
¿Se equivoca Petro al nombrar gestores de paz a los exjefes paramilitares?
Macaco, Don Berna, Mancuso, Jorge 40 y HH
Crédito: Colprensa
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¿Por qué el presidente le otorga ese estatus a Hernán Giraldo Serna, ‘El depredador sexual’; Diego Fernando Murillo, ‘Don Berna’; Rodrigo Tovar Pupo, ‘Jorge 40’; Mario Jiménez, ‘Macaco’; Héctor Buitrago, ‘Martín Llanos’; y Ramiro Vanoy, ‘Cuco Vanoy’, entre otros? Análisis.
Por: Armando Neira

¿Qué puede aportar como gestor de paz un exjefe paramilitar como Rodrigo Tovar Pupo, conocido como Jorge 40, quien fue expulsado de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por su falta de voluntad de aportar a la verdad?
¿Por qué otorgarle ese estatus al narcotraficante Diego Fernando Murillo Bejarano, Don Berna, quien se inició en el crimen como jefe del grupo de sicarios La Terraza —responsable, entre otros crímenes, del asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón—, fue sicario de Pablo Escobar y llegó a ser el más temido líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)?
¿Cómo se explica esta decisión a las centenares de víctimas de Hernán Giraldo Serna, líder del bloque paramilitar Resistencia Tayrona, conocido como Taladro o el Monstruo de la Sierra Nevada de Santa Marta por los abusos sexuales cometidos? ¿Cómo justificar que este que hombre obligaba a campesinos a llevarle niñas vírgenes de entre 11 y 14 años para violarlas ahora hablará de perdón? ¿Qué lectura política puede hacerse de esta nueva situación para Giraldo Serna, quien fue condenado por Justicia y Paz y hallado responsable de acceso carnal violento, actos sexuales violentos, acceso carnal abusivo, prostitución forzada, desaparición forzada, homicidio, tortura, secuestro, desplazamiento forzado, trata de personas, reclutamiento ilícito, entre otros?
¿De qué sirven los aportes del señor Ramón Isaza, quien en versiones ante Justicia y Paz acusó una “amnesia mental” -aunque era selectiva- y aseguró que ya no podía confesar mucho porque recordaba poco de sus años en la guerra?
Estos interrogantes surgieron desde el mediodía de este martes, cuando trascendió la resolución designando como gestores de paz a 18 exjefes paramilitares, algunos de los cuales se encuentran presos en cárceles de Estados Unidos.
Entre los beneficiados, además de los mencionados, figuran algunos de los responsables de las más sangrientas acciones de violencia contra la población civil desarmada de Colombia en las últimas décadas: Carlos Mario Jiménez, Macaco; Héctor Buitrago, Martín Llanos; Ramiro Vanoy, Cuco Vanoy; Fredy Rendón, El Alemán, entre otros. También Salvatore Mancuso, quien ya ejercía como gestor de paz.
Una decisión difícil de asimilar
La decisión del presidente Petro resulta difícil de entender porque choca con dos realidades irrefutables: no se conocen evidencias serias de que estos criminales tengan ahora voluntad de paz, y además se toma en un momento en que no se ha cerrado ninguna de las etapas abiertas con una decena de grupos en el marco del proyecto de paz total.
Asimismo, hay otro elemento a considerar: ¿tienen algunos de estos criminales conexiones directas con sus sucesores, como el Clan del Golfo, para que gocen de este beneficio y puedan facilitar la reconciliación?
La certeza parece ser que el presidente se ha excedido con estos nombramientos de gestores de paz sin que ellos hayan hecho un aporte serio a la desmovilización de los grupos armados.
Sin conocerse aún los límites de sus movimientos, los motivos de su designación y sin una estrategia clara, esta especie de “borrón y cuenta nueva” con los exparamilitares parece improvisada y con objetivos inciertos.
El analista Gabriel Cifuentes reconoce la complejidad del tema porque no se sabe exactamente qué papel desempeñarán estos exjefes. “Se supone que todos ellos formaron parte del proceso de Justicia y Paz, se desmovilizaron y aún tienen cuentas pendientes con la justicia, en gran medida por los incumplimientos a la ley”, señala.
Cifuentes plantea varias preguntas: los gestores de paz son facilitadores para avanzar en la construcción de paz con los grupos armados. ¿Qué vínculos tienen estos individuos con los actuales grupos armados ilegales? ¿Su rol es el de facilitadores en la situación actual o más bien como portadores de verdad de una guerra pasada?
Además, al margen del reconocimiento del gobierno, ¿qué incentivos tienen estos personajes para aceptar el rol de gestores de paz y cumplir tanto con el gobierno como con sus víctimas? ¿Cuál es la resonancia política de esta decisión en un contexto electoral tan polarizado como el de 2026?
Es clave definir qué van a hacer
La designación de la cúpula de la antigua federación de grupos paramilitares (AUC) como gestores de paz no debería sorprender, ya que el presidente Petro había anunciado en Montería que esto sucedería, según recuerda el profesor Luis Trejos, de la Universidad del Norte y analista de paz.
Para Trejos, “lo que no queda claro es el rol que jugarán como gestores de paz, ya que pertenecieron a una organización armada ilegal que se desmovilizó en 2006, y la mayoría no tiene mando ni incidencia sobre las dinámicas actuales de violencia en el país, salvo casos muy puntuales, como en la Sierra Nevada de Santa Marta y el Magdalena Medio”.
Trejos señala que el Gobierno Nacional debería informar al país sobre el rol específico de estas personas y qué se espera de su trabajo como gestores de paz.
También destaca que la falta de comunicación asertiva del gobierno genera incertidumbre y especulaciones. “En la medida en que el gobierno no aclare taxativamente qué van a hacer estas personas, se alimenta la especulación. Esto desgasta el esfuerzo de paz total y cualquier eventual buena gestión que pudieran realizar estos exjefes”, añade.
En la lista también están personas que generan dudas sobre su reincidencia criminal, como Arnubio Triana Mahecha, a quien las autoridades del Magdalena Medio relacionan con actividades de narcotráfico, así como Cuco Vanoy y Don Berna, quienes se encuentran en condiciones de reclusión exigentes y aisladas. Cuco Vanoy, además, tiene poca posibilidad de maniobra, ya que perdió contacto con la realidad nacional y regional.
Asimismo, aclara que el reconocimiento como gestores de paz “no modifica su situación jurídica, ni las medidas de aseguramiento vigentes, ni su régimen de libertad, ni conlleva beneficios judiciales”.
En conclusión, por ahora hay más preguntas que respuestas.
Finalmente, una hecho que en apariencia es anecdótico pero que muestra el vértigo informativo en el que vivimos los colombianos. Durante todo el fin de semana, con el presidente Petro a la cabeza y varios de los líderes más destacados del petrismo, Colombia vivió una enorme controversia por la canción +57, interpretada por Karol G, Maluma, J Balvin, Feid, Blessd, Ryan Castro, DFZM y el productor Ovy on the Drums.
Se mostraron muy críticos con la letra de la canción que dice: “Una mamacita desde los fourteen (14 años de edad), entra a la disco y se le siente el ki. Mami, estos shots yo me los doy por ti”.
El argumento contra los músicos es que esa composición estaba fuera de tono cuando el país es escenario de crímenes sexuales contra menores de edad -que han incluido el asesinato- y se lucha para que algunas ciudades no sean urbes donde se impone la esclavitud sexual.
Entre los comentarios, se les dijo a cantantes como Karol G que hacían “música basura” y que no representaban a Colombia.
Horas después, el presidente Petro designó a Giraldo Serna como Gestor de Paz. Distintas investigaciones cifran en 160 los hijos que este hombre tiene en la Sierra Nevada, producto de sus violaciones a las niñas que allí habitan y en donde él impuso el terror durante décadas.
