Inteligencia Artificial: más allá del ChatGPT
Además de los 'chatbots' (programas informáticos basados en la inteligencia artificial para sostener conversaciones con un internauta sobre un tema específico) , esta tecnología ha ganado terreno en otras industrias. Lo que hoy vemos es su democratización.
Por: María Amparo Gaitán
Aunque hoy gozan de gran popularidad, los desarrollos asociados a Inteligencia Artificial tienen su historia desde hace varias décadas y los chatbots como ChatGPT solo son la punta del iceberg.
Entre los pioneros de estos desarrollos esta IBM, compañía que creó a Deep Blue, la supercomputadora que venció a Gary Kasparov en un juego de ajedrez en febrero de 1996, año en el que Kasparov era considerado el mejor jugador del mundo de ese deporte. Los campos donde la IA ha mostrado su potencial son muchos.
De acuerdo con Juan Sebastián Estévez, líder de Tecnología de IBM Colombia, la compañía trabaja con inteligencia artificial desde 1950 y hoy ya cuenta con más de 40.000 proyectos alrededor del mundo con enfoque empresarial en 20 tipos de industrias diferentes.
Diversas empresas de todos los tamaños en sectores como banca y servicios financieros, alimentos y telecomunicaciones, entre otros, ya la están usando. Lo que vemos hoy es la democratización de chatbots, como ChatGPT, con un enfoque libre y de fácil acceso para los usuarios, alejado de los parámetros de las organizaciones, que llevan años utilizándolos con fines de atención al cliente.
“Vivimos en un mundo en que esta tecnología es palpable y tiende a un crecimiento exponencial de adopción. Lo más importante es que la IA siempre esté centrada en las personas, potenciando sus trabajos, por eso desde IBM hablamos de ‘Inteligencia Aumentada’, una tecnología al servicio de los seres humanos”, explicó Estévez.
Así mismo aseguró que, según un estudio de IBM, una de cada cuatro empresas en Colombia ya está usando la IA y una de cada dos están explorando su uso. Las principales razones, la necesidad de reducir costos, automatizar procesos clave (40 por ciento de ellas) y atender demandas tras la pandemia de covid-19 (38 por ciento).
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Según un estudio del BID, en América Latina y el Caribe las personas consideran que las cuestiones éticas de la IA incluyen la privacidad y seguridad de los datos personales (56 por ciento), la confiabilidad y seguridad del sistema (37 por ciento) y la transparencia (33 por ciento).
Además de toda la especulación al respecto, hoy las organizaciones son las que más se benefician de estos desarrollos para asumir el reto de ser más eficientes, automatizar procesos, optimizar operaciones, innovar, mejorar la experiencia de cliente, brindar mayor apoyo a sus empleados y aumentar las capacidades de ciberseguridad, entre otros.
Recientemente, IBM anunció una colaboración con la Nasa para aplicar la IA de IBM a los datos que obtienen los satélites de observación de la Tierra. El objetivo es identificar cambios en la huella geográfica de fenómenos como desastres naturales, rendimiento cíclico de cultivos y hábitats de vida silvestre, así acelerar el descubrimiento y el análisis de estos datos para avanzar rápidamente en la comprensión científica de la Tierra y la respuesta a los problemas relacionados con el cambio climático.
En Colombia también se encuentran varios casos en diversas industrias. Uno muy exitoso es Protección, fondo de pensiones y cesantías, ahorro e inversión. Su asistente virtual ‘Pronto’, implementado a través de Pratech Group, cuenta con IA de IBM y tiene una valoración positiva del 95 por ciento. Las consultas que tomaban una semana, ahora se pueden resolver en hasta 15 minutos.
Los dilemas éticos siguen sobre la mesa
De acuerdo con Estévez, con la Inteligencia Artificial ocurre lo mismo que con el resto de tecnologías que apoyan la transformación digital: debe ir acompañada de una transformación cultural. No es posible pensar el uno sin el otro. Las personas deben tener a disposición las herramientas y la motivación necesarias para usar las tecnologías, siempre con un aprendizaje constante.
Aclaró que la confiabilidad de la IA depende del proveedor de esa tecnología. Para IBM, por ejemplo, es clave entregar una IA transparente y explicable. Que quien use la herramienta pueda saber cómo se llegó a esa conclusión y reducir sesgos. Hoy tienen principios claros de uso y han firmado acuerdos mundiales de ética, porque es un tema que está en la agenda de todos los países.
Según un estudio del BID, en América Latina y el Caribe las personas consideran que las cuestiones éticas de la IA incluyen la privacidad y seguridad de los datos personales (56 por ciento), la confiabilidad y seguridad del sistema (37 por ciento) y la transparencia (33 por ciento).
Además, se percibe que el sector privado tiene mayor influencia en temas relacionados con la ética de la IA (40 por ciento, seguido del sector académico (29 por ciento). Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI y considerado creador de ChatGPT, confesó mediante un hilo de Twitter, que este chatbot “está algo roto”, haciendo referencia a los fallos que los usuarios han encontrando, especialmente en la versión integrada en el nuevo buscador de Microsoft y concede que el lanzamiento se hizo de manera precoz.
En palabras de Altman, la transición a herramientas con IA será muy rápida, tal como la transición hacia los teléfonos inteligentes, que apenas duró unos años. Su advertencia es que, aunque es tentador ir a esa velocidad, la sociedad necesita tiempo para adaptarse a algo tan grande. En concreto, afirma que las instituciones públicas necesitan tiempo para adaptar la regulación.