Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería.
Crédito: CAMBIO
“La minería colombiana es fundamental para la transición energética y el camino hacia la carbono neutralidad”: presidente de la ACM
- Noticia relacionada:
- Minería
- Transición Energética
En entrevista con CAMBIO, Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), aborda los retos y aprendizajes del sector en 2024 y proyecta un repunte en 2025 si se fortalece la estabilidad regulatoria, la exploración de minerales estratégicos y la seguridad en los territorios.
CAMBIO: ¿Qué balance hace de lo que fue el 2024 para el sector minero en Colombia y qué aprendizajes deja para el futuro cercano?
Juan Camilo Nariño: El 2024 fue un año de grandes desafíos para el sector minero. Aunque los aportes fiscales y sociales del sector continuaron siendo significativos, el panorama estuvo marcado por una alta incertidumbre regulatoria, sobrecargas fiscales y un entorno que no favoreció la inversión. Esto se tradujo en una contracción del PIB minero del 8 por ciento y una caída del 62 por ciento en la inversión extranjera directa en el sector.
Sin embargo, este año también nos deja aprendizajes fundamentales. Primero, que la estabilidad regulatoria y fiscal no es negociable si queremos atraer inversión. Segundo, que la lucha contra la extracción ilícita es urgente, no solo por su impacto ambiental, sino por las implicaciones sociales y económicas que genera. Y tercero, que la minería tiene un rol central en la transición energética y en el desarrollo económico, siempre que se reconozca como un aliado estratégico para el país.
CAMBIO: ¿Cuáles son las principales proyecciones de crecimiento para el sector minero en Colombia hacia 2025, y qué factores considera esenciales para alcanzarlas?
J.C.N.: El sector minero tiene el potencial de consolidarse como un motor de crecimiento económico, pero esto solo será posible si se generan las condiciones adecuadas. Para 2025 proyectamos un repunte en las inversiones si logramos avanzar en tres frentes esenciales.
Primero, en una mayor exploración de minerales estratégicos: Colombia tiene una oportunidad única con minerales como el cobre, el níquel, tungsteno o fosfatos; claves para la transición energética global y la seguridad alimentaria. Segundo, en una estabilidad jurídica y regulatoria: necesitamos reglas claras y procesos ágiles que permitan a los inversionistas planificar a largo plazo.
Y tercero, en el fortalecimiento de la seguridad en los territorios: combatir la extracción ilícita no es solo una cuestión de legalidad, sino una necesidad para proteger las comunidades y el medio ambiente. Si trabajamos en estas prioridades, el sector puede ser una pieza clave en la recuperación económica del país.
CAMBIO: ¿Qué cambios en la regulación minera se dieron en 2024 y cómo impactarán al panorama del sector en los próximos años?
J.C.N.: En 2024 vimos cambios regulatorios que han generado incertidumbre y han desincentivado la inversión. A esto se suma la demora en la expedición de permisos y normativas restrictivas que han complicado la operación de la minería legal.
El impacto futuro de estas medidas es claro: menos inversión, menor capacidad de generación de empleo formal y una mayor dependencia de minerales importados en lugar de aprovechar nuestro potencial nacional. Es crucial que el marco regulatorio sea ajustado para equilibrar la sostenibilidad y competitividad, porque, sin estos cambios, el sector continuará perdiendo terreno.
CAMBIO: ¿Cuáles son las principales preocupaciones que tienen?
J.C.N.: Hoy, las preocupaciones del sector minero están enfocadas en cinco grandes frentes. Primera la incertidumbre regulatoria y fiscal, que limita nuestra capacidad de planificar a largo plazo. Segunda, la proliferación de la extracción ilícita, que destruye ecosistemas, debilita la institucionalidad y afecta a las comunidades. Tercera, la falta de apoyo estatal e infraestructura, indispensables para mejorar la productividad y competitividad del sector. Cuarta, el desconocimiento del aporte del sector, pues no se valora plenamente el papel de la minería como eje de desarrollo social, económico y ambiental. Y la quinta y no menos importante, la desconexión entre política pública y realidad productiva, que pone en riesgo el potencial del sector como motor de desarrollo nacional.
CAMBIO: ¿Cómo visualiza el papel de la minería colombiana en la transición hacia una economía más verde, y qué medidas considera prioritarias para avanzar en esta transición?
J.C.N.: La minería colombiana es fundamental para la transición energética y en el paso a la carbono neutralidad. Minerales como el cobre, el níquel y el litio son esenciales para tecnologías limpias como los baterías para vehículos eléctricos, turbinas eólicas, indispensables en la generación de energías renovables. Este es un papel que no podemos ignorar.
Para avanzar, es prioritario promover la exploración de minerales estratégicos, garantizando un marco regulatorio que la facilite. Adoptar tecnologías más limpias en nuestras operaciones, reduciendo la huella ambiental del sector.
Establecer alianzas público-privadas que impulsen proyectos sostenibles y generen confianza en el país. La minería puede y debe ser parte de la solución para una economía más verde, eficiente y sostenible, pero requiere el compromiso de todos los actores para lograrlo.
CAMBIO: ¿Qué acciones ha tomado la ACM para promover la sostenibilidad y minimizar el impacto ambiental de las operaciones mineras, y qué estrategias planea implementar en 2025 para continuar este camino?
J.C.N.: Desde la ACM hemos liderado múltiples iniciativas para promover la sostenibilidad y proteger la biodiversidad. Desde hace 3 años, las empresas afiliadas a la ACM están implementado el estándar TSM, que considera 9 protocolos, con el fin de lograr unas mejores prácticas, tal y como lo hacen países mineros como Canadá y Australia. Este es el único sector económico en el país que sigue estándares globales transparentes y auditados por terceros.
En 2023, el sector invirtió 726 mil millones de pesos en proyectos ambientales y 364 mil millones en programas sociales, marcando un camino claro hacia un desarrollo sostenible.
Durante la COP16 visibilizamos algunas de estas acciones y lanzamos junto a Conservación Internacional y otras entidades la red de cámaras trampa más grande del mundo. La red Ottus ayudará a monitorear especies y conocer en tiempo real las necesidades de los territorios.
Para 2025, continuaremos en esa línea, priorizando el uso de tecnologías más eficientes y limpias en nuestras operaciones. La restauración de ecosistemas afectados por actividades mineras. El fortalecimiento de las capacidades de las comunidades para asegurar su participación y su desarrollo integral. Nuestro compromiso es claro: una minería que genere valor económico, social y ambiental para Colombia.
CAMBIO: ¿Cuáles son las inversiones clave que el sector minero está planificando para impulsar la competitividad?
J.C.N.: Para impulsar la competitividad, el sector está enfocando sus inversiones en lograr exploración de nuevos yacimientos, especialmente de minerales críticos para la transición energética. Mejorar la infraestructura minera, que permita avanzar la sostenibilidad y eficiencia de las operaciones. Lograr más alianzas estratégicas internacionales, para implementar mejores prácticas y fortalecer las cadenas de valor. Trabajar en más proyectos de sostenibilidad ambiental y social, que fortalezcan la legitimidad y promuevan el desarrollo de las regiones mineras. Estas inversiones no solo buscan mantener competitiva la industria, sino también consolidar a la minería como un pilar fundamental del desarrollo del país.
*Contenido elaborado con apoyo de la ACM.