“La música se debe fomentar de abajo hacia arriba y no implantar lógicas que vienen de afuera”: Óscar Hernández
3 Febrero 2023

“La música se debe fomentar de abajo hacia arriba y no implantar lógicas que vienen de afuera”: Óscar Hernández

Óscar Hernández, director del Instituto Pensar de la Universidad Javeriana.

Crédito: Foto: Archivo personal

El Gobierno de Gustavo Petro ha anunciado la creación de un sistema de orquestas sinfónicas inspirado en el modelo venezolano. Un grupo de destacados expertos en el tema lo ven con mucha preocupación, ya que pondría en peligro los avances culturales y sociales logrados a través del Plan Nacional de Música para la Convivencia.

Por: Eduardo Arias

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Un grupo de destacados músicos, gestores culturales, profesores e investigadores de diferentes disciplinas y regiones del país le enviaron al presidente Gustavo Petro una larga carta en la que expresan su “profunda preocupación por los anuncios que se han hecho en torno a la creación de un sistema de orquestas sinfónicas inspirado en el Sistema de Orquestas venezolano”.
En el encabezado de la carta, extensa y documentada con numerosas citas a pie de página, señalan “sus problemas y sus efectos nocivos sobre la cultura”. Entre ellos señalan que se trata de “un modelo con muy baja participación de los sectores más marginados"; que apuesta por "una formación cuya excelencia se mide únicamente en los parámetros del mundo musical clásico centro-europeo y desde el concepto de formación de talentos”.
También consideran que este proyecto está desconectado de “las realidades sociales, sonoras y musicales territoriales que rodean a los públicos y los músicos”, le da más importancia al espectáculo que a los procesos sociales y comunitarios, y que “perpetúa lógicas coloniales que juzgan cualquier música desde el canon europeo”. Un modelo que, según expresa la carta, “conlleva un desequilibrio a la hora de priorizar la asignación de recursos para el fomento de diferentes tradiciones y prácticas musicales”.
CAMBIO habló con Óscar Hernández, uno de los firmantes de la carta y quien ha tenido una participación muy activa en la elaboración del documento. Hernández es musicólogo y director del Instituto Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana.
 

CAMBIO: ¿Cuáles son los principales elementos que los preocupan a ustedes acerca de esta idea? ¿Que en el territorio colombiano solo se fomenten orquestas sinfónicas, orquestas de cámara?
ÓSCAR HERNÁNDEZ: 
Gracias por plantearlo de esa manera porque es importante acotar que no estamos preocupados por el hecho de que existan orquestas sinfónicas u orquestas de cámara, como decimos en una parte de la carta. El problema no es con el repertorio sinfónico o el repertorio clásico europeo, aunque hay problemas ahí. Nos preocupa principalmente el modelo de organización y el modelo formativo que se quiere trasladar de la lógica de formación que viene del mundo sinfónico a otro tipo de agrupaciones. Y por varias razones que se enumeran allí. Porque es muy costoso, pero sobre todo porque tiene una forma piramidal.
 

CAMBIO: ¿Esto qué significa?
O. H.: 
Depende de que haya en la base muchas personas que ingresan a sus procesos de formación y que en la punta de la pirámide haya unos pocos que alcanzan unos niveles competitivos a nivel internacional, como ocurre en las orquestas de Venezuela. Para poder producir ese fenómeno dejan una cantidad de gente regada en el camino, con muchísimos problemas sociales. Esto es así porque el modelo busca detectar talentos y producir genios de una forma sistemática.
 

CAMBIO: ¿Qué otros problemas han visto ustedes?
O. H.: 
No se busca un fomento de prácticas culturales diversas. La música siempre está conectada a otras dinámicas que hacen parte de la cotidianidad de la gente y de las características del territorio. Hace parte de una cadena. Tiene que haber unos públicos, unos gustos que se han ido formando, unos insumos de esa experiencia, unos canales de circulación. Entonces, cuando uno implanta una práctica que es ajena y que es subsidiada, toca subsidiar también toda la cadena y no solamente la producción misma de la música. Eso es bien complicado hablando en términos puramente pragmáticos, sin irnos a otras complejidades culturales.
 

CAMBIO: Por decir algo, el canto de vaquería. Cuando los vaqueros cantan sucede algo relacionado con el ganado.
O.H.: 
Exactamente. De hecho, si uno trata de fomentar el canto de vaquería en un festival de cantos de vaquería donde para a los cantantes en un escenario a reproducir sus cantos, de alguna manera ya se está atentando contra la práctica misma. Eso no quiere decir que uno tenga que ser purista y pensar que todas las condiciones tienen que ser originales y prístinas. Pero sí que haya una cierta naturalidad en los procesos. En la gestión de la cultura siempre se debe fomentar de abajo hacia arriba y no implantar lógicas que vienen de afuera.
 

CAMBIO: ¿Qué ejemplo podría citar usted?
O. H.: 
Yo podría poner cientos y cientos de ejemplos de músicas tradicionales populares, pero ahora pienso en la tradición de las bandas. Precisamente en el Plan de Música para la Convivencia, que es una política que lleva muchos años funcionando, las bandas han ocupado un lugar central porque en muchos municipios de Colombia hay una tradición de bandas de pueblo y esa tradición ha permitido, a partir de ahí, generar en los municipios unos procesos de formación que se articulan. Hacer un movimiento de bandas, tener un Concurso Nacional de Bandas en Paipa que ha sido un motor de esas prácticas a nivel nacional. Es una estructura que se puede gestionar desde el nivel nacional pero aprovechando algo que ya ocurre y que tiene unas lógicas propias.
 

CAMBIO:  En la carta ustedes proponen unas asesorías. ¿Cuál papel jugarían?
O. H.: 
Lo que más buscamos es recuperar la experiencia que ha tenido el sector durante los últimos 20 o 30 años. Desde la proclamación de la Constitución Política de 1991 y de la Ley General de Cultura de 1997, uno de los sectores en donde más se ha sentido la implementación de la Constitución (nosotros que nos quejamos tanto de que la Constitución es bonita en el papel pero no se ha llevado a la práctica) es precisamente en el sector musical y en lo que ha hecho el Plan Nacional de Música para la Convivencia.
 

CAMBIO: ¿Cuáles han sido los alcances de ese plan?
O. H.: 
Obviamente ha tenido muchos problemas pero ha logrado desarrollar procesos locales y acompañarlos desde distintos niveles públicos con muy buenos resultados. Lo que nos preocupa es que en los últimos gobiernos sí se ha empezado a desfinanciar ese programa. Pero ahora, con este proyecto, se corre el riesgo de completar esa desfinanciación y desaparecerlo por completo, dándole paso a una lógica de producción de genios. Es muy preocupante. Entonces básicamente lo que queremos es traer voces de personas que han estado transitando en esto como una política de Estado. Esto se ha mantenido en gobiernos de muy diferentes visiones ideológicas y que conocen cómo ha funcionado y que pueden aportarle insumos al gobierno actual, pues para que tenga una política cultural aterrizada en esa trayectoria y que dialogue con las regiones.

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