'No podemos permitirnos tenerle miedo al diálogo': senadora Pizarro
17 Julio 2024 08:07 am

'No podemos permitirnos tenerle miedo al diálogo': senadora Pizarro

María José Pizarro, senadora del Pacto Histórico.

La senadora María José Pizarro anuncia cómo será la tercera legislatura para el Pacto Histórico en la que espera sacar adelante la reforma a la educación con el impulso de nuevo ministro.

Por: Armando Neira

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La senadora María José Pizarro se ha convertido en una de las figuras más reconocidas del Pacto Histórico: Hija del comandante y firmante de la paz del Movimiento M-19, Carlos Pizarro Leongómez, fue la elegida para ponerle la banda presidencial en toma de posesión al presidente Gustavo Petro, el 7 de agosto de 2022. Ha ocupado la vicepresidencia del Senado y ha sido delegada del Gobierno Nacional en los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, ELN; y su nombre está en la baraja de quienes podrían aspirar a llevar las banderas del Pacto Histórico en las elecciones presidenciales de 2026. CAMBIO la entrevistó.

CAMBIO: ¿Cómo vislumbra usted la legislatura que arranca este 20 de julio?

M. J. P.: Empezamos con una novedad y es el arribo de Juan Fernando Cristo al Ministerio del Interior. Se trata de una persona que tiene una relación distinta con el Congreso. Aunque también es disidente del Partido Liberal, viene de un sector político distinto. Por supuesto, no es exactamente del mismo del exministro Luis Fernando Velasco, son diferentes y hay que ver cómo se configuran las relaciones con las demás bancadas.

CAMBIO: Después de esta etapa de ajustes, ¿cuáles son los retos que Cristo debería tener en cuenta?

M. J. P.: Lo primero es fortalecer más las relaciones con el Senado. El ministro anterior se concentró más en las relaciones con la Cámara. Creo que hay que enfocarse un poco más en tender puentes con el Senado. Aunque en general, los resultados fueron distintos hay que aprender de la experiencia. Las iniciativas que empezaron con el Senado terminaron viendo la luz, por ejemplo, la reforma pensional, la ley de jurisdicción agraria, mientras que las que empezaron por la Cámara se hundieron.

CAMBIO: ¿Por qué?

M. J. P.: Por tiempos. Llegaron demasiado justas al Senado de la República, lo que evidentemente no permitió que se pudiese avanzar con rapidez y que los tiempos fueran mínimos. Entonces, creo que tiene que haber un principio de aprendizaje en el sentido de que una iniciativa debe durar un semestre en la Cámara y otro semestre en el Senado de la República. Esto permite un poco más de holgura para poder dar las discusiones, las audiencias e inclusive conseguir los acuerdos necesarios para poder darle trámite a las reformas. Acuerdos que, además, en principio se tienen que respetar en ambas cámaras. Creo que eso da tranquilidad de cara a las conciliaciones.

CAMBIO: ¿En qué deberían enfocarse?

M. J. P.: Tendremos que ver cuál es la agenda que finalmente presenta el gobierno nacional. Si deciden presentar la reforma a la salud, evidentemente la reforma a la Ley de Servicios Públicos y lo que suceda con la Ley Estatutaria de Educación. Creo que allí tendríamos, por lo menos en temas de reformas sociales, tres prioridades. Hay unas que vienen caminando en materia de justicia, como la ley que reglamenta la Ley Estatutaria de Educación. Hay una ley que viene caminando, que se intentó presentar, pero no pudo tener ninguna discusión a pesar de que venía con mensaje de urgencia, que fue la ley carcelaria, que creo es fundamental por la crisis humanitaria que se está viviendo en las cárceles de nuestro país. También está el código minero, que venía caminando en la Comisión Quinta.

CAMBIO: En el ámbito mecánico, ¿cómo espera usted que sea el Congreso?

M. J. P.: Hay que hacer una reflexión necesaria y es la composición de las mesas directivas tanto en la Cámara como en el Senado. Hoy hay una situación muy similar a la que se vivió en el período pasado con la presidencia del Senado en relación con el Partido Verde. Una situación que se vive en la Cámara de Representantes en la que se presentan varias candidaturas del mismo partido. Se vuelve una pugna interna que en últimas termina dirimiendo la plenaria del Senado porque son las bancadas las que deciden finalmente a quién apoyan, si se van con uno u otro candidato.

CAMBIO: ¿Ya les pasó en la legislatura pasada?

M. J. P.: Sí. Eso se dio con Angélica Lozano e Iván Name. Pero fíjate que sucede lo mismo en la Cámara de Representantes en este momento. Habrá que ver si se respetan los acuerdos al principio de cada Congreso. Las bancadas se reúnen, hacen unos acuerdos que en principio se tienen que respetar.

CAMBIO: ¿Y en las comisiones?

M. J. P.: Tendremos que ver qué sucede con las comisiones quintas tanto de Senado como de Cámara, porque es allí donde estarían los mayores ruidos. Y en la Comisión Primera del Senado, que le corresponde al Partido Verde y por lo tanto al senador Ariel Ávila. En el período pasado no se respetó la presidencia del Pacto Histórico y creo que aquí sí hay que hacer un llamado muy importante y es a respetar los acuerdos que se firman.

CAMBIO: Esta legislatura tiene un factor que crea ruido a su alrededor y es la del “poder constituyente” o la Constituyente. ¿Cree usted que este elemento puede afectar el trabajo legislativo o no?

M. J. P.:  Yo creo que no tendría porqué afectar. Evidentemente, el Congreso de la República es un espacio de representación del constituyente primario en el sentido de que los congresistas son electos para representar a la ciudadanía en función de sus distintas visiones. Pero evidentemente estamos hablando de unas conversaciones, de unos diálogos que tendrán lugar con las fuerzas políticas, pero también con las fuerzas sociales del país, que podrían terminar derivando en una Constituyente o no, en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

CAMBIO: Pero si eso llegara a ocurrir, ¿cómo quedaría el Congreso?

M. J. P.: Ahí tendría un papel preponderante el Congreso de la República por los mecanismos que ya establece la Constitución para ello. Pero puede que no termine allí o puede que no suceda en este Congreso. Lo que no podemos permitirnos es tenerle miedo al diálogo. Al contrario, lo que nos ha faltado es diálogo para poder encontrar la solución a los problemas que aquejan a la sociedad colombiana, no ahora, sino desde hace décadas. Problemas que nos han llevado a uno de los conflictos armados más largos y degradados del continente, el único prácticamente que continúa vivo con las características de un conflicto armado de la década de los 60, 70 y los 80.

CAMBIO: Pero, ¿por qué habría necesidad de llegar a una instancia así?

M. J. P.: Hay problemas que como sociedad debemos resolver en términos sociales, pero también en términos políticos. Hay una serie de acuerdos que deben refrendarse. Por ejemplo, una reforma política es una necesidad porque los acuerdos que hay son los de 1990 y evidentemente la realidad política ha cambiado en nuestro país y en el mundo. Ahí está la necesaria reforma de la justicia, de la que tanto se ha hablado y no se han podido hacer avances sustanciales, y por supuesto todos los derechos sociales consagrados en la Constitución de 1991 que no se cumplen o no se han cumplido a la fecha. Así que ese diálogo es necesario y no podemos tenerle miedo al diálogo. No podemos tener aversión al diálogo, todo lo contrario, vamos a ser una mejor sociedad cuando todas las fuerzas políticas y sociales encontremos una salida acordada a los problemas que nos aquejan.

CAMBIO: ¿Eso significa una Asamblea Nacional Constituyente?

M. J. P.: Eso podría ser una convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente o no. Por ejemplo, podría ser un referéndum en relación con ciertos temas. Esa definición será el resultado de ese diálogo social, pero lo que tenemos que hacer es llegar a ese gran acuerdo nacional, y ese gran acuerdo nacional requiere una persona o un grupo de personas que lo lideren y que tengan la capacidad de diálogo con distintos sectores, que no generen las prevenciones que en últimas nos han llevado a no poder sacar adelante este gran espacio de concertación nacional.

CAMBIO: A propósito de diálogo, a usted se le vio muy satisfecha cuando se pasó en una primera etapa la reforma de la educación, luego pasó lo que pasó con la movilización de los educadores y se revirtió la ley. ¿Qué lecciones aprendió usted de esta situación y cómo lo ve hoy?

M. J. P.: Creo que son varias lecciones. Lo primero es que es necesario generar espacios de diálogo social. Fíjate que en algún momento se decía de la ponencia de la oposición “no me muevo una coma” y luego, por otro lado, tampoco había la voluntad finalmente de conciliar, así se llega a una situación en la que lograr un acuerdo se vuelve tremendamente difícil. Evidentemente se había logrado, pero esto responde más a una estrategia legislativa en el sentido de que había que sacar una ley estatutaria de Educación. Un proyecto de ley estatutaria de Educación que llegó hundido prácticamente a la Comisión Primera del Senado de la República apenas con un mes para poder dar los dos debates que se requieren en el Senado, más la conciliación. Eso hizo prácticamente inviable cualquier espacio de concertación o cualquier margen un poco más amplio para poder llegar a algún consenso. Entonces, evidentemente había que sacarla de la Comisión Primera. Logramos llegar a un primer acuerdo que despertó el movimiento por la educación en nuestro país. Nosotros afortunadamente habíamos sido absolutamente claros y presentamos las proposiciones que quedan como constancia en la Comisión Primera y por lo tanto eran el margen o el espacio o las claridades que necesitábamos abordar con las demás bancadas de cara a la discusión en la plenaria del Senado de la República.

CAMBIO: El país vio un consenso en el Senado que fue calificado de histórico, ¿qué pasó entonces?

M. J. P.: Evidentemente así sucedió. Llegamos a un primer espacio de reunión en el que toca admitir que todas las bancadas tenían un ánimo conciliatorio y un ánimo por alcanzar acuerdos, pero al otro día fuimos informados por parte del senador David Luna, que representaba ese grupo de ponentes que han firmado la ponencia alternativa, y nos dicen que se levanta del espacio de concertaciones. Estábamos a un día de la discusión y finalmente no se cita ni siquiera el debate y la iniciativa se hunde. ¿Qué quiere decir esto? En primer lugar, que por tiempo se requiere lo que yo decía al principio. No puede haber ocho meses de discusión en Cámara y un mes de discusión en Senado, eso hace inviable cualquier acuerdo.

CAMBIO: ¿Hay que equilibrar los tiempos entre cada ala del parlamento?

M. J. P.: Sí. Para que, además, el Senado no termine siendo un notario de la Cámara de Representantes, sino que tiene que dar sus propias discusiones. Entonces, hay unos tiempos que deben respetarse. En segundo lugar, los espacios de concertación y los acuerdos a los que se llegan deben respetarse también. Si pudiésemos incluir la discusión desde mucho antes, en comisiones extras, etc., podríamos llegar a unos acuerdos de bancada para trasladarlas a la Cámara y el Senado. Pero esto lo tenemos que ir viendo sobre la marcha.

CAMBIO: Pero en la de Educación, le reitero, hubo un acuerdo…

M. J. P.: Es necesario un acuerdo en lo esencial. A la Ley Estatutaria de Educación le pusieron tantas cosas que terminó deformándola.

CAMBIO: Esta ley se va a discutir con un nuevo ministro, Daniel Rojas. ¿Cómo lo ve? ¿Qué escenario vislumbra para él en el Congreso?

M. J. P.: A Daniel Rojas no lo hemos visto tanto en el Congreso de la República porque no es uno de los funcionarios del gobierno que más presencia tiene de manera cotidiana allí. Pero, por supuesto, ahí estamos todos nosotros para ayudarlo a alcanzar los consensos. Él es una persona que ayudó a construir el plan de gobierno, coordinó la construcción y la redacción del plan de gobierno, coordinó los grupos de expertos que en distintas materias daban estas discusiones, lo mismo que la Comisión de Empalme y todo el empalme del gobierno nacional con el gobierno anterior. Es una persona que conoce el proyecto político, que es leal y que sabe a la perfección cómo es el plan de gobierno porque él mismo lo coordinó, coordinó su construcción y su redacción.

CAMBIO: ¿Usted está tranquila con su nombramiento?

M. J. P.: Sí. Es una persona que para nosotros tiene una gran legitimidad y lo que tendremos es acompañarlo para lograr un buen trámite y sacar adelante todas estas alertas y lograr, ojalá al final del próximo año, esta ley porque es un reclamo y una lucha de un amplio sector de la sociedad, del movimiento de profesores y del movimiento estudiantil, ha sido una exigencia de décadas.

CAMBIO: Esta esta tercera legislatura se presenta con una situación un tanto atípica porque el presidente Petro adelantó de cierta manera la campaña política. ¿Cómo vislumbra la elección de un sucesor del presidente Petro dentro del Pacto Histórico en paralelo con la tercera legislatura?

M. J. P.: Yo pregunto. ¿Por qué usted dice que adelantó la campaña?

CAMBIO: Porque el presidente Petro dijo hace un par de meses que había que empezar a pensar en el 2026 y también aseguró que las promesas que han hecho del cumplimiento de las políticas públicas van a ser efectivas no solo en cuatro años, sino que necesitan un período más.

M. J. P.: Creo que eso lo dijimos desde el inicio del gobierno. Ahora, evidentemente hay toda una serie de cambios por los que votó la sociedad que no se han podido materializar y, por lo tanto, como proyecto político, siempre hemos sido claros en que necesitamos por lo menos dos períodos. Y creo que esa es la claridad que en términos políticos se hace desde el progresismo. No solo aquí, por ejemplo, en México, plantearon un programa que es la Cuarta Transformación, y ellos dicen que se materializa en 18 años. Van dos, iniciarán su segundo período con Claudia Sheinbaum a la cabeza, y esto implica que ellos están cumpliendo con los plazos y las claridades que también le dieron a la población. Evidentemente, como los cambios no han sido posibles y son difíciles en los cuatro años de un período presidencial, en México, por ejemplo, son seis. En otros países se permite la reelección, y eso hace que las discusiones tengan que ser profundas al interior de la propia fuerza política porque hay que organizarse en función de esos objetivos. Pero, además, para poder cumplir con un plan de gobierno por el que votó la gente, hay que determinar qué es posible hacer en cuatro años y qué no es posible hacer y, por lo tanto, para materializar eso, se requerirían cuatro años más.

CAMBIO: ¿Está hoy en condiciones el Pacto Histórico de ganar las elecciones en 2026?

M. J. P.: Esa es la reflexión que tenemos que hacer todos al interior del movimiento progresista, pero también el país, porque el país votó mayoritariamente por el presidente Gustavo Petro, anhelando toda una serie de cambios con los que hay un compromiso. Entonces, nosotros como fuerzas políticas tenemos unos retos. El primer reto es materializar la unidad de las fuerzas políticas progresistas. Creo que ese es el reto mayor que tenemos. Eso implica que, atendiendo a la realidad jurídica y política, en el principio de coherencia que debemos tener como fuerzas políticas, ya no podemos seguir con 13 partidos políticos, sino que tenemos que avanzar en unidad, y ahí está la fortaleza. Eso es parte de los aprendizajes y de las lecciones que tuvimos, inclusive en las pasadas elecciones. Logramos sacar una bancada, la más grande, aunque seamos en este momento minoría en el Congreso de la República, porque evidentemente cuando las otras bancadas se unen, nosotros quedamos en una situación de desventaja. Eso nos obliga a la unidad de las fuerzas políticas progresistas en términos de un ejercicio político coherente con lo que somos y con lo que proponemos y queremos. Creo que esa es la principal responsabilidad antes de empezar a pensar en candidaturas. Dos objetivos claros: la buena ejecución del gobierno, es decir, intentar cumplir lo que más se pueda con los compromisos asumidos, y materializar la unidad de las fuerzas políticas progresistas.

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