
¿Es posible una intervención militar en Venezuela como lo plantea Álvaro Uribe?
Nicolás Maduro y Álvaro Uribe.
Crédito: Colprensa
- Noticia relacionada:
- Gustavo Petro
- Nicolás Maduro
- Donald Trump
- Álvaro Uribe Veléz
¿Qué implicaría para Colombia que se llevara a cabo la idea del expresidente para sacar a Nicolás Maduro del poder? ¿Tendría éxito una acción así? Análisis.
Por: Armando Neira

La propuesta del expresidente Álvaro Uribe Vélez de una “intervención militar internacional” para desalojar del poder a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela es inviable desde el derecho internacional público, contraproducente en el contexto actual y peligrosa para Colombia. Este tipo de intervención podría desencadenar un baño de sangre sin precedentes.
¿Hay algún elemento a favor con esta iniciativa? Sí. Resulta políticamente rentable para Uribe, quien, en un año preelectoral, busca fortalecer y cohesionar a sus partidarios.
Así las cosas, Uribe, acosado por los líos judiciales y con su fuerza electoral menguada –en las elecciones de 2022 su partido, el Centro Democrático (CD), ni siquiera tuvo candidato propio–, ha encontrado en Maduro un factor de peso para subir la voz.
El sábado, en la ciudad fronteriza de Cúcuta, sentenció: “Nosotros pedimos una intervención internacional, preferiblemente avalada por las Naciones Unidas, que desaloje a esos tiranos del poder y convoque de inmediato a unas elecciones libres”.
Ante estas declaraciones, el canciller Luis Gilberto Murillo respondió: “Eso no tiene sentido. Nosotros no podemos proponer intervenciones militares en un hemisferio de paz. No tenemos conflictos entre Estados, y mucho menos podemos pedirles a las Naciones Unidas una intervención en Venezuela. Uno sabe cómo inician estos conflictos, pero no cómo terminan”.
Qué dice el Derecho Internacional
De acuerdo con el profesor Enrique Prieto-Ríos, experto en Derecho Internacional de la Universidad del Rosario, la propuesta de Uribe es “totalmente inadecuada, improcedente y peligrosa”.
Esta norma tiene solo dos excepciones: 1. Una autorización directa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que en este caso es imposible porque Rusia y China, aliados de Maduro, tienen poder de veto y nunca aprobarían una intervención de este tipo.
2. La legítima defensa, establecida en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Esto puede aplicarse si un país sufre un ataque armado o enfrenta una amenaza inminente, lo cual no se da en el caso de Venezuela.
Prieto-Ríos anota que, aunque existen doctrinas como la “defensa legítima anticipatoria”, desarrollada por Estados Unidos para justificar ataques preventivos –como lo hizo George Bush–, estas son altamente cuestionadas y consideradas ilegales por la comunidad internacional.
En el caso particular de Venezuela, Maduro pasaría de victimario a víctima en un relato que él ya empezó a construir por lo que dijo sabía que contaba de entrada con Cuba y Nicaragua y "otras naciones dignas" para defenderlo.
También es cierto que Colombia sí acudió a esta figura con un ejemplo que, sin embargo, se circunscribe a un hecho particular: La operación Fénix, cuando Colombia atacó un campamento de las Farc en territorio ecuatoriano en 2008 para dar de baja al entonces denominado 'canciller' de esa guerrilla, Raúl Reyes.
Soberanía y autodeterminación
Y es que el derecho internacional protege la soberanía e integridad territorial de los Estados. Aunque el régimen de Maduro sea muy cuestionado, se haya robado las elecciones y persiga y acose a la oposición, una intervención militar violaría su soberanía.
Hoy, está demostrado, se trata de una fuerza de poder distribuida por todo el país de 916.445 kilómetros cuadrados. Con cuadros, jerarquizados y organizados y que están convencidos –por las razones que sean– de que ese sistema es el ideal para guiar a su país.
De hecho, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ha hecho saber que está dispuesto a usar las armas para defender a la revolución bolivariana.
Precedentes históricos
Las intervenciones militares en América Latina, como la de Estados Unidos en Panamá para derrocar a Noriega, han dejado consecuencias devastadoras, incluyendo pérdidas humanas cuya magnitud aún es incierta. Esto pone en duda la eficacia de tales acciones como soluciones viables.
Colombia comparte una frontera de 2.200 kilómetros con Venezuela, lo que convierte a cualquier intervención militar en un escenario potencialmente catastrófico. Una acción de este tipo podría generar un conflicto armado masivo.
Venezuela, hay que reiterarlo, cuenta con civiles armados y fuerzas militares leales a Maduro, lo que dificultaría cualquier intervención y aumentaría el riesgo de un derramamiento de sangre.
En el ámbito nacional, habría mayor polarización política como se ha demostrado en estas horas de confrontación. En un país ya dividido, esta situación podría agravar las tensiones internas y desestabilizar aún más la región.
El analista Sebastián Guerra, del Instituto de Paz de Estados Unidos, afirma que una intervención: “No es viable, entre otros motivos, porque no existen en la comunidad internacional condiciones ni incentivos para una acción de este tipo”.
“La prioridad de Estados Unidos no es Venezuela, y los países de la región están más ocupados en sus propios problemas internos”, dice Guerra, quien cree que la coyuntura actual de Venezuela bajará en interés en cada país por sus propias dificultades.
“La región latinoamericana afronta un momento de mucha volatilidad y complejidad y los países están más ocupados de sus asuntos internos, orientados más por intereses electorales domésticos”, agrega este experto y explica:
“México reafirmó su postura tradicional de no intromisión. Brasil parece insistir de nuevo en una salida negociada. Colombia ya definió que mantendrá relaciones diplomáticas con Caracas, sin reconocer a Maduro. Ecuador tiene pronto elecciones, en medio de una gran controversia”.
¿Existen alternativas legales?
Según la investigadora Marcela Anzola, Ph.D. en Estudios Políticos, la comunidad internacional debe respetar el principio de no intervención establecido en el artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas. Este principio protege la soberanía de los Estados y prohíbe el uso de la fuerza salvo en casos específicos.
Consentimiento del Estado afectado, Autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Causa humanitaria justa, como prevenir genocidios o violaciones graves a los derechos humanos.
Pese a la gravedad de lo que ocurre en Venezuela, asegura ella en un texto titulado: '¿Es viable legalmente una intervención internacional en Venezuela?' y publicado en el portal Razón Pública, estos ejemplos no siempre son aplicables al caso venezolano, donde una intervención podría generar mayor violencia y resistencia.
Venezuela no es Honduras, Gambia ni Ucrania
Y aunque en la historia reciente existen casos en los que la comunidad internacional ha intervenido exitosamente en conflictos internos, las condiciones son bien distintas.
En la memoria están los ejemplos de: Honduras (2017) cuando la OEA y la Unión Europea denunciaron irregularidades electorales y presionaron por una revisión de los votos.
En Gambia (2016) cuando organismos regionales amenazaron con el uso de la fuerza para obligar al presidente saliente a respetar los resultados electorales.
En conclusión, la propuesta de Uribe de una intervención militar en Venezuela no es viable desde el punto de vista legal, político ni humanitario.
En lugar de ello, la comunidad internacional debe seguir trabajando en soluciones pacíficas y negociadas que respeten la soberanía y la voluntad del pueblo venezolano, garantizando el restablecimiento de la democracia y el Estado de derecho.
En lo que sí no hay discusión, es el éxito mediático de Uribe. El sábado cuando lanzó su propuesta en Cúcuta se vio una lánguida concentración. Desde ese momento, su nombre está en boca de todo el mundo. No solo en Colombia sino en la región. Esto, en un año preelectoral, es un éxito indiscutible.
