Beatriz Ordóñez está mareada; se siente mal, ve estrellitas y pide que paren el mundo porque ella quiere bajarse. Las razones de su vértigo aparecen explicadas en las décimas de hoy.
Paren el mundo que
me quiero bajar
Me cuesta mucho trabajo
presenciar tanta indolencia:
gobernantes sin clemencia
mandan el pobre al carajo
y al pueblo hurtan a destajo.
Entre guerras infernales,
sufren más los hospitales,
los colegios, los civiles…
Son infames, crueles, viles,
tienen cachaza a raudales.
El planeta está muriendo
y el alma anda acongojada,
pues hacemos poco o nada
para seguir existiendo.
La madre tierra, sufriendo
por sus hijos inconscientes,
nos obliga a ser valientes
y enfrentar con rebeldía,
a los cobardes que un día
se volvieron inclementes.
Ignominias inventadas
atroces y criminales;
son las recetas formales
con maniobras despiadadas
de egolatrías gastadas.
Así, plantean acabar,
mediante ataque nuclear,
a su contrario atarván.
¿Pero ellos no entenderán
que nada en pie va a quedar?
¿Qué hacían los poderosos
que no actuaron al instante
y de manera tajante?
Pudiendo salir airosos,
tras sus fueros de famosos
bien callados se quedaron.
Las guerras no se pararon
con unas pocas llamadas
contundentes y caldeadas...
y a la ONU sepultaron.