Amelia Pérez, la candidata inesperada que toma fuerza para ser fiscal general

Este jueves, por tercera vez, la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia se reunirá de nuevo para intentar elegir a la próxima fiscal general de la nación. La terna que envió el presidente Gustavo Petro: Ángela María Buitrago, Luz Adriana Camargo y Amelia Pérez Parra.

Esta sesión viene antecedida de la jornada de protesta del 8 de febrero, que terminó en el bloqueo de la salida de los magistrados y funcionarios de las Altas Cortes que trabajan en el Palacio de Justicia, lo que provocó una dura reacción de la Corte Suprema, que calificó lo sucedido como un “asedio” y un “bloqueo violento e ilegal”.

A esta sesión también la preceden los reiterados comentarios del presidente Gustavo Petro para que se elija rápidamente fiscal, con el argumento de que hubo desinformación sobre los hechos del 8 de febrero. El presidente habló incluso de que personas “ajenas” a las manifestaciones fueron quienes intentaron ingresar al Palacio de Justicia.

Este jueves, además, deberá empezarse a cumplir una orden que dio el Consejo de Estado a la Alcaldía de Bogotá para que se refuerce la seguridad del Palacio de Justicia. Así, en una álgida polémica política, que incluye peticiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de múltiples sectores para que haya una elección pronta, se reunirán los 23 magistrados de la Sala Plena. ¿Cómo va el sonajero?

• Amelia Pérez, la mujer que tuvo que lavar platos para salvar su vida y podría ser la próxima fiscal general de la nación
• Luz Adriana Camargo, la penalista con corazón de artista que opta por ser la próxima fiscal general
• Ángela María Buitrago, la penalista de pura cepa que desde niña quiso ser abogada 

Según fuentes informadas, la exfiscal de derechos humanos Amelia Pérez Parra tendría un importante apoyo en la Sala Plena, no por su destacada hoja de vida y labor investigativa -que la llevaron al exilio-, sino por otro tipo de cálculos.

Por ejemplo, el hecho de que Pérez, nacida el 11 de julio de 1957, pronto cumplirá 67 años. En caso de ser elegida fiscal, Pérez alcanzaría los 70 años, edad de retiro forzoso para altos cargos del Estado, en julio de 2027. 

En este escenario, cinco magistrados que llegaron a la Corte en marzo de 2020 podrían participar en la actual elección de fiscal y en la de su sucesor, en 2027. En otras palabras, tendrían la posibilidad de elegir dos fiscales generales. Esos cinco magistrados son Hugo Quintero Bernate, Gerson Chaverra Castro, Omar Ángel Mejía, Luis Benedicto Herrera e Iván Mauricio Lenis.

En ese eventual escenario, según explicaron fuentes informadas, Amelia Pérez tendría que comunicar a la Corte Suprema que está por llegar a la edad de retiro forzoso, seis meses antes de que ocurra. Esto es clave porque el anuncio permite que quien sea presidente de la república pueda presentar la nueva terna.

Fuentes explicaron que esta teoría está tomando fuerza entre la Sala Plena. En cambio, si eligen a Luz Adriana Camargo o Ángela Buitrago, esos seis magistrados no alcanzarían a votar dos veces por fiscal.

De otro lado, fuentes también explicaron que sí hay un interés del presidente de la Corte Suprema, magistrado Gerson Chaverra, de elegir rápidamente, lo cual daría agilidad al proceso.

Si las jornadas de votación llegan antecedidas a presiones diferentes de las que suele recibir la Corte por hacer sus funciones, los ánimos en la Sala Plena podrían cambiar y no votarían. No obstante, en la Corte también son conscientes de que demorar mucho la elección aumentaría las presiones. Por tal motivo, al menos algunos sectores dentro de la Corte quieren agilizar este proceso.

Eso sí, hay una división clara entre quienes quieren elegir lo más pronto posible, los que siguen con el voto en blanco y los que le están dando largas al asunto.

¿Quién es Amelia Pérez?

Amelia Pérez Parra tiene una experiencia envidiable para cualquier investigador. Abogada, especialista en criminología y derecho penal, Pérez empezó en la Rama Judicial como jueza promiscua municipal y llegó a ser jueza de instrucción criminal entre 1987 y 1992. Luego pasó a la Fiscalía como fiscal delegada ante los jueces penales del Circuito, delegada ante los jueces regionales y fiscal especializada de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y DIH y de la Unidad de Terrorismo.

Esos cargos, sin embargo, no muestran cuánto tuvo que enfrentar Pérez en la entidad: investigar las masacres más horribles que ha sufrido el país, además de sufrir la persecución y la falta de respeto de quien era su jefe entonces, el fiscal Luis Camilo Osorio, que la hostigó públicamente llevándola al exilio el 23 de abril de 2003.

Pérez tuvo a su cargo investigaciones en contra del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha; de los hermanos Vicente, Fidel y Carlos Castaño, creadores de las Autodefensas; las investigaciones por las masacres de El Aro, la de Trujillo y la de Pichilín, y el caso de la bomba en el Club El Nogal. Estuvo exiliada en Quebec, Canadá, hasta 2012. Allí lavó platos, cuidó niños, hizo aseo en hoteles. Dejó de lado su carrera para poder sobrevivir. 

La fiscal Pérez Parra también tuvo que liderar en sus inicios las investigaciones por el homicidio del candidato presidencial Jaime Pardo Leal. Incluso, cuando tomó la declaración de presuntos partícipes en el crimen, estos llegaron armados.

“Yo les quité las pistolas, les tomé las declaraciones y cuando salí del despacho me abordaron con amenazas y con la intención como de matarme. Yo empecé a gritar y me escabullí entre una gente que pasaba por ahí. Luego me metí en un local y le pedí al señor que estaba atendiendo que me ayudara”, le contó Pérez a CAMBIO. Esto obligó a que empezara a andar con esquema de seguridad. 

En la Fiscalía de Alfonso Gómez Méndez, Amelia Pérez ingresó a la Unidad de Derechos Humanos, pero en 2001, con la llegada de Luis Camilo Osorio a la Fiscalía, las cosas cambiaron: la unidad fue desmontada, siete fiscales y dos investigadores recibieron medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La situación se volvió invivible. En 2002 solicitó su retiro y en 2003 empezó el exilio con su esposo y 17 familiares más.

Así lo recuerda Gregorio Oviedo, su esposo: “La fijación en el deber nos mantuvo lejos de pensar en los riesgos, pero llegó el momento en que no había salida. El exilio fue duro. Vivir en un lugar en contra de la voluntad de uno es muy difícil. El choque cultural y del idioma fueron una barrera infranqueable. Llegamos casi con 50 años.  En Colombia éramos fiscales los dos, teníamos trabajo, condiciones. Enfrentar la vida en desventaja, sin posibilidades profesionales y sin el idioma era triste”.