Gustavo Petro, atrapado por la soledad del poder
1 Marzo 2025 12:03 pm

Gustavo Petro, atrapado por la soledad del poder

Fotografía de la familia presidencial el 7 de agosto de 2022

Crédito: Colprensa

El presidente dice que el ejercicio de su cargo “es de una infelicidad absoluta”, un “sacrificio”. El líder de izquierda alcanzó el poder político, pero su vida familiar se alteró de manera dramática. Relato de un viaje a la melancolía.

Por: Armando Neira

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El presidente Gustavo Petro no es feliz en la Casa de Nariño. Nunca lo ha sido desde que se mudó allí. Apenas llevaba unas horas en su cargo cuando, por primera vez, salió en su condición de jefe de Estado, el 8 de agosto de 2022, y mostró su melancolía: “El palacio es bien triste, bien frío”.

De hecho, ese día Petro agradeció a los organizadores de su primer acto oficial, la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, por haberlo realizado fuera de esa edificación, porque así volvía a encontrar calidez. Les contó que ese edificio, diseñado por los arquitectos Gastón Lelarge y Julián Lombana, le producía una nostalgia lejana.

Se mostraba como un Ulises que regresa tras la odisea de mil batallas, y no como el hombre más poderoso del país, que acababa de estrenar el cargo al que aspiran todos los políticos.

La Casa de Nariño, en el centro histórico, es la residencia oficial y principal sede de trabajo del presidente de Colombia. En su momento, a anteriores mandatarios también les costó adaptarse, especialmente en los primeros días, al combinar el lugar de trabajo con el espacio de vivienda.

Juan Manuel Santos, por ejemplo, mantuvo abierto el apartamento en donde vivía antes de ser elegido. Lo mismo Iván Duque, quien quería seguir en el suyo, en especial para no afectar la vida de sus hijos y evitar la complejidad cotidiana de llevarlos al colegio.

El palacio que Petro quiere tumbar

Sin embargo, en ambos casos, la intensa agenda que lleva las riendas de un país como Colombia terminó llevándolos exclusivamente a esta edificación, que fue construida en los predios de la casa natal de Antonio Nariño e inaugurada el 20 de julio de 1908 por el general Rafael Reyes.

“Por mí lo tumbaba”, afirmó Petro en el lluvioso abril de 2024. ¿Entonces? ¿Qué hacer con esa edificación de pretensiones neoclásicas? “Haría algo democrático y popular, con patios abiertos, donde la gente fluya y pueda ver a los funcionarios”, dijo.

El presidente Gustavo Petro y su hijo mayor, Nicolás.
El presidente de la república, Gustavo Petro Urrego, y su hijo mayor, Nicolás.

Pero, por su cargo, tuvo que continuar allí, en un sitio que le incomoda. “Este palacio quiere aparentar que la oligarquía colombiana es aristocrática y por eso se construyó con este estilo. Se hizo hace apenas 50 años. Es una mala idea arquitectónica, porque trata de reproducir la aristocracia francesa a finales del siglo XX en Colombia, que es una república democrática”, aseguró.

Esta semana lo reiteró: “Este palacio, una mala imitación francesa, no me gusta ni cinco”, le dijo a El País. Y, de hecho, ha pensado en exorcizarlo. “Debe estar lleno de fantasmas. Tengo ganas de traer a un experto en estas materias”.

La tristeza vaga del gobernante

La melancolía que exhibe Petro corre en paralelo con la alteración que ha sufrido su entorno familiar. “Esto es de una infelicidad absoluta. Es un sacrificio. Lo primero que trataron de destruir fue a mi familia. Quisieron romper los lazos sentimentales porque un hombre sin vínculos afectivos se vuelve duro, malo y yerra. Me aislé”, le confesó a ese diario.

En la imagen está su hijo Nicolás con su esposa de entonces Day Vásquez, Nicolás Alcocer (hijo adoptivo) y sus hijas Antonella, Sofía y Andrea. En ese instante, según la encuesta de Invamer, el presidente tenía una aprobación que rondaba el 60 por ciento y una desaprobación por debajo del 20 por ciento. Hoy, la desaprobación a su desempeño está en 63 por ciento y la aprobación en 32 por ciento.

En este tiempo ha sufrido duros golpes, incluso de parte de algunos de los protagonistas de la fotografía. No había cumplido siquiera seis meses en el poder cuando Day Vásquez reveló que su esposo, el hijo mayor de Petro, había recibido dinero durante la campaña presidencial de personajes del mundo del contrabando y del narcotráfico.

Los millones que el hijo pidió y se embolsilló

Señaló a Nicolás de recibir 400 millones de Alfonso ‘El Turco’ Hilsaca para la campaña y de habérselos quedado. De acuerdo con ella, Hilsaca “le entregó primero 200 y, como a los diez u ocho días, le entregó otros 200” para la campaña presidencial.

El presidente Gustavo Petro y su hijo Nicolás
Nicolás Petro Burgos, el hijo mayor del presidente Gustavo Petro, debe responder ante la Fiscalía por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito.

Dijo, además, que Nicolás recibió 600 millones del antiguo contrabandista y narcotraficante condenado, Samuel Santander Lopesierra, el Hombre Marlboro, también con el propósito de que eran para la campaña. “Allí nunca llegó legalmente porque él se quedó con ese dinero”, aseguró ella.

Así mismo, según el testimonio de la nuera dolida, Nicolás recibió una camioneta de Juan Manuel Sarmiento, un megacontratista de Villavicencio, también para la campaña y se la apropió.

“Mi compromiso con Colombia y los colombianos es lograr la paz, y quien quiera interferir en ese propósito o sacar provecho personal de este no tiene cabida en el Gobierno, incluso si son miembros de mi familia”, dijo.

Un hermano problemático

Porque, precisamente de parte de su hermano, Juan Fernando, también han surgido otros sonoros escándalos. En las últimas horas se informó que César Augusto Valencia Mosquera, considerado un enlace del zar del contrabando Diego Marín, conocido como Papá Pitufo, ingresó al menos cinco veces a palacio.

¿Cuántos puntos le habrá quitado a la imagen del presidente su hermano Juan Fernando? El impacto de las acciones de este biólogo, filósofo y activista por la paz, la justicia social y la reconciliación, según se presenta en redes sociales, ha generado más controversia que tranquilidad para el presidente.

“Yo soy un luchador que no se detendrá hasta conseguir la paz”, ha dicho Juan Fernando en un propósito poco reconocido. Por el contrario, cada vez aparece más vinculado a alias Papá Pitufo, sacudiendo los cimientos de la Casa de Nariño.

Juan Fernando Petro y Gustavo Petro
Juan Fernando Petro y su hermano, el presidente de la república de Colombia.

El hermano del presidente asistió junto a un allegado de Papá Pitufo a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), según reveló el periodista Daniel Coronell en su espacio El Reporte Coronell de La W Radio, con la intención de que le concedieran un nombramiento.

De acuerdo con Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Valencia lo contactó en mayo de 2021 como representante de un supuesto grupo de “empresarios caleños” que querían poner su granito de arena en el proyecto político.

Juan Fernando y Valencia tenían interés era, ni más ni menos, una dependencia clave para verificar, detectar y controlar las operaciones de contrabando en el puerto de Buenaventura, por donde se moviliza cerca del 45 por cienyo de la carga internacional. Es decir, el objetivo más codiciado por los contrabandistas.

El Pacto de La Picota

Esta revelación volvió a poner sobre la mesa las actuaciones de Juan Fernando, que comenzaron en abril de 2022, a escasos meses de las elecciones, cuando Noticias Caracol divulgó un informe con imágenes de su entrada a la cárcel de La Picota.

Él, junto con el abogado Pedro Niño y el entonces desconocido Danilo Rueda, visitó el centro penitenciario, donde presuntamente ofrecieron a los presos evitar la extradición a cambio de votar por Petro. El caso se conoce como el Pacto de La Picota.

Juan Fernando habló con varios reclusos sobre una reforma a la justicia que incluiría rebaja de penas, la posibilidad de conservar parte de sus fortunas y, sobre todo, espantar para siempre el temido fantasma de la extradición.

Diego Marín y Juan Fernando Petro
César Valencia, un abogado que es señalado de ser intermediario del contrabandista Diego Marín Buitrago alias Papá Pitufo, a la izquierda, estuvo cinco veces en la Casa de Nariño junto a Juan Fernando Petro, hermano del jefe de Estado, en la imagen a la derecha. 

Luego, dio un parte de victoria sobre su gestión. Dijo que, en regiones como Urabá, Norte de Santander y el Magdalena Medio, donde su hermano nunca había tenido una buena votación, gracias a los jefes mafiosos habría logrado ahora un número significativo.

Posteriormente, la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos, donde trabajaba, lo echó a la calle. “Él ya había sido expulsado, vía oficio, desde enero pasado”, afirmó Rodrigo Ricaurte, director para América Latina y el Caribe de este organismo.

La Comisión explicó que Juan Fernando se habría dedicado a suplantar funciones que solo estaban autorizadas para el representante legal de la organización. En noviembre de 2023, se informó que habría solicitado hasta 100.000 dólares al señalado narcotraficante Carlos Eduardo Restrepo a cambio de incluirlo en un programa de amnistía para evitar su extradición a Estados Unidos.

También se le acusó de solicitar dinero a narcotraficantes en nombre del entonces director de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), Daniel Rojas.

El síndrome de Asperger

Sin embargo, Juan Fernando se salió de la esfera judicial y habló de una situación íntima. Afirmó que su hermano, el presidente de la república, había sido diagnosticado en su adolescencia con el síndrome de Asperger:

“Hay un momento en el que podemos estar con mucha gente, pero de pronto no estamos, aunque estemos físicamente. En el caso de Gustavo, es más intenso que en el mío".

Según él, su padre los llevó al psicólogo y este les dijo que tenían ese síndrome del espectro autista llamado Asperger. El eco de sus palabras llegó a la prensa internacional: “Petro tiene al enemigo en casa”, fue uno de los titulares. El primer mandatario reaccionó: “Algo pasa con mi hermano. Jamás he recibido un diagnóstico sobre el síndrome de Asperger.”

Gustavo Petro y Verónica Alcocer
La primera dama de la nación, Verónica Alcocer, en una imagen con el presidente de la república, Gustavo Petro. Hace varios meses que no aparecen juntos.

Verónica Alcocer también ha sido protagonista de hechos que han afectado la imagen del presidente. Desde señalamientos sobre varios viajes internacionales con un “séquito” que incluiría un maquillador y vestuarista personal, un fotógrafo para sus redes sociales, una asesora y una persona encargada de la logística y los actos protocolarios, todos pagados con dinero del erario, hasta su supuesta influencia en el nombramiento de amigas personales en cargos para los que no estaban preparadas. 

En otro momento, Alcocer sorprendió al pedir una investigación a la fiscal general de la nación, Luz Adriana Camargo, por el temor de que personas del mismo Gobierno quisieran involucrarla en el escándalo de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). El hecho puso en evidencia las fracturas que empezaban a notarse en palacio.

El costo de ilusionar y no cumplir

El presidente ha sido blanco también de cuestionamientos por su vida privada. Cuando se le vio caminando con una persona en Ciudad de Panamá, hubo un revuelo en las redes sociales. Él respondió en su cuenta de X:

“Estos miles de mensajes transfóbicos, que han estallado en una sociedad de derechas profundamente excluyente, ignorante y discriminatoria, deben ser rechazados por el presidente”.

Sus hijas también han sido objeto de punzadas. Andrea tuvo que salir a defenderse porque, en el marco de la COP16, presentó su marca de ropa deportiva, Bachué, caracterizada por el uso de materiales reciclados.

“Mi stand de 100 m². Las matas las compró mi mamá, no mi papá. De la plata de sus impuestos, compré la puntilla del techo en la parte derecha, extrema derecha, pero toca hacer zoom para verla. Con amor, Andrea Petro”, ironizó.

Mientras que Antonella, a quien le encanta el fútbol, no se libra de desadaptados que la ofenden cuando va a los estadios. Recientemente, la menor estuvo en la Clínica Santa Fe por un tratamiento médico y, como su papá fue a visitarla, hubo malintencionados que escribieron, como si nada, que el presidente había muerto.

El presidente ha tenido tres matrimonios y seis hijos. Andrés es el menos conocido. Vive en Canadá desde hace más de tres años, donde asegura que se refugió debido a las amenazas. Por eso, no vino a la posesión y no está en esa fotografía de la familia presidencial que ha cambiado mucho en tan corto tiempo.

A medida que se acercan las elecciones, es posible que sufra más modificaciones. Para muchos, es el costo de gobernar un país tan complejo; para otros, es la consecuencia de la improvisación. Algunos más piensan que se puso mucha ilusión en un cambio que no fue y que a la familia Petro se le juzga con mayor severidad, tanto por quienes nunca los han querido como por quienes se desencantaron.

De cualquier modo, Petro afirma que no continuará en el poder después del 7 de agosto de 2026: “Ahí no nos vamos a quedar, ese palacio es frío, feo y hasta da miedo”.

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