¿Qué viene para el sistema tras el hundimiento inminente de la reforma a la salud?
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La firma de ocho senadores a la ponencia negativa de la reforma a la salud, para el debate en Comisión Séptima es casi una estocada definitiva para la iniciativa del Gobierno de Gustavo Petro. CAMBIO habló con dos expertos sobre qué pasará con el sistema y qué alternativas le quedan al Ejecutivo.
Por: Redacción Cambio
Este 12 de marzo, ocho senadores de la Comisión Séptima firmaron la ponencia negativa de la reforma a la salud. Todo indica que el proyecto del Gobierno de Petro está ad portas de hundirse, pues las cargas no le alcanzarían para sobrevivir al tercer debate. Lo anterior, sin embargo, no quiere decir que el Ejecutivo dejará de lado su intención de modificar drásticamente el sistema de salud.
Para Ramón Abel Castaño, médico y experto en salud pública, es muy poco probable que la ponencia pase a plenaria del Senado. Los congresistas que firmaron la ponencia negativa tienen muchos ojos encima como para cambiar de opinión. Para él, el proyecto planteado por el Gobierno tiene muchos riesgos y no resuelve el gran problema de fondo del sistema: el financiamiento. Castaño también piensa que la legitimidad, afectada desde antes y en caída libre durante el Gobierno actual, es un asunto que se debe tener en cuenta.
Castaño ve poco factible que el Ministerio de Salud se anime a presentar una nueva reforma, pues tiene herramientas a la mano para implementar cambios por otras vías. En sus palabras, el Gobierno todavía tiene caminos para "darle un tiro de gracia al sistema".
"No es sino que ejerzan las facultades de inspección, vigilancia y control sobre las EPS intervenidas o de patrimonio negativo y que nos pasen a todos a la Nueva EPS. Quedaríamos todos en manos de un solo asegurador. No obstante, hay algunas EPS que todavía aguantan y no creo que la tengan tan fácil. Eso sí, el Gobierno quiere tener el control directo de los 90 billones de la reforma", opina Castaño.
Andrés Vecino, investigador de la Universidad Johns Hopkins, coincide con Castaño: la reforma presentada por el Gobierno no resuelve los problemas de fondo del sistema. Para él, no se trata solo del financiamiento; también resalta la falta de cobertura y calidad en las zonas rurales.
Para él, las entidades del Gobierno están "haciendo la reforma a las malas". Vecino considera que "desde ya se anticipa que buscarán capitalizar la Nueva EPS y al no subir la Unidad de Pago por Capitación (UPC), por defecto pueden terminar hundiendo a las otras". Con esto, los problemas de las EPS, sobre todo las más afectadas financieramente, serían imposibles de sortear.
El punto de la UPC ha sido uno de los asuntos más álgidos de la discusión con las EPS. Las empresas llevan varios años exigiendo un pago más alto por cada paciente del sistema –que se conoce como UPC–, mientras el Ministerio de Salud dice que la plata es suficiente. La imposibilidad de ponerse de acuerdo pone en aprietos a los usuarios, el centro real de la discusión.
¿Se necesita una reforma?
Ambos expertos coinciden en que es urgente una reforma a la salud concertada que mejore los problemas del sistema de salud. "Se necesitan reformas porque tiene problemas de financiamiento, pero no es porque el sistema sea malo, sino porque las reformas siempre son necesarias", anota Andrés Vecino.
El también médico de la Universidad Javeriana piensa que es urgente discutir la creación de un paquete de beneficios explícito. Esto quiere decir que se requiere definir qué sí y qué no debe cubrir el sistema de salud.
"Todos los problemas del sistema de salud han sido alrededor de tecnologías. Eso genera un riesgo importante, porque actualmente el sistema paga todo, menos lo que está exceptuado. Así se han metido tecnologías muy costosas que valen la pena, pero hay otras que no lo valen. Todos los sistemas de salud del mundo tienen unas cosas que sí permiten entrar y otras que no, con diferentes agencias, criterios, implícitamente, explícitamente y nuestro sistema es tan generoso que no discrimina entre buenas y malas tecnologías", explica Vecino.
Castaño, por su parte, considera que la sociedad civil, los médicos, las empresas, los gremios y los pacientes podrían llegar a un texto concertado que mejore realmente el funcionamiento del sistema de salud.