Debate en la plenaria del Senado sobre el plebiscito. Juan Fernando Cristo era ministro del Interior y Armando Benedetti era senador.
Crédito: Colprensa.
¿Un fichaje que no rinde?: Armando Benedetti no pudo atajar las derrotas de la reforma tributaria y la reforma política
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Algunos congresistas del Pacto afirman que el exembajador de Colombia ante la FAO llegó para “mejorar el ambiente en el Congreso entre el Gobierno y los partidos distantes”. Sin embargo, los últimos días del periodo legislativo no traen vientos favorables. ¿Qué resultados tendrá que lograr Benedetti para contrarrestar los efectos negativos de su llegada?
Por: Claudia M. Quintero
El Congreso se ha convertido en el escenario clave del Gobierno para tener resultados que mostrar de cara a 2026. Para lograrlo, el presidente Gustavo Petro nombró a Juan Fernando Cristo en el Ministerio del Interior. Y en las últimas semanas trajo de refuerzo a Armando Benedetti, el polémico articulador político. Sin embargo, ese fichaje no parece estar dando los resultados esperados.
La agenda legislativa venía avanzando casi que a favor del Gobierno. Lograron sacar adelante proyectos claves, como la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP), una iniciativa en la que Cristo y los congresistas le ganaron el pulso al Ministerio de Hacienda y los sectores más críticos que han dicho que se puede poner en riesgo las finanzas de la nación. Esta puede ser una de las mayores victorias.
Además, la ley ordinaria de jurisdicción agraria pasó el debate en las comisiones primeras y ahora tendrá su debate en las plenarias del Senado y la Cámara; la reforma laboral pasó en la Cámara y espera su discusión en el Senado. Mientras tanto, salud está en trámite en la plenaria de la Cámara y, aunque desde la oposición alertan falta de voluntad, en esa corporación el Gobierno tiene votos suficientes a su favor.
Pero las últimas semanas no han sido las mejores y el ambiente se volvió más crítico: el pasado miércoles se hundió la ley de financiamiento y este jueves la reforma política quedó al borde del abismo. Dos temas claves que desde el Ejecutivo venían defendiendo, pero no les alcanzó.
Hace unas semanas Gustavo Petro trajo a Armando Benedetti, un ‘cuestionado’ refuerzo para ser un asesor presidencial con tareas de enlace entre el Gobierno y el Congreso. Como una suerte de ministro del Interior en la sombra. Y aunque han pasado más de 17 días desde su llegada, no hay certeza de su rol.
La llegada de Benedetti, el curtido político tradicional que tuvo un papel clave en la campaña presidencial que llevó a Gustavo Petro a la Casa de Nariño, generó una ola de críticas: un grupo de ministros se rebeló, funcionarios del mismo Gobierno cuestionaron la llegada, los mismos congresistas del Pacto Histórico mostraron su inconformismo y el presidente sigue sin dar argumentos claros.
Dos de los mensajes que más calaron fueron los de la senadora María José Pizarro y el senador Iván Cepeda, quienes respaldaron a los ministros que salieron a protestar: “Existe una serie de hechos que cuestionan severamente la compatibilidad de esa decisión con nuestro proyecto político”.
Es claro que en las entrañas del Pacto no quieren a Benedetti, porque representa la política tradicional de la que ellos se han querido apartar –sin mucho éxito– y, además, muestra la incoherencia que implica defender un proyecto progresista con prácticas que siempre han criticado.
El ‘enlace’ y los pocos resultados
El representante Heráclito Landinez, del Pacto, le dijo a este medio que la decisión del presidente de traer a las canchas nacionales al exembajador ante la FAO hace parte de su discrecionalidad para escoger a sus colaboradores.
Sin embargo, aseguró que esperan que su llegada pueda “mejorar el ambiente en el Congreso entre el Gobierno y los partidos distantes, también con los compañeros de Benedetti que estuvieron en el Congreso cuando él era congresista”.
En otras palabras, que se mueva entre los opositores y los independientes para suavizar el ambiente y acercar al Pacto con los viejos conocidos que ahora están distantes.
De hecho, dos representantes opositores le dijeron a este medio que Benedetti se movió entre los congresistas de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes para buscar que se negara una recusación que presentó el representante Christian Garcés, del Centro Democrático, en contra del congresista Alirio Uribe, del Pacto Histórico. Ese recurso pretendía retirar a Uribe del caso que se adelanta en esa corporación en contra del presidente Petro.
Por otro lado, CAMBIO contó que el exembajador se estrenó como enlace de Presidencia con el Congreso en una reunión con el senador Pedro Flórez, del Pacto Histórico, quien llegó al Congreso por su cercanía con el clan Torres.
Lo cierto es que Benedetti es asesor en el Gobierno y, de una u otra manera, tiene una función en la sombra de Cristo o haciendo el trabajo sucio. Y, más allá de esas movidas, no le ha servido al Gobierno para sacar temas que resultan fundamentales, como la ley de financiamiento y la reforma política.
Una de las cosas que sí dejó clara el representante Heráclito Landínez es que Cristo es el responsable de la agenda legislativa “y lo está haciendo bien: está sacando adelante los proyectos y hay buen ambiente de interlocución con los partidos de Gobierno y los otros. Incluso, hay un ambiente de respeto en el trato con la oposición. Yo creo que ha sido muy importante en este periodo. Por lo tanto, toda la responsabilidad política con respecto a esa agenda está en cabeza del ministro y es con quien se está trabajando”.
Los efectos sobre 2026: ¿Será componedor político o minará electores?
Una de las cosas que se menciona en los pasillos del poder es que Benedetti también llegó para poner sobre la mesa sus habilidades de operador político para 2026.
Yann Basset, doctor y profesor de Estudios Políticos de la Universidad del Rosario, le dijo a CAMBIO que lo más probable es que Benedetti asesore en la campaña para que el progresismo se mantenga en el poder. Pero a pesar de la experiencia y el recorrido, también dijo que es cierto que “la izquierda llegará con un balance difícil de defender” por los escándalos de corrupción y por figuras como la del propio exembajador.
“Al posible papel que cumpla, hay que agregar que hay una dificultad, y es que en 2022 Benedetti llegó como un organizador entre la izquierda y el centro y eso no estará tan claro en 2026. Benedetti no es de izquierda y la izquierda busca llegar en 2026 con un proyecto más de esa ideología. Así, la asesoría de Benedetti estaría en desfase con esa realidad”, añadió el académico.
Esos escándalos que rodean al exembajador, en cambio, sí podrían tener efectos negativos en las elecciones. De acuerdo con Ángel Tuirán, investigador sobre clientelismo y profesor de la Universidad del Norte, “esa asociación directa que se pueda hacer entre los escándalos de corrupción y los procesos judiciales que rodean a Benedetti, podrían impactar en que la oposición va a señalar al Gobierno de aliarse y tener en su círculo cercano a una persona que no ha aclarado sus temas judiciales. Por ahí podría darse una pérdida de apoyo”.
En otras palabras, sí se podría llevar a una pérdida de votos en sectores que acompañan a la izquierda y los ideales que en ella se defienden. Y una de las cosas que le dijo César Caballero a este medio es que las encuestas muestran que los escándalos sí afectan al proyecto político del presidente.
Así, los expertos consideran que son pocos los resultados que Benedetti puede dar en el Congreso. Algo que ha quedado claro esta semana. Mientras tanto, son más los efectos negativos de esa asesoría de cara a las elecciones de 2026, en las que el Pacto busca llegar unido y recoger votos del centro y de izquierda.