
Los indicadores presentados por Rotorr hablan de 983 empleos directos generados y más de 5.000 indirectos a través de 125 aliados.
Crédito: Rotorr-Motor de Innovación
Cuando la innovación toca tierra: esta es la entidad que apuesta por la Colombia profunda
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Desde la universidad pública, un grupo de soñadores convirtió la innovación en una herramienta real de transformación. Así nació Rotorr-Motor de Innovación, una entidad que, en apenas dos años, ha logrado llevar conocimiento, desarrollo y oportunidades a los rincones más olvidados del país.

Más que cifras, lo que hay detrás de Rotorr-Motor de Innovación son resultados concretos que hablan por sí solos. Porque en el mundo de la gestión pública y la innovación, lo que realmente cuenta es el impacto. Y Rotorr, aunque joven, ha aprendido a moverse con el rigor y la eficiencia de una empresa.
Con apenas dos años de vida, esta corporación estatal sin ánimo de lucro, vinculada a la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), ha logrado consolidarse como una spin-off universitaria. Su propósito es claro: que cada excedente generado se reinvierta en fortalecer las funciones académicas, investigativas y sociales de la universidad.

Sin capital inicial de trabajo, un grupo de estudiantes, profesores, egresados y pensionados logró prototipar un modelo de innovación para la gerencia integral de recursos públicos que, para sorpresa de muchos, funcionó de tal forma que, en apenas dos años, ha gestionado de forma eficiente más de 342.000 millones de pesos en proyectos con entidades estatales.
“Nuestro foco principal es propiciar la alianza Universidad-Empresa-Estado para desarrollar actividades de innovación, transferencia del conocimiento y emprendimiento que permitan transformar los problemas en retos y generar soluciones, aportando al desarrollo económico y social de país”, explica el estudiante de Doctorado en Ingeniería de la Nacional, Jaime Alonso Restrepo Carmona, actual director ejecutivo de Rotorr-Motor de Innovación.
Ese país al que le apunta Rotorr es —en esencia— el que muchos denominan la Colombia profunda, donde las comunidades suelen ser más vulnerables y, por lo tanto, donde es mayor la necesidad de que el conocimiento se cocree —de forma efectiva— del territorio a los escritorios.
Para que esa transferencia de conocimiento sea posible, Rotorr ha consolidado un ecosistema de innovación de más de 140 actores públicos y privados que permite desarrollar estrategias de cara a la sociedad 5.0, donde los avances tecnológicos se centran en las personas, buscando optimizar su calidad de vida y bienestar social.
Rotorr en cifras
Los indicadores presentados por Rotorr hablan de 983 empleos directos generados y más de 5.000 indirectos a través de 125 aliados. También, de 4.747 millones de pesos de excedentes, listos para reinvertirse en apoyo a emprendimientos de la comunidad académica y fortalecer las funciones misionales de la universidad.
Un dato clave para las arcas de la Nacional es el de los 5.516 millones de pesos gestionados a su favor, que incluyen transferencias directas a las cuentas universitarias, así como estructuración y gestión de proyectos de CTeI y financiación de consultorías ejecutadas por la UNAL, entre otros conceptos.
También están los 369 millones aportados al Fondo de Apoyo Estudiantil, de los cuales 191 millones se convirtieron en 13.657 apoyos alimentarios a estudiantes vulnerables de la universidad. Puede que sea la cifra más pequeña de las presentadas en el balance, pero —sin duda— podría ser una de las más significativas e importantes en la cotidianidad del estudiantado. Muchos en este país siguen ignorando la tremenda desventaja que representa estudiar con hambre.
Por supuesto, hay resultados en asuntos académicos: 21 artículos en revistas científicas indexadas, 5 capítulos de libros, 20 informes técnicos, 7 innovaciones de procesos y procedimientos, participación en 31 eventos científicos y 15 proyectos de ciencia, tecnología e innovación.
Otro de sus principales logros es la participación en el diseño e implementación de un Modelo de Innovación para la Integración de Servicios Tecnológicos en la Contraloría General de la República, que ya comenzó a funcionar y a arrojar sus frutos.

Allí también Rotorr viene trabajando en fortalecer su Programa de Transformación Digital, así como el del Consejo Nacional Electoral, el Icfes, la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la UGPP, el Fondo para la Reparación de las Víctimas, Corantioquia y la rama judicial.
En ese trabajo con aquel Fondo, la corporación estuvo al frente de la operación de cinco laboratorios de paz en plantaciones ubicadas en zonas rurales de Simití (Bolívar), Tarazá y San Pedro de Urabá (Antioquia) y San Martín y Mapiripán (Meta), al contratar 131 campesinos, entre víctimas y desmovilizados. Cada uno de ellos con una ejemplar historia de resiliencia a cuestas, lo que hace que cualquier número o cifra sea lo menos importante.
También se conocieron historias de aguante, de enjundia y de permanente triunfo del amor sobre el dolor en los 200 consejos comunitarios realizados con las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Son historias imposibles de cuantificar, aunque tienen un valor infinito.
Además, la gestión de 1.000 millones de pesos permitió implementar un programa de innovación y emprendimiento temprano en dos colegios —uno rural y otro urbano— ubicados en zonas de conflicto armado. Paralelamente, se fortalecieron 19 Esquemas Asociativos Territoriales (EAT), también en regiones afectadas por el conflicto, beneficiando a cerca de 2.800.000 habitantes de la Colombia profunda. Asimismo, se desarrollaron 679 espacios de apropiación social del conocimiento en colaboración con la Defensoría del Pueblo, en los cuales participaron 55.000 colombianos en actividades orientadas a promover, proteger y defender los derechos humanos.
Recientemente, también implementaron un Programa de Apropiación Social del Conocimiento, en alianza con la Contraloría General de la República, la Universidad de Antioquia y los medios de comunicación, a través de actividades informativas, dirigido a aumentar la participación ciudadana en el control fiscal en el país.
La conclusión del director Restrepo justifica, en buena parte, los resultados presentados: “Nuestro sueño es replicar el modelo en todo el país para generar fuentes alternativas de financiación que permitan contener el déficit fiscal de las universidades públicas y apoyar los emprendimientos de sus estudiantes, profesores, egresados y de las comunidades vulnerables. Evidentemente, sin miedo al cambio… sin miedo al éxito".
*Contenido elaborado con apoyo de Rotorr-Motor de Innovación.
