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Reforma a la educación se hundirá por ‘W’ en el Senado
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El proyecto bandera de la ministra Aurora Vergara ya no tiene tiempo para ser discutido en la plenaria del Senado. La única opción para salvarse es aplicar la fórmula de la reforma pensional.
Por: Andrés Mateo Muñoz
La reforma a la educación, que superó como una aplanadora la Cámara de Representantes, se quedó sin tiempo para superar su última prueba antes de pasar a sanción presidencial. A menos de 48 horas de terminar la legislatura, el proyecto está prácticamente hundido, pues no hay consenso a la vista ni está claro cómo empaquetar debate y conciliación en un solo día.
Aunque se pensó que en la última semana de sesiones ordinarias la reforma a la educación entraría en una discusión álgida en la plenaria del Senado, lo cierto es que el proyecto no se ha agendado en los últimos tres días. En el orden del día de la plenaria para este 19 de junio, la gran ausente es la reforma a la educación.
Mientras la oposición espera cómodamente con su ponencia positiva cargada de concesiones del Gobierno, el Ejecutivo no logró llegar a un acuerdo con Fecode. El mayor sindicato de maestros sigue en paro y exige el hundimiento de la reforma a la educación. Ni siquiera la tercera ponencia radicada por el liberal Fabio Amín ha logrado mediar entre ambas partes.
Para que la reforma a la educación sea aprobada tendría que debatirse en plenaria y ser conciliada el mismo 20 de junio, último día de legislatura. Lograr una hazaña de este tipo necesitaría de una fórmula similar a la usada por la pensional: que el Senado apruebe el proyecto tal y como salió de la Cámara o se apruebe sin discusión una de las tres ponencias.
Sin embargo, ninguna de las anteriores alternativas tiene soporte en la realidad. La oposición no le caminará a aprobar el proyecto cómo se construyó en la Cámara, pero tampoco tiene los votos para que su ponencia se apruebe por pupitrazo. Lo mismo pasa con la ponencia del Gobierno, pues no le alcanzan los apoyos para aplicar el método de la pensional, ni con la ponencia del Pacto Histórico ni con la de Fabio Amín.
Así las cosas, la reforma a la educación no se hundirá a voto limpio, sino que el tiempo será el verdugo de un proyecto sobre el que hubo consenso unánime alrededor de su objetivo principal, pero profundos desencuentros en aspectos puntuales.
El hundimiento de la reforma a la educación será la mayor derrota política para la ministra de Educación, Aurora Vergara, quien queda en la cuerda floja de cara al remezón ministerial que se avecina.