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¿La tasa de usura limita el acceso al crédito en Colombia?
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Un estudio reciente elaborado por Anif y Colombia Fintech sugiere que los más afectados por el tope que pueden cobrar los bancos por los créditos son los hogares de menores ingresos. ¿Qué tiene que ver esta tasa con la posibilidad de acceder a créditos formales?

En los últimos meses se ha cuestionado la existencia de la tasa de usura en Colombia y su efecto en el mercado financiero: si es muy alta, si debería seguir existiendo o no, si su fórmula es correcta o si limita el acceso al crédito.
Un estudio reciente elaborado por el centro de estudios económicos Anif y Colombia Fintech, el gremio que representa a las empresas fintech, asegura que el control excesivo sobre las tasas de interés no solo restringe la inclusión financiera, sino que puede desplazar a los usuarios hacia mercados informales, como el ‘gota a gota’, donde enfrentan tasas más altas y menor protección.
En Colombia los indicadores de acceso al sistema financiero muestran que 36 millones de adultos tienen al menos un producto financiero, es decir, el 94,6 por ciento, según datos del más reciente Reporte de Inclusión Financiera que presenta la Superintendencia Financiera y el programa Banca de las Oportunidades. La mayoría están en el sistema porque poseen una cuenta de ahorros, o depósitos de bajo monto, asociados principalmente con los monederos y billeteras digitales.
Sin embargo, el acceso al sistema financiero por el lado del crédito es menor y solo el 35,3 por ciento de la población adulta accede a productos crediticios formales. Este acceso es más limitado en las zonas rurales y grupos vulnerables, para las mujeres y los jóvenes.

El informe encontró que en Colombia la deuda promedio de los hogares asciende a 10.300.000 pesos. Las personas recurren especialmente a los bancos como sus principales prestamistas y estos financian el 33,6 por ciento de los préstamos de los colombianos, seguidos por los familiares con un 15,4 por ciento.
Las fuentes informales de financiamiento, como el ‘gota a gota’ y las casas de empeño, tienen una participación menor que no deja de ser significativa, pues llega al 12,1 por ciento, y una de las principales conclusiones del informe es que es más dominante en los hogares de menores ingresos.
Para el grupo de personas que devengan más de cuatro salarios mínimos, la ‘radiografía’ de los préstamos muestra que los mecanismos más usados son los bancos y las tarjetas de crédito:
- Bancos: 64,1 por ciento.
- Familiares: 5,1 por ciento.
- Informal: 3,7 por ciento.
- Tarjeta de crédito: 12,8 por ciento.
- Cooperativas: 6,0 por ciento.
Por el contrario, en las personas de menores ingresos se reduce el acceso a los créditos bancarios, y aumenta la dependencia de sus familiares y de los créditos informales. Para quienes reciben menos de un salario mínimo la realidad del acceso al crédito es la siguiente:
- Bancos: 21,7 por ciento.
- Familiares: 20,5 por ciento.
- Informales: 17,7 por ciento.
- Crédito digital:8,5 por ciento.
- Microfinancieras: 9,8 por ciento.

¿Qué tiene que ver la usura con los ‘gota a gota’?
La usura, como su nombre lo indica, se creó para poner un límite a lo que los bancos pueden cobrar por un crédito, multiplica 1,5 veces el interés bancario, según la modalidad de crédito y es el interés máximo que pueden cobrar en el sistema financiero por los créditos.
Cuando una entidad financiera otorga un crédito evalúa el nivel de riesgo que tiene una persona para pagarlo, y ese es uno de los factores que inciden en la tasa de interés. No es lo mismo una persona con un ingreso fijo y un trabajo estable, que alguien que no cuenta con estas mismas capacidades.
El sistema asigna un menor riesgo a quien es más 'confiable’ para pagar y puede recibir una mejor tasa. Aquellos que tienen un riesgo más alto pueden tener tasas más altas o incluso, no ser aptos para un crédito.
El estudio de Anif y Colombia Fintech encontró que mientras que en los últimos meses la tasa de interés promedio para los créditos de consumo de los bancos ha sido alrededor de 21,6 por ciento anual, la tasa de interés que enfrentan las personas al endeudarse con el ‘gota a gota’ alcanza el 382 por ciento anual, lo que lo convierte en una opción sumamente onerosa y riesgosa.

“La evidencia directa que encontramos en el estudio es cómo la tasa de usura afecta los créditos de consumo, y afecta especialmente a los perfiles de mayor riesgo”, asegura José Ignacio López, presidente de Anif.
Según López, estos esquemas no existen en todos los países, pero en otras naciones con un modelo similar, como Brasil, México o Chile, se han ido flexibilizando la aplicación y la interpretación de la tasa de usura. “Eso les ha permitido avanzar en materia de inclusión financiera”, concluyó López.
Ante una eventual eliminación de la usura existe temor por la posibilidad de que suban las tasas de los créditos que pagan actualmente las personas.
“Cuando una entidad financiera le niega un crédito a una persona, esa persona no se queda sin un crédito, sino que va a otros escenarios a buscarlo. Subir las tasas no significa que los que ya tienen acceso al crédito van a quedar excluidos. Parte de las conclusiones del estudio es que en Colombia tenemos un problema de oferta de créditos y no de demanda”, explicó Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech.
Según Santos, el acceso al crédito es “casi una necesidad satisfecha” para las personas de altos ingresos. Si bien este grupo poblacional entra a considerar temas como la cantidad de veces que se endeudan o el porcentaje de sus ingresos que destinan a las deudas, no tienen el problema de ‘¿con quién me endeudo?’ que tienen especialmente las personas de menores ingresos y que el sistema percibe como más riesgosos para el otorgamiento de un crédito.
