Alertan que crecimiento económico de Colombia podría frenarse por reducción de la inversión del Estado en 2025

El pasado 5 de abril, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público presentó a la Comisión Económica del Congreso de la República el anteproyecto del Presupuesto General de la Nación (PGN) para el próximo año, con una asignación total de 527 billones de pesos: 328 para gastos de funcionamiento, 129 para servicio de la deuda y 70 para inversión. 

El Observatorio Fiscal de la universidad Javeriana analizó este anteproyecto y encontró que el próximo año se reduciría el gasto de inversión y aumentaría el servicio de la deuda. Con el ajuste de la inflación proyectada de 6 por ciento para el fin de 2024, la inversión pasaría de tener una asignación presupuestal de 106 billones en 2024 a 70 billones de pesos en 2025, una caída cercana al 33 por ciento. Por su parte, el servicio a la deuda pasaría de 100 a 129 billones, aumentando casi 28 por ciento. 

¿Por qué el Gobierno reduciría la inversión y aumentaría el servicio a la deuda?

El cambio en la distribución del presupuesto nacional podría atribuirse al incremento de la deuda y a la preocupación del Gobierno por hacerle frente. A inicios de abril, el Banco de la República presentó un informe sobre la deuda externa de Colombia, revelando que el indicador aumentó de 196.360 millones de dólares en diciembre de 2023 a 198.034 millones de dólares en enero de 2024.

Con estas cifras, la deuda externa colombiana se ubicó en 54,1 por ciento como proporción del producto interno bruto (PIB) y tuvo un aumento de 0,4 puntos porcentuales en su participación en dicho indicador. 

El Gobierno reaccionó a estos niveles de endeudamiento. Durante una entrega de títulos de tierras a campesinos en Antioquia, el presidente Gustavo Petro se refirió específicamente a la obligación que tiene la nación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El mandatario informó que el año pasado pagaron 75 billones de pesos, y este año deberán pagar 100 billones a esa entidad, debido a que el gobierno del expresidente Iván Duque decidió endeudar al país para hacer frente a la crisis del covid-19. Aunque el encuentro le permitió al presidente criticar la gestión del gobierno anterior, también reveló que su Gobierno no puede costear por completo sus obligaciones, pues mencionó que intentaría renegociar con el FMI el plazo para cumplir con la deuda. 

La posición fue respaldada posteriormente por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien aseguró que están buscando alternativas para contar con más recursos de inversión, pues la nación tiene un reto fiscal por los vencimientos de pagos previstos para este año y el próximo.

Las consecuencias de recortar la inversión

Ante esta situación, resulta evidente que el recorte en inversión y el aumento del servicio de la deuda proyectados para 2025 responden a la necesidad de Colombia de cumplir con sus obligaciones financieras. Sin embargo, este recorte podría acarrear consecuencias negativas para la economía.

Según el Observatorio Fiscal, el crecimiento económico de Colombia podría verse afectado por la reducción en la inversión, que impactaría directamente en la actividad económica al limitar el desarrollo de nuevos proyectos.

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"Con la caída de la inversión pública, disminuirá la demanda agregada, lo que puede frenar el crecimiento económico al reducir la actividad económica y la creación de empleo. Menos proyectos de infraestructura y desarrollo pueden llevar a una menor inversión privada y una disminución en la productividad, lo que a su vez afecta negativamente al empleo y al crecimiento a largo plazo", se lee en el informe. 

Germán Cristancho, gerente de inversiones económicas en Davivienda Corredores, concuerda en que el crecimiento del país se vería frenado en la medida en que la reducción de la inversión limita la capacidad de producir bienes y servicios. 

"La caída de la inversión resulta preocupante porque implica que la capacidad de crecimiento de la economía a futuro está disminuyendo y el crecimiento potencial podría ser menor. (…) Una economía que no invierta en su industria y en su capacidad instalada es una economía que va a tener más limitada al producir bienes y servicios", dijo. 

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Para Cristancho, la limitación del crecimiento económico también conllevaría otros problemas. Dada la incapacidad del país para expandirse, se vería obligado a depender de importaciones para satisfacer la demanda creciente de bienes y servicios. No obstante, esta situación podría ocasionar presiones inflacionarias, es decir, los consumidores empezarían a notar un encarecimiento de su canasta básica.

"La población naturalmente crece y demanda más bienes y servicios. Esto se traduce en dos frentes. El primero es la limitación de crecimiento interno que empieza a experimentar Colombia, lo que lleva a una mayor dependencia de importaciones para satisfacer la demanda nacional. En segundo lugar, se observan presiones inflacionarias, ya que a medida que la cantidad ofrecida de bienes y servicios disminuye, los precios no tienen cómo reducirse, lo que ocasiona una inflación más persistente", señaló.

Álvaro Humberto Ojeda, vicepresidente ejecutivo de la banca de inversión Values AAA, también concuerda en que la economía se vería afectada por la reducción de la inversión pública. Sin embargo, el Gobierno podría implementar algunas estrategias para hacer frente a esta problemática: dar estímulos a los empresarios para aumentar la inversión privada.

"Menos inversión podría limitar estas oportunidades de crecimiento y tener un impacto negativo en la economía en general, pero el Gobierno también podría considerar mecanismos y estímulos de apoyo a los empresarios para atraer inversión privada a través de fondos de inversión privada de capital", explicó.