Los vínculos entre los Gnecco y el Ñeñe Hernández

Este 10 de octubre se conoció la orden de captura contra Cielo María Gnecco, cacica política del Cesar que presuntamente está involucrada en el secuestro y homicidio de dos personas en 2002. La Fiscalía consideró que la matrona del clan fue la determinadora de los crímenes en alianza con el Frente Mártires del Cesar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). 

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El caso contra Cielo Gnecco se soporta en los testimonios de dos exparamilitares: Julio Argumedo, alias Gabino; y Francisco Robles, alias Amaury. Ambos señalan a Gnecco, gestora social y exprimera dama del departamento, de ordenar el secuestro y posterior muerte de Jairo Hernández Hinojosa y Carlos Alberto Mendoza Guerra, contratistas por esa época de la Gobernación del Cesar, cuando Rafael Bolaños Guerrero era el mandatario del departamento. Bolaños llegó al cargo con el apoyo del clan y estuvo casado con Gina Gnecco, hermana de Cielo.

Aparentemente, según los archivos del proceso, Cielo Gnecco y Javier Gámez le ordenaron a David Hernández Rojas secuestrar a los dos contratistas para exigirles el pago de 2.500 millones de pesos, que serían producto de una coima de dineros públicos desviados de las arcas del departamento. Hernández Rojas fue un militar que resultó expulsado de la Fuerza Pública, se convirtió en integrante de las Autodefensas y pasó a comandar el frente Mártires del Cesar. Era conocido con el alias de 39 por ser cercano a Jorge 40, y fue abatido en octubre de 2004 en Valledupar por tropas de la Décima Brigada del Ejército. 

Alias 39 logró infiltrar las esferas de la alta sociedad del Cesar y forjó alianzas con altos mandos militares. como el coronel Publio Hernán Mejía, hoy en juicio ante la JEP por 72 casos de ejecuciones extrajudiciales cuando era comandante del batallón La Popa de Valledupar.

Por su parte, Javier Gámez, agricultor reconocido en la región, a tal punto de ser amigo de Diomedes Díaz, apareció muerto en junio de 2021 dentro de su camioneta Toyota Hilux. Las autoridades encontraron el vehículo incinerado en el corregimiento Azúcar Buena de Valledupar. La primera versión fue que se había suicidado. La hipótesis cobró fuerza por una carta que se encontró en la residencia de Gámez. “Con estas cuatro líneas quiero decirte que me voy de este mundo”, decía la carta supuestamente escrita por el agricultor.

Según la versión de la Fiscalía, los dos contratistas fueron asesinados en la finca El Mamón, ubicada en el caserío de La Mesa, cerca a Valledupar, que durante varios años fue centro de operaciones del paramilitarismo en el Cesar. A esa misma finca, de 150 hectáreas, le fue aplicada la extinción de dominio en junio pasado. Así, el predio salió de las manos de la esposa de Jorge 40.

Jairo Hernández Hinojosa, uno de los contratistas asesinados, era, según fuentes en la región, pariente de José Eugenio Ñeñe Hernández, el ganadero asesinado en Brasil que saltó al escenario nacional en 2020 cuando se conocieron grabaciones telefónicas que daban indicios de una financiación irregular a la campaña presidencial de Iván Duque en 2018. Con el escándalo, aparecieron decenas de fotos del Ñeñe con reconocidas figuras del Centro Democrático como el mismo presidente Duque y el expresidente Álvaro Uribe.

Pero la conexión del Ñeñe Hernández, señalado de ser testaferro del narcotráfico, con el clan Gnecco va más allá de ser pariente de uno de los asesinados en 2002. Según investigaciones de la Fiscalía, Armando de Jesús Gnecco Vega, alias Mandarino, estuvo encargado de las finanzas de la estructura criminal de alias Marquitos Figueroa, narcotraficante, contrabandista y exparamilitar condenado en 2022 por el homicidio de Cecilia Brito.

En un organigrama de esa misma estructura hecho por la Fiscalía aparece el Ñeñe Hernández como integrante del brazo financiero del grupo delincuencial junto a Gnecco Vega.

Como lo reveló CAMBIO en mayo de 2023, testimonios como el de un exfuncionario del gobierno de Iván Duque dan cuenta de la forma en la que el Ñeñe Hernández montó una compleja estructura para lavar dinero suyo y de otros poderosos ganaderos del Cesar y La Guajira. 

Juan Pablo Montoya Prada explicó a integrantes de la Fiscalía que el Ñeñe Hernández solía lavar activos de la organización a la que pertenecía mediante la exportación de ganado, pero como los recursos en muchas ocasiones desbordaban su capacidad, recurría a su falsa estructura empresarial y de lavado de activos, que consistía en dos modalidades: operaciones en la bolsa a través de la falsa compra de maquinaria en el exterior, o transferencias internacionales a empresas fachada (sobre todo a Panamá) para lavar recursos ilícitos.

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Mandarino es hijo de Jesualdo Gnecco Oñate, conocido como El Mocho, primo de Lucas y Cielo Gnecco y hasta pariente del cantante Jorge Oñate. Gnecco Oñate falleció en 2010 en un accidente de tránsito en inmediaciones del municipio de La Paz en el Cesar. Justamente, Armando Gnecco Vega fue capturado y acusado en 2014 de participar en el homicidio de Efraín Ovalle Oñate, diputado oriundo de La Paz que fue acribillado en 2012 por el sicario Jesús Villamizar Ibarra. En 2015, Gnecco Vega fue dejado en libertad porque supuestamente se utilizaron testigos falsos en su contra.