Gustavo Petro y Donald Trump inician una relación marcada por la tensión
20 Enero 2025 01:01 pm

Gustavo Petro y Donald Trump inician una relación marcada por la tensión

Gustavo Petro y Donald Trump.

Crédito: Colprensa - Reuters

El día de su llegada a la Casa Blanca, acto al que no fue invitado el presidente colombiano, el republicano Donald Trump mostró sus dientes al reclamar el Canal de Panamá y rodearse de un equipo que considera a los grupos narcotraficantes como “organizaciones terroristas”. ¿Qué viene ahora? Análisis.

Por: Armando Neira

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“Desde el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, dice la sabiduría popular. Aunque recién se está instalando en la Casa Blanca para su segunda administración, Donald Trump ha demostrado que no sigue los protocolos y que su ambición para favorecer sus intereses no tiene límites.

Si no tuvo reparos en burlarse de Canadá, una de las diez economías más grandes del mundo en términos de Producto Interno Bruto (PIB), sugiriendo que debería anexarse a Estados Unidos, ¿qué problema podría tener con la mirada displicente que hasta ahora ha tenido hacia América Latina?

A México le advirtió que podría usar la fuerza militar para combatir el narcotráfico; de paso, aseguró que iba a cambiar el nombre del golfo de México a "golfo de América", “porque suena más precioso”, y anunció que su país volvería a controlar el Canal de Panamá para “enmendar una injusticia”.

“El Canal de Panamá es una desgracia”, dijo Trump en su residencia de Mar-a-Lago. “Jimmy Carter se lo dio por un dólar y se suponía que nos tratarían bien”. Según su versión, esto no ha sido así, y ahora se privilegia a China, un hecho desmentido por el jefe del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, quien respondió públicamente que China no tiene “ninguna” injerencia en esa vía.

Ante esta postura, el presidente Gustavo Petro se subió al ring y sentenció: “Hasta las últimas consecuencias estaré al lado de Panamá y la defensa de su soberanía. Si el nuevo gobierno de Estados Unidos quiere hablar de negocios, hablaremos de negocios, de tú a tú, y en beneficio de nuestros pueblos, pero jamás se negociará la dignidad”.

Gustavo Petro y Donald Trump

Este caso muestra que las relaciones entre Colombia y Estados Unidos podrían estar marcadas por la emocionalidad de dos líderes que privilegian las redes sociales para comunicar sus políticas públicas. Esa es una de las características que ambos comparten. Ideológicamente, son diametralmente opuestos.

Trump y Petro, tan cerca y tan lejos

Un ejemplo. Para Petro, el cambio climático es una de sus obsesiones, al punto que ha acelerado una transición energética sin evaluar los costos económicos, pero para dar un ejemplo global. Para Trump, el cambio climático sencillamente no existe.

Ambos caminan por caminos tan distintos que Trump ni siquiera tuvo la cortesía de invitarlo al acto de posesión, a pesar de que ambas naciones mantienen una relación de más de dos siglos. “Cuestiono que a la posesión de Trump solo asista la extrema derecha, invitada por él, o, como en el caso colombiano, por su partido, incluso la extrema derecha manchada con las masacres. No quieren hablar con la diversidad y, por tanto, quieren imponer”, reclamó Petro.

“Espero del nuevo gobierno de Estados Unidos diálogo y entendimiento civilizado y unas Américas compuestas de seres humanos iguales y libres”, agregó el presidente colombiano.

La Casa Blanca

“Por ahora, podemos esperar que las relaciones sean tensas”, dice Dorian Kantor, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. El docente reitera que, a pesar del denominador común de su proclividad a comunicarse a través de las redes sociales, Trump y Petro tienen agendas y visiones del mundo muy diferentes, lo que podría generar un distanciamiento entre Washington y Bogotá.

Históricamente, Trump es la antítesis de la política de “buena vecindad” de Roosevelt, como demuestra el modo intimidatorio con el que trata a sus vecinos de frontera, México y Canadá.

Entre la política y la economía

Colombia podría, entonces, mantener un perfil conservador para evitar que un distanciamiento con Estados Unidos tenga efectos económicos. Una idea difícil de poner en práctica, como lo ha demostrado hasta ahora Petro, quien no dudó en romper relaciones con Israel o en salir en defensa de Pedro Castillo, quien intentó dar un golpe de Estado en Perú. De ahí que las relaciones entre Lima y Bogotá estén congeladas.

Todo depende de cómo mantenga la Casa de Nariño su postura en adelante. “La clave está en ‘no pisar callos’”, dice la internacionalista Ildiko Szegedy Maszak, profesora de la Universidad Javeriana. Para esta docente, está demostrado que, a pesar de su locuacidad, Trump representa una política completamente fría, con un enfoque en los intereses de Estados Unidos. “Esto significa que es una política poco ideológica, y lo importante es que, si un país no afecta los intereses de Estados Unidos, la ideología de su gobierno tiene poca relevancia”.

En esta línea, Colombia tiene mucho que ganar. Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia. Las exportaciones superan los 10.000 millones de dólares, y los ciudadanos de ese país encabezan la lista de turistas que llegan al nuestro, con una cifra que ronda el millón de dólares anual.

La Casa de Nariño

La Cámara Colombo-Americana (AmCham Colombia) cree que Colombia debe enfocar su estrategia para aprovechar las oportunidades que surgen en el contexto del nuevo gobierno de Trump y ante un posible aumento del proteccionismo en el comercio global.

Para la Cámara, las medidas proteccionistas en el comercio internacional, incluyendo el aumento de aranceles por parte de Estados Unidos hacia México, Canadá y China, sumadas a los conflictos geopolíticos, representan un abanico de oportunidades para Colombia. Estas deben ser aprovechadas por los empresarios para posicionar al país como un socio estratégico en sectores clave, especialmente en el contexto de la reactivación económica nacional.

Según María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, sectores como agroindustria, textiles, manufacturas, productos químicos, plásticos y bienes de valor agregado destacan a Colombia como un proveedor competitivo para el mercado estadounidense.

El efecto de Trump en las elecciones de 2026

La dificultad pasa por actuar con frialdad y pragmatismo. Petro levanta la bandera de la “dignidad”, una palabra que sus seguidores le aplauden al unísono. El problema es que, con un deterioro de las relaciones con Estados Unidos, ¿qué tantos electores saldrían a apoyar al petrismo en 2026? Ese es el dilema. De la habilidad de Petro para moverse en este nuevo escenario depende el futuro de su movimiento.

Pero, ¿cómo mantener la serenidad ante Trump? La retórica anticomunista de Trump, al estilo de la guerra fría, no deja indiferente a nadie. Tras su contundente victoria, Trump se movió con rapidez en las nominaciones de Marco Rubio como secretario de Estado, Christopher Landau como subsecretario de Estado, y los embajadores de México, Ronald Johnson, y de Colombia, Daniel J. Newlin.

Marco Rubio y Gustavo Petro

Todos ellos convencidos de que hay que combatir sin tregua a los narcotraficantes, y que ahí deben concentrarse los mayores esfuerzos, con un enfoque más policial que social. Johnson trabajó en la Agencia Central de Inteligencia (CIA), mientras que J. Newlin es un exdetective de la Oficina del Sheriff del condado de Orange en Orlando, Florida, donde estuvo 28 años.

La línea dura al frente de la política exterior

Y Rubio no lo duda. El latino con el cargo más importante en el gobierno en la historia de Estados Unidos dice que hay que ser inflexible con los regímenes autoritarios en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y siempre ha mostrado su férrea oposición a las políticas de China e Irán. “Gustavo ‘Chávez’ Petro”, le ha dicho al mandatario colombiano.

Rubio se mostró categórico en su reciente comparecencia en el Senado y aseguró que el crimen organizado domina amplias porciones del territorio mexicano. “Tienen básicamente el control operativo sobre enormes extensiones de las regiones fronterizas entre México y Estados Unidos”.

Es de esperar que cualquier decisión que Trump tome y que pueda afectar al México de Claudia Sheinbaum sea respondida por Petro, quien la considera una de sus más leales aliadas en la región y compañera, según él, en las filas del M-19 cuando eran jóvenes.

El riesgo de más autoritarismo

Para Wola, en esta segunda administración de Trump “podría haber desacuerdos con aliados históricos sobre las estrategias bipartidistas a largo plazo para abordar problemas persistentes, como los conflictos armados internos y los grupos armados ilegales organizados”.

Luis Gilberto Murillo

“Priorizar estrategias de control militarizado de drogas y políticas migratorias restrictivas, aunado a una preferencia por la diplomacia transaccional, corre el riesgo de consolidar aún más el autoritarismo, poniendo bajo mayor amenaza a actores de la sociedad civil, personas defensoras de los derechos humanos y personal gubernamental reformista”, dice en un análisis.

El ideario de Petro va en sentido contrario. Para él, la defensa de los derechos humanos es un asunto innegociable. Lo cierto es que Colombia no puede actuar en solitario en la búsqueda de soluciones a sus profundos problemas. La ayuda de Estados Unidos es fundamental.

El acuerdo de paz de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) encaminó a Colombia hacia enfoques basados en soluciones más sostenibles a largo plazo para abordar las causas profundas del conflicto, la violencia y las economías ilícitas. En esos avances estuvo presente Estados Unidos.

Colombia, México y Brasil, el pueblo unido

Enrique Prieto-Ríos, profesor de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario, comenta que es posible que se consolide un bloque de Colombia, México y el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva para responder a los nombramientos y pronunciamientos de Trump.

“Vamos a ver una diplomacia de enfrentamiento en ciertos niveles, pero también una diplomacia pragmática, en temas como la migración y la lucha contra las drogas”, sostiene Prieto-Ríos.

Sin embargo, a pesar de tantas alertas que gravitan en el ambiente hay quienes confían en la fortaleza institucional tanto en Washington como en Bogotá. El canciller Luis Gilberto Murillo destaca la franqueza con la que hablan los miembros del partido republicano que ahora tiene el poder ejecutivo y las mayorías en el Senado y la Cámara. “Con ellos se puede conversar y llegar a acuerdos”, afirma.

Precisamente, Murillo encabezó una reunión de cancilleres de América Latina y el Caribe, programada para analizar de manera conjunta las implicaciones de la nueva administración de Trump y definir estrategias comunes.

Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro

“En primer lugar, ha hablado mucho de lo relacionado con migración. Hay temas de comercio también que tendremos que discutir, y, obviamente, tienen un enfoque distinto del abordaje de la política de control de fiscalización de drogas, sobre todo del tráfico de cocaína. En ese sentido, tendremos que discutirlo para ver cuáles son los nuevos énfasis de la nueva administración”, afirmó Murillo.

Y es que el enfoque de Trump en la deportación masiva, probablemente utilizando personal militar, algo sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos, podría expulsar a millones de personas mediante redadas, internamiento en campamentos y deportaciones a gran escala.

¿Qué pasará con Cuba y Venezuela?

Con Rubio los limitados compromisos establecidos durante la administración Biden con Cuba llegarán a su fin. Hace unos días, Petro mostró su satisfacción por la decisión de Biden de retirar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo. En respuesta a preguntas en su audiencia de confirmación en Washington, Rubio respondió que La Habana es “sin lugar a dudas” un patrocinador del terrorismo.

En el escenario también está Venezuela. Rubio dijo: “La administración Biden se dejó engañar en las negociaciones con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que lo animaron a celebrar elecciones a cambio de conceder licencias petroleras”.

Las elecciones resultaron ser “completamente falsas”, mientras que Maduro “aprovechó el tema migratorio en nuestra contra para obtener esas concesiones”, señaló Rubio. Es decir, en cuestión de días todo puede cambiar en el vecindario.

Para Lorenzo Maggiorelli, analista internacional, es posible que el enfoque de Trump hacia la región “sea pragmático”, centrado en temas como el narcotráfico y la migración.

Es poco probable, dice, que los elementos fundamentales de la relación con Colombia se transformen drásticamente con Trump, especialmente en áreas como la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, que seguirán siendo los temas centrales. “Las relaciones bilaterales de largo plazo han sido estables e institucionalizadas, por lo que la relación entre Colombia y Estados Unidos seguirá el mismo rumbo que ha tenido en las últimas décadas”, sostiene Maggiorelli.

Con Trump todo es a otro precio

La profesora Ildiko Szegedy Maszak alerta que con Trump las cosas son a otro precio. Si Estados Unidos implementa políticas migratorias muy estrictas y Colombia decide contrarrestarlas, eso sería un error. Sería similar a lo que ocurrió con Reino Unido.

“Algunas personas han sugerido que si adoptamos la misma postura que Petro adoptó con Reino Unido –exigiendo visa para los británicos–, deberíamos hacer lo mismo con Estados Unidos. Sin embargo, en el caso de la migración, esa sería una gran equivocación. Si yo fuera Colombia, no me involucraría en una confrontación con Estados Unidos en este tema porque no lograríamos nada”, concluye.

La prioridad para Colombia debería ser “paz total” y el control de las drogas ilícitas. “La pregunta de si Colombia debe desafiar a Estados Unidos en este aspecto no tiene sentido, porque Estados Unidos estará muy atento a la lucha contra las drogas, especialmente lo que llega de Colombia”.

“Este es un tema clave y mucho más importante de lo que parece en los titulares de prensa. Aquí sí que Colombia puede enfrentarse a problemas serios, ya que sabemos que tenemos una gran responsabilidad en lo que respecta al narcotráfico”, finalizó.

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