"Me emociona saber que Iván Márquez está vivo y que quiere retomar el camino”: Rodrigo Londoño
24 Septiembre 2022

"Me emociona saber que Iván Márquez está vivo y que quiere retomar el camino”: Rodrigo Londoño

Timochenko, presidente del Partido Comunes, habla con CAMBIO sobre la paz total, el diálogo con disidencias y desertores de las FARC, y el futuro de su partido político que en 4 años ya no tendrá curules asignadas sino que tendrá que ganárselas electoralmente.

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Cambio Colombia

CAMBIO: Hace unos días apareció un comunicado firmado de manera conjunta por el Gobierno Nacional, observadores internacionales y por el Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc-EP. ¿Esos no eran ustedes?

Rodrigo Londoño: Nosotros como Farc-EP firmamos el acuerdo con el Estado colombiano encabezado en ese momento por el señor presidente Santos.

CAMBIO: Y entonces estas Farc-EP. ¿Quiénes son?

R.L.: Bueno, pues por lo que se ve en las imágenes, lo que uno conoce, muchachos que no quisieron, no creyeron en el proceso y se mantuvieron armados.

CAMBIO: ¿Usted está de acuerdo con que el Gobierno Nacional explore caminos de diálogo con los desertores o con quienes nunca se acogieron a los acuerdos de La Habana?

R.L.: Creo que lo mejor que nos pudo pasar a los colombianos, la mejor decisión que pudimos haber tomado fue elegir un presidente que se la está jugando por la paz total, que no está pensando en la guerra, que está pensando en generar condiciones. Y yo creo que todos los colombianos debemos acompañarlo en ese propósito que es complejo, que no va ser fácil y estoy seguro pues en el nuestro duramos más de cinco años. Claro, ahora hay condiciones distintas y uno espera que no se vaya tanto tiempo. Lo que a uno lo estimula es que hay voluntad de parte del gobierno y del presidente, y que todos esos grupos han manifestado su disposición de dialogar para acabar con la guerra.

CAMBIO: El jefe negociador de las Farc en el acuerdo de La Habana era Iván Márquez. Él volvió a las armas junto con Jesús Santrich, Romaña y el Paisa. Estos tres últimos muertos en circunstancias que aún no han sido aclaradas. ¿Qué piensa usted de que ellos se hayan apartado del acuerdo?

R.L.: Pues para nosotros fue una frustración muy grande. En lo personal con Iván nos unía una profunda amistad, además creada al calor de la lucha guerrillera. Él jugó un papel muy importante y lo hizo muy bien como negociador, como el jefe de la delegación en La Habana. Y al tomar esa decisión, pues uno siente esa frustración, y por eso yo saludo y me emociona el saber primero que está vivo y segundo que tiene la decisión de retomar el camino.

CAMBIO: Cuando ellos se fueron a la selva ustedes salieron a criticarlos. Después surgió la teoría del entrampamiento. ¿Hoy usted considera que hubo entrampamiento o Márquez y Santrich son traidores del acuerdo?

R.L.: Las informaciones de las que se dispone hoy demuestran que sí hubo entrampamiento. Ahora, ¿a uno cuándo lo pueden entrampar? Ellos tomaron una decisión. Nosotros no la vimos bien y aquí nos mantuvimos, porque el intento de entrampamiento no solamente fue para ellos, sino para todos nosotros. Hicieron un intento de hacernos caer en trampas en las cuales afortunadamente tuvimos la sapiencia de no caer. Pero además convencidos, convencidos de que por encima de las dificultades que se presentaban, el camino a seguir era este.

CAMBIO: Desde la época de La Habana había diferencias entre Iván Márquez y usted. ¿Cuándo empezaron esas diferencias?, ¿empezaron antes de la negociación de paz?

R.L.: Sí, claro. Yo creo que en toda actividad humana en que se trabaje en colectivo van a haber diferencias. Pero lo importante es que estábamos unidos por un propósito. Las diferencias comenzaron desde la etapa secreta, donde se construyó la agenda, que incluso él la calificó como una agenda vidriosa en cierto momento, al ver que no había consenso para enfrentarnos a una decisión de tanta responsabilidad. Yo dije bueno, pues nos tocará seguir. Y prácticamente mandé ese mensaje en la tarde. Pero al otro día en la mañana me puse a reflexionar y a pensar en el compromiso que tenemos ante la historia, ante el pueblo colombiano y la sociedad. Y además de reflexiones que uno hacía, la manera como se estaba desarrollando el conflicto. Tantos jóvenes que estaban muriendo, tantos jóvenes, muchachos y muchachas que llegaban a la guerrilla de las Farc y estaban muriendo en la ofensiva que teníamos encima. Yo dije no, esto no, hay que buscarle ese camino que tanto lo había venido buscando las Farc, pero esas diferencias nunca generaron rompimiento y siempre encontramos el punto de encuentro para seguir adelante.

CAMBIO: ¿A usted no le parece que la negociación de La Habana alargó demasiado la etapa de diálogos y que eso probablemente le causó un desgaste al proceso, un desgaste de credibilidad ante los colombianos y le hizo perder cierto momento que se vio reflejado después de la votación del plebiscito?

R.L.: Hombre, no creo. Yo creo que además la prolongación del tiempo no dependía de nosotros, dependía también de la otra parte. Y hubo temas muy complejos y de discusiones largas. Pero por ejemplo, el tema de víctimas que nos llevó más de un año en que manteníamos ahí como un corcho en el remolino. En ese momento la delegación del gobierno tenía la posición de que nosotros teníamos que pagar cárcel y fue donde les dijimos, Iván era bastante fuerte cuando lo planteaba, que aquí no vinimos a intercambiar impunidades porque el conflicto fue de dos. Por lo menos, la insurgencia y el Estado colombiano. Entonces ese es un elemento que aparecía nuevo en el desarrollo de estos diálogos, la sombrilla que nos cobijaba, que era la Corte Penal Internacional y el Estatuto de Roma. Y a la luz de eso era que teníamos que resolver ese punto del acuerdo. La solución salomónica fue cuando el presidente Santos envió a su hermano a conversar conmigo. De esa conversación sale la idea de nombrar una subcomisión con expertos que le hicieron una propuesta a la mesa del Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación. Nosotros hubiéramos querido que fuera más rápido. Ahora, yo no sé hasta qué punto eso ya desgastado nos hubiera afectado ante la opinión, porque a mí me parece que se cometieron otro tipo de errores que no permitieron que la opinión, y que la mayoría del pueblo colombiano, hubieran acompañado con más vehemencia y con más decisión este acuerdo.

CAMBIO: Viéndolos en la perspectiva del tiempo, ya han pasado varios años. ¿Cuáles errores se cometieron que impidieron que el pueblo colombiano hubiera acompañado con más decisión el acuerdo de paz?

R.L.: El primero es esa decisión de hacer el referendo tomada por Santos. Nosotros no lo acompañamos. Él quiso que hubiera una decisión de las partes y nosotros le dijimos que no lo acompañábamos porque lo veíamos sumamente riesgoso. Pero lo fundamental es que no se hizo la pedagogía necesaria para que la gente entendiera la esencia del acuerdo y en qué los favorecía. Y yo siempre que hablo de este tema pongo lo que nos sucedió a nosotros en Cartagena, en unas reuniones que tuvimos allá con Santos, que nos ubicaron en una finca de recreación, y entonces reunimos los empleados de la finca y nos pusimos a decirles quiénes éramos y en qué andábamos. Y uno de ellos tomó la vocería y dijo vea, nosotros queremos decirles, les pedimos disculpas, pero aquí todos votamos por el No, porque nos han convencido de que si ganaba el Sí, perdíamos el empleo. ¿Y quién quiere perder el empleo? Y así usted como periodista sabe la cantidad de información que hubo. Además, después se supo cómo los planteamientos que hacían eran para “emberracar a la gente” para que apoyaran el No. Ese fue, digamos, lo fundamental para haber perdido, para no haber ganado el apoyo. Pero además de los resultados del plebiscito nos mostraron otra cosa y vimos todo. Vimos a los jóvenes tirados a la calle apoyando el proceso, diciéndole no a la guerra.

CAMBIO: ¿Cómo debe abordarse ahora este tema de la paz total? ¿En qué condiciones se puede recibir hoy a alguien como Iván Márquez en ese esfuerzo?

R.L.: Ponerlo aquí. Lo importante es desactivar un elemento que genera violencia. Eso es lo fundamental. Y lo otro, eso que usted plantea irá a gravitar en las conversaciones que tendrá ese grupo junto con el gobierno y será allí donde definirán a partir de las consideraciones que hagan con el objetivo de terminar la confrontación. Yo ya no me atrevería a decir el camino es este o el otro. Yo creo que eso tiene que salir ahí, de esas conversaciones. Y vuelvo y reitero también que estos procesos van a estar con la sombrilla de la Corte Penal Internacional y del Estatuto de Roma, que son elementos que a veces la gente no los tienen en su cabeza y piensan que las cosas se pueden resolver fácilmente, que fue lo que nosotros aprendimos y entendimos en La Habana y por eso llegamos al acuerdo que llegamos.

CAMBIO: Pero si de usted dependiera, ¿usted aprobaría que Iván Márquez y su grupo no fueran a la justicia ordinaria, sino que tuvieran un tratamiento de justicia especial, aunque el acuerdo de paz señale otra cosa?

R.L.: Yo creo que el aprendizaje que hicimos nosotros, en tanta discusión que hubo en medio de la discusión y el recoger la opinión de la sociedad, la opinión de las organizaciones de víctimas, la opinión de la gente que está unida alrededor de la paz con todas esas opiniones sería encontrar una solución salomónica.

CAMBIO: El gobierno está planteando hablar tanto con el ELN como con disidencias, desertores y organizaciones criminales. ¿Con quiénes sí se negocia y con quiénes no? ¿Qué características o qué grupos no caben dentro de ese esfuerzo de paz total?

R.L.: Yo creo que si comenzamos desde el momento de plantear el planteamiento de la paz total. A decir que unos sí y otros no, pues se nos van a enredar la búsqueda de esa paz total. Aquí yo creo que hay que dar una posibilidad a todos. Cada uno tendrá su tratamiento. Me imagino que habrá una estrategia del presidente y de su equipo negociador y que irá fijándole posiciones a cada grupo. En qué sentido serán los acuerdos.

CAMBIO: Es decir, usted está abierto a que incluso se cambien las condiciones pactadas con el gobierno de ese momento en La Habana en función de lograr esa paz con todos los grupos.

R.L.: Bueno, en esa parte no me atrevo a decirlo así tácitamente. Yo creo que hay que dar la discusión en el marco de la Constitución, de las normas internacionales también. Me imagino que el presidente tendrá diseñada ya una estrategia y si es necesario hacer cambios en su momento no me niego a que los sopecemos. No digo que hay que hacerlo, sí, sino que los sopesemos. Y bueno, allí primará el deseo de que haya paz total en Colombia.

CAMBIO: Señor Londoño, en estos seis años en los que usted ha vivido ya bajo el acuerdo de paz en la legalidad, usted ha podido ver el sentimiento de muchos colombianos frente a las Farc. ¿A qué le atribuye usted la baja votación que han obtenido? ¿Por qué piensa que el candidato Gustavo Petro escondió el apoyo de ustedes?

R.L.: Bueno, yo creo que son dos cosas distintas. La aceptación que hemos tenido entre la gente por la decisión que hicimos del acuerdo no se expresa en votos. Desafortunadamente, lo digo. Una cosa es cuando uno se reúne con la gente, aplauden lo que hemos hecho, lo felicitan a uno, incluso gente que fue afectada por nosotros en medio de la confrontación, lo han expresado. Pero eso no se va a reflejar en votos. Los votos nos toca es ganarlos en el campo de la arena política que ha sido muy difícil, compleja, adversa. Además, llegamos ahí como novatos. Entonces creo que las dos cosas hay que diferenciarlas. Cada vez veo mucho más apoyo de la gente a lo que se hizo en La Habana, al acuerdo que ratificamos en el Teatro Colón. La gente está comprometiéndose cada vez más y en especial los jóvenes. Hace poco estuve en Bucaramanga, en un escenario que nunca me lo había imaginado, con más de 250 adolescentes hablando de ese tema del proceso y queda uno bastante estimulado para seguir adelante en este proceso.

CAMBIO: En el 2018, usted se presentó como candidato presidencial, tuvo que retirar su candidatura porque no había mucho ambiente político en ese momento. Al Senado sacaron algo más de 51.000 votos, luego sacaron 31.000. ¿No está usted, de alguna manera, al mando de un partido que si sigue como va está condenado a desaparecer?

R.L.: Bueno, estamos trabajándole duro a armar una estrategia que nos permita garantizar un caudal de votos mucho mayor. Estamos ahora con los retos de las elecciones regionales. Pero le aclaro, la candidatura mía fue obligada. En la décima conferencia, donde todos levantamos la mano ratificando los acuerdos, planteé que no era viable sacar una candidatura propia para esas elecciones porque polarizaríamos a la sociedad colombiana en medio de la campaña electoral. Desafortunadamente ese planteamiento no me lo tuvieron en cuenta y cuando yo estaba en La Habana recuperándome de un accidente cerebrovascular, me comunicaron que la dirección, en cabeza de Iván Márquez, había tomado la decisión de que yo me lanzara. Yo traté de hacer pulso ahí, de decirles que no, pero bueno, le he enseñado a la gente que las decisiones de la dirección hay que acatarlas. Y lo hice como tal, acatando esa decisión, pero no convencido. Pero no me retiré por las cosas que se dieron, que fue precisamente lo que yo me imaginaba que iba a pasar, sino porque hubo una afectación al corazón y me tocó una operación a corazón abierto. Eso afortunadamente me permitió salir de la candidatura. Pero bueno, en lo demás ahí hemos seguido, ya decía antes, somos novatos en la arena política. Hay cosas que uno ni se imaginaba cómo eran, las hemos ido aprendiendo y estamos diseñando una estrategia en función de las próximas elecciones regionales. Ahí estamos. Tenemos un partido que poco a poco se va consolidando más, se va aprendiendo. En función del debate de la tercera conferencia, que se realizará en enero, se marcará una estrategia mejor y se decidirá una dirección que esté más capacitada de orientar al partido.

CAMBIO: Usted dice que se ha ido fortalecido, pero los números no lo acompañan. Lo que se ve en las votaciones es una reducción del respaldo popular. ¿No cree que ustedes fallaron a la hora de escoger solo a personas que tuvieron un pasado en la lucha armada para que sumieran la representación política del partido Comunes?

R. L.: En estas elecciones nosotros nos enfrentamos a la derecha, a la ultraderecha y nos enfrentamos al Pacto Histórico también en la práctica. Mucha gente que uno abordó hablándole de la necesidad de que nos acompañara con el voto, decían no, yo los quiero mucho, los he apoyado. La vez pasada voté por ustedes, pero ahora yo voy a votar por el Pacto Histórico. Ustedes tienen diez curules aseguradas, ahí no hay problema. En cambio, necesitamos aumentar las curules del Pacto Histórico, entonces ese factor pues incidió bastante. También fue una actitud inteligente de Petro de no aparecer con nosotros en la foto, porque la ultraderecha y la derecha y todos los enemigos de Petro están esperando esa foto para caerle y estigmatizarlo porque desafortunadamente los efectos que produjo la confrontación pues nos generan a nosotros una imagen de rechazo muy grande dentro de la sociedad colombiana. De eso somos conscientes. La guerra, especialmente la última etapa, tuvo una degradación muy grande y así afectó a la sociedad y fenómeno políticas que implementamos, como la del secuestro, de todas maneras, tiene incidencia y sigue teniendo incidencia en la sociedad colombiana. De eso somos conscientes y es en la dinámica política, en la manera como estamos. La desaparecida, la extinta Farc-EP y reincorporado a la vida civil defendiendo el acuerdo. Fueron cuatro años. Sumamente difícil y complejo defendiendo el acuerdo y aquí estamos en este momento, acompañando a un presidente, el cual nosotros estamos convencidos que va a abrir los caminos para que podamos construir la Colombia diversa en paz.

CAMBIO: En los últimos días dos de los negociadores más importantes por parte del gobierno, el doctor Humberto de la calle y Sergio Jaramillo, han dado unas declaraciones que han trascendido sobre los esfuerzos de paz total del gobierno y han manifestado varias de sus preocupaciones, entre esas una de Sergio Jaramillo que creo que es importante conocer su opinión sobre eso. Es que el gobierno, por estar tal vez demasiado concentrado en la búsqueda de esa paz total, tal vez no ha sido igual de diligente o no le ha parado las mismas bolas a implementar debidamente lo que se pactó con las Farc en La Habana. ¿Usted qué piensa de esa afirmación?

R.L.: Bueno, lo primero es que no soy muy de la idea de, a través de los micrófonos, comenzar a señalar críticas que más bien le sirven de instrumento a quienes se oponen a la consigna de la paz total. Hay dificultades, las hemos expresado nosotros. Hemos hecho el llamado ya al presidente Petro, la necesidad de implementar la institucionalidad que tiene el acuerdo, que es lo que le va a dar vía viabilidad a su implementación. Y es muy importante porque estamos frente a la comunidad internacional con la cual tiene un compromiso y está verificando lo que está haciendo. Dentro de poco hay el informe a las Naciones Unidas, pero más allá de eso es la necesidad de mandar el mensaje también a los otros de que sí se van a cumplir los acuerdos. Entonces, en ese sentido, yo lo que he venido planteando es la posibilidad de una reunión a puerta cerrada entre representantes del gobierno, los que tengan que ver con la implementación y los negociadores, tanto de parte de las extintas Farc y de parte del gobierno Santos, para que ahí, en un diálogo cordial, podamos verter la experiencia que hay y las inquietudes que se tienen en ese sentido.

CAMBIO: El nuevo gobierno que empezó el 7 de agosto, ¿le genera a usted más confianza, usted siente que la vida de los excombatientes, incluyendo la suya, está más segura ahora que antes del 7 de agosto?

R.L.: Bueno, yo tengo plena confianza y hemos dado un voto de confianza al presidente Petro. Queremos decirle que lo acompañamos en la campaña, votamos por él, llamamos a la gente a votar por él porque estamos convencidos que era el hombre que iba a encabezar lo que no se hizo antes, el gobierno de transición, siempre. Y recuerde que esa propuesta, ese planteamiento, lo hice en el Teatro Colón. La necesidad de un gobierno de transición y han tergiversado el planteamiento y todo. Pero era lo que necesitábamos. Desafortunadamente llegó un gobierno que ya todos sabemos lo que hizo. Ahora comienza la transición. Aquí no es un gobierno que va a cambiarla y no es una revolución como la soñamos cuando nos fuimos al monte. No, aquí vamos a comenzar un tránsito para generar condiciones de terminar la guerra y comenzar a construir la Colombia diversa en paz, aprovechar toda la riqueza que tiene nuestra patria en función del bienestar del conjunto de la sociedad colombiana. Entonces, en ese sentido es que lo planteamos.

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