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El Barcelona confirmó ser el gran favorito a quedarse con la Champions
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El Camp Nou volvió a conocer el paroxismo gracias a otra noche perfecta en la que Yamal, Lewandowski y Raphinha, desatados, condenaron a la depresión precoz al Borusia Dortmund, que no pudo sino ser testigo de la goleada. Por otra parte, el PSG de Luis Enrique volvió a hacerse grande ante la adversidad.

En coherencia con las especulaciones previas, el equipo de Hansi Flick, ante su gente, se despachó sin cálculos ni misericordia y bailó a un pasmado Borusia Dortmund. La faena la abrió Raphinha con un gol de palomero al que le siguió un doblete de Lewandowski –que llega a las fases finales en su versión más soberbia y letal–. Lamine Yamal, el niño prodigio –¡que deberá ganar el Balón de Oro!– con un puntazo a lo Romario, puso el 4 -0 final que casi sentencia la serie.
Así que a la voraz maquinaria de goles de los de arriba, el Barca le sumó autoridad defensiva, el arco en cero y un dominio absoluto signado por la armonía y la ambición. Desde el Pepteam que lo ganó todo no se veía en la Champions League un despliegue tan elegante y eficaz con la impronta de La Masía. Es difícil controvertir que los que posan en la foto son, con énfasis, los favoritos para alzar 'La Orejona', tan esquiva para los de Catalunya en la última década.
El PSG de Luis Enrique también pegó primero
Aunque el Aston Villa amagó con amargarle la noche a los 48.583 espectadores que colmaron el Parque de Los Príncipes con un gol tempranero del siempre venenoso Rogers, otra vez los de Luis Enrique contestaron la adversidad con gallardía y con rebeldía. ¡Y con golazos de Khvicha Kvaratskhelias!
El jovencito Doué confirmó su prodigio con un golazo al ángulo que le subió la temperatura a París. Luego vino el 2 a 1 en pies del Khvicha Kvaratskhelia, que también la mandó a guardar al aleph del arco del Dibu Martínez, impotente. El 3-1 lo firmó el centellante Nuno Mendes, que después de asaltar el área, con la frialdad de los mejores, tiró un enganche y la mandó a guardar con rosca.
Para ganar la Champions, es impajaritable saber salir vivo de los momentos en que la cancha se inclina en contra. En este aspecto, que tantas veces condenó al PSG a la eliminación, el equipo de Luis Enrique es sobresaliente. Ojo, que la sorpresa puede ser.
