¿Qué implicaciones tiene que haya habido un bajo recaudo de impuestos?

La Contraloría General de la República lanzó una alerta por el bajo nivel de recaudo tributario del país durante el primer semestre del año, algo que afecta las ya complicadas cuentas de la nación.

Según el ente de control, a junio de este año, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) había reportado ingresos por impuestos equivalentes a 129,01 billones de pesos, pero los contribuyentes habían solicitado devoluciones por 2,38 billones de pesos. Es decir, en total los ingresos tributarios del país alcanzaron los 126,63 billones de pesos en el primer semestre del año.

El problema, dice la entidad, es que ese monto equivale al 40 por ciento de los 315,86 billones de pesos que establecieron la Dian y el Ministerio de Hacienda como meta de recaudo para 2024. Además, es 15 billones de pesos inferior al recaudo del primer semestre de 2023.

Parte del asunto, como lo han explicado diversos expertos y el propio Gobierno, está en el efecto de la desaceleración económica, que hace que se reporten menos ingresos y menos compras en 2023, para pagar el impuesto este año. Además, como reconoce la misma Contraloría, este año la disminución de las importaciones y el incremento del valor del peso colombiano sobre el dólar estadounidense ha afectado el recaudo de los aranceles, los impuestos del comercio exterior.

Por último, están los grandes anticipos que las empresas le pagaron en 2023 a la Dian por sus impuestos de ese año, lo que contribuye a que el recaudo de 2024 se vea inferior. En este aspecto, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha insistido en que desde 2025 esos pagos se empezarían a normalizar y la Dian tendría un flujo más estable de recursos.

Sin embargo, el ente de control también advierte que el recorte en el recaudo de 2024, que se hizo en el Marco Fiscal de Mediano Plazo para ser más realistas con la cantidad de impuestos que se podrían recaudar este año, “no se ha reflejado en el reporte presupuestal”.

Pero lo que sí aumentó fue el ingreso propio de las entidades públicas, que ya supera el 60 por ciento de la meta impuesta para este año. Entre eso, la Contraloría destaca el desempeño que ha tenido la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), es decir, los pagos del sector petrolero y gasífero que tanto ha criticado el Gobierno.

¿Qué significa todo esto?

Daniel Monroy, profesor de derecho económico de la Universidad Externado, le explicó a CAMBIO que hay dos efectos: uno más rápido sobre el gasto público y otro que tardará un poco más en verse y que es sobre el crecimiento económico del país.

“La reducción del recaudo tiene como consecuencia la elemental desfinanciación del gasto público (y por eso la solicitud del Ministerio de Hacienda del recorte en el gasto de todos los ministerios y entidades). De ahí se deriva un impacto en el crecimiento económico, que hoy está jalonado precisamente por el gasto público”, dijo Monroy.

Además, hay un impacto sobre los ingresos y gastos futuros de la nación. “Para llenar el hueco, el mismo Ministerio de Hacienda está pidiendo más crédito interno, incluso del que se proyectó para 2024. O sea, parte del problema se lo van a pasar ya al siguiente gobierno”, advirtió Monroy.

Sin embargo, para el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, todavía hay una luz de esperanza: las declaraciones y pagos del impuesto de renta de personas naturales, que empiezan en agosto e incorporan varios cambios de la reforma tributaria de 2022.

“Una de las cosas que se hicieron en la reforma de 2022 fue la unificación de cédulas (cédula de trabajo, cédula de dividendos y cédula de pensiones) y así aumentar la base gravable, unificar las tarifas. Eso, entonces, va a aumentar el recaudo por impuesto de renta de personas naturales. Por ejemplo, la cédula de dividendos al unificarse con las otras cédulas pasa de una tarifa fija de 10 por ciento a una tarifa progresiva del 0 al 39 por ciento”, explicó el profesor.

Y aunque lo más probable es que, efectivamente, esto logre elevar el recaudo del país y “cuadrar la caja”, sus resultados reales se verán en octubre de este año, por lo que podría no ser la carta de salvación de las finanzas públicas, como lo planteó en su momento el ministro Bonilla.