Las tensiones que profundizará el primer debate de la reforma a la salud
18 Abril 2023 09:04 am

Las tensiones que profundizará el primer debate de la reforma a la salud

Crédito: Fotoilustración de Yamith Mariño

No solo el presidente Gustavo Petro tiene mucho que perder en el debate de la reforma a la salud que comienza hoy. Los ministros Alfonso Prada y Carolina Corcho, así como los jefes de los partidos y los congresistas, también se juegan su capital político.

Por: Redacción Cambio

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Este martes, 18 de abril, se dará por fin el primer debate al proyecto de reforma a la salud que impulsa el Gobierno nacional. El lugar será la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, sobre la cual estarán puestos los ojos de la opinión pública, no solo porque está en juego el futuro del sistema de salud, sino por lo que suceda con la coalición de Gobierno, que será clave para el avance de las otras reformas sociales.

El debate llega después de dos meses de concertaciones fallidas con los partidos discrepantes, anuncios apresurados del Ejecutivo, una cascada de ultimátums de los jefes políticos y una fractura cada vez más evidente entre Alfonso Prada, ministro de la política y Carolina Corcho, a cargo de la cartera de Salud.

El desgaste de las negociaciones tiene a todos los actores involucrados con mucho que perder en todos los escenarios posibles: sea que la reforma a la salud sobreviva o que, por el contrario, se termine hundiendo. De esta manera, estas son las tensiones que inevitablemente se profundizarán después del debate:

Lo que Prada escribe con la mano, Corcho lo borra con el codo

Una a una, las concertaciones entre el Gobierno y los partidos de la coalición que ven con malos ojos una parte de la reforma han tropezado con la terquedad de la ministra Carolina Corcho. La resistencia de Corcho a acoger todas las exigencias de las colectividades es la causante de que, aún hoy, a horas del debate, las bancadas del Partido Liberal, el Partido Conservador y el Partido de la U estén reunidas otra vez examinando un nuevo documento para determinar si finalmente el Ministerio de Salud cumplió con los acuerdos.

La distancia entre Corcho y los jefes de las casas políticas obligó al ministro del Interior, Alfonso Prada, a meter basa, y su trabajo lo ha convertido en el funcionario en el que los partidos y es en quien César Gaviria, Efraín Cepeda y Dilian Francisca Toro todavía confían.

La estrategia del 'policía bueno y policía malo' ha quedado evidente desde hace dos semanas. Hasta el presidente del Congreso, Roy Barreras, ha tratado de mediar y mostrar esa falta de coordinación entre Prada y Corcho como un reflejo de la esencia de "centroizquierda" que tiene el Pacto Histórico.

Por ello, si la reforma a la salud se cae por la falta de apoyos de los partidos tradicionales de la coalición, será un nuevo fracaso para Prada, después del sonado hundimiento de la reforma política hace menos de un mes. Si la reforma logra pasar con los cambios que piden los partidos, el ministro quedará mal parado ante el petrismo más severo. Eso sí, Prada podrá reclamar el triunfo como suyo y darle oxígeno a la aplanadora de Petro en el Congreso y a las otras reformas sociales.

Por el lado de la ministra Carolina Corcho, el panorama es menos alentador. Si la reforma logra sobrevivir, será por modificaciones que en otras circunstancias ella nunca habría permitido. Su promesa a buena parte del petrismo, a sindicatos y organizaciones sociales de transformar el sistema de salud quedará matizada por las exigencias de políticos tradicionales, que principalmente se orientan a mantener con vida a las EPS. 

Según conoció CAMBIO, el Gobierno Petro podría ceder y eliminar del texto las sedes regionales de la Adres y darle paso a un sistema mixto en el que los colombianos puedan decidir si quieren seguir afiliados a una EPS privada o pertenecer al sistema público. 

Si la reforma a la salud se hunde, Corcho quedará como quien impidió el avance del proyecto e –incluso– quien fragmentó la coalición de Gobierno. Las voces que piden su renuncia se harían más fuertes y hasta provocar una nueva crisis ministerial como la que terminó sacando a Alejandro Gaviria de su cargo.

El Gobierno tensa al máximo su relación con los jefes de los partidos

La otra relación sobre la que el debate de la reforma a la salud marcará un antes y un después es la del Gobierno con los tres jefes políticos de los partidos que se han distanciado del proyecto. El Ejecutivo ha hecho tres cumbres, con César Gaviria, Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda, en la Casa de Nariño, para escuchar sus reparos al proyecto. Aún así, no ha logrado respaldo a la iniciativa. Por el contrario, la amenaza de una ruptura definitiva de la coalición es real. "No tiene sentido asistir a esas reuniones", dijo el senador Efraín Cepeda sobre la posibilidad de un nuevo encuentro con el alto Gobierno antes del debate en la Comisión Séptima.

Además del desgaste por las negociaciones fallidas, la estrategia que adoptó el Ejecutivo de buscar uno a uno los apoyos de los congresistas fue vista como un desafío a la autoridad de los líderes partidistas. Malestar y sorpresa causaron en el Partido Conservador y el Partido de la U las firmas de los representantes Gerardo Yepes y Camilo Ávila en la ponencia que se radicó a pocas horas de iniciar la Semana Santa. Esta situación generó que Cepeda y Dilian Francisca rápidamente buscaran disciplinar a sus bancadas y evitar la fuga de votos, que aún no está garantizada. "Todavía existe la preocupación de que algunos compañeros decidan no acatar la instrucción de las directivas", dijo un congresista conservador.

Por el lado liberal, el reciente anuncio del representante Dolcey Torres de renunciar a la vocería de su partido y apoyar la reforma encendió las alarmas de César Gaviria. Torres ha manifestado que son por lo menos 25 representantes que respaldan y acompañan su decisión, incluidos los cuatro que hacen parte de la Comisión Séptima. Estos mismos cuatro congresistas fueron citados por el expresidente Gaviria anoche a su apartamento. Allí acordaron que van a esperar si la ponencia que se debatirá hoy incluye las exigencias del partido para apoyarla o no.

Si la reforma a la salud se hunde, los partidos discrepantes podrán reclamar la victoria y la salvaguarda del sistema de salud. Sin embargo, inevitablemente, no tendrán más lugar en la coalición de Gobierno y sus cuotas burocráticas saldrían por la puerta de atrás. Esta posibilidad ya la dejó ver el Gobierno con la decisión de pedir la renuncia protocolaria a viceministros y otros funcionarios que representan a los liberales, conservadores y la U. Si la reforma continúa con vida, aún con los ajustes, los líderes partidistas tendrán que gestionar los fraccionamientos internos de sus colectividades y la pérdida de credibilidad en sus bases, que nunca han visto conveniente la cercanía con el presidente Gustavo Petro. Todo esto tendrá repercusiones en las elecciones regionales de octubre.

 

 

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