¿Qué pasa si se quiebran las EPS?
2 Abril 2024 04:04 pm

¿Qué pasa si se quiebran las EPS?

Crédito: vecstock

El sistema de salud ha estado en crisis por años. No obstante, las tensiones entre el Gobierno y las EPS han acrecentado las preocupaciones y muchos se preguntan qué pasaría si quiebran estas empresas aseguradoras.

Por: Redacción Cambio

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El virtual hundimiento de la reforma a la salud del Gobierno deja un panorama poco claro de lo que viene para el sistema de salud. La crisis por la que pasan las EPS y, por consiguiente, las clínicas, hospitales y prestadores de salud en general, no es una novedad y sigue empeorando. La pregunta más común es qué sucedería si, en efecto, las EPS se quiebran. 

Lo cierto es que más de una EPS se ha quebrado en los últimos años, desde antes del gobierno de Gustavo Petro. La Superintendencia Nacional de Salud interviene a las empresas que no cumplen con los estándares mínimos y si en ese tiempo la situación no mejora, en ocasiones termina liquidándolas y trasladando a los usuarios a otras EPS. Esto sucedió con Coomeva, Medimás y Ecoopsos, entre otras.

El escenario más “apocalíptico” en que todas las EPS quiebran repentinamente no es factible, porque cada una de estas empresas es diferente y no todas tienen la misma naturaleza. Como explica Jonatthan García, consultor de salud global, las EPS que tienen como única vocación su trabajo como empresa social no tienen cómo salvarse en una crisis extrema. Esto sucedería, por ejemplo, con las EPS indígenas o con las comunitarias como Mutual Ser.

Por el contrario, hay EPS que tienen una vocación adicional a ser una empresa aseguradora. Por ejemplo, García señala que algunas tienen inversiones en hospitales, clínicas y centros de salud y por eso pueden tomar otros caminos. Eso pasó con Coomeva, que después de su liquidación continuó con medicina prepagada y como participante en el sector de la salud.

Algo similar pasa con las cajas de compensación, que pueden seguir siendo prestadores de servicios de salud porque ya tienen una red de servicios establecida, grande y organizada. Incluso, hay EPS que reciben inversión extranjera o privada.

“La Nueva EPS termina siendo la última respuesta estatal ante el quiebre, porque el Estado no puede hacerse el loco -explica Jonatthan García, sobre el eventual quiebre sucesivo de EPS-. Muy seguramente lo que va a pasar, y como estaba dispuesto en la reforma a la salud, era que las EPS iban apagándose y todos nos íbamos a pasar de a poco a la Nueva EPS”. Es decir, esta empresa estatal terminaría convirtiéndose en la receptora de los usuarios de las EPS intervenidas

Lo que dice García coincide con lo que opinan los expertos en salud pública Andrés Vecino y Ramón Abel Castaño, quienes días atrás le dijeron a CAMBIO que, eventualmente, la intención del Gobierno es trasladar a todos los pacientes a la Nueva EPS. Sin la reforma a la salud, las EPS seguirán asfixiándose de todas formas porque el presupuesto de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) sigue siendo, en su concepto, insuficiente.

Jonatthan García considera que lo más peligroso de un quiebre eventual de las EPS es que el sistema público se debilite tanto que el camino sea irse por el sector privado. Es decir, que por cuenta del cierre o quiebre de las EPS, las personas se vean empujadas a inscribirse en una medicina prepagada y así se fortalezca más el sector privado.

“Hoy Colombia tiene una protección financiera. Muchas personas del régimen subsidiado pueden acceder a salud sin pagar un solo peso. Nuestro sistema da sin sacrificar las finanzas de los hogares y espero que esto no sea un incentivo para que el sistema se privatice cada vez más”, anota.

Por su lado, Carmen Eugenia Dávila, directora ejecutiva de Gestarsalud, gremio que reúne a EPS del régimen subsidiado, recalca que el sistema de salud de Colombia enfrenta tensiones financieras y retos todo el tiempo, como pasa en todo el mundo. Su preocupación principal es que el llevar el sistema al límite supone una afectación grande para los usuarios y los pacientes.

Las causas, explica, se deben a una disponibilidad menor de recursos a la necesaria, porque los costos son crecientes y “esto genera pasivos, afectación del patrimonio de las EPS e iliquidez”.

“Es obligación del Estado en pleno, de todas las ramas del poder público y de los actores del sistema encontrar los caminos para preservar la vida e integridad de las personas y parar la afectación financiera de las instituciones del sector”, piensa Dávila.

Con todo, la discusión política sobre la reforma a la salud continuará. La Comisión Séptima del Senado, se supone, debatirá la ponencia negativa del texto después de Semana Santa. Lo más probable, por ahora, es que se hunda pero el Gobierno tiene otros caminos para implementar la reforma a la salud.

Lo anterior, probablemente, implica llevar a las EPS a la asfixia. De todas formas, algunas de estas empresas no están disgustadas con el proyecto original pues les facilita las cosas al proponer convertirlas en gestoras. Sin embargo, en una crisis, los más afectados siempre son los usuarios y pacientes, que ya están viendo los efectos que no son de este Gobierno pero que han empeorado en el último tiempo.

 

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