¿Qué pasará con la población indígena embera durante la Alcaldía de Carlos Fernando Galán?
30 Enero 2024

¿Qué pasará con la población indígena embera durante la Alcaldía de Carlos Fernando Galán?

Crédito: COLPRENSA

El secretario de Gobierno de Bogotá, Gustavo Quintero, habló con CAMBIO sobre el plan de reubicación de los indígenas embera que alista la Alcaldía y sobre la necesidad de que la nación participe también de la iniciativa.

Por: Pía Wohlgemuth N.

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Uno de los grandes retos de la Alcaldía de Carlos Fernando Galán en Bogotá es ofrecer oportunidades y formas de asentamiento cómodas y dignas a las comunidades embera, que cada día llegan a la capital en mayor número. 

Según el censo más reciente de la Secretaría de Salud, hay al menos 2.597 personas asentadas así: 428 en el Parque Nacional, 144 en el Buen Samaritano, 972 en La Florida y 1.053 en La Rioja.

Tan solo en octubre del año anterior, la Unidad de Víctimas censó 1.963 miembros de la población embera en Bogotá. A pesar del retorno de 537 personas de la comunidad a sus territorios de origen, muchos regresaron. Lo anterior demuestra que muchas personas quieren permanecer en la capital, lo cual obliga a cambiar el enfoque con el que se las va a atender.

CAMBIO conversó con Gustavo Quintero, secretario de Gobierno del Distrito, para saber cuál va a ser ese enfoque y cómo lo van a desarrollar.

CAMBIO: Hablemos de las comunidades indígenas que están en los parques de La Rioja, la Florida y el Parque Nacional. Muchos de ellos están durmiendo entre bolsas de plástico. Para usted, que conoce bien la situación de derechos humanos de los embera, ¿cuál es la razón de qué estén aquí? ¿Sólo se debe al desplazamiento por el conflicto?

Gustavo Quintero: Este fenómeno viene más o menos desde 2007. Gran parte de ellos, sobre todo los primeros, comenzaron a migrar a la ciudad por causa de un conflicto muy fuerte, que además nunca se superó, y no había la tranquilidad completa en el territorio para que el regreso fuera posible y duradero. Obviamente, hay razones de conflicto, pero también hay otras motivaciones entre la población embera para venir a la ciudad. Esto es un desafío gigante, es comenzar a entender no solamente cómo nosotros, que habitamos lo urbano, vemos el fenómeno, sino también cómo ellos, como comunidad indígena, lo perciben. Por ejemplo, que ellos estén en el Parque Nacional a una persona de Bogotá quizás le parece complejísimo y muy preocupante. Habría que preguntarles a las comunidades si desde su lógica, su cultura y su conexión con la ciudad, eso les es preocupante. Lo segundo es que hay cosas que están por encima de cualquier discusión: los niños, la salud de quienes están en los parques y las violencias contra las mujeres, especialmente, pero también qué tipos de violencias se están presentando. Hay unas discusiones a las que hay que ponerles la lupa para saber bien cómo manejar la situación.

CAMBIO: Pero volviendo a las razones, ¿hay un deseo de migrar permanentemente a Bogotá? Y si es así, ¿cuál es el camino que se debe seguir?

G.Q.: Es una situación compleja que requiere cambios de estrategia. Lo que ha pasado con la atención a la población embera es que la estrategia ha cambiado con frecuencia, porque el fenómeno también varía mucho. Hoy hay muchas personas pertenecientes a población embera, en especial jóvenes, que tienen ya muchas costumbres de ciudad. Su conexión con el territorio es distinta. Estamos pensando y trabajando en el cambio de estrategia. Lo estamos hablando con la nación, con el Departamento de Prosperidad Social, con el Ministerio del Interior, con la Unidad para las Víctimas, con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), y lo estamos pensando en el Distrito. Estamos con la Secretaría de Salud, la de Gobierno, la de Integración, con la Alta Consejería para la Paz, para saber cuál es el paso que sigue. Se está demostrando que la efectividad de los retornos se ha reducido drásticamente. Es decir, muchas de las personas retornadas vuelven a Bogotá a los pocos meses. Uno de los desafíos más grandes es que tenemos que hablar de un protocolo de reubicación. También, del piso jurídico que existe para esto. Es decir, quién tiene responsabilidad sobre qué, cómo y qué pasos se deberían seguir. Eso no es tan claro, normativamente es muy difícil.

CAMBIO: ¿En cuanto a destinación de recursos?

G.Q.: Sí y en cuanto a competencias: ¿Qué debe hacer el Distrito? ¿Qué debe hacer la nación? ¿Qué pasa si la voluntad de la comunidad embera es quedarse en Bogotá? Por eso, el protocolo de reubicación es importante, para que diga, si ellos se quieren quedar, cómo se quedan; si se quedan como pueblo embera en conjunto, como individuos habitantes de la ciudad, o si se constituyen como cabildo indígena. Esas discusiones que están pendientes son muy importantes y hay que tenerlas a futuro, pero hay que comenzar a actuar desde ya, porque la estrategia hay que cambiarla sí o sí.

CAMBIO: ¿Ya se están teniendo estas conversaciones con las comunidades indígenas?

G.Q.: Nada se puede hacer sin dialogar con ellos. Esta semana vamos a arrancar unas mesas de trabajo en tres líneas. Una es la articulación interinstitucional con el Gobierno nacional, que ha tenido muy buena voluntad en ese sentido. Queremos aprovechar, por ejemplo, que Patricia Tobón está en la Unidad de Víctimas, para lograr un trabajo muy articulado. La segunda tiene que ver con el Distrito. Tenemos ahí una situación compleja que tenemos que atender. Hay situaciones que nos preocupan demasiado, por ejemplo, la situación de la niñez…

CAMBIO: ¿Cuál es la preocupación principal con la niñez?

G.Q.: Hace una semana teníamos 23 indígenas emberas en el Hospital Santa Clara. 17 eran niños de entre 0 y 8 años y muchos tenían situaciones de salud muy complejas. Cuando llegan a la ciudad ya son de difícil atención. Por ejemplo, el niño que lamentablemente perdió la vida hace poco, tuvo una falla sistémica. Es decir, no fue solo una enfermedad, fueron muchas cosas las que sucedieron, pero él acababa de llegar a Bogotá. Las instituciones solo pueden entrar al Parque Nacional y al de La Rioja cuando los líderes de la comunidad embera lo permiten. Esas dinámicas, que son importantes para el Distrito en materia de salvar vidas –porque no hay nada más importante que la vida de un niño y que la integridad de una mujer–, nos obligan a sentarnos a pensar la estrategia del Distrito, del Distrito con la nación y, en paralelo, la conversación con la comunidad para decir “ojo que se están enfermando los niños, ojo que tenemos que cuidarlos, ojo que las condiciones que ustedes tienen en el Parque Nacional pueden ser propicias para infecciones”. 

CAMBIO: Se suele decir mucho que falta atención en salud a los niños que se enferman y demás. ¿Cómo funcionan sus brigadas de salud?

G.Q.: La Secretaría de Salud tiene permanentemente una ambulancia dispuesta tanto para el Parque Nacional, como para La Rioja, y atención permanente de gestores de salud en los lugares donde hay población embera. Entonces, siempre hay atención, pero siempre dependemos de que la comunidad nos deje ingresar. Uno de los acuerdos a los que queremos llegar es que la presencia sea permanente, que podamos entrar todo el tiempo a evaluar la situación de cómo están los niños y las niñas, y que cuando un niño se enferme, podamos atenderlo. Ahí nuevamente está la mirada de ciudad y la mirada desde la población. El primer mecanismo que ellos utilizan, y que tenemos que entender bien, es que ellos van a querer siempre acudir a un jaibaná y nosotros queremos atenderlos con medicina tradicional. ¿Cómo lograr que eso se dé en paralelo?

CAMBIO: Ha sucedido que las comunidades piden primero a un jaibaná (en la cosmogonía embera, es un sabio y médico tradicional) y ustedes les ofrecen medicina occidental…

G.Q.: Ellos primero muchas veces piden jaibaná y ya cuando el niño o la niña está muy enferma, entra la medicina occidental.

CAMBIO: ¿Qué han pensado en cuanto al protocolo de reubicación? Las comunidades quieren estar en Bogotá. ¿Dónde podrían vivir? ¿La Sociedad de Activos Especiales ha ofrecido alguna opción en la ciudad? 

G.Q.: Por eso la discusión con la nación es tan importante y por eso el diseño del protocolo de reubicación es clave para saber quién hace qué. Hay una cosa muy importante cuando se hace un retorno y es que la persona retornada –o la familia retornada– tiene que expresar su deseo voluntario de volver al territorio. Llega un momento en que la persona puede decidir quedarse en la ciudad y no retornar. Los espacios como La Florida y el Parque Nacional, por ejemplo, fueron espacios transitorios de preparación para el retorno. Lo que pasa es que se volvieron, por las mismas dinámicas del fenómeno, espacios permanentes y eso hay que revertirlo. Tenemos que hacer que quienes quieran, se puedan quedar acá –o si prefieren, también que puedan irse a otros municipios– y que se les generen algunas condiciones acordadas entre Distrito y nación. Que tomen una decisión que pueda recibir apoyo. 

CAMBIO: Como cualquier colombiano, las comunidades tienen derecho a vivir en donde quieran. ¿Han hablado puntualmente con Laura Sarabia, de Prosperidad Social? ¿Qué les ha dicho el Gobierno?

G.Q.: Esta conversación hay que tenerla en tres niveles. Primero, uno casi de atención inmediata, que requiere algún tipo de acción en los parques; un nivel de discusión en el mediano plazo de qué vamos a hacer y, en el largo plazo, de qué pasa si se quieren quedar en la ciudad y hasta dónde llega la competencia del Distrito y la nación en ese sentido. Dependiendo lo que se defina, ya la persona, en su autonomía, comenzará a ser parte de la ciudad, autónoma completamente. Esa es la discusión que estamos planteando, no solamente atender la situación compleja sino pensar el modelo de habitar la ciudad por parte de la comunidad embera.

CAMBIO: Cuénteme más en detalle qué han hablado con el Gobierno.

G.Q.: Mientras no lo aterricemos es difícil contar, porque por ahora lo que hay son ideas y propuestas que se tienen que discutir urgentemente, porque esto no da espera. Esta semana arrancamos las mesas, ya las hemos tenido un par de reuniones; ya viene también una reunión con la Unidad de Víctimas, tenemos reunión con el ICBF, entonces, va a ser muy importante definir ese plan de acción.

CAMBIO: ¿Cuál es el enfoque que se ha tenido en este tema y cuál es el nuevo?

G.Q.: Hay que cambiarlo y no porque haya estado mal, sino porque el fenómeno ha cambiado. El enfoque antes era ‘hay población embera en la ciudad, hagamos lo posible para que vuelvan a su territorio en las mejores condiciones y con las ayudas necesarias para que el retorno sea amable y posible’. Eso se intentó durante mucho tiempo, pero las cifras nos muestran que el retorno no está siendo efectivo. Hay que comenzar a preguntar si se quieren quedar o si se quieren ir. Si es lo primero, hay que pensar en las respuestas; si se quieren ir, que continúe el retorno. Eso solo se logra si lo trabajamos de manera conjunta con la nación.

CAMBIO: ¿Cuál es la clave de lo que quieren hacer, así no haya algo concreto todavía?

G.Q.: Voy a decir el producto y el resultado que esperamos. Lo primero es el protocolo de reubicación, porque es el que me dice a mí quién hace qué. Si hoy yo me siento en una mesa con la nación y los dos tenemos voluntad a tope, hay un montón de cosas que yo no puedo hacer, porque eso excede mis competencias. Lo mismo para la nación. Necesitamos aterrizar y generar un piso jurídico para la reubicación. Lo que queremos que pase es que la población embera que decida quedarse en la ciudad o decida irse a otro municipio, tenga una ruta clara para hacerlo. La tarea tiene que ser acabar con esas medidas transitorias.

CAMBIO: Antes se trataba con un enfoque de seguridad. Incluso, hubo situaciones con Policía antimotines. ¿En esta Alcaldía esa será la perspectiva también? 

G.Q.: No, no lo es. Tenemos que ser conscientes de que hay un montón de fenómenos alrededor a los que tenemos que hacerles frente. También sentimos que la violencia no es el camino; es el diálogo y la construcción de posibilidades. Por eso yo hablo tanto del piso jurídico. Hoy no hay cómo ofrecerles una salida distinta a las personas que están en el Parque Nacional. Y yo creo que la violencia nunca será, no en esta administración, la primera medida para resolver este tipo de situaciones.

CAMBIO: ¿Ha habido entonces conversaciones directas con la SAE para este tema? Entiendo que sí.

G.Q.: Conversaciones ha habido, pero luego, cuando haya resultados, se los podré contar.

 

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