Bolañito y sus líos con la justicia

Jorge Eladio Bolaño fue una estrella del fútbol colombiano en la década de los noventa. Sus buenas temporadas con el Junior de Barranquilla, en donde debutó en 1993, le garantizaron su traspaso al fútbol italiano. Allí vistió las camisetas de Sampdoria, Lecce, Módena y el mítico Parma. El alto nivel que demostró durante esos años en Europa le garantizó decenas de convocatorias a la selección Colombia e incluso representó al combinado nacional en el Mundial de Francia 1998. Su retiro del profesionalismo llegó en 2013, cuando regresó al rentado local a dar sus últimos pasos en las canchas y, tras colgar los guayos, participó como panelista en diferentes programas televisivos de periodismo deportivo.

Pero, además de su vida como futbolista, Bolaño ha estado involucrado en algunos escándalos que lo convirtieron en protagonista de distintos titulares de prensa. En abril de 2014, el exjugador fue capturado por la Policía Metropolitana de Barranquilla a raíz de un altercado con su esposa, Zulaine Hernández, quien se comunicó de manera urgente con agentes de la fuerza pública. Posteriormente, un juez declaró que la detención había sido ilegal y Hernández desmintió la teoría de que había sido agredida por su pareja y aclaró que fue un problema que surgió por el exceso de licor.

“Jorge estaba festejando el cumpleaños de él y el de mi hija. Le dije que ya no siguiera tomando, pero se alteró y asustó a las niñas. Me dio miedo y por eso llamé a la Policía”, señaló la mujer en ese momento.

Cuatro años más tarde, en septiembre de 2018, una familia trabajadora denunció que por culpa de Bolaño iba a perder su casa en el barrio Los Almendros, de Santa Marta. Diez años atrás, Wilmer Peralta había recolectado 45 millones de pesos, equivalentes a los ahorros de toda su vida, para comprarle la vivienda al exfutbolista para vivir allí con su esposa y sus cinco hijos. Sin embargo, como no tenía más dinero, optó por no llevar a cabo el registro de las escrituras del traspaso ante una Oficina de Registro y de Instrumentos Públicos. Ese fue el origen de sus problemas una década después. Bolaño contrajo una deuda y la falta de pago llevó a que un juzgado iniciara un proceso de embargo y remate sobre el inmueble en el que vivía la familia Peralta porque, sobre el papel, todavía le pertenecía al exjugador del Junior. Los hechos se dieron a conocer a los medios de comunicación, que hicieron eco de lo ocurrido y descubrieron que la deuda en cabeza de Bolaño se había originado por varios meses de arriendo, administración y servicios públicos que no canceló de un apartamento que ocupaba en Barranquilla.

En esta ocasión, CAMBIO conoció de un proceso penal que involucra nuevamente al antiguo mediocampista de la selección Colombia. Al igual que los casos previamente referenciados, en este también está implicada su esposa y una millonaria deuda.

Desde 2013 recae sobre Bolaño y Hernández una denuncia por fraude procesal en el despacho de la Fiscalía 46 de la Seccional Atlántico. A pesar de que la situación fue puesta en conocimiento del ente acusador hace nueve años, el proceso continúa en etapa de indagación y sin ningún avance significativo. Así se corrobora en la plataforma SPOA de la Fiscalía y lo confirma Osvaldo Borrego, el hombre que interpuso la acción en contra del exfutbolista y de su pareja.

"Infinidades de veces he ido al despacho en donde cursa el proceso y nunca ha sido posible que la fiscal me atienda. Necesito que resuelva jurídicamente esta situación. En 2017 pedí una mesa técnica a la directora seccional y vigilancia especial al proceso a la Procuraduría. Nada ha pasado", aseguró.

El contexto detrás de la controversia por la que Borrego recurrió a la justicia se inició en 2007, por un préstamo de 100 millones que realizó a Bolaño y Hernández. Debido a que estos no pagaron la totalidad de la suma, Borrego adelantó un proceso ejecutivo en el que se dictó el embargo de un apartamento en Barranquilla que pertenece a la pareja. En un fallido intento de conciliación ante un juzgado de la ciudad en agosto de 2013, el exfutbolista reconoció la existencia de la deuda pero no se llegó a ningún acuerdo.

Sorpresivamente, dos meses más adelante, en octubre de ese año, un juez tumbó la medida de embargo, ya que una prueba grafológica, allegada por el propio Bolaño, demostró que “la firma que reposa en el título valor objeto de investigación” no es la de él. Es decir, la prueba reveló que el documento en el que constaba la deuda de 150 millones contenía una firma falsa y eso llevó a que el proceso ejecutivo en contra del futbolista, así como el embargo de su apartamento, no tuvieran ningún sustento legal.

Borrego asevera que la prueba grafológica es inconsistente ya que él sí cuenta con una letra firmada por Bolaño y esposa. Por lo tanto decidió denunciarlos por fraude procesal. En contra de sus intereses, según señaló, el proceso lleva estancado casi una década. CAMBIO intentó contactar a la fiscal del proceso y a Jorge Bolaño, pero no recibió respuesta.