Domingo 29 de octubre: el día del plebiscito a Gustavo Petro
28 Octubre 2023

Domingo 29 de octubre: el día del plebiscito a Gustavo Petro

Las elecciones regionales marcan el inicio de la carrera por la Presidencia de la República y, en esta ocasión, acabaron convertidas en un pulso para medir el respaldo popular a Gustavo Petro y su proyecto político. Las encuestas pintan un panorama oscuro y un futuro difícil para el Pacto Histórico.

Por: Redacción Cambio

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La semana política no solo estuvo marcada por la recta final de las elecciones regionales, con el país inundado de pancartas, pasacalles, debates televisados y cuñas radiales. La revista inglesa The Economist publicó un artículo con un diagnóstico demoledor sobre el gobierno de Gustavo Petro, y logró captar la atención del presidente y sus seguidores. “Gustavo Petro, el presidente colombiano de izquierda, se tambalea”, fue el duro titular que le dio la vuelta al mundo. 

El artículo afirma que el presidente es impopular, impuntual, ineficiente y dueño de una política exterior irresponsable; menciona el impacto de los escándalos de Laura Sarabia, Armando Benedetti y Nicolás Petro; y pone en entredicho la capacidad de maniobra del gobierno en el Congreso por cuenta del impulso presidencial de acabar con la coalición parlamentaria, despedir a los ministros de centro y no ceder en el contenido de las reformas. La foto que pinta The Economist seguramente resulta acertada para la oposición y, para el petrismo, irracional, sesgada y perseguidora. Sin embargo, más allá de los juicios de valor, en el texto hay un hecho cierto: las elecciones de este domingo son un plebiscito sobre la gestión de Gustavo Petro y, si se cumplen los vaticinios de las encuestas, la cosa no pinta nada bien para el proyecto político del presidente. 

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Gustavo Petro, foto: Colprensa

Como ha ocurrido casi siempre en la historia reciente de Colombia, las regionales marcan la hoja de ruta en dos ejes esenciales: definen qué tanto oxígeno tendrá el presidente para materializar su agenda y, de alguna manera, constituyen el “pitazo” inicial de la carrera por la Casa de Nariño. Hace cuatro años ese fenómeno se cumplió al pie de la letra. Las llamadas fuerzas alternativas tuvieron victorias contundentes en las grandes capitales. Claudia López ganó en Bogotá, Daniel Quintero en Medellín, y Jorge Iván Ospina en Cali. Ese bloque electoral “alternativo”, diseminado en cinco partidos, logró también cuatro gobernaciones y 179 alcaldías. El electorado estaba pidiendo un cambio. Con ese mismo viento a favor el proyecto político de Petro, el Pacto Histórico, se consolidó como la bancada más grande en el Congreso y llevó a su líder natural a quedarse con el premio mayor en 2022: la Presidencia de la República. 

En el 2015 ocurrió algo parecido, pero en favor de políticas de derecha. El Centro Democrático, en su debut, ganó una gobernación y eligió 151 alcaldes. El Partido de la U mantuvo el primer puesto con siete gobernaciones y 258 alcaldías. Lo siguió el conservatismo con un gobernador y 194 alcaldes, mientras Cambio Radical fue el palo de la jornada con siete gobernaciones y 150 alcaldes. Del lado alternativo, el Polo y los Verdes sumaron 62 alcaldías y dos gobernaciones.

Las ciudades capitales quedaron en manos de candidatos de la centro derecha. Enrique Peñalosa en Bogotá; Federico Gutiérrez en Medellín, Alex Char en Barranquilla. Cali rompió el esquema y eligió a Maurice Armitage, candidato de un movimiento independiente. La tendencia mostraba el avance de las fuerzas conservadoras y en 2018 el uribismo se hizo a la presidencia con Iván Duque.

En este domingo electoral, corrido ya algo más de un año del primer gobierno de izquierda, el panorama político para el Pacto Histórico cambiará. Al comienzo del cuatrienio Gustavo Petro tenía altos índices de popularidad, había logrado mayorías en el Congreso, los partidos tradicionales estaban doblegados y su agenda de reformas gozaba de buena salud; los empresarios querían tender puentes con el gobierno, la fuerza en la calle estaba intacta y hasta sus posibles opositores, Álvaro Uribe y Rodolfo Hernández, en lugar de atacar al presidente, habían optado por mirar en silencio los toros desde la barrera. 

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Federico Gutiérrez y Gustavo Petro / Foto: Colprensa

Paradójicamente, quienes fueron rivales de Petro en la contienda presidencial (Fico Gutiérrez, Dilian Francisca Toro y Álex Char), se perfilan como virtuales ganadores en la jornada de hoy. Gutiérrez, en todas las encuestas, le saca una ventaja de más de 40 puntos a Juan Carlos Upegui. Aunque la renuncia de Daniel Quintero le ha dado cierto aire a su pupilo, es poco probable una sorpresa en Medellín: la capital antioqueña, muy seguramente, volverá a las manos del uribismo. Esa fuerza política también tiene un buen chance de quedarse con la gobernación del departamento en cabeza de Andrés Rendón. En Barranquilla la cosa está cantada y se vaticina una moñona del Clan que se convirtió en amo y señor de la región. Álex Char es imbatible para la alcaldía y Eduardo Verano tiene altas posibilidades de hacerse a la gobernación. Cali está reñido y promete voto finish. Algunas encuestas le dan la victoria a Alejandro Éder, otras al “Chontico”. Gane quien gane, ninguno de los dos punteros es percibido como alfil del Pacto Histórico. La carrera por la gobernación del Valle la lidera Dilian Francisca Toro, no precisamente militante de la izquierda. 

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Alejandro Char / Foto: Colprensa

En Bucaramanga el puntero es Jaime Andrés Beltran, adverso al gobierno y apodado “el Bukele Bumagués”. Para la gobernación de Santander, contienda liderada por Juvenal Díaz Mateus, el petrismo también se ve rezagado. Por fuera del escenario de las grandes capitales y de los departamentos más influyentes, tampoco se vislumbran victorias contundentes y propias de los candidatos del Pacto Histórico. Los triunfos, si se presentan, corresponderán a  resultados compartidos de improbables coaliciones variopintas: si todos cobran el triunfo, el triunfo no es de nadie realmente. 

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Gustavo Petro y Gustavo Bolívar / Foto: Colprensa

Queda entonces Bogotá, la joya de la corona. En la puja por la alcaldía de la capital, que ha sido el fortín político de la izquierda, el Pacto Histórico se jugó a fondo. Gustavo Bolívar no vacila en afirmar que él es el candidato del gobierno, el elegido de Gustavo Petro. Aunque hace unos días fue a una notaría a recular, Bolívar ha sido la punta de lanza del esfuerzo presidencial por modificar la primera línea del Metro. Sin embargo, el estreno de la segunda vuelta en la ciudad presenta un panorama adverso para Bolívar. Si bien Bogotá ha elegido alcaldes de izquierda en varias oportunidades, estos llegaron al poder con votaciones del alrededor del 30 por ciento. Con esa base, en el nuevo modelo, ya no se alcanza a llegar al Palacio Liévano. Bolívar ha marcado de segundo en las encuestas, varios puntos por debajo de Carlos Fernando Galán y seguido de cerca por Juan Daniel Oviedo. Aún así, en los escenarios de segunda vuelta, el libretista del Pacto Histórico sale derrotado en todos los escenarios. 

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Carlos Fernando Galán / Foto: Colprensa

Los expertos en estadística electoral dicen que es probable que Bogotá vaya al balotaje. Aunque Bolívar tiene fuerza y muy buenas posibilidades de meterse en la segunda, el crecimiento de Oviedo, con quien ahora aparece empatado, hace que ese cupo para él sea probable pero no seguro. 

Sería un error pensar que las encuestas son un mecanismo infalible para vaticinar las realidades políticas. Las pifias de las encuestadoras se presentan con frecuencia. Las certezas, y las sorpresas, solo se evidencian cuando se cierran las urnas y la Registraduría empieza a comunicar los resultados. No obstante, si se hace una mirada panorámica del mapa político nacional, no es arriesgado afirmar que este domingo se avecina una derrota, no solo para el gobierno sino para todo el bloque de los alternativos. Así como en las pasadas elecciones parlamentarias y regionales los votantes pidieron un cambio, en los comicios de hoy el péndulo podría moverse al otro lado. Los clanes y los caciques electorales parecen más fuertes que nunca.

Si las encuestas aciertan y los alternativos salen derrotados, el proyecto político de Gustavo Petro sufrirá esta tarde un revés que pone en entredicho su margen de maniobra presente y, a futuro, su capacidad política para elegir en la presidencia a alguien que enarbole las banderas del continuismo. La calle, el respaldo del pueblo y el mandato popular han sido los pilares fundamentales que le dan oxigeno a Gustavo Petro. Si al término de las elecciones ese respaldo y ese mandato resultan débiles, el gobierno solo tiene dos caminos: tender puentes con la política tradicional para llevar adelante sus reformas en una versión light, o radicalizarse en un proyecto de izquierda pura y dura que puede pelear en el campo retórico y ganar en discurso, pero que no tendría mucho que mostrar en resultados concretos. 
 

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