Daniel Mendoza y Daniel Quintero: ¿aliados accidentales?

Daniel Mendoza ha dicho que la Corte Constitucional no le ordenó rectificar ninguna de sus acusaciones sobre Álvaro Uribe, pero lo cierto es que sí.

La sentencia T-242/22 amparó los derechos a la honra, buen nombre y presunción de inocencia del expresidente frente a seis declaraciones que Mendoza realizó a través de su cuenta de Twitter; en uno de los episodios de la serie Matarife, de la que es creador y por la que adquirió notoriedad a nivel nacional; y en una entrevista que concedió a Hollman Morris en mayo de 2020.

El fallo también le exige “que, en lo sucesivo, cumpla con las cargas de veracidad e imparcialidad (...) cuando ejerza la libertad de información y de prensa”.

Ciertamente no fue una derrota judicial en el estricto sentido de la palabra –Uribe solicitó que la serie se retirara de plataformas digitales y que Mendoza se abstuviera de mencionarlo en el futuro, entre otras pretensiones, pero la Corte no accedió–, aunque sí dejó una marca imborrable sobre la que prometía ser la demostración de que el líder del Centro Democrático era “el dueño y señor (...) de las diferentes élites mafiosas del país”, como le señaló Mendoza a Radio Francia Internacional en una entrevista.

No obstante, los números de audiencia con los que cuenta Matarife son altísimos: en su canal de YouTube tiene 941.000 suscriptores y los episodios de la serie oscilan entre 220.000 y 5,8 millones de reproducciones. Los premios India Catalina, principales galardones de la industria audiovisual colombiana, condecoraron la creación de Mendoza en su edición de 2021 como mejor producción de serie documental y mejor producción en línea. A raíz del fallo de la Corte Constitucional, un grupo de ciudadanos solicitó al Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), encargado de organizar los premios, que le retirara los galardones a Matarife, pero la petición no prosperó.

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La ratificación del India Catalina aumentó la popularidad de la serie y Mendoza, como la cara más visible del proyecto, ha sabido cómo capitalizarlo. Su carta de presentación de escritor, periodista y abogado se ha ido diluyendo con sus afinidades políticas de izquierda, claramente alineadas con la entonces candidatura y hoy Gobierno de Gustavo Petro.

Luego de un exilio de tres años en Francia por amenazas a su vida, Mendoza regresó al país en mayo y una decena de seguidores lo recibió en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá. Los videos que colgó en su cuenta de Twitter muestran el fervor casi religioso con el que algunas personas buscaban abrazarlo y tomarle fotos. Días después, compartió una imagen que confirmaba lo que se venía rumorando: su aspiración al Concejo de Bogotá. Tras ser consultado por CAMBIO, Mendoza indicó que participaría en la consulta de la Colombia Humana, que se celebró el pasado 23 de abril, y desde entonces se le vio visitando distintas localidades de la ciudad y reuniéndose con líderes sociales.

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En paralelo con su campaña, Mendoza trabaja en la cuarta temporada de Matarife, la cual tituló: El Cartel del Grupo GEA, en referencia al Grupo Empresarial Antioqueño, uno de los conglomerados más importantes de Colombia y al que pertenecen compañías como Argos, Sura y Nutresa. Durante los últimos cuatro años el GEA acaparó el ojo mediático debido a su puja económica con el Grupo Gilinski, propietario del Banco Sudameris y Semana, y las constantes acusaciones que recibe de Daniel Quintero, alcalde de Medellín, ciudad desde la que el conglomerado controla su operación. El mandatario local responsabiliza al grupo empresarial de cartelización, de las fallas en la construcción de Hidroituango y de estar aliado con “el uribismo y el fajardismo”, sus más grandes rivales políticos en la región.

No es claro si –a modo de estrategia o por coincidencia– los pronunciamientos de Quintero y su círculo cercano sobre el GEA aumentan su frecuencia –como lo corroboró CAMBIO– en las semanas previas a que el Grupo Gilinski presente una oferta pública adquisición (OPA) por alguna de las empresas del conglomerado. El cubrimiento de Semana sobre el tema ha sido constante y el alcalde ha compartido varios de los artículos de la revista en los que se cuestiona públicamente a directivos de Sura y Argos. En medio de este río revuelto, en el que se entremezclan intereses monetarios y políticos, hizo su aparición recientemente Daniel Mendoza.

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“Voy pa’ Medellín a joder al hijueputa Matarife. ¡Sigo en la guerra!”, gritó Mendoza a la multitud que lo recibió en El Dorado. Días antes lo había expresado en Twitter, agregando que revelaría los nexos de “la élite paisa” con el narcotráfico y paramilitarismo. Sin aportar prueba, el mensaje explícitamente afirmaba que el GEA, Federico Gutiérrez, Álvaro Uribe y Sergio Fajardo estarían buscando asesinarlo para silenciarlo. Al final del trino etiquetó a Diana Osorio, gestora social de la ciudad y esposa de Quintero, quien participa activamente en la toma de decisiones de la administración y ha protagonizado rifirrafes con los críticos del alcalde.

La polémica se desató tan pronto Mendoza aterrizó en la capital antioqueña. La propia Osorio y Juan Carlos Upegui, su primo y quien se perfila como el candidato del quinterismo a la Alcaldía, encabezaron la comitiva que lo esperaba en el aeropuerto Olaya Herrera. El cronograma prometía un par de días de grabación en diversas locaciones, pero rápidamente se encendió la indignación colectiva cuando saltó a la vista que Mendoza se movilizaba en vehículos que pertenecen al municipio.

Varios medios registraron el suceso y los detractores de Quintero pusieron el grito en el cielo, sugiriendo que el alcalde estaba impulsando la producción de Matarife. El mandatario explicó que estaba en la obligación de mantener “todas las garantías de seguridad que sean necesarias para proteger la vida de Daniel Mendoza”.

Días más tarde, a través de una cuenta anónima, una amenaza llegó al equipo de filmación de la serie. La amenaza existía y de esa forma Quintero se libró de cualquier asociación directa con Mendoza. Lo contrario hicieron sus aliados y antiguos subalternos, quienes sí fueron claros y abiertos acerca de su postura.

Esteban Restrepo, exsecretario de Gobierno de Medellín entre 2020 y 2022, subió una fotografía posando con Mendoza y agregando que juntos iban a destapar las “ollas podridas al narcoparamilitarismo que ha gobernado a Antioquia”. Al igual que Juan Carlos Upegui, Restrepo es candidato por Independientes, el movimiento de Quintero, sólo que a la Gobernación del departamento.

El exconcejal Alberto Corredor, aspirante a la Alcaldía y cercano a Alexandra Agudelo, exsecretaria de la administración que fue imputada por la malversación de fondos del programa Buen Comienzo, también apoyó al creador de Matarife. En su cuenta de Twitter, Corredor compartió un video en el que Mendoza asevera que Federico Gutiérrez es un “capataz de la mafia” y “pieza esencial del engranaje narcoparamilitar que ha devastado a Medellín”.

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Los respaldos de figuras cercanas al alcalde fueron antecedidos de un anuncio que también levantó ampolla en la oposición. Un día antes de su llegada a Medellín, Mendoza reveló que donará las primeras tres temporadas de Matarife a Telemedellín, el canal de televisión adscrito a la Alcaldía, lo que llevó a que Fico se quejara públicamente. El exalcalde advirtió que emprenderá acciones legales contra Mendoza, que no es tan claro si prosperarán porque, si bien la publicidad de la serie lo acusa de genocida y delincuente, no se conoce aún el contenido de los episodios y cualquier acción judicial en contra puede ser considerada como censura previa.

Si en los próximos meses todo transcurre según lo previsto, las fichas de Quintero para reemplazarlo en La Alpujarra se medirán en las urnas ante Fico, protagonista de la siguiente temporada de la producción de Mendoza. Hay dos realidades que confluyen en esta polémica: sobre el exalcalde y excandidato presidencial existen cuestionamientos de peso por la cercanía de su secretario de Seguridad, Gustavo Villegas, con grupos criminales. A la vez, está probado que Matarife mezcla hechos con indicios y opiniones, partiendo de una premisa incontrovertible y es que Álvaro Uribe es culpable de todo lo que se le acusa.

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“Para Mendoza da igual si la fuente que le permite acusar al hoy senador (Uribe) es un informe de Noticias Uno (medio reconocido por el rigor de sus investigaciones), una columna de opinión, algún libro olvidado sobre las mafias colombianas o un testimonio de Popeye”, escribió Pedro Adrián Zuluaga en julio de 2020 en Universo Centro.

El solo ruido que han generado los señalamientos entre Mendoza y Gutiérrez captan la atención del electorado. El creador de Matarife puede ser visto como un defensor de la verdad para ciertos sectores de la izquierda; y para la derecha, Fico será percibido como un muro de contención de esa izquierda que temen. Dos grupos que con esta confrontación reafirman sus posturas. Un poco más distanciado está Quintero, ganando en doble vía. Su popularidad en Medellín no es tan alta, pero sus constantes guiños a la izquierda (como a Mendoza, en este caso) pueden ganarle adeptos por fuera de la ciudad. Así mismo, si Matarife, más allá del nivel de rigor que emplee, ataca a sus rivales, puede darse por bien servido porque afianza su narrativa y fortalece a sus aliados de cara a las elecciones regionales.