
Imputación de cargos a Carlos Ramón González: un golpe al corazón de Petro
Carlos Ramón González, entonces director del DAPRE, junto al presidente Gustavo Petro en un Consejo de Ministros.
Crédito: Leo Queen - Presidencia
- Noticia relacionada:
- Gustavo Petro
- Armando Benedetti
- Olmedo López
- UNGRD
- Corrupción
La Fiscalía imputará cargos este miércoles al exdirector del Dapre y de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), pero, sobre todo, compañero de batallas —en la guerra y en la paz— de toda la vida del jefe de Estado.
Por: Armando Neira

Para hoy está prevista la audiencia solicitada por la Fiscalía para imputarle cargos a Carlos Ramón González Merchán, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y, posteriormente, de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), por su presunta responsabilidad en el entramado de corrupción de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Se trata de una decisión impactante, ya que, en el momento de cometerse las presuntas irregularidades, González era el segundo al mando en la Casa de Nariño, justo por debajo de su antiguo amigo y compañero de luchas —en la guerra y en la paz—, el presidente Gustavo Petro.
Hoy se desconoce el paradero de González. Distintas fuentes lo ubican en Panamá, Costa Rica o España, donde buscaría apresuradamente asilo. Por ello, es muy probable que la Fiscalía decida llevarlo ante un juez como reo ausente e imputarle los delitos de peculado por apropiación, cohecho y lavado de activos.
Según las autoridades que adelantan el proceso, González fue quien ordenó a la entonces consejera presidencial para las Regiones, Sandra Ortiz —también con oficina en Palacio en ese momento—, repartir maletas llenas de dinero. “Yo recibí instrucciones del Gobierno”, ha dicho ella ante los tribunales. “Instrucciones de Carlos Ramón para todo lo que ha venido pasando”, especificó.
Se estrecha el círculo
El caso ya tiene tras las rejas a Iván Name, expresidente del Senado (partido Verde); a Andrés Calle, expresidente de la Cámara de Representantes (partido Liberal); y a los dos principales delatores: Olmedo López, exdirector de la UNGRD, nombrado allí por el propio Petro; y Sneyder Pinilla, exsubdirector de la UNGRD.

Según la matriz de colaboración, en 2023, actuando como la mano derecha del mandatario, González se propuso sacar adelante las reformas de salud y pensional, y afianzar la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Para lograrlo, señala el expediente, conformó una estructura ilegal junto a López, entonces al frente de la UNGRD, y Ortiz, su subalterna en Palacio.
González nació en Puente Nacional, Santander, un municipio de tonalidades claras y ambiente apacible, el 11 de noviembre de 1958. Esa tranquilidad la dejó atrás cuando ingresó a estudiar bachillerato con énfasis en carpintería en el Instituto Técnico Industrial del municipio, donde empezó a exigir mejoras en la calidad de la educación y aumentos salariales para los profesores. Era apenas un adolescente cuando ya tenía una fama bien ganada de líder estudiantil.
De allí pasó a estudiar Ingeniería Química en la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde se respiraban aires de protesta, en especial contra el Estatuto de Seguridad del cuestionado gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala.
Monte adentro
En 1979, junto a su entonces novia, Ada América Millares Escamilla, y una hermana, se unió al M-19, una guerrilla que había surgido como escisión de las Farc, con la convicción de que la insurrección debía trasladarse a las ciudades y abandonar la manigua, donde —según ellos— se morirían de viejos.
González era discreto, eficaz y daba muestras de un arrojo sin límites. Esas virtudes se las vio el médico Carlos Toledo Plata, santandereano como él y uno de los líderes del M-19, quien comenzó a encomendarle tareas cada vez más delicadas.

En esos tiempos no era González, sino 'Mario Santander', su alias de combate. Se cuenta que llegó a ser escolta de Jaime Bateman Cayón, máximo comandante del M-19. Hay una foto de González en la que aparece sonriente junto a un radioteléfono porque, según dicen, Bateman le tenía tanta confianza que le había entregado el manejo exclusivo de las comunicaciones.
“Es un tipo noble, habla pasito; usted lo ve y piensa: ¿a qué horas fue guerrillero?”, contó un viejo amigo suyo de Puente Nacional a la prensa. Otro comenta: “Fue un hombre tropero, de confianza de Pizarro (Carlos), de Iván Marino Ospina y escolta ocasional de Bateman”.
En la clandestinidad, Carlos Ramón nunca desamparaba a Ada América y se les veía siempre juntos, enamorados, jurándose amor eterno en un escenario tan incierto como la lucha armada. Sin embargo, ya en la vida civil la dejó para casarse con Luz Danna Leal.
Adiós a las armas
Sus obsesiones eran otras, como el fútbol. De hecho, se cuenta que hacía viajes relámpago a Buenos Aires o Milán para asistir a los clásicos Boca-River o Juventus-Inter, y tan pronto terminaba el partido, emprendía el regreso.

En un principio, junto a su esposa, los motivaban las fundaciones sociales, con nombres tan altruistas como distintos en sus objetivos: Sor Teresa de Calcuta, que administraba comedores populares, y Fundación Milagroz, para atender pacientes con VIH. En ese camino se volvió hábil en la contratación pública, y esas organizaciones, inicialmente presentadas para ayudar al prójimo, terminaron bajo la lupa de las autoridades por los contratos que gestionaban debajo de la mesa.
En paralelo a su capacidad para acumular dinero, mantenía su lealtad hacia Petro, a quien siempre manifestó devoción. De hecho, en 2021, González fue uno de los pocos que se atrevió a decir abiertamente que al candidato de Colombia Humana no se le debía excluir de una coalición de movimientos progresistas para llegar a la Presidencia en 2022. Eran tiempos en los que la izquierda atravesaba una grave división, y algunas voces creían que el actual presidente no debía ser recibido en otras colectividades.
Silencioso y eficaz
González es un hombre de pocas palabras y rara vez aparece en los medios, pero es extraordinariamente hábil. En 2009 logró reunir bajo una misma bandera a Antanas Mockus, Enrique Peñalosa, Luis Eduardo Garzón, Sergio Fajardo y Marta Lucía Ramírez en el grupo conocido como los 'quíntuples', que luego se redujo a los 'tres tenores', en donde Mockus fue la sensación electoral en 2010.
Gracias a eso, los verdes se consolidaron como una colectividad madura, con personería jurídica y, sobre todo, con la posibilidad de otorgar avales. Esta circunstancia hizo que él fuera quien los firmaba a los aspirantes y, además, les prestaba dinero para la campaña, por lo que se dice que muchos políticos tienen una deuda con él.

“Él es pragmáticamente idealista. Es práctico, pero no abandona sus ideales. Siempre busca consensos. Por eso, en los verdes siempre llegamos a acuerdos, y el gestor ha sido Carlos Ramón”, afirmó en su momento el senador Jorge Londoño.
¿Cómo llegó este hombre, que pocas emociones despierta en el electorado, a mover los hilos de la Alianza Verde, un partido que surgió como alternativa a los anquilosados partidos tradicionales?
Hay que remontarse a la Alianza Democrática M-19 (AD-M-19), antecedente directo de los verdes. Tras la desmovilización del M-19 en 1990, surgió la AD-M-19, protagonista de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, en la que Antonio Navarro fue uno de sus copresidentes junto con el liberal Horacio Serpa y el conservador Álvaro Gómez Hurtado.
La AD-M-19 se disolvió, y para el año 2000 muchos de sus miembros formaron nuevos movimientos. Uno de ellos fue Vía Alterna, liderado por Petro y Navarro.
¿Cómo se hizo poderoso?
Entre quienes vivieron esa etapa no logran precisar cuándo asumió todo el poder en esa colectividad. “No sé por qué asumiría la personería, no lo recuerdo bien, pero sí le puedo decir que Carlos Ramón es el dueño del aviso”, recuerda alguien. Así ha estado 30 años detrás de todas las decisiones de ese partido.
Su formación técnica le sirvió más en política que en carpintería: supo juntar piezas. En 2002 asumió como director ejecutivo de la Alianza Democrática. En 2005 comenzó a transformar la figura legal del AD-M-19 en un nuevo partido de centro, distanciándose de los extremos ideológicos. Así nació el partido Opción Centro.

En este proceso dio un salto ideológico inesperado. Pasó a ser parte del grupo político del exsenador Luis Alberto el 'Tuerto' Gil, también desmovilizado del M-19, quien terminó condenado por parapolítica y fue señalado de tener vínculos con bandas criminales de extrema derecha.
A pesar del frenesí de la política no descuidó su formación académica. Volvió a la universidad en 2004. Así González se graduó como abogado en la Universidad Cooperativa de Colombia, y en 2005 obtuvo el título de politólogo con énfasis en resolución de conflictos en la Universidad del Valle. Y empezó a experimentar como empresario en los sectores de salud, energías limpias y causas ambientales y organizaciones ecológicas.
Esta última experiencia le sirvió para que, en 2007, el partido Opción Centro ingresara a Global Greens, red internacional de partidos ecologistas que firmaron en Australia la Carta de los Verdes.
La ola verde
Así nació el partido Verde Opción Centro, que logró en las elecciones de 2007 dos gobernaciones, 17 alcaldías, 10 diputados y 370 concejales. Con ese éxito, y ya como especialista en Derecho Ambiental por el Externado, en 2009 cambió el nombre del partido a partido Verde.
En 2013, González fue artífice de otra movida política: logró aliar al partido Verde con el movimiento Progresistas, de Petro. También participaron Antonio Navarro, los senadores Carlos Avellaneda y Jorge Guevara, y el exgobernador Camilo Romero. A esta alianza se sumaron Claudia López y Jorge Iván Ospina. Eran tiempos en que los sueños no tenían límites. Esta fue la punta de lanza para ganar las alcaldías de Bogotá y Cali. Así, el actual partido Alianza Verde se hizo un lugar en la historia.

A pesar de las frecuentes peleas en esta colectividad, todos recuerdan su llamado: “Si los alternativos nos dividimos, es aceptar la derrota en 2022. Queremos que esos liderazgos se junten y no suceda lo de las elecciones pasadas”.
Tras la campaña electoral, volvió a desempeñar su papel de mediador y fue el artífice de la reunión en la Casa de Nariño entre Petro y el excandidato presidencial Rodolfo Hernández.
Y de paso, González también aseguró su influencia en el Sena. Su esposa, Luz Danna Leal, fue nombrada en la Dirección Nacional de Empleo y Emprendimiento, estrategia que le permitió activar su maquinaria en las elecciones locales de 2023.
Un día, su siesta en el Condominio Residencial Campestre 2, en Lagos del Cacique, Bucaramanga, fue interrumpida por una llamada del entonces presidente electo Gustavo Petro. Le pidió trabajar con él en la oficina contigua a su despacho, la sede del Dapre.
¿Quién dio la orden?
En ese punto, su vida dio un giro drástico. Ahora deberá responder por dos reuniones específicas celebradas en su oficina en el tercer piso de la Casa de Nariño.
La segunda reunión tuvo lugar el 27 de noviembre de 2023. Según la Fiscalía, fue convocada por el propio González y descrita por López como “el cónclave”. Allí, González habría consolidado su papel como cerebro de la estrategia ilegal: decidía quiénes debían reunirse y qué temas tratar.

“Carlos Ramón González le indicó a usted (Sandra Ortiz) que presentara a Name con Olmedo. Para ello debía organizar un desayuno el 25 de septiembre (...) siguiendo sus instrucciones, efectivamente se programó el desayuno en la habitación 2312 de Residencias Tequendama, donde usted residía, con el propósito de presentar a Iván Leonidas Name Vázquez con Olmedo de Jesús López”, dice el documento de la Fiscalía.
Patrimonio de 12.508 millones
En los últimos días, la prensa ha informado que se han reportado movimientos desde sus cuentas bancarias, e incluso ventas de propiedades que estaban a su nombre. Según declaró a la Dian en 2021, González tenía un patrimonio bruto de 12.508 millones de pesos, además de 18 bienes ubicados en Sopó, Bogotá y Girón (Santander), entre otros puntos. Nada mal para un hombre que se ha definido como perteneciente a la izquierda y a los movimientos alternativos.
En un comunicado, González declaró: “Mi inocencia es irrefutable. Jamás he ordenado a alguien cometer delito alguno”. También expresó: “Mi historia de vida es de compromiso con el cambio y la transformación del país hacia el progreso, la equidad y la justicia social”.
Este miércoles, cuando la Fiscalía le dicte cargos, la decisión marcará un punto de inflexión en su histórica relación con Gustavo Petro, su compañero de batallas de toda la vida.
