Exclusivo: Ecopetrol y los paramilitares: exfuncionario salpica a directivos de Barrancabermeja
24 Noviembre 2023

Exclusivo: Ecopetrol y los paramilitares: exfuncionario salpica a directivos de Barrancabermeja

José Eduardo González Sánchez fue subjefe de seguridad de Ecopetrol.

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño Díaz

El exsubjefe de seguridad de Ecopetrol José Eduardo González Sánchez, que quiere ser admitido en la JEP, señala a exdirectivos de la compañía de haber trabajado activamente con las autodefensas y la fuerza pública en la antesala de las masacres de 1998 y 1999 en Barrancabermeja.

Por: Alejandra Bonilla Mora

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En los años noventa, la avanzada violenta de las estructuras paramilitares en Barrancabermeja, Santander, no solo tuvo como auxiliadores a integrantes de la fuerza pública, sino también a funcionarios de Ecopetrol. En distintos niveles, estos habrían sentado el camino para que los paramilitares incursionaran en la zona desde 1996, en la antesala de las masacres que se perpetraron en la región, entre ellas la del 16 de mayo de 1998, en la que fueron asesinadas 7 personas; secuestradas, 25, y otras más, desaparecidas.

Una de las personas que la Fiscalía llamó a juicio en 2016 por su participación en dicha masacre –y luego por la masacre del 28 de febrero de 1999, en Barrancabermeja– es el exsubjefe de seguridad de Ecopetrol José Eduardo González Sánchez, un excapitán del Ejército Nacional que prácticamente desde que se graduó de la Escuela de Cadetes, según sus propias palabras, tuvo vínculos con las autodefensas, hasta que pasó a integrarlas plenamente hacia 2001, en Santander.

Aunque lleva más de 11 años preso y está involucrado en ocho expedientes, poco se sabe de este personaje, que busca pista en la Jurisdicción Especial para la Paz desde 2019 y que en julio de 2022 le hizo llegar a esta justicia su plan de verdad y reparación. En este, Sánchez salpica a directivos regionales de Ecopetrol, incluyendo a su tío Antonio Sánchez Vargas, director de Seguridad Nacional de la petrolera y luego jefe de Seguridad del presidente Ernesto Samper, quien lo ascendió al grado de general de manera honorífica.

Fotoilustración: Yamith Mariño Díaz

De reunión en reunión para planear el ingreso de los paras

El revelador documento, en poder de CAMBIO, expone que hubo una primera reunión entre Sánchez Vargas, como director de Seguridad de Ecopetrol, con Marco Tulio Restrepo, director Corporativo de Seguridad, y el coronel Oscar Virgüez, jefe de seguridad de la refinería de Barrancabermeja, con el objetivo de “crear las condiciones para el ingreso de las autodefensas al sur de Bolívar, al Magdalena Medio y a Barrancabermeja”. La preocupación era que en las zonas tenían influencia tres gerencias claves para Ecopetrol: la de refinería, la Gerencia Galán de Oleoductos y la de producción de El centro, y que había una fuerte presencia de guerrillas que estaban haciendo extorsiones, atentados y hurtos de tractomulas con productos.

José Eduardo González Sánchez aseguró a la JEP que, tras más reuniones, se sumó supuestamente a la “misma causa” el jefe de seguridad de la estación Galán de Oleoductos, el mayor (r) Vargas González, del que nunca menciona su nombre. ¿Qué hizo González Sánchez? Acudió a un viejo conocido que estuvo en su misma promoción en la Escuela de Cadetes: el teniente Carlos Mauricio García, quien para esa época ya era identificado como Rodrigo o Doble Cero, hombre de confianza de Carlos Castaño.

González Sánchez se reunió con Doble Cero en un restaurante cerca Medellín, y Doble Cero se reunió con Castaño. La conclusión, según el relato de González, fue que la guerrilla en la zona era muy fuerte, que también los ganaderos se quejaban, motivo por el cual ya se estaba preparando el ingreso de los paramilitares a la zona. No era la primera vez que los paras colaboraban con funcionarios de Ecopetrol. González dice que en 1996 ya lo habían hecho supuestamente con Marco Tulio Restrepo, para poner personas como trabajadores temporales que tenían como único fin infiltrar al sindicato de la USO.

La infiltración de la USO y el helicóptero de Ecopetrol

Los infiltrados en 1996 y 1997, según González, fueron el soldado Carlos Piedrahita Zabala y Leocadio Bohórquez, quienes luego pasaron al Bloque Central Bolívar, al mando de alias Julián Bolívar. Ya Piedrahita y Bolívar habían trabajado juntos en una Convivir en Yarumal que, en su escrito ante la JEP, González llama Los 12 Apóstoles. Dice que él le presentó a Restrepo, director de seguridad de la empresa, a John Alexander Vásquez un vigilante que ingresó a Ecopetrol para hacer vigilancia al sindicato y que fue usado por el mayor Jesús Herrera, del Batallón 45, de Contraguerrilla como informante de los barrios nororientales.

José Eduardo González Sánchez dijo a la JEP que estas personas le pasaban datos de la USO, y que así se creó una relación entre las actividades del Ejército con las de Ecopetrol y con las autodefensas. Asegura que la petrolera hizo “contribuciones materiales” para el ingreso de las autodefensas al sur de Bolívar y, de manera concreta, a Barrancabermeja. Según él, se habría inflado la cantidad de personas reportadas como parte de las tropas que estaban al servicio de las gerencias de Ecopetrol y que eran del Batallón Nueva Granada y del Batallón N° 45 Héroes de Majagual.

La idea era, según su testimonio, que esas personas quedaran dentro del convenio Interinstitucional a cambio de colaborar con las incursiones de las Autodefensas, al punto que se habría usado un helicóptero UH1H, que Ecopetrol tenía contratado para transportar paramilitares, sus armas y logística. Eso lo habría autorizado, según el declarante, “el coronel (r) Oscar Virgüez para apoyar transporte de personal, de municiones y logística para las autodefensas”.

“Igualmente, el mayor (r) Vargas González –quien era el jefe de seguridad de la gerencia de oleoductos en esa ciudad–, apoyó enormemente a las autodefensas con las coordinaciones con la fuerza pública porque él tenía contacto con las diferentes bases militares y estaciones de la policía y con la Sijín”, dijo González.

El testimonio del exsubjefe de seguridad de Ecopetrol, consignado en un documento de 90 páginas que él mismo presentó a la JEP, involucra al mayor Vargas como la persona que daba información exacta de cuándo se iban a hacer bombeos para que las autodefensas empezaran a controlar el robo de combustible. También, al capitán Oswaldo Prada, jefe de inteligencia del Batallón Nueva Granada, quien se reunión con Julián Bolívar, al mayor Jesús Herrera y a un coronel de apellido Rodríguez, comandante del Batallón de Contraguerrillas N° 45 Héroes de Majagual.

Prada fue admitido en la JEP, pero en julio de 2022 recibió un ultimátum en el sentido de que, si no daba verdad, sería expulsado. Otro de los mencionados es el coronel Joaquín Correa, comandante de la policía del Magdalena Medio, quien habría dado su “guiño” al ingreso de las autodefensas. El oficial retirado murió el 2 de junio de 2021 estando preso por su participación en la masacre del 16 de mayo de 1998.

Las masacres

El panorama que plantea en su plan de verdad, José Eduardo González Sánchez consiste en que se habría labrado el camino para que ingresaran hombres enviados por Carlos Castaño desde Córdoba y Urabá, para fortalecer a las Autodefensas de Santander y sur del Cesar (AUSAC) de ‘Camilo Morantes’, en la zona en donde ya estaban las autodefensas de Puerto Boyacá y las de ‘Juancho Prada’, entre otros.

González Sánchez no da fechas exactas en su testimonio, ni tampoco precisa hasta dónde esta actuación ilegal se supo en la empresa. Dice que el mayor Herrera, quien fue conocido con el alias de David, le solicitó apoyo para llevar municiones y uniformes a Barranco de Loba en una camioneta de Ecopetrol, ya que allí se estaban juntando paramilitares para temas logísticos. “Unos días después que ingresaron al sur de Bolívar fue cuando se utilizó con autorización del doctor Marco Tulio Restrepo el helicóptero UH1H contratado por Ecopetrol de la empresa Helicol o Helitaxi. Se facilitó el apoyo en esos momentos porque los pilotos eran oficiales retirados de la Fuerza Aérea, en el que en unas ocasiones se transportaron municiones, material de intendencia o alimentación y en otras oportunidades, fue personal perteneciente a las autodefensas”, narró.

José Eduardo González Sánchez dijo a la JEP que, antes de la masacre del 16 de mayo de 1998, el mayor Herrera le presentó en el Batallón 45 a Mario Jaimes Mejía, alias el Panadero, y a alias Esteban, hombres de Camilo Morantes, que le dijeron que iban a entrar a Barrancabermeja. La idea era crear unas Convivir como las de Antioquia. Según él, sin embargo, no supo el día en que se iban a llevar a cabo las masacres ni supo que se iban a realizar desapariciones, ni que las víctimas habían sido marcadas como supuestos informantes de la guerrilla.

En la masacre del 16 de mayo de 1998, los paramilitares mataron a 7 personas y desaparecieron a 25 más. Llegaron hasta la cancha de fútbol del barrio El Campín, en donde se hacía un bazar. Las personas fueron obligadas a tenderse en el piso; las señaladas de ser informantes fueron subidas a camionetas, 30 en total. Cuando iban de camino, bajaron a cinco y las mataron ahí, porque había mucho peso.  Los días siguientes siguieron los asesinatos por orden de Camilo Morantes, quien luego fue asesinado por orden de Carlos Castaño.

El exsubjefe de Ecopetrol dijo que no supo que eso iba a pasar, que él creía que iban a hacer “limpieza social” en la zona urbana; le dijo a la JEP que acepta que, para la ejecución de los hechos del 16 de mayo, su participación fue poner en contacto al coronel Correa con José Eddie Álvarez, director Seccional del DAS, para tener reuniones por separado con el Panadero y con alias Estaban, a petición de los comandantes de los dos batallones.

“Nunca supe cuándo operó ese grupo de autodefensas, ni la forma como iban a ingresar a Barrancabermeja. De todas formas (…) estoy dispuesto a aceptar que presté colaboración con la fuerza pública a efectos que se reuniera con las autodefensas de las AUSAC, así como con el Director Corporativo de seguridad de Ecopetrol, Marco Tulio Restrepo. Así mismo, con el secretario de seguridad de la Presidencia de la República, General (r) Antonio Sánchez Vargas, para motivar el ingreso de autodefensas, acepto la participación en tales sucesos en la forma como lo estime jurídicamente adecuado esta Jurisdicción Especial para la Paz y que conllevaron a organización y la realización de dicha reunión”.

También señaló con nombre propio a agentes de la Policía y del Ejército que habrían apoyado otras acciones de la AUSAC, como una incursión en julio de 1998 en la que terminó muerto Henry de Jesús González Valencia; otra entre 1 y 2 de agosto en donde mataron a 10 habitantes de Barrancabermeja; y otra masacre de cuatro personas el 4 de septiembre de 1998. Y dijo que, para la masacre del 28 de febrero de 1999, en la que fueron asesinadas ocho personas y otras dos fueron desaparecidas, también coordinó reuniones tanto con la Fuerza Pública como con las AUSAC y con su tío Antonio Sánchez Vargas.

El general Sánchez Vargas y el cara a cara con las víctimas

Sobre su tío, Antonio Sánchez Vargas, Sánchez González asegura que estuvo en las reuniones –con él y con los otros directores de Ecopetrol– que permitieron la llegada paramilitar alrededor de 1996 y 1997; y le dice a la JEP que se involucró en hechos del conflicto armado, que colaboró para que los paras se reunieran con el “director Corporativo de seguridad de Ecopetrol, Marco Tulio Restrepo” y con él, como secretario de seguridad de la Presidencia de la República, “para motivar el ingreso de autodefensas”.

González Sánchez ingresó a Ecopetrol en 1995 por intermediación de su tío, quien le dijo que estaban buscando a una persona para cambiar las estrategias de seguridad en Barrancabermeja. Y aunque no dice la fecha exacta en la que salió, apunta que su contrato no fue renovado, luego de una larga manifestación de la USO que comenzó a mediados de 1998 y duró al menos tres meses, en la que fue llamado a mediar para que los trabajadores se fueran de la refinería.

Hasta el momento, la JEP no ha indicado si va a admitir a este excapitán o no. Nacido en Tunja, con cursos de lancero, de paracaidismo, de contraguerrilla, fue instructor en Tolemaida y fue condecorado en el Ejército. Ahora, González Sánchez dice que él no decidió ser paramilitar, sino que, desde que estuvo en la Escuela Militar, recibió un “adoctrinamiento anticomunista”, que vio, con 19 años, cómo sus superiores hacían limpieza social y cómo se empezaron a crear las primeras autodefensas.

“Posteriormente, por influencia del mismo tío funcionario de la Presidencia de la República y por mí superior en Ecopetrol, me vi involucrado en facilitar el ingreso de autodefensas que después fue otro de los grandes Bloques de paramilitares”, dijo, y que luego terminó en las Autodefensas. “En pocas palabras, me hicieron toda una máquina del conflicto armado colombiano. Mi desgracia no puede ser el haber sobrevivido al siglo XX”, agregó.

De hecho, en el documento enviado a la JEP, González hace especial énfasis en que su promoción de la Escuela de Cadetes, llamado ‘Curso General Matamoros D'acosta’, fue integrada por personas que también tuvieron una participación en los horrores del conflicto, pues su primer comandante fue el entonces capitán Mario Montoya Uribe, en 1982. Se graduaron con él Carlos García, que pasó a ser hombre de confianza de Fidel y Carlos Castaño y quien creó las escuelas de entrenamiento como La 35 y la 15; así como David Hernández Rojas, alias 39. Como hecho solamente anecdótico, González menciona que fue compañero de curso del hoy general en retiro Eduardo Zapateiro.

A quien sí señala varias veces es a Doble Cero, con quien se topó en varias oportunidades antes de que este se volviera paramilitar de tiempo completo. Dice que, incluso, le presentó a Fidel Castaño en Córdoba en 1989, cuando este supuestamente estaba con el israelí Yair Klein, aunque no supo en ese momento que la presencia de este hombre era para dar cursos de entrenamiento. Añadió que le ofrecieron ser instructor. “Les manifesté que no estaba interesado, no hablamos mucho tiempo porque las chalupas nos estaban esperando para evitar que llegara la noche para el regreso a Saiza, meses después me enteré de que dicho curso lo dictó Yair Klein y que el teniente García (alias Doble Cero) había montado la escuela de instrucción de comandos de autodefensa y después fue cuando inició la toma de Córdoba y Urabá”.

González Sánchez dice que quiere ponerse cara a cara con sus víctimas y pedirles perdón; y que está dispuesto a que lo insulten. “Me traería absoluta tranquilidad emocional y espiritual, ya que también me sentiría sanado”.

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