
Crédito: LATAM Airlines Colombia
El camino hacia una aviación más sostenible: así busca LATAM Airlines impulsar la industria del SAF en Colombia
- Noticia relacionada:
- Transición Energética
- Desarrollo Sostenible
María Lara, gerente de Asuntos Corporativos de LATAM Airlines Colombia, destaca la importancia del SAF (combustible sostenible de aviación) para la competitividad y sostenibilidad de la industria. Aborda desafíos como el costo y la escasez de estos combustibles, y resalta cómo Colombia, con su política ambiental y recursos naturales, juega un papel clave en la transición energética de la región.

CAMBIO: ¿Cuál es la visión de transición energética que tienen desde LATAM?
María Lara: La transición energética la consideramos uno de los grandes retos de la aviación, para que esta sea competitiva, no solo por las metas que nos hemos propuesto, sino porque tiene que ver con una industria global. En una compañía como LATAM, que opera en Europa, Oceanía y África, incorporar la transición energética en nuestra operación se vuelve un elemento fundamental para poder competir en otros mercados.
Por otro lado, creemos que estamos en un momento clave, con una oportunidad clara para América Latina de desempeñar un rol importante en la transición energética de la aviación. Esto, considerando que las soluciones actuales se centran en la incorporación de combustibles sostenibles de aviación. Nuestra región, con sus recursos naturales, tiene la oportunidad de participar en el desarrollo de este tipo de combustibles y hacer la transición de manera sostenible.
CAMBIO: ¿Cuáles son los principales retos de la aviación en términos de transición energética?
M.L.: Uno de los grandes retos es acceder a combustibles sostenibles de aviación, los cuales actualmente son escasos, no están masificados comercialmente y sus costos son de dos a cuatro veces superiores al del combustible tradicional. Si consideramos que el Jet Fuel representa alrededor del 30 o 35 por ciento de la estructura de costos de cualquier aerolínea, desarrollar una industria de combustibles sostenibles de aviación en Latinoamérica se vuelve crucial. Esto nos permitirá avanzar en la transición energética, ser competitivos en mercados globales donde esta transición ya está comenzando a ser una condición necesaria, pero con acceso a la aviación en una región donde esta juega un papel fundamental, dado que no existe otro sistema de transporte con las características de la aviación.

CAMBIO: ¿Desde qué frentes están trabajando para impulsar la transición energética?
M.L.: Por un lado, la tecnología, incorporando el mejor avión disponible para reducir el consumo de combustible. En LATAM, hemos decidido usar el A320neo en nuestras flotas de corto alcance, ya que es uno de los aviones más eficientes. Para los aviones de largo alcance, hemos optado por el Boeing 787, que también es el más eficiente para nuestras características operativas. Todo esto está acompañado de herramientas tecnológicas que nos permiten gestionar el consumo de combustible y el rendimiento de los aviones.
Además, contamos con un programa llamado LATAM Fuel Efficiencyl desde hace más de 10 años, que evalúa y revisa procedimientos en tierra, en aire y en las diferentes etapas del vuelo para ahorrar combustible. Esto incluye medidas como ser más eficientes en el taxi de los aviones, buscar formas de hacer los aviones más livianos y reemplazar las pantallas de entretenimiento a bordo por un sistema inalámbrico, lo que reduce el peso.
Sin embargo, aunque estas medidas contribuyen, la reducción de emisiones no es suficiente para lograr una transición energética completa. Las medidas operacionales han logrado reducir un 3 por ciento de las emisiones, lo cual es positivo según el estándar mundial (que se encuentra entre el 2 por ciento y el 3 por ciento). Los aviones han reducido alrededor del 20 por ciento de las emisiones. Aún nos quedan otros frentes de trabajo, como la compensación de emisiones y la incorporación de combustibles sostenibles de aviación.
CAMBIO: ¿Cuáles han sido los principales avances de la compañía frente al uso del SAF (combustible sostenible de aviación)?
M.L.: Estamos trabajando en acuerdos no vinculantes para compras tempranas de SAF en proyectos en los países donde operamos. En Colombia, estamos colaborando con organizaciones y empresas que invierten en combustibles sostenibles de aviación, con el objetivo de poder adquirir el saldo que lleguen a producir.
Además, ya estamos incorporando SAF en nuestra operación, especialmente en la operación carguera. Esto nos ayuda a generar conocimiento sobre la compra y certificación de SAF, dado que existen certificaciones específicas para que un combustible sea considerado SAF. Estamos trabajando en la integración de este combustible con el objetivo de que en el 2030 alcance el 5 por ciento de nuestra operación.
Con estas tres medidas, proyectamos una reducción de emisiones de entre el 65 y 75 por ciento. Sin embargo, la compensación de emisiones a través de proyectos de créditos de carbono seguirá siendo relevante, ya que ninguna de estas medidas por sí sola nos llevará a una reducción del 90 por ciento o ciento por ciento de las emisiones.
CAMBIO: ¿Han incorporado un componente de bonos de carbono?
M.L.: En LATAM, hemos desarrollado un enfoque de compra de créditos de carbono, buscando proyectos que generen créditos de alta calidad y que estén alineados con principios de protección ecológica y conservación. Hemos trabajado en proyectos en países como Colombia, Perú y Chile, apoyando iniciativas como el proyecto CO2Bio de la Fundación Cataruben, que protege más de 300 mil hectáreas de bosques y humedales en la Orinoquía colombiana. Buscamos involucrarnos directamente en estos proyectos para apalancarlos desde adentro, asegurándonos de que los recursos lleguen a las comunidades locales y generen beneficios adicionales, tanto sociales como ambientales.
CAMBIO: ¿Por qué Colombia juega un rol importante en la transición energética de la aviación?
M.L.: Colombia ha comenzado a jugar un rol muy importante en este proceso. En el país, hemos encontrado una política pública robusta en temas ambientales, tanto en el mercado de carbono como en combustibles sostenibles. Además, contamos con una experiencia significativa en biocombustibles, y el mercado de carbono es uno de los más desarrollados de la región.
Así mismo, el país dispone de las materias primas necesarias para desarrollar tanto proyectos de conservación como una industria de SAF, utilizando biomasas y otros recursos, como residuos agrícolas. Esto ha convertido a Colombia en un lugar clave para adquirir conocimiento y experiencia, apoyando el desarrollo de nuestra transición energética y contribuyendo a alcanzar nuestras propias metas.
CAMBIO: ¿Cuál es el siguiente paso en este proceso de transición energética?
M.L.: En el siguiente paso será clave la integración regional. Si los países de Latinoamérica logran mecanismos de integración para acceder a mercados de carbono y SAF, podremos avanzar en la transición con un criterio de sostenibilidad y acceso a la aviación. En este contexto, Colombia no será un actor pasivo, sino que tiene la capacidad de jugar un rol de liderazgo y ser un exportador de servicios ambientales.

CAMBIO: ¿Qué tareas pendientes considera que hay alrededor del fortalecimiento de una industria de combustible sostenible en Colombia?
M.L.: Creo que Colombia aún no está completamente lista, pero ha sido clave el trabajo realizado en el último año y medio. El país ha avanzado a un ritmo impresionante, especialmente en el sector de la aviación. Aunque Brasil ha liderado históricamente el área de biocombustibles, Colombia ha aprendido de su experiencia y ha acelerado su propio proceso en cuanto a políticas públicas. Por ejemplo, ya se ha presentado un marco general que incorpora el SAF en el documento de política pública sobre transición energética. Además, la regulación de la calidad del combustible bajo estándares internacionales es crucial para mantener la competitividad del país.
Actualmente, el gobierno está enfocado en los incentivos, lo cual es un desafío complejo, ya que los que se generan en países latinoamericanos no son los mismos que en Europa o Estados Unidos. Sin embargo, Colombia está aprovechando las lecciones del biodiésel para crear un sistema de incentivos que logre equilibrar el tema fiscal.
Otro aspecto clave es la integración regional. Al desarrollar su industria de SAF, Colombia no solo podría abastecer su propia aviación, sino también exportar a otros países de la región como Chile, Ecuador o México, que tienen menos capacidad para producir SAF.
CAMBIO: ¿Cuánto podría costar la transición hacia los combustibles sostenibles? ¿Es financieramente viable pensar en SAF en este momento, considerando los incentivos mencionados?
M.L.: Los incentivos son cruciales para hacer viable la transición. En Colombia, por ejemplo, Ecopetrol y BioD están desarrollando proyectos piloto en refinerías de SAF. Sin embargo, la viabilidad económica depende de estos incentivos gubernamentales, que son fundamentales para reducir el costo de producción del SAF y hacerlo competitivo con los combustibles tradicionales.
Creemos que la transición será posible si se encuentran nichos de mercado dispuestos a pagar una prima por SAF, como los cargueros, lo que permitirá escalar la producción. A medida que la industria crezca y la tecnología avance, los precios disminuirán, como ocurrió con la energía solar. La transición es un proceso a largo plazo, pero lo importante es que todos los actores de la cadena estén alineados, algo que ya está sucediendo en Colombia con la colaboración entre el Gobierno, las aerolíneas y los productores.
CAMBIO: ¿Cómo se puede medir el impacto ambiental del SAF en comparación con un combustible tradicional, especialmente en términos de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero?
M.L.: El impacto del SAF no depende de las emisiones que se generan cuando el avión quema el combustible, sino de su producción. La reducción de emisiones comienza desde la elección de la materia prima, cómo se procesa, cómo se transporta, y cómo se utiliza menos energía durante toda la cadena.
Existen diferentes tipos de SAF, que varían en la cantidad de reducción de emisiones, dependiendo de la calidad del producto y de cómo se haya producido. Por ejemplo, algunos SAF pueden reducir hasta un 65 por ciento de las emisiones, mientras que los de alta calidad pueden reducir hasta un 85 por ciento. Además, el SAF contribuye a la reducción de emisiones a lo largo de toda la cadena productiva, incluyendo el desarrollo de la industria agrícola y la posibilidad de integrar tecnologías como el hidrógeno.
Esto también se conecta con la reindustrialización del país, ya que el desarrollo del SAF puede generar empleo y promover el crecimiento en otros frentes económicos. Es un proceso que va más allá de la aviación y puede habilitar otras industrias, como la del hidrógeno, que también contribuirán a la descarbonización.
CAMBIO: ¿Qué mensaje le envía a la industria de la aviación para que siga este camino?
M.L.: Nosotros creemos que no debemos esperar a que otros desarrollen la industria del SAF. Creemos que hay que ser parte activa de este proceso desde ya. Si no nos involucramos hoy en la transición energética, podríamos quedarnos atrás en el panorama global. La competitividad es clave, y la descarbonización es una responsabilidad social, pero también un tema de competitividad empresarial.
En lugar de esperar a que otros desarrollen soluciones, debemos trabajar en conjunto con el gobierno y otros actores para hacer viable la industria del SAF en Colombia y en la región. El desarrollo temprano de esta industria beneficiará no solo a las aerolíneas, sino también a la economía del país y su posición en el mercado global.
*Contenido elaborado con el apoyo de LATAM.
