
Crédito: Fotoilustración: Yamit Mariño.
Las obras en el norte de Bogotá que dividen a Gustavo Petro y a Carlos Fernando Galán
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Mientras la Alcaldía insiste en que se debe avanzar en la ampliación de la Autopista Norte y de la Avenida Boyacá, desde el Gobierno advierten de los efectos ambientales de estas obras. ¿Qué es lo que ocurre y qué dicen los expertos?
Por: Claudia M. Quintero

Las recientes lluvias en el país, que afectaron departamentos como Chocó, La Guajira y algunas zonas del norte de Bogotá, pusieron de presente una vieja discusión entre el presidente, Gustavo Petro, y el alcalde de la capital del país, Carlos Fernando Galán.
Se trata de las obras de ampliación de la Autopista Norte y de la Avenida Boyacá, que le apuestan a descongestionar la movilidad en el noroccidente de Bogotá y buscan conectar la ciudad con municipios del norte de la sabana. La controversia está en que mientras la administración de Galán le apuesta a avanzar en la construcción, desde el Gobierno se insiste en la priorización del medioambiente.
La Autopista Norte: en pausa por licencia ambiental

Esta vía se construyó hace más de 70 años encima del humedal Torca-Guaymaral y los sedimentos que se acumulan, los escombros que tiran y las fuertes lluvias hacen que la autopista suela encharcarse cuando llueve fuerte. La muestra más reciente fue la inundación de hace unas semanas.
El episodio no solo dejó a cientos de personas atrapadas durante horas, sino que reavivó la discusión sobre la importancia de la ampliación de la Autopista Norte.
¿Qué se quiere construir? Se trata del acceso Norte Fase II, que es concesionado por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y contempla la ampliación de la autopista entre la calle 192 y 245. Así como la carrera Séptima entre la calle 201 y 245 y la Perimetral de Sopó. De hecho, ya está la financiación de estas obras.
Con esta construcción se amplían los carriles y, según dijo Galán en Caracol Radio, también se “eleva la autopista en unos puntos para permitir la conexión hídrica entre oriente y occidente”. Es decir, Galán afirma que sería una solución de fondo al problema que tiene la Autopista Norte cada vez que llueve y que obedece a su construcción sobre el humedal.
No obstante, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) no opina lo mismo. Se supone que las obras debían comenzar en 2023, pero la Anla archivó el trámite de licenciamiento y ahora, la obra está pendiente. ¿Por qué?
La autoridad ambiental, que pertenece al Ministerio de Ambiente, argumentó que algunas obras hidráulicas no estaban armonizadas con los instrumentos del Ordenamiento Territorial de Bogotá, que las obras también debían favorecer la conservación de los hábitats y la concesionaria no desarrolló los estudios requeridos y, por otro lado, estudios que se solicitaron a otras entidades no resultaron positivos.
Darío Hidalgo, profesor de Transporte y Logística, le explicó a CAMBIO que la idea de la concesión es conectar los humedales en una especie de cajón (box culverts, en inglés) y que la vía tenga elevaciones en algunos puntos. Es decir, permite que se unan, pero en cajas de más o menos tres metros de altura y entre tres y seis metros de ancho. Sin embargo, el experto aseguró que desde el Ministerio de Ambiente se sostiene la idea de que se deben permitir viaductos.
Y esas posturas han quedado claras en las redes sociales. Mientras que el alcalde Galán ha insistido en que las obras solucionan el problema, el presidente Petro citó al economista William Vicrey que dice que "cada vez que se amplía una autopista, aumenta la congestión".
“Lo que sufre el norte de Bogotá se debe a la urbanización desmedida de la sabana norte, que pavimenta sus suelos blandos, y se debe también a construir vías y barrios sobre humedales”, detalló el jefe de Estado en su cuenta de X.
En esa teoría insistió la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien dijo que, si el proyecto de ampliación de la autopista no se hace bien, se profundizaría el problema de las inundaciones.
Avenida Boyacá: ¿se pone en peligro la reserva Thomas van der Hammen?

La otra obra en la que Petro y Galán tienen posiciones distantes es en la ampliación de la Avenida Boyacá desde la 183 –hoy está hasta la calle 185–. Esta construcción no solo le apuesta a mejorar la movilidad en el norte de Bogotá, sino que es clave para la construcción de Lagos de Torca, un desarrollo inmobiliario en esa zona de la ciudad que planea construir al menos 135.000 unidades de vivienda.
La idea es ampliar casi cinco kilómetros hacia el norte la Avenida Boyacá, pero el principal problema está en que tendría que atravesar la reserva Thomas van der Hammen, que tiene una demarcación geográfica de 1.395 hectáreas y garantiza la conectividad de los cerros orientales con el río Bogotá. Por eso, dicen desde la Alcaldía que es el pulmón de la ciudad: allí habitan al menos 11 especies de mamíferos, 23 de mariposas, diferentes aves y otros animales. Además, su suelo alberga cerca de 200 especies vegetales de alto valor ecológico.

Para la ampliación de la Boyacá se requieren una sustracción de al menos 20 hectáreas de esa reserva y el Gobierno ha sido claro en que no se debería tocar esa zona. De hecho, hace unas semanas el Ministerio de Ambiente presentó una demanda ante el Consejo de Estado que pide anular la licencia ambiental que otorgó la Corporación Regional Autónoma (CAR) Cundinamarca y que permite el avance de las obras. “Consideramos que esa avenida, tal como está planteada, va a generar graves perjuicios para toda la sabana de Bogotá”, dijo la jefe de la cartera de Ambiente.
Si bien ya se admitió la demanda, la obra no se detiene; sin embargo, sí dependen de la decisión que tome el juez o la juez, que es quien debe determinar si suspende o no la licencia.
“El licenciamiento fue un proceso de más de tres años en el que se tuvieron en cuenta todas las preocupaciones que se presentaron. No solamente por el ministerio, sino por la CAR”, le dijo a CAMBIO Alejandro Callejas, gerente de Lagos de Torca.
La decisión de la cartera de Ambiente no fue bien recibida por el alcalde, quien la calificó como una intromisión más del Gobierno en las obras de Bogotá. “Con esta demanda, el Gobierno está haciendo todo para bloquear la posibilidad de que se avance en una obra estratégica para la movilidad de Bogotá. Lo he dicho en varios escenarios: el Gobierno quiere impedir por cualquier medio la ampliación de la Avenida Boyacá. Este proyecto hace parte del desarrollo organizado con las compensaciones ambientales necesarias que requiere la ciudad. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para hacer respetar la autonomía de Bogotá”, mencionó el mandatario local.
El presidente no se quedó atrás y respondió que en una ciudad que se queda sin agua, no se puede pensar en destruir una reserva forestal.
Galán le respondió al primer mandatario con la aseveración de que solo se usarían 20 hectáreas y que ese impacto se compensaría con 120 hectáreas en las que se desarrollarán actividades de conservación y restauración.
Los posibles caminos y el impacto de estas obras para Bogotá
Si bien la discusión se mantiene y el Gobierno nacional y el distrital tienen posturas claramente distantes –y al parecer poco flexibles—, los expertos afirman que es necesario avanzar en el desembotellamiento de la ciudad, pero sin olvidar la importancia de la protección del medioambiente, porque el cambio climático es real y las intensas lluvias recientes son una muestra de eso.
La concejal Heidy Sánchez, del Pacto Histórico, le dijo a este medio que, si bien se busca solucionar la movilidad, ella cree que, en el caso de la Avenida Boyacá, “la intención de la administración de Claudia y también la de Galán es generar presión a tal punto de que se cumpla el sueño de la administración de Peñalosa y que se habilite el suelo y se dé la urbanización de la reserva Thomas van de Hammen”.
Puntualizó que la clave está en que se revisen otras opciones para ampliar la Avenida Boyacá sin tener que afectar la reserva.
Sin embargo, el profesor Darío Hidalgo aseguró que es muy difícil hacer un trazado distinto, porque eso “implicaría una curva grandísima y, desde el punto de vista de conectividad vial, no parece tan sensato dar una gran vuelta. Además, hay que aclarar que esto solo se hace para atravesar la reserva, no para urbanizarla”, detalló.
Y en cuanto a la Autopista Norte, Sánchez mencionó que es importante que la obra pase por las soluciones a las inundaciones y que no agudice el problema.
Lo cierto, como bien lo dijo Carlos Devia, profesores de Ecología y Territorio, el problema de la movilidad en la ciudad está más allá de las vías. Dice, por ejemplo, que hay todo un problema de ordenamiento. “Más allá de las obras, que se requieren, hay que revisar la malla vial y ver qué pasa con quienes están en la vía”.
Con esto último coinciden Devia, Hidalgo y hasta el presidente Petro, en cuanto afirman que “las ampliaciones van a solucionar el problema a corto plazo, pero no va a solucionar el problema de fondo. Porque van a generar una capacidad adicional que va a ser absorbida en pocos años por nuevo tráfico de vehículos”.
