
¿Logrará la oposición ponerse de acuerdo en un solo candidato para enfrentar al petrismo?
César Gaviria, Alexander Vega, Juan Manuel Galán y Efraín Cepeda.
Crédito: Colprensa - CAMBIO
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El anuncio del Gobierno nacional de acudir a una consulta popular para la reforma laboral adelantó la campaña presidencial de 2026. Con una reunión en la casa del expresidente César Gaviria comenzaron los primeros acercamientos entre adversarios del jefe de Estado. Análisis
Por: Armando Neira

La decisión del presidente Gustavo Petro de acudir a una consulta popular para arrojarles una tabla de salvación a los puntos que contenía la reforma laboral, que naufragó en el Congreso, aceleró la campaña presidencial de 2026. Varias de las distintas fuerzas opositoras al mandatario iniciaron una serie de movimientos para llegar en mejores condiciones a las urnas.
Hay varios frentes en los que la oposición ha comenzado a actuar. De manera urgente, debe tomar una decisión sobre cómo votará en el Senado cuando el Gobierno solicite formalmente la luz verde para la consulta.
En el Centro Democrático también se inclinan por esta postura. A través de un comunicado, el uribismo expresó su rechazo a este mecanismo, acusando al mandatario de intentar “imponer su voluntad” mediante consultas populares que, según argumentan, buscan eludir el proceso legislativo convencional.
Por parte del Partido Conservador, es posible que también le digan que no. ¿La razón? Las heridas están abiertas tras los insultos proferidos por Petro contra los parlamentarios. “Es peligroso hablar de golpe de Estado. Golpe de Estado no es solo intentar tumbar al presidente, sino intentar tumbar a un Congreso legítimamente elegido”, dijo el presidente del Senado, Efraín Cepeda, miembro de esta colectividad.
En paralelo, ya han comenzado los encuentros en busca de un mecanismo que permita a los adversarios políticos del jefe de Estado llegar con un solo candidato a la contienda electoral.
César Gaviria, el anfitrión
El jefe del Partido Liberal, César Gaviria, ha servido de anfitrión. Dirigentes de varios partidos tradicionales se reunieron el pasado lunes en su residencia para empezar a construir una alternativa que “obtenga una victoria en primera vuelta”, dice una fuente del círculo del exmandatario.

En esta cumbre estuvieron uno de los copresidentes del Partido de la U, Alexander Vega; Clara Luz Roldán, exgobernadora del Valle; Efraín Cepeda, del Partido Conservador; la presidenta de este partido, Nadia Blel; y el director del Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán, y Simón Gaviria, hijo del exsecretario de la OEA. “Esta es la primera reunión, el primero de abril habrá otra con líderes de otros cuatro partidos”, dijo la fuente.
En el encuentro flotó la misma idea que en otro momento expresó el exvicepresidente y líder de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras: presentar una candidatura única para las elecciones de 2026.
En efecto, en diciembre del año anterior, Vargas Lleras dijo: “No podemos ir al mes de mayo divididos”. El precandidato aseguró que enviaba un “mensaje de unidad” a los dirigentes de oposición o a quienes comparten las mismas preocupaciones por la situación del país.
La pregunta es: ¿entre tantos candidatos, tan disímiles y con intereses individuales tan marcados, esto es posible?
El analista político Gabriel Cifuentes señala, por ejemplo, que la reunión en la casa de Gaviria muestra lo desdibujadas que están en el país las líneas ideológicas: “Las diferencias entre los partidos se han diluido. Ya no se lucha por ideas o posturas, sino por el poder. En este caso, el objetivo es derrotar a Petro. Hace 50 años hubiera sido impensable ver a liberales y conservadores concertando un candidato común. Ni siquiera durante el Frente Nacional se mezclaron: se repartieron el poder, pero sin fusionarse”.
¿Cuáles son los problemas para la unidad?
Para este experto, hay “falta de cohesión interna”. No hay una unidad clara entre los líderes de los partidos, sus congresistas y sus bases, dice. “Las cúpulas han perdido arrastre y no han logrado unificar posturas ni actuar en bloque. Prueba de ello son los múltiples congresistas que, pese a las directrices de sus jefes, han votado a favor del Gobierno. Así, aunque formalmente se busquen alianzas para una candidatura única, la tarea no se completará sin acuerdos mínimos y respeto por los mismos”.

En el escenario también queda la sensación de que es un proceso aún prematuro. Es una etapa muy preliminar de la campaña, donde este tipo de acercamientos son normales, pero no definitivos. Quedan muchos temas pendientes, como definir el mecanismo para elegir un candidato único, evaluar la viabilidad de la alianza y establecer acuerdos sobre cómo se distribuiría el poder en caso de ganar la Presidencia.
¿Cuál será el impacto de lo que ocurrió en los últimos días con los nuevos actores políticos? Aún es difícil calcular el efecto que tendrá la llegada de Armando Benedetti en términos políticos. “Hasta ahora, ha logrado fracturar partidos como el Verde, los liberales y la U. A esto se suma la influencia de un nuevo ministro de Hacienda, quien, con un margen fiscal más amplio en año electoral, podría brindar liquidez al Gobierno y dificultar la consolidación de una alianza lo suficientemente fuerte para derrotar al petrismo”, dice Cifuentes.
La vanidad de los políticos
De hecho, el también analista Víctor Solano dice que no es muy optimista con la posibilidad de que se cristalice una genuina y fuerte coalición de los partidos tradicionales de centro y derecha de cara a las próximas elecciones presidenciales, debido a la gran cantidad de vanidades e intereses en juego.
“El partido tradicional que podría facilitar esto es el Partido Conservador, que casi siempre termina siendo gregario y sin una apuesta propia para las elecciones presidenciales. Aún, los precandidatos sienten que la escena es prematura, y eso les pasará factura más adelante”, argumenta.
Por su parte, el analista Carlos Arias sostiene que es muy difícil establecer cómo será esa coalición. Lo que sí es claro es que el descontento en las regiones es generalizado. Aunque la representación digital del Pacto Histórico es significativa, no necesariamente supera la solidez de los partidos tradicionales, que por primera vez organizan una coalición opositora al presidente.

Pero, una cosa son los sueños y otra la realidad política. ¿Qué significa esto? Que la posibilidad real de que los partidos de oposición se unan estará determinada, exclusivamente, por la lealtad que tengan en torno a objetivos que hoy son comunes. La verdad es que el poder de ejecución presupuestal que aún tiene el gobierno de Petro puede desequilibrar la balanza mediante la entrega de dádivas al menudeo e incluso a las cabezas de esos partidos de oposición, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores.
El cariñito que viene de Palacio
Ese es el mayor obstáculo para la consolidación de la coalición opositora de cara a 2026: que algunos de esos líderes “se tuerzan” por burocracia.
Lo cierto es que cada uno de estos actores políticos exhibe cada vez más su rechazo a la gestión del presidente Petro. “La incapacidad de Petro no puede ser peor”, dice Vargas Lleras. “Los congresistas no le aprobaron la reforma laboral a Petro porque habría generado más informalidad y más desempleo. Y, por supuesto, es politiquería irresponsable hacer consultas con temas como esos, porque los politiqueros irresponsables, como Petro, abusarían”, asegura Enrique Peñalosa.
“Convertir a los legisladores en objetivos de ataques políticos y sociales por no someterse a una agenda gubernamental es un precedente nefasto que amenaza la estabilidad de nuestras instituciones y debilita el Estado de derecho”, escribió Gaviria en una carta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), alertando sobre lo que calificó como “ataques, amenazas y actos de persecución” contra varios senadores que apoyaron la ponencia para archivar la reforma laboral impulsada por el Gobierno.
En conclusión, en los círculos políticos, se sabe que algunos de estos líderes no se pueden ver. Pero, como dice el proverbio, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, lo que sugiere que dos partes con un enemigo en común deberían poder trabajar juntas para obtener una victoria conjunta contra él.
