM y los organismos especializados en migración.

CAMBIO: Cuando se anunció que el impasse había sido superado y que Colombia enviaría sus aviones para recoger a los migrantes, algunas personas pensaron que el episodio iba a quedarse de ese tamaño. Pero la realidad es que esta crisis apenas está empezando. Las relaciones entre ambos países están en estado crítico y ese es un hecho que el propio presidente Petro reconoce. En condiciones como estas lo normal sería el usar las vías diplomáticas tradicionales: a puerta cerrada. Pero usted bien sabe que los presidentes Petro y Trump prefieren comunicarse y anunciar sus decisiones a través de las redes sociales. ¿Cómo puede coexistir ese estilo de beligerancia digital con los esfuerzos diplomáticos?

L. S.: Las redes sociales se han convertido en el principal espacio de conversación pública. Todos las utilizamos para mantener un contacto directo con la ciudadanía. Como canciller de Colombia, mi labor es fortalecer nuestras relaciones internacionales a través de los canales diplomáticos. Quiero aprovechar el talento y la experiencia de los funcionarios de carrera de la Cancillería para consolidar un equipo profesional que defienda los intereses de Colombia y de nuestros connacionales en el exterior.

CAMBIO: Los medios y los ciudadanos nos fijamos mucho en el problema de las visas. Pero ese, paradójicamente, podría ser el menor de los dolores de cabeza. Lo realmente preocupante tiene más que ver con la plata: sanciones económicas y el fin de la cooperación. El presidente dice que la economía colombiana estaría preparada para aguantar el golpe de las sanciones. ¿Qué opinión le merece esa afirmación?

L. S.: Más allá de situaciones hipotéticas, mi labor como canciller es utilizar los canales diplomáticos para establecer un diálogo con todos los países del mundo que nos permita mejorar la calidad de vida de los colombianos, tanto en el exterior como en el país. Tenemos un potencial gigante para diversificar nuestra balanza comercial, para explotar nuestras habilidades humanas en temas como Inteligencia Artificial, para aumentar el turismo y la inversión de todas partes y para mostrarle al mundo el enorme potencial de Colombia. Esa será la prioridad de esta Cancillería.

CAMBIO: Canciller, el tema no es así de sencillo. En la última semana, por ejemplo, hemos hablado con altos ejecutivos de varios de los bancos más importantes de Colombia. Ellos afirman que en las salas de crisis que se convocaron el domingo se concluyó que, si se imponen las sanciones, el sistema bancario se revienta en cuestión de días…

L. S.: De nuevo, usted sabrá entender que no me corresponde opinar públicamente sobre situaciones hipotéticas. Nuestro objetivo es cuidar las relaciones para no llegar a esa situación, que no beneficia a nadie.

CAMBIO: En entrevista con Félix de Bedout para la cadena Univisión, el presidente Petro dijo que Colombia debe prepararse para diversificar sus alianzas económicas y “mirar al mundo”. Pero eso no pasa de la noche a la mañana. La realidad es que nuestra economía depende en una medida muy importante del comercio con Estados Unidos. A ese país se van cerca del 30 por ciento de nuestras exportaciones. Pero ese treinta por ciento, tan importante para nosotros, es casi insignificante para ellos. Si los americanos nos imponen sanciones, nos acaban. Si nosotros hacemos lo mismo, no les movemos un pelo. No parece factible pensar que, en esas condiciones, se pueda “hablar de tú a tú” como quiere el presidente

L. S.: Hemos sido aliados de Estados Unidos por décadas, y hemos construido una relación basada en el diálogo honesto y el respeto mutuo. Nos unen muchos temas, desde el comercio y el turismo hasta los proyectos para llevar energía limpia a Estados Unidos y la lucha conjunta contra el narcotráfico. Colombia debe mirar al mundo, pero, más aún, debe generar las condiciones para que el mundo mire cada vez más a Colombia. Y este gobierno lo está logrando. El año pasado recibimos más de seis millones de visitantes extranjeros, una señal clara de que la imagen de nuestro país está en un proceso de transformación positivo. Esta Cancillería trabajará incansablemente para que cada vez más personas y naciones vean en Colombia un destino estratégico para invertir, conocer y disfrutar de su inmensa riqueza y de su gran potencial.

Laura Sarabia
Laura Sarabia asumió como canciller el pasado miércoles 29 de enero. Crédito: Colprensa. 

CAMBIO: Se entiende que su rol como canciller la obliga a ser prudente. Pero lo que está en juego no solo afecta de manera grave la economía. Miremos el tema de la capacidad militar y operacional de la fuerza pública. Solo por ponerle un ejemplo, si rompemos cobijas con Estados Unidos la inmensa mayoría de la flota de aeronaves del Ejército y la Policía queda parqueada. ¿Ahí cómo nos diversificamos? Perderíamos un activo esencial para la lucha contra el crimen y el narcotráfico.

L. S.: Nuevamente, usted me está hablando de supuestos. Yo no puedo responder sobre especulaciones. Estoy segura de que a Estados Unidos le interesa la seguridad en Colombia y en la región.

CAMBIO: ¿Qué pasa, por ejemplo, si Estados Unidos exige erradicación forzosa de los cultivos ilícitos? El presidente colombiano ha rechazado enfáticamente esa posibilidad y es bastante factible que esa sea una de las exigencias de Trump para seguir cooperando. 

L. S.: No quiero sonar repetitiva, pero las preguntas con condicionales o de “qué pasaría si” corresponden más a un analista que a una Canciller. Tanto Colombia como Estados Unidos tenemos un firme compromiso de luchar contra el narcotráfico. La cooperación que ha brindado Estados Unidos ha sido encaminada a eso. Estamos trabajando en un método que haga un uso eficiente de esos recursos de cooperación. Ambos gobiernos han trabajado juntos durante décadas para enfrentar la situación de las drogas, en una cooperación basada en intereses comunes. Para nadie es un secreto que para Estados Unidos es una prioridad frenar el aumento del consumo de drogas. Y le doy una primicia: en este momento estamos construyendo un cronograma para la reducción de cultivos de coca, que socializaremos pronto con Estados Unidos como parte de nuestro compromiso compartido.

CAMBIO: Lo que todos esperamos es que esta crisis no escale y se calmen las aguas. Pero, a decir verdad, ambas partes parecen firmes en su posición. Estados Unidos quiere seguir deportando a los migrantes esposados y Colombia no está dispuesta a permitirlo. ¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo?

L. S.: Ya hemos llegado a un acuerdo. Las posiciones de Colombia y de Estados Unidos no son incompatibles. Estados Unidos tomó la decisión soberana de deportar migrantes que no tienen documentos, y Colombia exige que el traslado de los migrantes desde Estados Unidos hasta Colombia cumpla con todos los estándares internacionales de protección al migrante. ¿Qué hicimos? Asumimos el traslado nosotros para traer a nuestros connacionales con dignidad.

CAMBIO: Pero las historias de cómo los colombianos son maltratados sistemáticamente en los aeropuertos mexicanos son pan de cada día. Con la diferencia de que en ese país la línea del gobierno es políticamente afín a la del presidente Petro. ¿No existe un doble rasero? ¿Una suerte de indignación selectiva? 

L. S.: No existe tal doble rasero. Si bien la atención se ha centrado en Estados Unidos, nuestra decisión de garantizar el traslado digno de nuestros migrantes se aplicará también a otros países, como México, España y Chile, con quienes tenemos excelentes relaciones. De hecho, este lunes recibiremos un vuelo desde Panamá con 48 colombianos, quienes, gracias al trabajo profesional y a los esfuerzos diplomáticos de la Cancillería, viajarán sin ser esposados y en condiciones que respeten plenamente sus derechos humanos. Siete de ellos serán trasladados en condiciones especiales debido a que tienen infracciones en Panamá.

CAMBIO: No se ha entendido del todo la propuesta que lanzó el presidente en su entrevista con Univisión para hacer un plebiscito preguntando si se debe o no recibir a migrantes colombianos que regresen esposados. ¿Podría desarrollar esa idea a mayor profundidad?

L. S.: Esas decisiones corresponden exclusivamente al presidente, y estoy segura de que el ministro del Interior y la ministra de Justicia podrán explicar esa posibilidad.

CAMBIO: Usted sabe bien que el mundo de Washington en muy complejo y se necesitan conexiones para moverse y hacer que las cosas pasen. Eso solo se adquiere con los años. ¿Qué va a hacer usted para garantizar ese acceso?

L. S.: Todos los cancilleres que me precedieron, y no soy yo la excepción, contaron con el respaldo de un equipo de profesionales comprometidos y talentosos del servicio diplomático. Un equipo que gracias a años de relaciones bilaterales ha adquirido los contactos y los conocimientos para guiar a la Cancillería a tomar las decisiones más estratégicas para Colombia. Aunque llevo menos de una semana en el cargo, he confirmado que la Cancillería dispone de un equipo altamente capacitado que me ayudará a navegar y abordar de manera eficiente y práctica los asuntos internacionales. He decidido fortalecer el servicio diplomático y apoyar a los funcionarios de carrera, realizando nombramientos como el del vicecanciller designado, Daniel Ávila. La Cancillería de Colombia es un ejemplo destacado de una entidad estatal seria, comprometida y dedicada a defender los intereses de todos los colombianos.

Laura
Antes de llegar a la cancillería Sarabia era la directora del Dapre. Crédito: Colprensa. 

CAMBIO: Usted, que es ahora la cabeza de la política internacional del Estado, no ha tenido experiencia en el servicio exterior. Su fama entre el mundo del poder es la de una mujer eficiente y capaz. Eso hasta sus detractores se lo reconocen. Pero existe la preocupación natural de que, justo en medio de la peor crisis diplomática de la historia reciente, el cargo sea ejercido por una persona que apenas acaba de cumplir treinta años. ¿No le parece que esa es una angustia razonable? 

L. S.: No me avergüenza ni me atemoriza mi juventud. Me gusta pensar que, a pesar de los cargos que he ocupado en los últimos años, tengo mucho más futuro que pasado. Yo admito que no me las sé todas, con eso no tengo problema, y eso me permite escuchar y asesorarme de personas que me ayudan a ser eso que usted menciona: eficiente, operativa, y con capacidad de gerenciar. De hecho, le tengo que confesar que veo mi juventud como una ventaja. Quiero darle a esta Cancillería un nuevo aire, más fresco, que me permita hacer una interlocución más directa con la ciudadanía y con los colombianos que viven en las regiones de Colombia y en todo el mundo. Todos los colombianos deben saber que aquí hay una entidad que defiende los intereses de los colombianos, y si quisiera dejar un legado no sería otro que la gente vea en esta entidad una puerta abierta por la que pueden entrar.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí