¿Qué busca el régimen de Nicolás Maduro con sus insultos al Gobierno de Colombia?
Iván Gil, canciller de Venezuela; Luis Gilberto Murillo, canciller de Colombia.
Crédito: Colprensa
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Sorprende la avalancha de agresiones del canciller Iván Gil Pinto contra su homólogo Luis Gilberto Murillo. ¿Por qué la hostilidad hacia el país que busca una salida política a la crisis? Análisis
Por: Armando Neira
En este caso, aplica al pie de la letra el dicho popular: “Se les da la mano y se toman el codo”. En su propósito de ayudar al régimen de Venezuela para salir de la crisis política tras el fraude electoral, Colombia se ha movido con cuidado para no perder su condición de mediador y, a cambio, está recibiendo una serie de sorprendentes insultos.
En efecto, la escalada de improperios contra el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, por parte de su homólogo de Venezuela, Iván Gil, ya ha llegado a las amenazas: “Se arrepentirá”, dijo el ministro venezolano.
Esto porque Murillo reiteró que Colombia no va a reconocer a Nicolás Maduro como presidente a partir del 10 de enero del próximo año, si no se presentan las actas electorales que certifiquen su triunfo en las elecciones.
Un hecho imposible, porque dichas actas ya son conocidas. Así, por ejemplo, el Centro Carter, el único organismo independiente que estuvo presente en las elecciones venezolanas junto con una comitiva de la ONU, las presentó el 2 de octubre.
Las actas dan el triunfo a Edmundo
Las actas difundidas por Jennie Lincoln, jefa de la misión electoral del Centro Carter en Venezuela, en una sesión ante la OEA, revelan “con datos originales del CNE” que “Edmundo González había ganado con el 67 por ciento y Nicolás Maduro había obtenido el 31 por ciento”.
Hasta ahora, Colombia se ha movido en dos líneas. La primera, la necesidad de mostrar las actas para darle legitimidad al proceso, y la segunda, denunciar que la crisis de Venezuela obedece en buena medida al bloqueo impuesto por Estados Unidos.
El 29 de octubre, el presidente Gustavo Petro, en un discurso en la COP16 en Cali, ante múltiples representantes de la comunidad internacional, dijo: “¿Qué se ha hecho con los dineros del petróleo extraído? Venezuela, bloqueada hoy, una parte de la sociedad literalmente muriendo de hambre (…) Por aquí pasaron 3 millones de venezolanos; ahora van a Estados Unidos, que fue quien ideó bloquear a Venezuela, víctima de su propio invento”.
Ante estos gestos, que la oposición política en Colombia califica de “complicidad con la dictadura”, Venezuela respondió con una actitud hostil.
A través de su canal en Telegram, Gil Pinto dijo: “El canciller Murillo actuó de manera pusilánime al momento de abordar la realidad de nuestro encuentro bilateral”.
En el mismo mensaje, lanzó una advertencia: “Venezuela le responderá en su momento y se arrepentirá de la constante intromisión en nuestros asuntos internos”.
Un canciller como un huracán en Cali
Pero, ¿por qué el canciller de Venezuela, Iván Gil, vino a Cali? Su visita se justificó dizque vendría a presentar avances, desafíos y metas de Venezuela en la preservación de la biodiversidad, enfocados en la Amazonia, uno de los temas de la cumbre.
Su presencia, sin embargo, fue criticada por los detractores del presidente Petro, quienes consideran que le está lavando la cara al régimen.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que la conferencia es un espacio abierto, pero que eso no invalida la posición de ese organismo ante lo ocurrido en Venezuela.
“Hay dos aspectos distintos: en primer lugar, la opinión que formamos sobre la forma en la que ocurrieron las elecciones, la ausencia de una transparencia adecuada, y el hecho de que hay distintos gobiernos que aún no han reconocido el gobierno de Venezuela”, dijo.
En su paso por Cali, el canciller venezolano se comportó como un huracán y arrasó con lo que se le atravesó.
A los periodistas, por ejemplo, que le preguntaron por la suerte de María Corina Machado, la líder que movilizó a todo un país con la esperanza de que a través del voto era posible un cambio de régimen, les dijo: “María Corina no es nadie, no es nada”.
Sobre los presos políticos, aseguró que era mentira y que en Venezuela no hay un solo preso político, y que la gente allí vive en libertad y feliz.
Los organismos internacionales tienen información muy distinta. El gobierno de Venezuela ha intensificado dramáticamente sus esfuerzos para aplastar toda oposición pacífica a su mandato, sumiendo a la nación en una de las crisis de derechos humanos más graves de la historia reciente, dice la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela.
Violaciones y crímenes documentados
Los investigadores encargados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU indicaron que las violaciones y crímenes documentados, incluido el crimen de lesa humanidad de persecución con motivaciones políticas, no son actos aislados o aleatorios, sino parte de un plan continuo y coordinado para silenciar, desanimar y reprimir la oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
“Aunque esto es una continuación de patrones previos que la misión ya ha caracterizado como crímenes de lesa humanidad, la represión reciente, debido a su intensidad y carácter sistemático, representa un ataque muy grave a los derechos fundamentales del pueblo venezolano, cometido a pesar de múltiples llamados dentro y fuera del país para respetar los derechos humanos”, dijo la presidenta de la Misión, Marta Valiñas.
Tras los comicios del 28 de julio, en los que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela declaró ganador a Maduro y cuyo anuncio generó protestas en todo el país, se ha alcanzado “un nuevo hito en el deterioro del Estado de derecho”, señaló la Misión.
Valiñas insistió en que sus últimas conclusiones eran “abrumadoras: no solo no ha habido mejoras, sino que las violaciones se han intensificado, alcanzando niveles de violencia sin precedentes”.
Se han documentado 25 víctimas mortales tras las elecciones. La mayoría eran “jóvenes menores de 30 años de barrios populares. Hay dos niños entre ellos”, dijo.
Más de 2.000 personas fueron detenidas en la primera semana de protestas. Estas personas, incluidos 130 niños y 28 niñas, algunos con discapacidades, fueron acusados de terrorismo e incitación al odio.
Tortura y violencia sexual
“Documentamos más de 40 casos en los que las fuerzas de seguridad entraron en domicilios particulares sin orden judicial, limitándose a utilizar vídeos de las redes sociales como única prueba para detener a personas que pensaban que habían participado en protestas o que habían expresado críticas en las redes sociales”, explicó Francisco Cox Vial, miembro de la Misión.
“De las personas detenidas en este periodo, muchas fueron sometidas a tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como a violencia sexual, que se perpetró contra mujeres y niñas, pero también contra hombres, con informes de descargas eléctricas, golpes con objetos contundentes, asfixia con bolsas de plástico, inmersión en agua fría y privación forzosa del sueño”, afirmó Patricia Tappatá Valdez, miembro de la Misión de investigación.
Para el canciller de Venezuela todo esto es ficción. En Cali aseguró que en su país se realizaron unas elecciones limpias. La ONU, no obstante, señaló que “la gestión de los resultados electorales en Venezuela no cumplió con los estándares de transparencia necesarios para ser creíbles”.
Entretanto, la situación abrió un debate en el que participó Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional de Colombia, quien ironizó en su cuenta de X: “El canciller ratificó que Colombia no reconocerá los resultados de las elecciones en Venezuela si Maduro no presenta las actas, en algún momento, antes de julio de 2030”.
La frase de Murillo que desató la ira
Ante esto, Murillo aclaró: “Profesor Wasserman, la postura del Gobierno nacional sigue siendo clara: la presentación de las actas debe realizarse antes de que culmine el actual periodo presidencial, el 10 de enero de 2025. De lo contrario, como ya lo ha expresado el señor presidente, Colombia no otorgará reconocimiento a los resultados”.
Y ahí fue Troya. “Pusilánime”, le dijo a Murillo. Y aseguró que “al momento de abordar la realidad en nuestro encuentro bilateral, siempre apegado al respeto a la soberanía e independencia de Venezuela mientras repasábamos la cooperación entre ambos países”.
“Sin embargo, ante los micrófonos de la prensa, aflora el chantaje que recibe desde la ultraderecha y de los Estados Unidos de Norteamérica, atacando por la espalda, con falsas narrativas que no es capaz de discutir frente a frente. Venezuela le responderá en su momento y se arrepentirá de la constante intromisión en nuestros asuntos internos”, aseguró el canciller Iván Gil.
A la andanada se sumó el ministro del Interior de Venezuela y considerado número dos del régimen chavista, Diosdado Cabello, quien acusó al canciller Murillo de trabajar para el gobierno de Estados Unidos: “Mira, mamarracho, ¿quién eres tú para reconocer o no?”, le dijo. “¿Por qué te metes en los asuntos internos de Venezuela? ¿Te dieron la orden los gringos? Eres un empleado del Departamento de Estado”.
La cadena de insultos los dijo Cabello en la noche del miércoles en su programa semanal de TV Con El Mazo Dando, en el que suele atacar a opositores y críticos de dentro y fuera del país.
Según Cabello, “los gringos” sacaron del cargo al anterior canciller de Colombia, Álvaro Leyva, e impusieron a este (Murillo), que es un asalariado de los gringos. “¿Que no lo reconocen? (a Maduro) ¿Y qué pasa? ¡Gafo!” (tonto).
Para el ministro del Interior y Justicia venezolano, Murillo quiere ocupar la Presidencia de Colombia. “Es el presidente que quieren los gringos en Colombia y está en campaña” y hace esa declaración “para que los gringos lo vean”.
“Ahora una pregunta: ¿Quién les dio vela a ellos en este entierro? ¿Por qué ellos meten su narizota aquí en los asuntos internos de Venezuela? ¿Quién paga eso?”, se preguntó Cabello.
El matoneo diplomático
Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, dijo que frente a esta situación hay dos lecturas. La primera es la del matoneo diplomático, si se pudiera decir en esos términos, y es que Colombia ciertamente tiene temas estratégicos con Venezuela.
Estos están relacionados con la seguridad, el proceso de paz y la migración; en últimas, es una relación bilateral muy importante para nuestro país, a pesar de que ha decaído en intensidad.
En particular, los esfuerzos del presidente Petro por reanudarla de alguna forma estarían en peligro si Colombia toma una decisión que efectivamente a Venezuela no le conviene.
Para este experto, el matoneo diplomático es una señal de advertencia y retaliación en caso de que Colombia tome una decisión contraria a los intereses de Venezuela.
La otra interpretación, según el docente, es que Caracas intenta convencer a Colombia de que, al menos, no sea un actor hostil tras el 10 de enero, o que, de ser posible, Colombia se convierta en una suerte de mediador en los términos de una transición política en Venezuela.
Esto implica que Caracas estaría presionando para que Bogotá retome el acuerdo de garantías políticas que en su momento Petro mencionó antes de las elecciones. Sería una manera diplomática en la que el chavismo podría ceder cierta cuota de poder, a cambio de mantenerse en él.
En este papel, dijo el docente, más firme en la negociación, Caracas busca que Colombia tome su rol como mediador lo más pronto posible, dado que restan apenas unos meses para el cambio de poder en Venezuela, y la situación sigue siendo incierta, a pesar de que el régimen proyecta una fachada de estabilidad.
Lo cierto es que el tiempo avanza. Quedan apenas un par de meses para el 10 de enero, y el único país que se está moviendo para tratar de ayudar a salir de la crisis, Colombia, recibe una bofetada por parte de Venezuela.
Así es muy difícil y complica cualquier escenario para avanzar. El régimen, esto está claro, parece meterse en una cueva y de allí no lo van a sacar.