Regresa don Luis de la Vaina y viene cargado de vainas. En casi todos los casos, vainas electorales, como corresponde a la época y a la épica. Hay, sin embargo, algunas referencias a las fiestas del mes en ritmo de joropo patriótico. Cerciórense ustedes mismos.
Por Don Luis de la Vaina
¿Salimos de guatemala
y entramos en guatepior?
Ya que llega un nuevo prior,
que nos llegue sin manguala.
Aunque Rodolfo no iguala
al patriarca americano
–ni por calvo ni por cano
ni por su artera asonada–,
ya le dicen de pasada
el Donald Trump colombiano.
Si Putin –¿qué les parece? –,
con mirada helada y glauca,
nos resulta con que el Cauca
al Cáucaso pertenece,
de mantenerse en sus trece
aupado por sus lagartos
y alguna invasión de infarto,
que vaya Gustavo Petro
y le grite: «¡Vade retro!,
¡qué Cauca ni qué ocho cuartos!».
Aunque aceptarlo sea duro,
la especie humana es muy ciega:
Pinochet, Hitler y Ortega,
Putin, Stalin y Maduro…
Eso es terrorismo puro
de seis sacrosantas vacas.
Donde estén, Moscú, Caracas,
sus torpes disposiciones
parecen deposiciones,
es decir, las mismas cacas.
«¡Que se expropie!», farfullaba,
Chaburrín en Venezuela;
«Que se invada, aunque les duela»,
en Moscú Putin gritaba;
«A la cárcel», ordenaba
Ortega, el tirano ciego;
todos torpes, desde luego…
¿A alguien se le ocurrió
que les expropien el yo,
que les confisquen el ego?
De fiesta –en junio– seguimos,
ya saben de qué les hablo.
El san Petro y el san Pablo
y el joropo… Y proseguimos
entre payasos y mimos
con simulada paciencia.
En julio, la Independencia.
Si le quitamos el “inde”,
habremus farra sin linde,
la fiesta de la pendencia.
Solo nos resta esperar
que no sea tan alto el costo.
Cercano el siete de agosto,
podremos inaugurar
un gobierno popular,
el que resulte elegido.
Todos hemos presentido
que el diecinueve de junio
nadie verá el infortunio
de haberlo todo perdido.
