Primera entrevista de Iván Velásquez: “La salida de la Policía del Ministerio de Defensa es una decisión tomada”
30 Julio 2022

Primera entrevista de Iván Velásquez: “La salida de la Policía del Ministerio de Defensa es una decisión tomada”

Crédito: Yamith Mariño

Iván Velásquez dice que jamás ha marchado, que está en desacuerdo con el servicio militar obligatorio, que debe haber transparencia en el gasto militar, y que no tolerará violaciones de los derechos humanos. Entrevista exclusiva con CAMBIO y 'Noticias Uno'.

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Tiene 67 años. Jamás sube el tono de la voz. Habla serenamente como si no supiera que cada frase suya sonará como una carga de dinamita en el estamento militar. Este abogado, egresado de universidad pública, y que ha trabajado casi toda su vida como funcionario e investigador judicial, asumirá el Ministerio de Defensa del primer presidente de Colombia que fue guerrillero y que por eso mismo despierta desconfianza e incertidumbre en las Fuerzas Armadas.

Para muchos el nombramiento de Velásquez tampoco ayudó a calmar las aguas. Lo ven como una contraparte judicial de Álvaro Uribe, el presidente más querido por los militares. Defensor de derechos humanos e investigador de corrupción, su llegada a lo que por muchos años se llamó “El Ministerio de Guerra” despierta muchas inquietudes en los uniformados. La incomodidad se siente en cuarteles y submarinos, en la Fuerza Aérea y en la Policía, todos se preguntan si en lugar de un ministro les nombraron un investigador implacable. 

En una conversación franca, el ministro que asumirá dentro de una semana la cartera de las armas dijo que no viene a perseguir a nadie pero tampoco a favorecer impunidades. Afirmó que confía en la honestidad de la mayoría de los integrantes de las Fuerzas Armadas pero que se debe evitar que la corrupción se esconda debajo de la etiqueta de “seguridad nacional”. Fue tajante en afirmar que el gobierno no tolerará violaciones de los derechos humanos y dijo que el Esmad, el polémico escuadrón antidisturbios de la Policía, dejará de existir como hoy se conoce. Al tiempo que reprochó, frontalmente, lo que llamó excesos y delitos de la fuerza pública durante el paro nacional.

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El ministro, casi que resignado a su destino, sabe en lo que se está metiendo y no descarta “riesgos y amenazas”. Está completamente decidido a hacer una revisión profunda de presupuestos, procedimientos operacionales y hasta del lenguaje. Dice, por ejemplo, que tiene reservas sobre el uso de palabras como “neutralización” para referirse a darle muerte a un enemigo, o que quizás la expresión “héroe” no debería otorgarse a la ligera por obra de la propaganda institucional. 

Velásquez se define como un institucionalista y entiende que los defensores del Estado de derecho están obligados más que nadie a respetar la Constitución. No se puede pasar por encima de la ley, a nombre de su defensa; reitera periódicamente durante la conversación.

Hasta hace unas semanas, el presidente electo Gustavo Petro lo llamaba coloquialmente “Fiscal”, pero cuando nadie lo esperaba –ni siquiera él– lo nombró ministro de la Defensa Nacional.

CAMBIO: Usted ha sido fiscal, investigador del paramilitarismo, magistrado auxiliar de la Corte Suprema y ha dirigido la comisión contra la corrupción en Guatemala. ¿Pero de dónde acá, ministro de Defensa? ¿Qué conocimientos tiene usted para asumir semejante responsabilidad?

IVÁN VELÁSQUEZ: Bueno, pues naturalmente un ministro de Defensa Civil no dirige operativos, no diseña estrategias militares y tiene mucho más una actividad de dirección de las políticas que desde la Presidencia se imparten para la fuerza pública. De manera que este argumento que muchas veces ha sido utilizado como descalificación de la falta absoluta de experiencia en la estrategia de la guerra, creo que no es de recibo, mucho menos ahora que lo que pretende el presidente Petro es la estrategia de la paz.

El mensaje que quiero darles a todos los miembros de la fuerza pública es que no habrá tolerancia ni con la corrupción, ni con la violación de derechos humanos.

CAMBIO: Ministro, usted tiene reconocimiento en derechos humanos y en lucha contra la corrupción. Pero al interior de las fuerzas militares existe la preocupación de que usted llegue a ser un inquisidor de ellas y de sus hombres. ¿Qué les puede decir?

I.V.: Que pueden tener absoluta tranquilidad. Como hemos venido diciendo en muchos espacios, este no va a ser un gobierno para las venganzas, ni para la persecución, ni para los odios. Naturalmente, no va a ser tampoco un gobierno permisivo. No existirá entonces una acción encaminada a desarrollar cacerías de brujas o actuaciones que pretendan lesionar sin ninguna justificación a las fuerzas. Es que ese no es el propósito de este gobierno. Pero, también digo, hay hechos de corrupción que han sido públicamente conocidos y graves violaciones de derechos humanos. El mensaje que quiero darles a todos los miembros de la fuerza pública es que no habrá tolerancia ni con la corrupción, ni con la violación de derechos humanos.

CAMBIO: Pero esas prevenciones van más allá de la fuerza. Usted es percibido como contraparte judicial del expresidente Álvaro Uribe. Los uribistas dicen que su llegada al ministerio los hace temer por sus vidas. Quiero leerle un trino de la senadora Paloma Valencia: “El nombramiento de un enemigo acérrimo del partido de oposición como ministro de Defensa no es solo un desafío, es una amenaza”. ¿Usted qué le responde?

I.V.: Que estemos en contradicción ideológica porque no he compartido los principios del Centro Democrático, no significa que se pretenda desarrollar una persecución. Por el contrario, lo que se pretende es profundizar la democracia y que se puedan tener todas las discusiones políticas. Me parece totalmente injustificada esta crítica que la senadora formula. No habrá, y es conveniente insistirlo, ninguna acción de venganza, ni de retaliación, ni de revanchismo. Yo sufrí la persecución, entiendo lo que significa y no voy a repetirla contra nadie. De manera que pueden estar absolutamente tranquilos todos los que estén en otros lados del espectro político. A pesar de las críticas del expresidente Uribe y del Centro Democrático, cuando se realizaron las investigaciones de la parapolítica, no hubo un solo caso, en los que yo haya tenido intervención, en que se pudiera demostrar que hubo una persecución. Por el contrario, después de las sentencias que dictó la Corte Suprema de Justicia, nuevos elementos probatorios demostraron que esas decisiones correspondían a la verdad.

CAMBIO: A lo largo de los últimos años, varias veces ha existido evidencia de que hay dirigentes políticos, y específicamente el jefe del Centro Democrático, el expresidente Álvaro Uribe, con acceso a información de inteligencia, cuando ya no era jefe de Estado. ¿Cómo va a hacer usted para evitar esas filtraciones y el uso de información de seguridad nacional con propósitos partidistas?

I.V.: Cada persona encargada de la inteligencia, cada persona encargada de la información que permita esa filtración de inteligencia tendrá consecuencias.

CAMBIO: Y del otro lado, ¿Cómo va a evitar usted que los hombres de inteligencia actúen por su propia cuenta? Porque no siempre le van a contar lo que hagan…

I.V.: Pues esa es una tarea que siempre hay que desarrollar con el mayor cuidado, usando la contrainteligencia que también al interior de las fuerzas existe. Yo espero tener la confianza de que todos los miembros de fuerza pública van a actuar con absoluto respeto en estas labores de inteligencia y contrainteligencia. Además, espero que esas labores sean respetuosas conmigo y que pueda contar con el respaldo de todos los miembros de la institución.

CAMBIO: Le quiero citar una frase del presidente Duque sobre usted: “No conozco al nuevo ministro de Defensa, Iván Velásquez Gómez, pero es importante que, ante la responsabilidad que él asume, genere confianza en las fuerzas y con los sectores que ha agredido”. ¿Cuáles son los sectores que usted ha agredido y cuál es su respuesta al presidente Duque?

I.V.: Pues podría de pronto referirse él, no a sectores, sino más bien a acciones. Yo he criticado muy duramente la represión de la Policía a las manifestaciones que desde el 28 de abril, hace ya más de un año, se desarrollaron en el país. Y he afirmado también que esas críticas por acciones ilícitas de miembros de fuerza pública que todos vimos a través de los medios de comunicación no pueden quedar en la impunidad. Al mismo tiempo he dicho que esta no es una acción en contra de la institucionalidad. Que son dos cosas muy diferentes. Por el contrario, yo creo que cuando se señalan las acciones irregulares de cualquiera de las fuerzas, de cualquiera de los integrantes de las fuerzas, lo que se pretende es que exista una institucionalidad fuerte, adecuada, respetuosa del Estado democrático de derecho. Que se critique entonces que después de unos graves hechos de agresión, el presidente de la república aparezca con la chaqueta de Policía, sin hacer ninguna recriminación por esos graves hechos cometidos momentos antes; no es estar en contra de la fuerza pública, sino reclamar que la fuerza pública tiene que actuar respetando el Estado social y democrático de derecho.

Hubo muchas acciones ilegales que quedaron en evidencia en los registros de las confrontaciones entre manifestantes y fuerza pública. Indudablemente hubo excesos y muchos de esos excesos son constitutivos de delitos. Tenían que ser adecuadamente investigados.

CAMBIO: Hablando de protestas, ¿El Esmad se acaba o no se acaba?

I.V.: Ese es un tema que hay que revisar con mucho cuidado. Ha habido expresiones en la discusión pública respecto de la eliminación o de las reformas. Son las dos opciones. Lo que sí es claro, con seguridad, es que este Esmad, como se ha conocido, no puede continuar.

CAMBIO: ¿Usted considera que las acciones de la Policía en el control de la protesta social fueron ilegales?

I.V.: Hubo muchas acciones ilegales que quedaron en evidencia en los registros de las confrontaciones entre manifestantes y fuerza pública. Indudablemente hubo excesos y muchos de esos excesos son constitutivos de delitos. Tenían que ser adecuadamente investigados. Además tiene que generar tranquilidad, que después de una investigación penal se pueda decir esto que se dio no se realizó de la manera como lo vimos en el fragmento de la grabación, sino que ocurrió de esta manera en la que se exime de responsabilidad al miembro de la institución que ejecutó esa acción, pero siempre debería estar precedido de una investigación.

CAMBIO: Ni usted ni el presidente Petro han sido cercanos a la fuerza pública y, en esa medida, no tienen mucha gente de confianza. ¿Para escoger la cúpula piensan darse un compás de espera para conocer a los altos oficiales, o esa conformación ya está decidida?

I.V.: Solo puedo decir que vamos a actuar con prudencia y responsabilidad.

CAMBIO: Señor ministro, ustedes han dicho que no admitirán generales con cuestionamientos por derechos humanos o por corrupción. Esta semana, el periodista Ricardo Calderón de Caracol Televisión reveló que 39 generales de los 60 que existen tienen investigaciones en curso por violación de derechos humanos, por corrupción, por acoso sexual o por otros delitos. ¿Van a sacar a los 39?

I.V.: Estamos haciendo una revisión detallada de esos señalamientos que hay, de las investigaciones a los generales. El presidente Petro ha dicho precisamente que no tolerará violadores de los derechos humanos dentro de las fuerzas. Ese es un compromiso de gobierno.

El presidente Petro, por el contrario, ha afirmado que él pretende que haya beneficios para policías y soldados.

CAMBIO: Hay argumentos válidos dentro de las fuerzas militares que no ven con buenos ojos la salida de la Policía del Ministerio de Defensa. ¿Esa es ya una decisión tomada o están dispuestos a discutirla con la cúpula de la Policía? 

I.V.: La salida de la Policía del Ministerio de Defensa es ya una decisión tomada. La institución se adscribirá al futuro Ministerio de la de Paz, Convivencia y Seguridad. Y no hay que inquietarse por eso. Por el contrario, se va a ganar en civilidad, se va a ganar en el respeto por el Estado de derecho, se va a ganar en construir una Policía, como lo dice la Constitución Política, para la convivencia y para la garantía del disfrute de los derechos y garantías fundamentales. Esto no significa que se acabe la seguridad pública. Significa que la Policía va a tener como razón fundamental de su accionar la garantía de los derechos y libertades ciudadanas y la convivencia. Tampoco puede dar lugar a la intranquilidad que ahora han expresado algunos miembros de la Policía de todos los rangos, no solo oficiales, inclusive los policías de base, que han expresado su temor porque al salir del Ministerio de Defensa pudieran perder los beneficios que adquirieron, que hoy tienen como integrantes de fuerza pública, y sobre eso también pueden tener absoluta tranquilidad. El presidente Petro, por el contrario, ha afirmado que él pretende que haya beneficios para policías y soldados. Que puedan estar en una situación de bienestar, que puedan tener garantías de salud, educación, vivienda y por lo menos asegurar que no habrá ninguna reducción en los beneficios de los que actualmente gozan los miembros de la Policía Nacional.

El Estado ha perdido control territorial y hay que recuperar esa seguridad territorial.

CAMBIO: Tener a la Policía y al Ejército bajo la misma sombrilla ha permitido éxitos operacionales derivados de esa colaboración permanente. ¿No le preocupa que sacar a la Policía del ministerio reduzca su capacidad?

I.V.: No. Colombia es, sino el único, uno de los poquísimos países en el mundo que tiene la Policía dentro del Ministerio de Defensa. No me preocupa porque las Fuerzas Militares tienen una función constitucional bastante diferente a la de la Policía. Y aquí, con esta separación, lo que se pretende es que la Policía asuma con su naturaleza civil, verdaderamente civil, la defensa de los derechos fundamentales y la garantía de la convivencia. Naturalmente en eventos habrá necesidad de establecer coordinaciones cuando por razón de las actividades deban complementarse, pero que esté bajo un mando distinto la Policía va a redundar en beneficio del país y de la ciudadanía.

CAMBIO: Es cierto que Colombia es uno de los pocos países que tiene a la Policía bajo el Ministerio de Defensa, pero es también casi el único país con un conflicto de características tan complejas. Se entiende el sentido filosófico del paso de la Policía a un nuevo ministerio, pero también hay que contrastarlo con la realidad de orden público de Colombia donde hay pueblos, en zonas rojas, custodiados por cinco agentes. Usted no puede ponerles esa misión armados con un revólver y un bolillo. 

I.V.: En muchas ocasiones en bastantes municipios, la presencia de la Policía también es más o menos simbólica. Hay cuatro o cinco policías que no pueden moverse más de cuatro cuadras alrededor de su estación, precisamente por esas razones de inseguridad. Es decir, esto es un hecho que está ocurriendo ahora. Lo cual significa que separar la Policía del Ministerio de Defensa no es que vaya a generar esta situación que se está presentando ya, pero sí va a permitir algo que me parece importante y es definir con precisión cuáles son las funciones atribuibles a la Policía Nacional y cuáles a las fuerzas militares.

CAMBIO: Permítame hacerle una pregunta que es como una trampa del diablo: Usted, buscando hacer civil el comportamiento de la Policía, puede terminar militarizando el control policial en buena parte de Colombia, porque si no pueden estar los policías haciendo ese control y usted se lo encomienda a las fuerzas militares, el efecto puede ser también bastante pernicioso porque terminaremos dándole atribuciones de control civil al Ejército o a la fuerza militar correspondiente.

I.V.: Lo que afirmo es que no sería una situación más grave de la que actualmente se vive. El Estado ha perdido control territorial y hay que recuperar esa seguridad territorial. Esto tiene que ser un diseño muy completo, pero pasa también por la recuperación de la seguridad para millones de compatriotas, en regiones apartadas del país, que están bajo el control de organizaciones criminales. Eso tiene que remediarse. 

CAMBIO: Se dice que el plan pistola que está desarrollando el Clan de Golfo contra la Policía es una estrategia para llevar al gobierno Petro a negociar. ¿Cómo los va a convencer de que matar policías no es un método válido para llegar a una negociación? 

I.V.: Esto es una política global del nuevo gobierno. Bajo la dirección del presidente corresponde a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, lo que tiene que ver con ese proceso. Se podría plantear de esta manera: como lo han señalado el comisionado y el presidente Petro: no es por la vía de la intimidación que se puede lograr una fórmula de sometimiento o acogimiento, como se quiera llamar, para la desmovilización. El que se esté explicando públicamente la importancia de la paz total no significa debilidad. Yo creo que este gobierno tiene que demostrar que las conversaciones que se adelanten no son producto de la debilidad del Estado, sino del interés que tiene de generar espacios de paz en todo el territorio.

CAMBIO: ¿Qué es la paz total y hasta qué punto están dispuestos a ceder?

I.V.: La paz total implica la posibilidad de que todas las organizaciones armadas de cualquier naturaleza se desarmen y entren en un proceso, de acuerdo con la naturaleza de cada una de esas organizaciones. En un proceso de aceptación de la aplicación de la ley, de efectiva aplicación de la ley, que conduzca a la desarticulación de esas organizaciones. Desde mi concepción, se trata de un proceso diferencial de atención o de conversación con cada uno de los grupos armados que también generaría unas consecuencias diferenciadas. No podría decir en qué términos ya algunos han expresado, por ejemplo, que las Autodefensas Gaitanistas tendrían un tratamiento similar al que Justicia y Paz dio a los paramilitares antiguos. O que podría haber una ley de sometimiento en la que con determinadas condiciones pudiera eventualmente existir una reducción de penas para organizaciones de narcotráfico o que al Ejército de Liberación Nacional se le pondría en las negociaciones a llegar a un acuerdo en que las consecuencias sancionatorias sean similares a las otorgadas a las Farc.

CAMBIO: ¿Cómo se va a definir quién recibe qué condiciones? ¿Se le va a dar un tratamiento político al Clan del Golfo o a otras bandas criminales?  

I.V.: Precisamente digo que eso tiene que ser objeto de una amplia discusión interna para definir cómo podrían establecerse esas consecuencias diferenciadas de acuerdo con la naturaleza de cada organización. Pero es algo sobre lo cual yo no podría aventurar ahora una respuesta.

CAMBIO: Se ha hablado de un cese bilateral del fuego con el ELN. ¿Por qué existe la idea de empezar esa negociación a partir de un cese al fuego bilateral? ¿Eso no es más un punto de llegada que de partida?

I.V.: Bueno, esperemos primero cuál va a ser el pronunciamiento del Ejército de Liberación Nacional frente al nuevo gobierno. De plantear desde el ELN un ofrecimiento de cese bilateral que implica que no podrían continuar desarrollando ninguna de sus acciones bélicas.

Yo creo que es necesario que haya una política integral de sustitución de cultivos, pero que garantice efectivamente las condiciones materiales de existencia adecuadas para los pobladores de esos territorios.

CAMBIO: ¿Solamente las acciones bélicas?

I.V.: Naturalmente. Las acciones ejecutadas en medio de la guerra que ellos han desatado contra el Estado implican todas las actividades ilícitas, inclusive la posibilidad de estar en las demás rentas ilícitas de las que obtienen beneficios o en los vínculos que podrían tener con administraciones municipales de que se ha hablado en tantas otras ocasiones.

CAMBIO: ¿Es decir que el cese al fuego incluiría que esos grupos no siguieran financiándose con la corrupción administrativa local, la minería ilegal, el narcotráfico?

I.V.: Yo creo que tendría que cesar toda actividad delictiva adelantada por esas organizaciones.

CAMBIO: Incluyendo el secuestro…

I.V.: Naturalmente.

CAMBIO: Sin aspersión aérea, ¿Cómo va a hacer el gobierno Petro para detener el crecimiento de los cultivos ilícitos? 

I.V.: Crecieron durante el gobierno Santos y, según entiendo, también crecieron durante el gobierno Duque. Yo creo que es necesario que haya una política integral de sustitución de cultivos, pero que garantice efectivamente las condiciones materiales de existencia adecuadas para los pobladores de esos territorios. Hoy si examinamos y miramos el problema en su integralidad, lo que ha significado, por ejemplo, las amenazas de organizaciones de narcotraficantes o de organizaciones armadas en medio de estas comunidades que han pretendido voluntariamente sustituir, pero que son obligadas por los actores armados. ¿Qué es lo que permite, por ejemplo, que la producción de droga salga del país de la manera tan libre que ocurre? ¿Qué es lo que permite que por los ríos de Colombia en zonas como el Bajo Atrato puedan sacarse los cargamentos de droga cuando se tienen territorios supuestamente controlados por fuerza pública? Es decir, son muchos problemas que se entrecruzan y que tienen que ser atendidos.

CAMBIO: Ministro, hablando de extradición, narcotráfico y del papel que juegan los Estados Unidos dentro de ese asunto, ¿Qué opinión tiene sobre la presencia de militares y de bases militares de los Estados Unidos en Colombia?

I.V.: Yo rechazo cualquier actividad operativa de cualquier ejército extranjero en el país. Existen programas de cooperación para entrenamiento que tienen que reducirse, limitarse solo a esas tareas de capacitación o entrenamiento de la fuerza pública colombiana. Además ha sido lo que desde la Embajada de los Estados Unidos han asegurado. 

Lo que pretendemos es que se genere una cultura de transparencia en el ministerio y que existan mecanismos adecuados de prevención para impedir prácticas de corrupción.

CAMBIO: A su juicio, el presupuesto que tiene hoy el Ministerio de Defensa ¿es excesivo, es suficiente o le hace falta?

I.V.: Ese es un asunto que tiene que examinarse en concreto. Yo he visto que el Ministerio de Defensa es un ministerio muy grande. Muy grande, tanto en el nivel central como en fuerza pública. Hay que hacer esa evaluación. Todas las estructuras que existen ¿son adecuadas?, ¿son útiles?, ¿están cumpliendo un papel?, ¿una tarea benéfica en el servicio público?, ¿hay excesiva burocracia?,¿falta burocracia? Ese es un examen que tiene que hacerse de manera muy concreta y solo lo podría hacer de manera más específica a partir del 8 de agosto. Y es una tarea que, en efecto, voy a realizar.

CAMBIO:  Ministro, siempre que uno revisa una institución no es para que crezca sino para recortar.

I.V.: Tampoco quiero con esto que han pretendido como que este gobierno quiere afectar la defensa nacional, afectar la institucionalidad, desmejorar derechos. Objetivamente examinaremos. Es probable que en algunas áreas falten funcionarios. Es posible que en algunas áreas sobren funcionarios. Esa evaluación la vamos a hacer con mucha objetividad, con muy buen criterio y vamos a generar un ministerio del tamaño que se necesita.

CAMBIO: ¿Cómo piensa enfrentar la corrupción en la contratación en el Ministerio de Defensa?

I.V.: Yo creo que hay que darle una prioridad importante a la cultura de la transparencia en el gasto en el Ministerio de Defensa. Entiendo que la seguridad nacional requiere que existan unos gastos reservados, que no todo pueda ser de manera abierta y pública. Pero entiendo también que se ha abusado bajo el pretexto de la seguridad nacional para impedir transparencia en el gasto en el Ministerio de Defensa. Y ese es un tema que tiene igualmente que abordarse. Yo decía al principio que no hay en el gobierno entrante un propósito de venganza, de persecución, de ataque. Pero también he dicho que  tampoco hay un propósito de proteger impunidad o de generar complicidades. Vamos a desarrollar políticas de transparencia que puedan generar para la ciudadanía una tranquilidad en cuanto a la efectiva utilización de los recursos públicos en el ministerio. Y eso pasa por definir muy específicamente si, bajo la perspectiva de la seguridad nacional, muchos gastos que se hacen en el Ministerio de Defensa están justificados con esa protección de seguridad o debe transparentarse al país. Lo que pretendemos es que se genere una cultura de transparencia en el ministerio y que existan mecanismos adecuados de prevención para impedir prácticas de corrupción.

Hay que garantizar que todas las capacidades que tiene el Estado, todas las capacidades que tiene la fuerza pública, todas las capacidades que tiene el Ejército se desplieguen suficientemente para impedir que esos resultados se produzcan.

CAMBIO: El expresidente Santos era un hombre de la entraña de las fuerzas. Aún así, el proceso con las Farc le generó resistencias muy grandes dentro de un sector importante de los militares y policías. Usted ha hablado de paz total, reformas estructurales, sacar a la Policía del Ministerio de Defensa, acabar con la corrupción, reducir gastos, etc.. ¿No le da temor que estén tratando de cambiar demasiado al mismo tiempo?

I.V.: Tenemos que ver en esto de la gradualidad. No sabemos los tiempos, tenemos que diseñar también un cronograma. Se hace lo posible y hay que tratar de hacerlo un poco más. Probablemente no se va a poder hacer todo desde el 8 de agosto, pero por lo menos sí puede haber una tranquilidad de que vamos a establecer los mecanismos de freno para impedir actos de corrupción dentro del ministerio. Tenemos que conocer primero la realidad de una administración y, ubicar focos que posibilitan la corrupción. Lo que yo puedo asegurar es que vamos a actuar con responsabilidad y vamos a actuar con decisión, que no va a haber complicidades y que bajo el pretexto de riesgos o de amenazas, no se puede ceder. Espero que no ocurra nada de esto. Espero que podamos hacer un tránsito adecuado hacia un ministerio transparente, que cesen tantas y tantas denuncias que, desde la prensa independiente, fundamentalmente conocemos con tanta frecuencia. Pero esto no significa que vaya a existir persecución ni que estemos contra los integrantes de la fuerza pública, porque igualmente esto es lo que se puede plantear. Si el ministro está diciendo algo, entonces que se escondan todos. No, yo creo, como se ha afirmado permanentemente, que la mayoría de los integrantes de fuerza pública son personas honestas, son personas comprometidas. Que acciones de personas deshonestas han afectado inclusive la imagen de la fuerza pública. Nuestro propósito es rescatar absolutamente esa buena imagen, recuperar en general para la fuerza pública, Policía y fuerzas militares, la imagen que la ciudadanía tiene que tener de las fuerzas que asumen también la defensa, la garantía del goce, del disfrute de sus derechos.

CAMBIO:  Usted va a tener bajo su cargo la tarea de aprobar operaciones militares. Es fácil aplaudir una operación exitosa y limpia. Y ojalá todas fueran así. ¿Pero qué va a hacer usted si en alguna ocasión las cosas se complican y como resultado hay muertos civiles? ¿Usted está dispuesto a respaldar a las tropas en los errores?

I.V.: Si han actuado con todo cuidado, si han hecho todo lo indispensable para impedir que se produzcan esos otros resultados, pues naturalmente que hay que respaldar la acción. Otra cosa es que el riesgo que exista sea del 50 por ciento o de no afectarlos el 50 por ciento y se disponga una operación, yo creo que se está actuando de manera irresponsable. Hay que garantizar que todas las capacidades que tiene el Estado, todas las capacidades que tiene la fuerza pública, todas las capacidades que tiene el Ejército se desplieguen suficientemente para impedir que esos resultados se produzcan.

CAMBIO: ¿Pero cómo hacer que ese cuidado no ocasione una especie de parálisis en las operaciones y que termine volviéndose esto una gran complicación del orden público?

I.V.: Por lo que yo entiendo, y ya habíamos hablado de que no tengo ninguna experiencia militar, es que las operaciones no se desarrollan así simplemente de manera súbita, sino que hay labores de inteligencia previas, que hay ubicación de objetivos, que hay determinación de medios para realizar la acción de la fuerza pública. Lo que yo afirmo es que tienen que hacerse con todo el rigor y si existe una posibilidad intolerable de riesgo para la población civil, no se pueden desarrollar esas operaciones.

CAMBIO: Ya está anunciado que se van a restablecer las relaciones con Venezuela. ¿Cómo va a manejar el problema de los grupos irregulares que operan en ese país refugiados por el régimen de Maduro?

I.V.: Pues eso tiene mucho que ver con la Cancillería. Desde el Ministerio de Defensa lo que corresponde es impedir este trasiego. Hay evidencias de personas, de organizaciones, de grupos armados cruzando la frontera. Tanta responsabilidad debe tener Venezuela para no proteger ni permitir la salida hacia Colombia, como Colombia para no permitir el ingreso y la salida del país.

CAMBIO: Hablemos de la Comisión de la Verdad. Una de sus recomendaciones es suspender las ayudas internacionales para la guerra. ¿Usted está de acuerdo con esa apreciación?

I.V.: Estamos en la construcción de un país en paz y de hacer todos los esfuerzos porque sea la paz y no la guerra el espacio en el que podamos convivir. Hay que evaluar cuáles son las capacidades reales. Muy vinculado con lo que hablábamos antes sobre el presupuesto del sector. ¿Y además del presupuesto en lo que implica la cooperación internacional, cuáles son las necesidades reales del país para asumir el control del orden público, para asumir la lucha contra la criminalidad en su conjunto? ¿Cuáles son esas capacidades y cuáles son las necesidades de cooperación de recursos que provengan de la cooperación internacional? Y de ahí se deduce la respuesta. Es decir, no podría afirmar a priori el rechazo absoluto a una cooperación internacional en ese sentido. Pero naturalmente que estamos con el gran deseo, con el propósito de que toda la cooperación internacional se dirija hacia la construcción de la paz y no hacia el fomento de la guerra.

CAMBIO: ¿Usted es partidario de la eliminación del servicio militar obligatorio? 

I.V.: Sí.

CAMBIO: Por lo menos 180.000 soldados reciben un pequeño estipendio por estar en la fuerza, menos de un salario mínimo, y eso beneficia a sus familias. ¿Usted aspira a que esos 180.000 sean todos voluntarios o que sean muchos menos?

I.V.: Ojalá fueran todos voluntarios. Yo aspiro a que el servicio militar obligatorio se suprima.

CAMBIO: ¿En un país que todavía está en guerra?

I.V.: Digamos en un país en guerra que va hacia la construcción de la paz.

Hay actos de cumplimiento del deber y está muy bien, y tiene que ser que los miembros de la fuerza pública cumplan con su deber y que todos los servidores públicos cumplamos con nuestro deber, y eso nos hace simplemente cumplidores del deber.

CAMBIO: En la construcción de la paz, sí, pero en guerra todavía. Ministro, el Clan del Golfo nos está mostrando cotidianamente que seguimos en guerra. El ELN nos está demostrando que seguimos en guerra… 

I.V.: Y es lo que afirmaba: el mundo no cambia el 8 de agosto. Sí, desde el 7 de agosto puede cambiar una perspectiva, puede cambiar la manera como se ejerce un gobierno, puede cambiar la intencionalidad de un gobierno, puede cambiar el sentimiento de un gobierno que está por la paz y por la democracia. Y esto después de tantas décadas que hemos vivido en la situación contraria, pues naturalmente que no se va a alcanzar el logro al día siguiente. Es un proceso que tiene que desarrollarse. Lo que yo afirmo es que, permaneciendo el compromiso de la construcción de paz, todas las tareas realizadas por ese gobierno estarán orientadas hacia la construcción de la paz y no hacia el fomento de la guerra.

CAMBIO: Hay varios sectores que lo ven a usted como un enemigo de las fuerzas militares. ¿Usted qué les dice a los oficiales, soldados y policías que lo perciben así y que tienen miedo de su llegada al Ministerio de Defensa? 

I.V.: Quienes me perciben como enemigo de las fuerzas militares, lo hacen más porque han atendido a las campañas de desprestigio que desde hace años han generado en mi contra como vinculado a la guerrilla. Inclusive alcanzó a decir una vez algún expresidente. Yo creo que eso es lo que podría generar una afirmación en ese sentido de enemigo de las fuerzas militares. Lo que yo puedo asegurar es que estoy por la institucionalidad, estoy por la defensa y fortalecimiento de un Estado social y democrático de derecho. No hay enemigos en la fuerza pública. Las fuerzas militares no son enemigas, son garantes también de la estabilidad en el país. Y eso es algo que comprendemos perfectamente. Otra cosa es que haya acciones de integrantes de fuerza pública irregulares. Digo entonces lo que afirmo en defensa de la institucionalidad. Lo que afirmo en defensa del Estado social y democrático de derecho no significa tolerancia con las violaciones de derechos humanos. Que son, además, cometidas por algunos miembros de la institución, pero que no podrán ser aceptadas desde ninguna perspectiva en un gobierno que está por la construcción de democracia.

CAMBIO: Durante décadas hemos oído al Ejército y a la Policía repetir que sus hombres son héroes. Esta pregunta es simple, señor ministro. ¿Los héroes en Colombia sí existen?

I.V.: Hay muchos héroes en Colombia. Realmente sobrevivir en condiciones materiales de existencia, como han sobrevivido tantos en el país. Soportar el asedio en territorios que son controlados por organizaciones criminales, eso son actos de heroísmo. Hay actos de cumplimiento del deber y está muy bien, y tiene que ser que los miembros de la fuerza pública cumplan con su deber y que todos los servidores públicos cumplamos con nuestro deber, y eso nos hace simplemente cumplidores del deber. Ocurre que estamos de pronto con una ética tan deteriorada que los que cumplen el deber son muy destacados. Lo que tenemos que hacer es que haya en realidad una ética pública tan cierta, tan real, tan extendida, que podamos destacar es a quienes incumplen con el deber a quienes realizan acciones ilícitas, irregulares y que la mayoría de la población pueda vivir en esa tranquilidad, en esa certeza de que los servidores públicos siempre cumpliremos con el deber que se nos ha encomendado, precisamente para el ejercicio del servicio al público.

CAMBIO: En pocas palabras, esas campañas institucionales que destacan a los uniformados como héroes probablemente desaparecerán en su ministerio.

I.V.: No estoy de acuerdo con algunas expresiones. Yo no estoy de acuerdo, por ejemplo, con la palabra “neutralización” como una expresión que esconde lo que realmente ocurre. Cuando se neutraliza, en los términos como se viene empleando en el país, significa que se ha dado muerte a alguien. Yo creo que es mejor hablar en esos términos mucho más concretos.

CAMBIO: ¿No se usarán términos como neutralizar al enemigo, dar de baja, ni héroes?

I.V.: Neutralizar para significar dar muerte. Yo jamás la emplearé.

CAMBIO: ¿Usted va a asumir como ministro en una parada militar y con las ceremonias propias de ese cargo?

I.V.: No conozco en realidad cómo es esa ceremonia. Yo creo que en las fuerzas militares hay unos simbolismos que se deben respetar. Yo respeto los símbolos. Me parece que los símbolos pueden ser muy adecuados si sirven para mostrar respeto y acatamiento, no tendría por qué oponerme.

CAMBIO: Usted, ministro, ¿sabe marchar? ¿Ya pensó en eso?

I.V.: Yo creo que nunca he marchado.

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