
Magola Moreno
Crédito: Archivo particular
‘Contraimagen’: un recorrido por el Caribe mágico de Magola Moreno
La nueva serie de la pintora barranquillera crea una combinación entre lo corpóreo y lo etéreo, devolviendo la dignidad a los rostros a los cuales la historia oficial ha tendido a invisibilizar. La exposición está disponible en Casa Más en Bogotá en el marco de ARTBO.
Por: Jesús Bovea

En un universo construido por la identidad femenina y la memoria de la comunidad afro, aquella que es propia de un Caribe que trasciende al colombiano, pero que sin duda posee perspectivas claras de las materializaciones de un mundo basado en luchas, Magola Moreno, pintora barranquillera, presenta su nueva exposición, la cual desafía las posibilidades del presente.
Explorando temas como la resistencia, la diversidad cultural y la transformación de la herencia, Contraimagen, celebra la complejidad del mestizaje, desafiando las convenciones del arte reglamentario, y orientándose a la libertad de nuevos contextos.
Esta muestra, abierta al público en Casa Más en Bogotá en el marco de ARTBO, contará con una exhibición itinerante en Valledupar que se inaugurará el primero de mayo. En ambas, la pintora se enfoca en retratos que visibilizan las vidas de aquellos que han crecido al margen de entornos sociales, marcados por la alteración de lo cotidiano.
Cada pintura que hace parte de esta colección desdibuja los límites entre lo real y lo imaginario, una combinación entre lo corpóreo y lo etéreo, devolviendo una nueva dignidad a cuerpos y rostros, a los cuales la historia oficial ha tendido a invisibilizar.
A contrapelo

En entrevista con CAMBIO, la barranquillera hace referencias al proceso evolutivo que ha trasegado su obra, y cómo esta ha sido siempre una forma de contar la historia al margen de lo escrito.
“Mi obra y esta exposición en particular refleja lo que es mi quehacer, que es ir un poco en contra de la historia, a contrapelo, como diría Walter Benjamin, tal vez porque mi vida misma está marginada, la historia digamos me marginó, la historia personal y familiar, mi búsqueda también me obliga a estar al margen de las cosas, porque es un lugar que prefiero además, entonces mi obra necesariamente refleja eso, y luego están mis limitaciones técnicas y tal, que agradezco mucho porque gracias a esos límites tengo estos resultados que son tan únicos”.
Mucho más allá de pintar, Magola intenta reconfigurar el mundo a través de su mirada, revelando con sutileza y contundencia las contradicciones de una sociedad que tan agitada por las complicaciones de la vida, prioriza la calma.
“Además de los prejuicios del público. A mí me parece que el público puede ser muy inteligente, aunque no parezca que en este tiempo la gente lo sea. Yo sí creo en la inteligencia, porque desde que deciden ir a ver una exposición, ahí hay una señal de inteligencia”.
A lo anterior, Magola añade que generalmente el público cuando se encuentra con su obra se hace preguntas, y para ella eso lo es todo, porque producir una pregunta es mucho más difícil que producir una respuesta. Sin embargo, las lecturas que se dan no siempre son las que se pueden prever, pero funcionan.
Un mundo de anteposiciones

En su lenguaje pictórico se ha caracterizado por una estética teatral, subjetiva y atmosférica que escapa de los cánones tradicionales del retrato. Lejos de la hiperrealidad o la crítica explícita, su obra se construye desde la intuición y la necesidad de plasmar una visión del mundo que desafía lo establecido.
“Los criterios son los mismos de toda mi obra, que son como yo empecé a pintar tan tarde, mientras adelanto mi trabajo, es como chulear esas cosas insatisfechas que tenía por hacer mientras trabajaba de directora creativa en una agencia de publicidad. Entonces, de ahí vienen esas imágenes. No puedo negar que también soy objeto de la curiosidad en redes como Instagram, que me atrapan, que me atrapan literalmente, y entonces ahí me encuentro, o ellas me encuentran a mí, no sé, imágenes que digamos que me estimulan a hacer otra cosa nueva”.
Sin embargo, Moreno si aclara que ella no copia nunca imágenes, ni nada, pero se inspiran en todo lo que la rodea, dándole puntos de partida para la construcción de su propio universo.
De manera específica sobre las piezas que componen Contraimagen, la artista menciona que: “No me atrevería a decir cuál es la imagen que representa de manera más intensa el espíritu de contraimagen. Tal vez: La Maja, Las Madonas, El muro no los detiene, o La marica pobre. Pero no podría elegir así una muy claramente que la elija el espectador que no estuvo en su elaboración, que no sabe de dónde sale. Ellos yo pienso que pueden hacer una mejor selección que yo”.
