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La revolución de los empaques eco-amigables
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De unos años a acá se ha desatado una verdadera revolución en materia de empaques, ese componente fundamental en el comercio de todo tipo de productos, desde lechugas frescas hasta televisores de última generación. El detonante: la crisis del plástico.
Por: Contenido especial
Se estima que en el mundo solo se recicla 9% del plástico que se produce y el resto se incinera o termina en basureros. En Colombia, de acuerdo con Acoplásticos, se producen 1,4 millones de toneladas de plásticos al año, especialmente para empaques. Esta enorme producción está ejerciendo una presión quizá irreparable sobre el medio ambiente; y los consumidores, ya conscientes de esta problemática, vienen cambiando sus elecciones y exigiendo a las marcas que busquen soluciones de empaque sostenibles.
Colombia no es ajena a este fenómeno. En la misma dirección que en otros mercados del mundo, en nuestro país se vive hoy un ambiente de innovación y búsqueda de nuevas ideas para enfrentar el reto de producir empaques sostenibles.
La era de los empaques sostenibles
Uno de los desafíos más complejos en materia de empaques es reemplazar los plásticos de un solo uso, como las bolsas del mercado, los empaques de alimentos o las cajas y cubiertos para comidas a domicilio.
Respondiendo al reto, han surgido iniciativas que apelan a la innovación para resolver un problema complejo: ofrecer empaques biodegradables que reemplacen al plástico y sus cualidades. Una de ellas es Cáscara, una empresa que trajo al mercado nacional empaques para alimentos elaborados a partir de residuos orgánicos o reciclados –como bagazo de caña de azúcar o cascarilla de arroz– y que se descomponen naturalmente en 8 a 12 semanas.
“El objetivo es desarrollar productos estéticos y a bajo costo, para abastecer la creciente demanda de domicilios y take-away, sin dejar rastro ambiental”, explica su fundador, Martín Ramírez. Hoy, Cáscara ha ayudado a reemplazar los plásticos de un solo uso para marcas como Grupo Éxito, Wok, Crepes and Waffles, Bavaria y Diago, entre otros.
En el mismo terreno está Mahíz, una iniciativa que nació en Envigado, Antioquia. Los hermanos Sebastián y Camilo Estrada decidieron apartarse de la empresa familiar – productora de bolsas de plástico– y aprovechar la infraestructura y su conocimiento del mercado para ofrecer una nueva opción de bolsas en un material compostable a base de almidón de maíz.
“Esto significa que en menos de dos meses una bolsa de Mahíz expuesta a la tierra y la humedad puede descomponerse por completo, a diferencia de un empaque tradicional de polietileno, el material de las bolsas plásticas, que puede tardar décadas en completar el proceso de compostaje”, explica Sebastián.
Como Cáscara y Mahíz, son numerosas las iniciativas que buscan un reemplazo para los plásticos de un solo uso, a partir de fibras naturales: almidón de achira, pepas de aguacate, cáñamo, cascarilla de café, entre otros, hoy son materia de estudio en el país.
El sector se reacomoda
El sector del plástico es uno de los sectores manufactureros más dinámicos en el país, y los actores se han preparado para responder a los retos de la crisis del plástico, especialmente porque actualmente la tendencia de empaques va hacia el eco-diseño, que busca facilitar la reciclabilidad del producto e incorporar materia prima reciclada en el mismo, sin perder sus propiedades y beneficios.
En este sentido, el presidente de Acoplásticos, Daniel Mitchell, afirma que “los materiales plásticos reciclados son cada vez más utilizados para la fabricación de empaques. En el caso de los que tienen contacto con alimentos, se han dado avances significativos para el uso de material reciclado, sin que esto afecte el cumplimiento de estándares sanitarios de inocuidad”.
Un ejemplo de esto es la empresa Amcor Rigid Packaging, en Cali, que ideó una botella para aceite de cocina elaborada con material 100% reciclado, a partir de un trabajo en conjunto con la marca Gourmet. Así, se reduce la huella ambiental del producto, garantizando la seguridad de su empaque.
Los grandes impulsan el cambio
Las marcas siempre terminan haciendo lo que les exige el mercado, en este caso, empaques sostenibles. Por eso, grandes jugadores en Colombia están dando pasos decisivos, que una década atrás eran impensables.
Alpina, por ejemplo, tenía la mayor parte de sus productos en empaques de plásticos. Hoy, gracias a una importante inversión en innovación y recursos, está en camino de cumplir la meta de reducir su huella ambiental: reemplazaron los pitillos de plástico por unos de papel, rediseñaron los vasos de yogur para reducir a la mitad el plástico que utilizan y empezaron a utilizar material reciclado –por ejemplo, en el BonYurt y en los jugos Soka–.
Andrés Marantá, director de diseño de Alpina, explica que en esta empresa “tenemos el reto no solo de proponer alternativas de empaque, sino también de reducir y contar con materiales sostenibles que permitan mantener la calidad y la esencia de nuestros productos”.
De igual manera, Coca Cola, la gigante de las gaseosas, ha puesto sobre la mesa una apuesta ambiciosa: que al menos 25% de todas las bebidas de su portafolio se vendan en botellas de vidrio o plástico rellenables o retornables para 2030. En cumplimiento de este norte, ha invertido 20 millones de dólares en Colombia para ampliar la disponibilidad de envases retornables en el mercado.
Uno de los pasos más importantes en este plan es el diseño de la “botella universal”: transparente, retornable, reciclable, con etiqueta removible y que se utilice en cualquier bebida del portafolio. Por eso, los consumidores habrán notado que la icónica botella verde de Sprite está desapareciendo del mercado, ya que este color es más difícil de reciclar.
Y por último –aunque los ejemplos son numerosos–, la multinacional Colgate Palmolive se convirtió hace poco en la primera en utilizar tubos de crema dental completamente reciclables, gracias a un esfuerzo de innovación y a la inversión de ocho millones de dólares en su planta de Cali. Además, redujo el uso de plástico en marcas como Suavitel, Axión y Fabuloso.